sábado, 31 de marzo de 2018

CON CURAS COMO ESTE LAS IGLESIAS ESTARÍAN LLENAS

Carta abierta de un cura a la ministra Cospedal sobre banderas a media asta

No te puedes imaginar la indignación que me produce cuando veo a los legionarios con la imagen del Cristo yacente

¿Por qué tanta manipulación de la fe en el Dios de Jesús? ¿Por qué tanta hipocresía, tanta maldad y crueldad disfrazada? Has decretado de nuevo que el Viernes Santo las banderas ondeen a media asta en los cuarteles por la muerte de Cristo ¿A quién pretendes engañar, comprar o vender? ¿O pretendes autoengañarte?
Entiendo perfectamente que esta decisión le siente mal a algunas personas amparándose en que el Estado es aconfesional, y llevan razón, pero yo quiero hacer un planteamiento desde la propia vida de Jesús de Nazaret que, como bien sabrás, se recoge en los Evangelios. Y no lo digo con ironía, sino como algo obvio que con el paso de los siglos ha quedado sepultado por los poderosos de este mundo, esos poderosos que condenaron a Jesús a muerte, como a tantos otros que han luchado por un mundo más humano. No te olvides que los ejecutores fueron los militares romanos.
No te puedes imaginar la indignación que me produce cuando veo a los legionarios con la imagen del Cristo yacente. Me parece blasfemo verlo con los fusiles, con ese exhibicionismo corporal. Desde la fe es una aberración. Me decía un amigo con tono de sarcasmo: "Sólo falta que le pongan a la imagen de Jesús unas pistolas". Le dije a continuación: "No des ideas".
Tú, María Dolores, defiendes unas políticas que chocan frontalmente con los Evangelios, con lo que Jesús vivió, porque sería bueno que todos tuviéramos claro el motivo de la muerte de Jesús y respondiéramos a la pregunta de por qué Jesús murió, por qué fue crucificado.
Él no buscó la muerte, la aceptó por el pueblo porque no quiso huir ni esconderse. Fue capturado, detenido, encerrado en una cárcel, torturado y condenado a muerte por los poderes políticos, económicos, militares y religiosos. Sí, fue un delincuente, un antisistema que se enfrentó a los enriquecidos porque quiso ser Buena Noticia (Evangelio) para los empobrecidos, para dar la libertad a los cautivos y desobedeció las leyes políticas y religiosas para poner en el centro de la historia al ser humano y su dignidad denunciando a los que ostentaban el poder. Por eso la afirmación: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros, el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor". 
Los poderes económico, político, religioso y militar no aceptaron que una persona abriera el pensamiento y la conciencia de su pueblo para liberarse de los yugos y las cadenas. Sobre todo, cuando Jesús quería que el pueblo fuera protagonista de su propia liberación. Quiso que la sumisión, la resignación y la legitimación se transformaran en libertad, solidaridad, paz, reconciliación, igualdad, fraternidad y amor. Y todo esto desde una actitud de desobediencia social y religiosa.
El sistema reaccionó, y como a tantos otros de la historia –humanistas, agnósticos, ateos, aquellos que han luchado por ese mundo que soñamos– lo asesinó en un juicio sumarísimo. Fueron los defensores del orden social quienes lo mataron.
Mira, María Dolores, Jesús sigue siendo crucificado en los refugiados, esos que vienen huyendo de las guerras y el hambre. Les ponéis alambradas e impedís los rescates humanitarios ¡Ni siquiera habéis acogido a los 17.000 que os comprometisteis! Jesús sigue siendo crucificado en los inmigrantes, esos que encerráis en los CIEs, y presumís con orgullo de las expulsiones. Jesús sigue muriendo en la violencia contra las mujeres y, en cambio, despotricasteis contra las movilizaciones del 8 de marzo. Por cierto, me encantó la postura del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, apoyando esta movilización y diciendo que María iría a las manifestaciones.
Jesús sigue siendo crucificado en los parados, en los trabajadores precarios, en las personas explotadas y oprimidas, en los mayores que no tienen una pensión digna, en los que no tienen ayuda en dependencia que les permita una vida en calidad, en las familias desahuciadas, en los que mueren por causa de cualquier tipo de violencia, en los que son despedidos de sus puestos de trabajo por pedir sus derechos….
Sé que es muy fácil comprar la voluntad y el silencio de obispos y sacerdotes: por eso el silencio ante estos contrasentidos, ya que sólo hace falta dinero y el cobijo del poder. El Cardenal Rouco Valera os lo puso fácil.
Pero tienes que saber que gestos como el de ondear la bandera a media asta en los cuarteles militares (te vuelvo a recordar la incompatibilidad entre la fe y lo militar, y, de paso, se lo recuerdo a los curas castrenses que bendicen armas y tropas para matar) sólo sirve para aumentar la hipocresía y el cinismo. Esa hipocresía y cinismo que se extiende a los que defendéis la política al servicio de los poderosos y que ellos os pagan a cambio con puestos en grandes multinacionales o negocios. No te quiero decir nada de lo incompatible que es con la corrupción.
Te pido un favor: no vuelvas tú o quien te sustituya a mandar una circular pidiendo un luto que es despreciativo para Jesús, porque el luto se encuentra en los que se ahogan en el Mediterráneo o están sepultados bajos los escombros por las bombas o muertos por armas que tu Gobierno vende, entre otros. No lo vuelvas a hacer por honestidad. ¿Os queda algo de honestidad? Confío en que algún día se recupere la honestidad y el servicio a la ciudadanía desde la perspectiva de los Derechos Humanos.

martes, 27 de marzo de 2018

NADA ESTÁ ESCRITO, DEBEMOS ESCRIBIRLO CADA DÍA Y, NUNCA ES TARDE PARA ESCRIBIR



"Aprendí que el amor puede venir por sorpresa o morir en una noche, que los grandes amigos pueden convertirse en perfectos extraños, y que, por el contrario, un extraño puede convertirse en un amigo de por vida. Que los "nunca jamas" nunca llegan y que los "para siempre" tienen un final. Que quien quiere puede y llega a eso que quiere. Que solo aquel que se arriesga nunca pierde nada, y quien no arriesga  nunca gana nada. Que si queremos ver a alguien, es necesario  ir a buscarlo porque después puede ser  demasiado tarde. Tener dolor  es inevitable pero ese sufrimiento es opcional, y lo más importante, aprendí que negar  las cosas más obvias y evidentes  no sirve absolutamente de  nada ".



domingo, 18 de marzo de 2018

HÉROES DE LA FE

El triunfo del cristianismo provocó, dice Bart D. Ehrman, la destrucción de obras de arte en una escala nunca vista hasta entonces en la historia.       COM 10

ANTONIO MUÑOZ MOLINA

'Moisés ordena la destrucción del becerro de oro', de Andrea Celesti. 

Parece que el éxito de la religión cristiana en sus primeros siglos tuvo algo que ver con la habilidad para obrar milagros que poseían muchos de sus predicadores y sus mártires. El apóstol san Pedro, aparte de resucitar a muertos, de devolver la vista a ciegos y el movimiento a tullidos con solo el roce de su sombra, resucitó también en una ocasión a un atún ahumado. Un perro, bendecido por él, rompió a hablar como un ser humano. A un judío lo dejó ciego en castigo por negarse a ver la verdad de la nueva fe. El apóstol san Juan, al acostarse en una posada en una cama llena de pulgas, les ordenó a éstas que lo dejaran dormir durante toda la noche, y descansar así de la fatiga de su ministerio, y a la mañana siguiente las hizo formar en fila y no moverse hasta que él no hubiera salido de la habitación. Cada milagro traía consigo un aluvión de conversiones fervorosas.


CUANDO UNA AMIGA SE VA, ALGO SE MUERE EN EL ALMA


Ausencia

El dolor principal no es la soledad, sino la ausencia



La vida sin amor es patética; con amor, se vuelve trágica. Los amoríos acaban de cualquier modo y son divertidos, penosos sólo en ocasiones para el amor propio. Pero el amor, que lo es todo, lo único que puede hacer por quien ama es seguir amando, hasta que la muerte nos separe. Después no hay reunión posible (Simone de Beauvoir, al final de La ceremonia de los adioses,se despide así de Jean-Paul Sartre: “Su muerte nos separa; mi muerte no nos unirá”) pero el amor continúa en la ausencia, sin consuelo ni desánimo. Por eso es trágico, insustituible, caníbal de sí mismo, redentor. El dolor principal no es la soledad, que para una persona mentalmente madura resulta tantas veces bienvenida, sino la ausencia. En la ausencia el amor se perpetúa como queja, como culpa de quien nunca más dejará de echar de menos. Montaigne, refiriéndose a su amigo muerto, dice: “Íbamos a medias en todo: me parece que le estoy robando su parte”. La ausencia en el amor no lamenta que nos falte alguien, sino que a quien amamos le falta ya todo. Ese altruismo póstumo es el único del que es capaz el egoísmo férreo y trascendental del amor.
La unión amorosa acaba, pero la ausencia no termina nunca. Ocupa con su remordimiento imposible todo nuestro futuro, por largo que cruelmente podamos imaginarlo. Solo una perspectiva resulta más insoportable, la traición de que cese un día. “Il dolore piú atroce è sapere che il dolore passerá”, escribió Pavese. Mantenerse vigilante sin paliativos en la ausencia es seguir fiel a la presencia borrada del amor. Mejor compañía es lo que no está y tanto nos falta que los pecios superfluos arrastrados por las mareas ajenas del mundo... Mañana hace tres años.
FERNANDO SAVATER EN EL PAÍS 

domingo, 11 de marzo de 2018

PAUL KRUGMAN Y TRUMP

LA REPUGNANTE BRUTALIDAD DEL EEUU DE TRUMP

El miércoles, después de escuchar los desgarradores relatos de quienes habían perdido hijos y amigos en el tirotero de la escuela de Parkland —mientras sujetaba una ficha con frases hechas para expresar consuelo— Donald Trump propuso su respuesta: armar a los maestros 
Nos dice algo sobre el estado de nuestro discurso nacional el que esta no se encontrase siquiera entre las reacciones más viles y estúpidas ante esta atrocidad. No, ese mérito les corresponde a las afirmaciones de muchas figuras conservadoras en el sentido de que los estudiantes afligidos estaban siendo manipulados por fuerzas siniestras,  o incluso que eran actores pagados.
Así y todo, la horrible idea de Trump, tomada directamente del guión de la Asociación Nacional del Rifle, resultaba profundamente reveladora, y la revelación va más allá de los problemas con el control de armas. Lo que está teniendo lugar ahora mismo en Estados Unidos no es solo una guerra cultural. Para buena parte de la derecha actual, se trata de una guerra contra el concepto mismo de comunidad, de sociedad que emplea la institución que denominamos Estado para ofrecer ciertas protecciones básicas a todos sus miembros.
Antes de seguir, permítanme recordarles lo obvio: sabemos muy bien cómo limitar la violencia con armas de fuego, y armar a los civiles no forma parte de la respuesta.
Ninguna otra nación avanzada experimenta masacres con la misma frecuencia que nosotros. ¿Por qué? Porque averiguan los antecedentes de quienes aspiran a poseer un arma, limitan la posesión de armas en general y prohíben las armas de asalto que permiten a un asesino (siempre es un hombre) matar a docenas de personas antes de que alguien pueda abatirlo. Y sí, estas normativas funciona

Por otro lado, todo aquel que imagine que podemos contar con que unos aficionados portadores de armas salven a todos frente a un enloquecido asesino armado con una semiautomática en lugar de matarse unos a otros o a otras personas en medio de la confusión ha visto demasiadas películas de acción malas.Fíjense en el caso de Australia, que solía experimentar matanzas esporádicas con arma de fuego similares a las estadounidenses. Tras un ejemplo especialmente aterrador acontecido en 1996, el Gobierno prohibió las armas de asalto y recompró dichas armas a quienes ya disponían de ellas. No ha vuelto a haber masacres desde entonces.
Pero, como he dicho, las armas no son la única cuestión. Para ver por qué, piensen en el ejemplo utilizado a menudo para ilustrar el tratamiento tan extraño que les damos: la manera en que tratamos la propiedad y el manejo de automóviles.
Es cierto que es mucho más difícil obtener un permiso de conducir que comprar un arma mortal, y que imponemos muchas normas de seguridad a nuestros vehículos. Y las muertes en accidentes de tráfico –que eran mucho más comunes que las muertes por arma de fuego– han descendido mucho con el tiempo.
Sin embargo, los fallecimientos por accidentes de tráfico podrían y deberían haber caído mucho más. Lo sabemos porque, como señala mi compañero David Leonhardt, este tipo de muertes han descendido mucho más en otros países avanzados, que, para mejorar sus resultados, han aplicado políticas de eficacia demostrada, como reducir los límites de velocidad y endurecer las sanciones por conducir en estado de embriaguez. ¿Creen que los franceses conducen como locos? Bueno, solían hacerlo, pero ahora son significativamente más seguros en sus coches que nosotros.
Ah, y hay mucha variación en la seguridad vial entre los distintos estados de Estados Unidos, al igual que en la violencia relacionada con las armas de fuego. Estados Unidos tiene un "cinturón de muertes de circulación" en el sur profundo y en las Grandes Llanuras; coincide muy de cerca con el cinturón de muertes por armas de fuego definido por las tasas de fallecimiento por armas de fuego ajustadas por edad. También se corresponde bastante con los votantes de Trump, y también con los estados que se han negado a ampliar Medicaid, privando sin necesidad de la asistencia sanitaria a millones de ciudadanos.
Yo diría que nuestra letal inacción respecto a las armas de fuego, pero también en lo referente a los coches, refleja el mismo talante que nos lleva a descuidar la infraestructura y a privatizar las cárceles, que quiere desmantelar la educación pública y convertir Medicare en un sistema de cupones, en lugar de garantizar unos cuidados esenciales. Por la razón que sea, hay una facción en nuestro país que ve la acción pública en favor del bien público, por muy justificada que esté, como parte de una conspiración para destruir nuestra libertad.
Es una paranoia profunda y muy extendida. ¿Recuerda alguien el comentario que hizo George Will de que a los progresistas les gustan los trenes, pero no porque tengan sentido para el transporte público, sino porque cumplen el "objetivo de reducir el individualismo de los estadounidenses a fin de hacerlos más abiertos hacia el colectivismo"? Y sigue la corriente a las fantasías infantiloides de que la acción individual el "bueno con pistola" ocupe el lugar de funciones esencialmente públicas como la vigilancia policial.
En cualquier caso, esta facción política hace todo lo que puede para convertirnos en una sociedad en la que los individuos no pueden contar con que la comunidad les proporcione ni siquiera las garantías de seguridad más básicas: seguridad frente a pistoleros enloquecidos, seguridad frente a conductores borrachos, seguridad frente a unas facturas médicas desorbitadas (que todos los demás países avanzados tratan como un derecho y que de hecho consiguen proporcionar).
En resumen, tal vez sería bueno pensar que nuestra locura por las armas es solo un aspecto de la campaña para convertirnos en lo que Thomas Hobbes describió hace mucho tiempo: una sociedad "en la que los hombres viven sin más seguridad que la que su propia fuerza y su propia inventiva puedan proporcionarles". Y es bien sabido que Hobbes nos dijo cómo es la vida en dicha sociedad: "solitaria, pobre, repugnante, brutal y breve".
Sí, se parece al Estados Unidos de Trump.
Paul Krugman es premio Nobel de Economía.

viernes, 9 de marzo de 2018

ESPAÑA ES DIFERENTE


Viaje a las cunetas del franquismo

El documental 'El silencio de los otros', producido por Almodóvar, recuerda a las miles de víctimas de la dictadura que aún luchan porque se haga justicia.

      María Martín, en la carretera de Buenaventura (Toledo) bajo la que yace, en una fosa común, su madre. 



"Qué injusta es la vida... No, qué injustos somos los seres humanos”. La reflexión surge de la voz ahogada de María Martín, una anciana que cada cierto tiempo se acercaba a poner flores a un quitamiedos de la carretera bajo cuyo asfalto yace, en una fosa común, su madre, Faustina López González. Fue asesinada el 21 de septiembre de 1936 en Buenaventura (Toledo). “Al otro lado, en aquellos zarzales, tiraron su ropa”, recuerda la que entonces era una niña de seis años. Con su testimonio arranca el documental El silencio de los otros, de Almudena Carracedo y Robert Bahar, que se estrenó ayer en la sección Panorama de la 68ª Berlinale.



jueves, 8 de marzo de 2018

EL TRANSHUMANISMO


El imperio del placer

Pasaremos a la historia como los últimos insensatos que pusieron límites al placer ya que la humanidad ha comenzado a emanciparse de Darwin y de la madre naturaleza para sumergirse en una nueva era: el transhumanismo


Supongamos que aterrizamos en un planeta cuyos habitantes viven en una perpetua felicidad, donde el dolor, el sufrimiento y la ansiedad están desterrados y solo existe el placer. Pero no un placer idiota e improductivo; los habitantes de este planeta hipotético piensan con una afilada lucidez, se relacionan inmejorablemente con su núcleo familiar y su entorno social y cada acto que ejecutan, por modesto que sea, está lleno de sentido y significado. ¿Sugeriríamos la introducción del dolor, de la ansiedad, del sufrimiento, para endurecer la fibra moral y atemperar el espíritu?

Esta pregunta sale de la órbita del transhumanismo, un movimiento cultural, de aires filosóficos que plantea, con fundamentos nada despreciables que, de manera casi inadvertida, nos estamos adentrando ya en la era posdarwinista. La evolución de nuestra especie comienza a dejar de lado a la madre naturaleza, que es lenta y arbitraria, y ya cabalga a lomos de la ingeniería genética, la farmacología, la estimulación intracraneana y la nanotecnología molecular; una batería de técnicas que, en un futuro no muy lejano, van a incrementar nuestras capacidades físicas, intelectuales y psicológicas, y a erradicar buena parte de las limitaciones que hoy nos impone el darwinismo, la evolución natural de nuestra especie, que hemos venido arrastrando a lo largo de nuestra historia.

viernes, 2 de marzo de 2018

SER O NO SER ... LIBRES Y SOLIDARIOS

La teoría sueca del amor

Que el Estado sustituya a familia y amigos como red de protección ha tenido un efecto inesperado: una plaga de soledad


No va de tatuados vikingos asolando los centros culturales de Europa, ya fueran los monasterios del siglo XI o las cafeterías hipsters del XXI. El documental La teoría sueca del amor narra otra epidemia nórdica: la soledad.
Su director, Erik Gandini, lanza una hipótesis provocadora. Viajemos a la Escandinavia de los años setenta: riqueza, pleno empleo, socialdemócratas en el poder durante décadas… El paraíso terrenal de los ateos progresistas.
Los Gobiernos nórdicos aceleraron entonces una de las grandes operaciones de liberación individual de la historia: que ninguna persona —mayor, joven o enferma— tenga que depender de otra para subsistir. El Estado, a través de guarderías, residencias para mayores y todo tipo de ayudas, sustituye a la familia y los amigos como red de protección.
Una idea inmaculada, pero que, según esta teoría, tiene un efecto inesperado: una plaga de soledad. Al no necesitarlos, los nórdicos se habrían ido aislando de parientes y amistades. El resultado sería el elevado porcentaje de escandinavos que viven, y mueren, solos. Un problema grave, porque la soledad perjudica seriamente la salud. Altera el sueño y el sistema inmunológico. Aumenta el riesgo de estrés e infarto. Sentirse solo es como fumar 15 cigarrillos al día.
¿No sería, pues, más sensato que los españoles evitáramos copiar las políticas sociales de los países nórdicos? No necesariamente, porque la soledad es una pandemia global. Si bien se ceba con los nórdicos, los países occidentales con sistemas de bienestar menos desarrollados, como los anglosajones, también la sufren con especial intensidad.
Los nueve millones de británicos que se sienten siempre, o a menudo, solos han forzado a Theresa May a nombrar a un ministro para atajar el problema de la soledad. Y, en Estados Unidos, los expertos advierten de los crecientes costes de la soledad sobre la salud nacional: de la diabetes al suicidio, pasando por el abuso de antidepresivos y la demencia.
En definitiva, quizás los Estados más solidarios crean, paradójicamente, los ciudadanos más individualistas. Pero las sociedades más libres no parece que nos liberen. 
@VictorLapuente
EN EL PAÍS

jueves, 1 de marzo de 2018

BIENESTAR ANIMAL


El pequeño gran poder del consumo consciente

La creciente sensibilidad por el bienestar animal y la tendencia a consumir menos carne amenazan el modelo de crianza intensiva 

MILAGROS PÉREZ OLIVA


Un pequeño gesto, el de alargar el brazo y tomar un producto de la estantería de un supermercado, puede ostentar un gran poder en la sociedad del consumo. Especialmente si ese gesto es susceptible de ser emulado por otros consumidores. La industria cárnica española lo ha comprobado estos últimos días a raíz de un reportaje del programa Salvados sobre las condiciones en que se crían los animales en las granjas y se sacrifican en los mataderos, incluida la explotación de los empleados. El eco del reportaje llevó a que dos grandes cadenas belgas retiraran de su oferta los productos de El Pozo por las tremendas imágenes que se vieron de una de las granjas proveedoras de la firma. Al principio, los responsables de la compañía trataron de desacreditar al mensajero, pero acabaron rompiendo su relación con esa granja y anunciando su intención de colaborar con las asociaciones animalistas.