lunes, 22 de abril de 2019

FERNANDO SABATER

Si hay algo que define la expresión discursiva de la derecha, ese "algo" es su vacío; la ausencia total de pensamiento. Hablar mucho para decir nada. Con esto no quiero decir que Fernando Savater sea de derechas, aunque a veces lo parezca, pues, en los últimos tiempos, su expresión discursiva se ha arrimado demasiado al vacío y a sus obscenos intereses. Sin ir más lejos, cada vez que tiene ocasión, señala que el principal problema de nuestro país es el nacionalismo y así nos lo quiere hacer creer el hombre, todo él cargado de razón, a una tajada de cochinillo del triple bypass cuando se pone a hacer propaganda electoral. Hubo un tiempo en el que Savater fue el filósofo oficial del polanquismo y, con ello, su filosofía imperó en lo que respecta a la cultura dominante de la época. He de reconocer que yo leía a Savater desde que Savater simpatizaba con el anarquismo en sus piezas para 'Ruedo Ibérico'. Luego, con el tiempo, caí en la cuenta de que Savater era uno más de aquellos que escribían mucho para decir nada, un tipo que siempre estuvo más cerca de los postulados de la economía clásica que de la verdadera disidencia que postula el anarquismo. Suele pasar. En un país con ausencia de cultura de raíz política nos la pegan a la primera de cambio. La verdad es que Savater manifestó plenamente su posición de reaccionario cuando el tema de la negociación de paz con ETA. Si bien su postura siempre fue de valor frente a la organización criminal, cuando tocó sentarse a mediar, Savater se comportó como si, con la llegada de la paz, perdiera la guerra. No sé si me explico, pero desde entonces, lo único que ha hecho Savater ha sido volver y revolver a los tiempos de plomo y metralla, cuando alzaba su voz valiente contra el tiro en la nuca. A veces da que pensar y me tomo la licencia de hacerlo, y pienso que a Savater le gustaría regresar a aquellos tiempos para ocupar su posición de nuevo, la de filósofo oficial del Régimen del 78, cuando nos decían que el paro no importaba y que el primer problema de nuestro país era el terror de ETA. Más que una cuestión de tendencia política o de filosofía llevada a la acción, el problema de Savater es un problema de vanidad, pues ya sabemos que la vanidad es el orgullo de los simples. Con tales simplezas, no es de extrañar que Savater apoye a Ciudadanos. A ver si.

domingo, 21 de abril de 2019

LA MINIFALDA

Hoy he podido leer unas revistas del año 1967 ¡ Qué recuerdos! y he visto un artículo con dibujos sobre las recomendaciones que se daban a las mujeres sobre cómo vestir y cómo "saber estar". El nombre de la revista era TERESA y versaba sobre todo de moda de mujer, aunque era un tipo de Interviú de la época. Hay un partido en este momento que nos quiere llevar hasta esos "argumentos"

jueves, 11 de abril de 2019

ABRAN LAS JAULAS



Cuando, hace 43 años, mi artículo “Liberación animal” apareció en las páginas de The New York Review of Books , mucha gente me dijo que era imposible abandonar la explotación de los animales mientras viviéramos en un sistema capitalista . 1 Wayne Pacelle, presidente y director ejecutivo de la organización protectora de animales más grande de Estados Unidos, la Humane Society of the United States (hsus), opina lo contrario. En The humane economy. How innovators and enlightened consumers are transforming the lives of animals escribe que “el capitalismo en su mejor versión” es una fuerza contra el sufrimiento animal, que “aplica la creatividad humana para dar respuesta a las demandas de un mercado moralmente
informado”.
¿Tiene razón? En la línea de quienes piensan que el capitalismo es el problema, hay que aceptar que en Estados Unidos la presión de la competencia desenfrenada llevó a muchos granjeros tradicionales a la quiebra. Aquellos que consideraban a sus animales individuos y no querían tenerlos en espacios cerrados, confinados en jaulas o contenedores, se dieron cuenta de que ya no podían sobrevivir como granjeros. Por cada pequeño productor de huevos que existe hoy, hace cuarenta años había veinte. En el mismo periodo, el número de productores de cerdo y productos lácteos ha disminuido en un 91% y un 88%, respectivamente. Mientras tanto, las granjas industriales –o, como las denomina la industria ahora, “operaciones concentradas de alimentación de animales”– han crecido tanto que el número de animales producidos se ha disparado de mil quinientos millones en 1960 a nueve mil millones en la actualidad.
Sin embargo, la culpa no es del capitalismo. Estos cambios se han producido porque los consumidores compran productos de granjas industriales, o bien a pesar de conocer lo que implica para los animales que comen, o bien porque ni siquiera se lo preguntan. El especismo, que deja a tantos de nosotros en la indiferencia respecto a los intereses de los animales, es anterior al capitalismo y ha perdurado también en los sistemas económicos alternativos, ya sea el comunismo de Estado de la nantigua Unión Soviética o el socialismo más idealista de los kibutz israelíes.

A diferencia de lo que sucede en la Unión Europea, en Estados Unidos los esfuerzos por lograr una ley nacional que proteja a los animales de granjas industriales han fracasado. En cambio, los defensores de los animales han apostado por educar a los consumidores y usar el mercado moralmente...
Todo el artículo en el blog el cielo en la tierra
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domingo, 7 de abril de 2019

LOS NOMBRES ILUSTRES

(...) ¿Por qué “los hombres poderosos disfrutan a menudo, en casos de abuso sexual, violencia de género, feminicidio…, de una simpatía desproporcionada”, mientras que sus víctimas apenas suscitan compasión?, se preguntaba la filósofa estadounidense Kate Manne a propósito del juez Brett Kavanaugh, nombrado para el Tribunal Supremo a pesar de haber sido acusado de violación; e inventaba para ello un neologismo: himpathy, combinación de sympathy y de him (él). La respuesta, sin duda, está nuevamente en la cultura. Pues la dominación de unos grupos sobre otros no se mantiene solo mediante mecanismos coercitivos, sino a través de películas, revistas, anuncios… que embellecen ese estado de cosas, al presentarnos a los dominantes como seres atractivos (genios, héroes, protagonistas), merecedores del poder que tienen, y a las y los dominados como personas insignificantes o simplemente invisibles.
Películas, revistas, anuncios… y nombres de aeropuerto. El ciudadano Ricardo Reyes, más conocido como Pablo Neruda, cometió un delito que condenan todas las legislaciones del mundo. Él sin embargo no fue condenado, ni siquiera enjuiciado. ¿Por qué? Obviamente, porque era varón, blanco, occidental, de clase media, y su víctima una mujer pobre, tamil y paria. Porque él ha conquistado nuestra simpatía mediante sus poemas, su autobiografía, su protagonismo social, preparado y hecho posible por el que tienen a priori los grupos privilegiados. Ella es más difícil que suscite nuestra solidaridad, porque no conocemos su versión, no la escuchamos, no la miramos a los ojos. Por eso, increíblemente, al debatir este caso, uno y otro bando hablan solo de Neruda: ¿mala persona, buen poeta?..., sin que nadie se haga preguntas sobre ella: ¿perdió, con la violación, su virginidad, y con ella las posibilidades de casarse? ¿Quedó embarazada? ¿Dedicó el resto de su vida a cuidar y alimentar a un hijo que no había querido tener? ¿Intentó abortar? ¿Murió desangrada?... ¿Nos importa?… A la impunidad judicial que disfrutó el que quizá le destrozó la vida, algunos nos piden ahora que añadamos la impunidad social; es más: que aplaudamos y ensalcemos a un violador confeso, dando su nombre a un aeropuerto. ¿No es una manera de decirnos que hay personas dignas de consideración y otras que no cuentan, unas importantes y otras desechables?... Estoy segura de que no querrán transmitir ese mensaje quienes sea que tienen que decidir el nombre del aeropuerto de Santiago.
Laura Freixas es escritora.