ESTE ES EL SITIO DONDE, SI EL DUENDE AYUDA, SE ME CONSERVARÁN LAS COSAS QUE YO VOY VIENDO Y QUE ME GUSTAN. CREO QUE ASÍ SE AHORRA SITIO EN CASA Y SABES SIEMPRE DÓNDE HAY QUE IR A BUSCAR.
jueves, 7 de diciembre de 2017
viernes, 1 de diciembre de 2017
miércoles, 29 de noviembre de 2017
BASTÓN A LA TÁRTARA
El ‘steak tartar’ rara vez se pide con la pronunciación correcta. Se dice
“stik”, que significa “vara” o “palo”
El
‘steak tartar’, un plato habitual en nuestros restaurantes.
El sector de
los productos comestibles admite en español muchos extranjerismos desde hace
siglos. Ya los conquistadores que escribían desde América en los siglos XV y
XVI plasmaban en sus cartas palabras como “mamey”, “guayaba”, “guanábana”,
“aguacate”, “papaya”…, que ahora son de dominio general en el ámbito hispano.
Denominaron esos frutos tal como les llegaban al oído, porque no conocían
alternativa para sus nombres. Y del mismo modo hemos adoptado más tarde
vocablos como “espaguetis”, “macarrones”, “sushi”, “roquefort”, “gruyère”…
Unas veces los
hemos españolizado (“croqueta” procede del francés croquette,“yogur” tiene su origen remoto en el
turco yogurt…), y en otras ocasiones los aceptamos según
vienen, como sucede con chop suey o vitello tonnato (sin que se nos haya ocurrido
traducirlos en estos casos como “trozos mezclados” o “ternera atunada”). Su
presencia antigua o reciente entre nosotros influye en su redonda
castellanización (generalmente con adaptaciones fonéticas) o su escritura en
cursiva para señalar el término ajeno (y nuevo). Así que en las cartas de los
restaurantes los nombres autóctonos conviven con extranjerismos como el
entrecot, el chucrut, la pizza o
la mozzarella.
Comemos con
frecuencia muchos platos que tienen denominación de origen:ensaladilla rusa,
arroz a la cubana, patatas a la riojana, sopa castellana, morcilla de Burgos,
pisto manchego, napolitanas, salsa boloñesa, tortilla francesa, tortilla
española, bollo suizo, milanesa de ternera…
Tal es el caso
también del término inglés steak tartar, tan
habitual en nuestros restaurantes. Steak significa
en inglés “tajada” o “filete” (palabra que a su vez procede del francés filet). Y tartar viene
de tartare (tártaro, en francés). Así que el steak tartar es en teoría un filete tártaro que
escribimos en inglés, a diferencia de lo que sucede con los filetes rusos, que
escribimos en español.
El Diccionario de las Academias hispanas (ya es el
diccionario de todas ellas) incluyó el término “tartar” en 2014, escrito en
redonda, para definirlo así: “Plato hecho con carne o pescado picados, crudos y
adobados”. Por tanto, el steak tartar es
una suerte de primo de la carne picada y del citado filete ruso, a su vez
parientes de la hamburguesa. En Estados Unidos se usa la locución Salisbury steak, en recuerdo del doctor James
Salisbury, gran predicador de que se comiera carne. Pero en Bélgica le llaman a
esta preparación “filete americano”, paradójicamente.
Según la
enciclopedia Larousse gastronomique, el steak tartar se prepara con carne picada de buey
(de caballo según los puristas), que se sirve cruda con yema de huevo y
diversos condimentos.
Clientes y
camareros mencionan a menudo el steak tartar, y rara
vez con la pronunciación debida: “steik”. Dicen “stik”, pero stick no significa “filete” como se pretende al
solicitarlo, sino “palo” o “vara”. No pasará nada en España, pues ya todo el
mundo se ha adaptado a esa pronunciación macarrónica (adjetivo que en este caso
no guarda relación con la gastronomía). Ahora bien, si alguien llega a Londres
y pronuncia stick, quien le atienda pensará que
está cojo y necesita un bastón. Y a ver cómo logra el camarero un bastón
fabricado en Tartaria, Tartaristán o Tatarstán, que de esas
tres formas se viene denominando aquella zona de Rusia. Pero si el camarero se
lo consigue, dele una buena propina y no porfíe.
PALABRAS
RAFAEL MOYANO
-El diccionario Oxford ha elegido como palabra del año 2017fake news. En España hemos adoptado estos dos vocablos y los utilizamos más que noticias falsas, su traducción. En 2016 los lexicógrafos británicos se decantaron por post-truth, y esta vez hubo más suerte porque el término que caló en nuestro idioma fue su traducción, posverdad. Este juego de los ránking de palabras no hace más que constatar los cambios sociales y políticos basándose en el incremento del uso ciudadano de determinados términos. En español también tenemos nuestra palabra del año, aunque la de éste aún no ha sido elegida. Se encarga de ello la Fundación del Español Urgente, la Fundeu, que el año pasado eligió populismo, refugiado en 2015, selfie el anterior y escrache en 2013. Tan invadidos estamos por la lengua anglosajona que el término por el que todos nos referimos a las malditas autofotos fue elegido un año después de que Oxford lo elevara a vocablo estrella en inglés. El desarrollo digital ha venido aparejado de una inflación de términos ingleses en nuestra lengua. Tantos asimilamos que en muchas ocasiones los usamos mal. En su momento nos quedamos con la palabra hacker y la RAE no tardó en incorporarla a su diccionario, como voz inglesa, con la definición de "pirata informático". Según la Real Academia, "una persona que accede ilegalmente a sistemas informáticos ajenos". Para mí, y para el resto de hispanohablantes que encumbramos esta palabra, el hacker es un tipo listo que utiliza sus conocimientos para invadir territorios cibernéticos de otros, un allanamiento de morada virtual. Un delincuente punto cero. Es entonces cuando te asustas al leer que el Ejército va a luchar contra la amenaza de los hackers, los ciberataques, la ciberpropaganda y las injerencias de otros países, haciéndose con una ciberreserva de 2.000 hackers. Ateniéndonos al diccionario, quieren contar con los mejores «chorizos informáticos» para luchar contra los "chorizos informáticos" que ponen en riesgo nuestra seguridad. Pero es que no es así, porque los auténticos hackers se reivindican como expertos cualificados que no tienen nada que ver con la delincuencia, y andan pidiendo a la RAE que cambie la definición errónea del término. Que una cosa son los hackers y otra los crackers (criminal hackers). Cuando un vocablo se abre hueco y se aúpa a la lista de los más usados es difícil cambiarle el sentido. Que se quede ahí y que busquen otro. Las palabras están vivas cuando se usan porque, como dijo el poeta, "¿a dónde van las palabras que no se quedaron?". Al fin y al cabo, el significado original de hacker en inglés es el de un hombre habilidoso con el hacha. Ya me dirán. |
"LA HUMANADA"
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martes, 21 de noviembre de 2017
DESPUÉS DE LA GUERRA FRÍA
«Nos queda menos de un año para la quiebra total»
«Trump es el gestor de una élite que quiere balcanizar el mundo, son ellos y no Putin los que desean que gane el independentismo»
En plena paranoia de... ¡Qué vienen los (hackers) rusos! este exespía lituano, famoso por sus diatribas contra el club Bilderberg, anuncia que el verdadero peligro procede de Donald Trump, aupado a la presidencia por una élite maligna que pretende desmantelar el sistema y provocar una balcanización del mundo... Lo cuenta en el libro 'La trastienda de Trump'. «Esto está a punto de estallar», asegura.
- También me dijo en 2015 que Trump no sería presidente.
- Yo sabía que él llegaría a la Casa Blanca desde 2012, cuando preparamos un informe para el gobierno ruso. Pero me habían prohibido hablar de eso a nivel oficial y tuve que disimular.
- ¿Y cómo sé que ahora no está disimulando?
- Porque lo que digo se sostiene en datos objetivos, en nombres concretos que detallo en las casi 400 páginas de mi libro. El modelo económico está muerto. Tenemos una burbuja de derivados de dos mil billones de dólares y una deuda global de 215 billones. No hay dinero. Trump es el mánager de un McDonalds pero ha sido elegido por una súper élite mundial para cambiar todo esto.
- ¿Quiénes forman esa élite?
- Los Rothschild, la familia real británica, la vieja aristocracia europea, los Sajonia, los austrohúngaros, los otomanos, la nobleza negra veneciana, los güelfos...
- Pare, pare...
- Si quiebra el sistema ellos pierden toda su riqueza de miles de años atrás. Necesitan una alternativa. Y son infinitamente más poderosos que los que respaldaban a Hillary Clinton: Wall Street, la burocracia de Washington, Hollywood, Silicon Valley, la CIA, los Rockefeller, Soros, etc.
- ¿No será su teoría una intoxicación del gobierno ruso?
- No. Mire lo que está haciendo Trump: está destruyendo Hollywood, la CIA, los medios de comunicación, porque lo de 'fake news' es Trump cien por cien.
- ¿Y cuál es su plan?
- Destruir el modelo petrodólar y cambiarlo por criptomoneda, es decir, moneda digital. Sus enemigos son el FMI, el Banco Mundial, la Reserva Federal, el Banco Central Europeo, los países europeos... Nos queda menos de un año para la quiebra total. A Trump y a Londres les interesa mucho una Europa balcanizada.
- Eso es justo lo que dicen de Putin.
- No. A Putin le interesa una Europa unida. Quiere hacer negocios con la UE, no con Cataluña ni con Lombardía. Pero el proyecto de Trump pasa por desmontar los países, balcanizar el mundo entero y crear zonas económicas. En España nadie va a cobrar las pensiones. La Europa unida va a quebrarse en cinco años.
- Tal vez nos salve Macron.
- Macron es una copia exacta de Napoleón III y trabaja para los Rothschild y ellos para el imperio Británico. Él va a romper la unión entre Alemania y Francia. Es el gran traidor.
- ¿Tiene usted alma de hacker?
- Cospedal hablaba el otro día del papel de RT refiriéndose a la injerencia de los rusos en las elecciones catalanas. Yo tuve un programa allí. Me echaron. Porque hace cinco años RT pasó del control del gobierno al control de esa mafia oligarca ex soviética. Decir que RT es Putin es como decir que CNN es Trump. El gobierno ruso no ha tenido nada que ver con los 'hackeos'. Hoy día cualquiera puede hacer que parezca que la huella viene de un servidor ruso.
- Y esto lo dice alguien que trabaja para el gobierno de Putin.
- Lo dicen Snowden y Assange en todos sus informes. A Trump le interesa mucho más que ganen los independentistas catalanes que a Putin.
- Por cierto, ¿qué hace usted en Canadá?
- Trabajo desde aquí como analista de contraespionaje. Yo no soy ningún 'conspiranoico'. Soy coronel de contrainteligencia militar rusa y tengo quince medallas.
viernes, 17 de noviembre de 2017
NADAR Y GUARDAR LA ROPA
“La única cosa peor que un mentiroso, es un mentiroso que también es hipócrita”
-Tennessee Williams-
Sinceridad e hipocresía
Un amigo me reprochaba el otro día
mi «exceso de sinceridad». Y me aconsejaba jovialmente que aprendiese a «nadar
y guardar la ropa, que es lo que ahora se estila y conviene». Mi amigo, en fin,
me recomendaba que fuese hipócrita, que emboscara o disimulara mis opiniones.
Pero creo que mi amigo estaba errado
en su juicio. Sobre todo, porque atribuía a la palabra ‘sinceridad’ un sentido
que hoy no tiene. Yo siempre he mirado con reticencias a quienes se proclaman
«sinceros»; pues la sinceridad (con su hermanita gemela, la
‘autenticidad’) es con frecuencia la coartada emotiva, el traje de los
domingos que adoptan los instintos más egoístas para hacerse respetables.
Es una idea comúnmente aceptada (proveniente del psicoanálisis, pero extendida
por doquier) que la represión de las tendencias instintivas produce neurosis y
que sólo la sinceridad (entendida como liberación de los instintos) devuelve al
hombre la salud. Y, si reparamos en el ámbito artístico, descubriremos que al
artista se le demanda hoy, por encima de todo, espontaneidad. A este afloramiento
de los sentimientos y apetitos naturales es a lo que nuestra época denomina
‘sinceridad’.martes, 14 de noviembre de 2017
SALVESÉ CADA UNO COMO PUEDA
Eso dicen las autoridades en el "paraiso" EE UU, un arma es un arma y no podemos dejar de ganar dinero por unos muertos de nada, dicen los que en realidad mandan, los vendedores de armas.
Paren esas balas
En Estados Unidos parece que se ha asumido que la gente de bien es la que debe vivir en alerta máxima.
Memorial
en honor a las 26 víctimas del tiroteo en la Iglesia Baptista de SutherlandSprings, Texas.SCOTT OLSON GETTY
IMAGES/AFP
Hace algunos años, recién llegada a la Universidad de Iowa, me apunté a un
cursillo de formación para poder sobrevivir y enfrentarme a sucesos violentos
que en inglés denominan Violent Incident Survival Training. Es un tipo de curso que ofrece la
policía local en muchas instituciones públicas y privadas estadounidenses.
Tengo algunas nociones de kempo, y de capoeira, artes marciales que estudié en
diferentes épocas de mi vida, por lo que la oferta de aquel curso me resultó
curiosa. Nos mostraron un vídeo acompañado de imágenes de terroríficos tiroteos
en el que nos explicaban que desde la década de los noventa había comenzado un
fenómeno de asesinos en serie armados hasta los dientes. La policía no podía
estar en todas partes para defendernos, y por lo visto las flexibles leyes del
Estado permitían que casi cualquier persona sin antecedentes pudiera comprarse
un arma. ¡Y qué armas! Sobre una mesa tenían reproducciones de las más
populares que se vendían en la ciudad, incluidas las semiautomáticas, que no
pesan nada y son las favoritas de los psicópatas. No daba crédito a la escena.
El policía asumía estoico que sus conciudadanos, sin haberse graduado en
ninguna academia, pudieran comprar cualquier arma. Nos explicaban cómo tratar
de transformar el aula en un espacio seguro hasta que llegaran los refuerzos
policiales a sacarnos del infierno. Trancar la puerta con un cinturón y hacer
una barricada con los muebles. En las lecciones de artes marciales había que
darle un golpe rotundo en la nuez a un violador y salir corriendo. Aquí lo
importante es tener reflejos y lanzarle libros, y objetos contundentes a un
loco disparándonos. Por lo visto tenemos más posibilidades de salvarnos si
todos lo atacamos a la vez y el asesino no se lo espera, especialmente si
estamos acorralados en un aula y ha logrado entrar. Recomiendan estar sentados
o ubicados frente a la puerta. Vivir siempre alerta y ser conscientes de que
existen este tipo de sujetos en el paisaje estadounidense. La pobre gente de la
Iglesia baptista de Sutherland Spring no tuvo tiempo de reaccionar y lanzarle
al asesino sus biblias, sus bolsos, sus móviles, sus zapatos. Les faltó un
cursillo en el que les explicaran cómo sorprender a los perturbados con rifles
semiautomáticos, porque al parecer la gente de bien es la que debe vivir en
alerta máxima. Y todo para darle gusto a unos políticos que son incapaces de
ponerse de acuerdo y crear nuevas leyes que se ajusten y controlen la realidad
de unas armas que no se parecen en nada a las del viejo Oeste americano.
lunes, 13 de noviembre de 2017
VERDADES SOBRE EL SEXO
Ya lo dicen los
sabios: hay que disfrutar del camino. Los estereotipos solo confunden
Si pensamos en encuentros de película,
casi nadie dará la talla y aumentarán las frustaciones
Woody Allen plasmó a la perfección las diferentes ópticas sobre la
frecuencia de las relaciones sexuales en una escena de Annie Hall. El terapeuta
de Allen le pregunta con qué frecuencia tiene relaciones: “Casi nunca, tal vez
tres veces a la semana”, y Diane Keaton contesta a su propio terapeuta:
“Constantemente, yo diría que tres veces a la semana”.
Él la empuja con decisión instintiva al interior del apartamento. Ella se
abalanza sobre él. Mientras lo devora a besos, se desprende salvajemente de su
vestido. La pasión interior escala al mismo ritmo dentro de los dos y al mismo
que la música de fondo (siempre hay música en estos casos). Se desploman
exhaustos después de alcanzar el cielo en el mismo instante. Después de todos
estos fuegos orgánico-artificiales, el rímel de ella sigue intacto en sus
pestañas. Este es un caso inspirado en las miles de películas que han
programado las expectativas sexuales de la humanidad.
En estas escenas, que ya habitan en nuestro inconsciente colectivo,
dentro del frenesí animal, no se comete ninguna torpeza. Los protagonistas
parecen estar muy seguros de sí mismos y sin ningún tipo de vergüenza sobre su
cuerpo. Y, por descontado, siempre alcanzan el clímax ¡y al mismo tiempo! Vamos
a ver, el sexo de película solo está en las películas.
LECCIONES QUE DA EL FÚTBOL
Vivimos rodeados por
este deporte. ¿Por qué no utilizarlo a nuestro favor?
No nos limitemos a ver cómo juegan los
millonarios y usémoslo como metáfora de la vida
Asegura Alejandro Jodorowsky que el fútbol tal y como lo conocemos hoy “fue
creado por una sociedad esotérica inglesa, aplicando en su esquema principios
de la alta magia. Se juega sobre un rectángulo verde, siendo el verde el color
que simboliza la eternidad. Los jugadores de un partido de fútbol son 22,
tantos como los 22 arcanos mayores del tarot o los 22 polígonos regulares. En
el centro de la cancha hay un círculo con un punto en el medio: símbolo del
oro, en la alquimia, o del sol o del Dios esotérico…”.
Podemos ser más o menos escépticos ante la concepción mágica del fútbol que
plantea el maestro chileno, pero tenemos que aceptar que es difícil
considerarlo un juego más. Este deporte es capaz de lo mejor y de lo peor.
Tanto puede conseguir treguas en medio de una guerra mundial como generar
comportamientos criminales. Pero lo que sin duda provoca es un interés social y
mediático muy por encima de cualquier otra actividad humana. Seamos o no
aficionados, del fútbol se pueden extraer lecciones para aplicarlas a nuestra
vida, del mismo modo que en el mundo de los negocios hace tiempo que se aplican
sus técnicas de liderazgo y gestión de talento.
domingo, 12 de noviembre de 2017
ANTE EL FANATISMO,SIEMPRE NOS QUEDARÁN "LAS NEURONAS ESPEJO"
"Esto no quiere decir, como por desgracia es evidente, que los humanos no seamos capaces de los más grandes horrores. Y para ello, curiosamente, tenemos siempre que deshumanizar al otro. Convertirle en un objeto, quizá para que las neuronas espejo no se activen. Con todo, no hay que perder la esperanza en nuestra capacidad de compasión. En nuestra necesidad de ser buenos, por decirlo de la manera más simple".
"Hace pocos meses se publicó en España, en la editorial Kailas, un libro estremecedor cuyo hermoso título he cogido prestado para este artículo: Buena gente en tiempos del mal. La autora, Svetlana Broz, es una médica serbia, nieta del mariscal Tito"
"Es un libro que se lee a lágrima viva. Pero no lloras al leer las horribles torturas o el relato de unos sufrimientos innecesarios e indecibles, sino al encontrarte, una y otra vez, con esa buena gente que, en el peor de los momentos, en la hora más negra de la noche del alma, eligieron ayudar al prójimo, aunque en ese momento ese prójimo fuera oficialmente el enemigo y aunque esa ayuda pudiera suponer su propia muerte, su propio dolor y su tormento. Incluso en el corazón de los infiernos llevamos con nosotros la posibilidad del paraíso."
ARTICULO EN EL PAÍS
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HAY AMORES QUE MATAN
AMAR EL DAÑO
"Hay amores que matan, en efecto, pero justamente porque no son amores, sino dislocaciones del alma, desquiciamientos."
"En la vida real me parece que es mejor salir corriendo cada vez que te atraiga alguien dañino."
Rosa Montero 30 JUL 2006
Una de las mayores fuentes de atracción sexual y amorosa entre los humanos es el desequilibrio mental. No es una broma, sino una inquietante realidad a tener muy en cuenta. Lo explica muy bien Cyril Connolly, el célebre crítico literario inglés, en su Obra Selecta publicada por Lumen: "El amor a primera vista -y la primera vista es la consumación suprema para los románticos- es una intuición, engendrada por el hábito, de la persona que puede hacernos daño". Cyril Connolly era un neurótico importante, y de ahí que conociera tan bien esa terrible tendencia amorosa que consiste en emparejarse con la persona más inconveniente. Muchos hombres y muchas mujeres se sienten instantánea y extrañamente atraídos por individuos psíquicamente inestables y además dañinos. No se trata, naturalmente, de una elección consciente, sino de un error tan repetitivo que termina siendo una costumbre.
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"Hay amores que matan, en efecto, pero justamente porque no son amores, sino dislocaciones del alma, desquiciamientos."
"En la vida real me parece que es mejor salir corriendo cada vez que te atraiga alguien dañino."
Rosa Montero 30 JUL 2006
Una de las mayores fuentes de atracción sexual y amorosa entre los humanos es el desequilibrio mental. No es una broma, sino una inquietante realidad a tener muy en cuenta. Lo explica muy bien Cyril Connolly, el célebre crítico literario inglés, en su Obra Selecta publicada por Lumen: "El amor a primera vista -y la primera vista es la consumación suprema para los románticos- es una intuición, engendrada por el hábito, de la persona que puede hacernos daño". Cyril Connolly era un neurótico importante, y de ahí que conociera tan bien esa terrible tendencia amorosa que consiste en emparejarse con la persona más inconveniente. Muchos hombres y muchas mujeres se sienten instantánea y extrañamente atraídos por individuos psíquicamente inestables y además dañinos. No se trata, naturalmente, de una elección consciente, sino de un error tan repetitivo que termina siendo una costumbre.
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EL EGO, ASESINO DE LA RAZÓN
"(...)La palabra economía proviene del griego -"los asuntos de casa"?-. El PIB de
nuestra isla de primates no ha hecho sino crecer, pero al final ellos se
extinguieron porque el PIB se medía en número de dátiles e ignoraba la salud de
la palmera."
Érase una vez una pequeña isla en medio del océano habitada por alimañas y aves curiosas. Al cabo de millones de años, unos primates se adueñaron del lugar. Seres muy inteligentes que descubrieron la ciencia, con aplicación práctica en una herramienta a la que bautizaron como tecnología.
La isla tenía una sola palmera con los frutos necesarios que los primates necesitaban. Pero consideraron que el número de dátiles era insuficiente y pensaron cómo podría solucionar la tecnología aquel asunto. Un primate llegó a proponer arrancar la palmera del suelo para controlar, a través del agua que sus raíces absorbían, el número de dátiles semanales. La economía de los primates crecería al ritmo adecuado.
Algunos primates no lo vieron claro. ¡Arrancar la palmera de la tierra! ¿Y si moría? ¡Era la única fuente de comida! Pero los más inteligentes los tranquilizaron. Si la palmera enfermaba, la tecnología podía proporcionar la solución. La palmera murió a las pocas semanas. No había solución tecnológica para nada que no surgiese de las propias leyes de la naturaleza. Los primates habían olvidado esa premisa tan esencial. Murieron todos y se extinguieron.
En su fulgurante carrera por adueñarse del mundo, el hombre está olvidando sus orígenes. La tecnología no es más que una reproducción, a pequeña escala, de las leyes naturales. Nuestros hitos han sido tan formidables que nos creemos capaces de todo. No importa si hay menos agua, si el planeta se calienta, si la deforestación será irreversible. Porque la tecnología, cuando llegue el momento, encontrará una solución.
Como cantó Luis Eduardo Aute, la ciencia es una estrategia, es una forma de atar la verdad. Pero no es la verdad en sí misma. Los científicos reconocen que cualquier teoría es válida solamente en el contexto de lo conocido. Y que toda teoría científica será reemplazada por otra que, a su vez, también caducará. La ciencia jamás alcanzará la verdad.
Hoy veneramos los productos de la razón. Y la razón, el cerebro, como observó Schopenhauer, es una forma de expresión de la voluntad del mundo, quizá la más avanzada, pero expresión al fin y al cabo. La razón no es más que un síntoma de la vida. Pero el ego es el cáncer de la razón. Tiene su foco en la exaltación de la misma a través de la tecnología. Nuestro pecado es olvidar que todo empieza y acaba en las leyes de la naturaleza. Por ejemplo, la economía se concentra hoy en la productividad, la inflación? La palabra economía proviene del griego ?"los asuntos de casa"?. El PIB de nuestra isla de primates no ha hecho sino crecer, pero al final ellos se extinguieron porque el PIB se medía en número de dátiles e ignoraba la salud de la palmera.
En algún punto de nuestra historia hemos perdido la perspectiva global. Los árboles talados no nos dejan ver el bosque, como dice el adagio. El ego es una enfermedad lenta. Como el cáncer, que te ha destruido cuando es demasiado tarde. Quizá fue en el utilitarismo cuando se perdió la conciencia. La economía persigue, entre otras cosas, la utilidad. Y útil no es lo que sirve durante cierto tiempo, sino lo que sirve y perdura. ¿Qué estamos haciendo, pues, con nuestra fuente de riqueza?
Últimamente se habla mucho de sostenibilidad. El término es ya de por sí un error. La naturaleza y sus reglas son sostenibles en sí mismas. Lo que las hace insostenibles es la falta de visión sistémica de los primates que vivimos en esta isla que, en realidad, no nos necesita. No, no nos necesita para nada.
Pero estamos a tiempo. Sólo una cosa puede impedir que rectifiquemos: la fe ciega en nuestra tecnología. O lo que es lo mismo: el ego de la razón.
Fernando Trías de Bes es profesor de Esade, conferenciante y escritor.DRIVE
LA ATRACCIÓN DE LO PROHIBIDO
"Está riquísimo.
Lástima que no sea pecado". ¿Por qué no existe mayor atracción que lo
prohibido?
¿Cómo eliminar entre
nuestros hijos la atracción por lo prohibido sin inducirles a peligros? La
solución es hablar de cualquier asunto con naturalidad. Tengo un amigo a quien
su hijo le dijo con 15 años que no pasaba nada por tomar drogas. Mi amigo, en
lugar de discutir, le condujo a un centro de rehabilitación de drogadictos. Su
hijo habló con algunos internos a solas y el padre no tuvo que argumentar nada.
Su hijo abandonó las drogas que estaba empezando a consumir. Hoy es ingeniero
de puertos y caminos.
Una niña entre los trece
y los dieciséis. Uno de los criterios del casting: edad difícil de determinar.
El televidente debe sentirse atraído por su físico, pero a la vez culpable por
anhelar –utilizando el neologismo de Nabokov en Lolita– una
"nínfula", una menor de edad en pleno cambio hormonal. La niña va a
hacer algo probablemente relacionado con el sexo. Y nos convierte en voyeurs de
primera. Nuestro gozo en un pozo. Es una simple tableta de chocolate. Muerde
una tableta. Eslogan: placer adulto.
VISTO EN EL PAÍS
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viernes, 10 de noviembre de 2017
LA ESPAÑA QUE DESEO
“Yo quiero una España que reconozca los errores históricos y que se empeñe
en acomodarse a los nuevos tiempos, a las necesidades políticas, económicas y
afectivas de sus ciudadanos de las periferias”.
19 octubre 2017
Puedes comprar #LaMarea53 en kioscos y
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No soy nacionalista. Ni vasca ni española.
Igual no lo soy precisamente porque soy vasca, porque llegué a la conciencia
política en un contexto en el que la nación, tanto vasca como española,
significaba para mí una especie de pozo negro donde fermentaban el odio, la
polarización y la violencia. Me crié en un ambiente en el que España era los
GAL, la guardia civil de los controles de tráfico, los “maderos” que nos
sacaban a tortas de los bares. España era la monja bigotuda de mi colegio que
se negaba a llamarme Edurne porque era un nombre vasco. España era el imperio
que celebraba el quinto centenario del “descubrimiento” de América sin
reconocer el genocidio indígena. España era lo peor. No nos
acordábamos ni de Lorca ni de Miguel Hernández, ni de Durruti ni de Federica
Montseny. En nuestro imaginario —o en el mío, solo debería hablar
por mí— los españoles admirables lo eran a pesar de sus orígenes. O lo eran
porque se rebelaron contra la España carpetovetónica, la que va de los Reyes
Católicos hasta el Caudillo y sus herederos. Euskal Herria, la otra nación,
tampoco me resultaba mucho más atractiva: era la Arcadia por la que algunos
estaban dispuestos a matar. Con eso bastaba.
Ahora soy consciente de las
limitaciones de mi visión polarizada, tanto de la nación española
como de la vasca. Aun así, sigo creyendo que esa España carpetovetónica existe.
Es la España inmovilista, la monológica, la que mira entre el desprecio y el
odio cualquier demostración de diferencia, la que está dispuesta a sacar los
tanques en defensa de una constitución fallida y defectuosa. Es la España que
se aferra a una legalidad que parece escrita no por seres humanos, con las
limitaciones propias y de su contexto histórico, sino por un dios omnisciente
que ha marcado su ley en unas tablas sagradas invariables, eternas,
irrevocables. Es la España que cuando se habla de la dispersión de presos dice
“que se jodan”, la que piensa que si a un detenido le torturan, “algo habrá
hecho”.
Es la que no reconoce el feminicidio ni ampara
como debiera a las mujeres y niños víctimas del abuso, la que cuestiona la
ley de matrimonio homosexual. Es la que condena con la cárcel a gente que
cuelga un chiste en Twitter pero se calla, cómplice, cuando un torero enarbola
la bandera con el aguilucho franquista o cuando un cura dice desde el púlpito
que con Franco se vivía mejor. Es la que defiende que desenterrar a los muertos
de las cunetas y devolverlos a sus familiares en duelo eterno significa reabrir
la herida de la Guerra Civil. Es la que cierra sus puertas a los refugiados, la
que dice que se queden en sus casas si no se quieren morir ahogados en el mar.
Esa España existe, no es minoritaria, vota en las elecciones, elige a sus
representantes. A esa España yo no la quiero.
Pero sé que hay otra España, una con la que se podría construir la que yo
deseo. No soy politóloga ni abogada ni juez. No sé qué mecanismos se pueden
crear para mejorar la Constitución ni cómo habría que cambiar las leyes para
poder desarmar a esa otra España ruin. Para sentirme ciudadana en este país,
para aceptar a España como una nación con la que me siento identificada, que
reconoce mis derechos y mi diferencia, tendrían que cambiar mucho las cosas.
Yo quiero una España en
la que hablar en lengua propia, ya sea el catalán, el gallego, el euskera, el
bable o cualquiera de los idiomas o dialectos que pueblan nuestro Estado, no
sea objeto de linchamiento colectivo, como vimos a cuenta de las comunicaciones
de los Mossos durante el atentado de Barcelona. Una España que reconozca los
errores históricos y que se empeñe en acomodarse a los nuevos tiempos, a las
necesidades políticas, económicas y afectivas de sus ciudadanos de las
periferias. Una España que penalice el feminicidio pero no la libertad de
expresión, solidaria con los más desfavorecidos de dentro y de fuera. Me
llamarán ingenua, adanista, pero me da igual. A mí me han preguntado qué
España quiero, no qué España creo que sea posible. El deseo a veces
es incompatible con la realidad, pero sin deseo tampoco hay futuro.
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MEMORIA HISTÓRICA
PEP GUARDIOLA
·
«El periodista deportivo de la televisión dice, en prime time, que
Josep Guardiola debería limitarse a hablar de fútbol, “que es de lo que sabe”»
·
«A muchos no le gusta que Guardiola opine sobre lo que sucede en Cataluña
por una razón muy sencilla: no les gusta, o no les viene bien su opinión»
·
«Guardiola, como Piqué, son una bendición para los que somos aficionados al
fútbol. Y a la política. Y a la libertad de opinión. Y al cruce de ideas»
Pep Guardiola, entrenador del Manchester City, da indicaciones a sus
jugadores durante el encuentro contra el Arsenal, el pasado domingo 5 de
noviembre. / Nigel Roddis (Efe/EPA)
El periodista deportivo de la televisión dice, desde
el corazón del duopolio audiovisual y en prime time, que Josep
Guardiola debería limitarse a hablar de fútbol, “que es de lo que sabe”. El
periodista deportivo de la radio, en este caso desde una gran cadena y también
en horario de máxima audiencia, asegura estar cansado de escuchar cómo el
entrenador del Manchester United mezcla la política y el deporte. “Sus
opiniones sobre el proceso independentista en Cataluña se las debería guardar
para él”, asegura.
La gente debería hablar de lo que sabe, claro que sí.
El fontanero, de tuberías. La taxista, del tráfico. El ejecutivo de banca, del
Dow Jones. La florista, de las petunias. Y el entrenador de fútbol, del 4-4-2.
La gente debería hablar solo y exclusivamente de aquello que domina… excepto si
es periodista. En este caso tiene barra libre, y puede hablar de cuanto le
venga en gana. Incluso sin tener ni idea de lo que habla. Si no me cree,
escuche a los tertulianos.
A muchos periodistas no le gusta que Guardiola dé su
opinión sobre lo que está sucediendo en Cataluña por una razón muy
sencilla: no les gusta, o no les viene bien, la opinión de
Guardiola. Está a favor de la independencia. Si estuviera en contra, si
fuese de su misma opinión, si estuviese en la misma línea ideológica que el
medio en que trabajan, estarían encantados con que el ex entrenador del
Barcelona hablase por los codos y mezclase deporte y política. Sería uno de los
suyos.
Pero no es así. Lamentablemente, Guardiola
tiene una opinión propia sobre las cosas de la vida. Ya sabe, esas cosas
que, como la política, afectan al resto de las cosas: todo es política. Y en
las ruedas de prensa los periodistas extranjeros, serán provocadores, le
preguntan sobre aquello que está sucediendo en su tierra. Y Guardiola, en un
alarde de irresponsabilidad, da su opinión. Una opinión que no coincide,
maldita sea, con la de aquellos periodistas que le quieren callado. O como
mucho, diciendo aquello de “fútbol es fútbol, partido a cara de perro, hemos
ganado porque hemos metido un gol más…”.
Guardiola, como Piqué, son una bendición para
los que somos aficionados al fútbol. Y a la política. Y a la
libertad de opinión. Y al cruce de ideas. Y al debate inteligente. Todos
aquellos que despreciamos el pensamiento único. Pero es entrenador de fútbol y
no periodista-tertuliano, razón por la cual debería de permanecer callado.
Evidentemente.
miércoles, 1 de noviembre de 2017
TIEMPO DE BANDERAS
El Gobierno debe volver a la propuesta concertada en el Estatuto anulado y
el Govern a la legalidad constitucional vigente. Cuando haya acuerdo, ambos
entenderán que hubieran ganado más con una negociación hace diez años que con
el enfrentamiento
El tiempo se acelera desordenadamente, estamos perdiendo el compás, el ritmo y la política de las emociones y de la improvisación se está apropiando del juego. Nos sentimos más vulnerables y claro, cuando nos ofrecen una bandera la tomamos con más facilidad y nos hacemos nacionalistas, españolistas, catalanistas, madridistas o barcelonistas… Banderas e insignias que representan una de nuestras dos mitades o identidades, la que nos mantiene unidos a la tierra, a la familia, a unos amigos, a la lengua y a una nación, frente a la otra mitad que reclama el “yo soy” y garantiza nuestra personalidad, nuestras diferencias, la mejor autodefensa frente al gen fanático que llevamos dentro.
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