"Está riquísimo.
Lástima que no sea pecado". ¿Por qué no existe mayor atracción que lo
prohibido?
¿Cómo eliminar entre
nuestros hijos la atracción por lo prohibido sin inducirles a peligros? La
solución es hablar de cualquier asunto con naturalidad. Tengo un amigo a quien
su hijo le dijo con 15 años que no pasaba nada por tomar drogas. Mi amigo, en
lugar de discutir, le condujo a un centro de rehabilitación de drogadictos. Su
hijo habló con algunos internos a solas y el padre no tuvo que argumentar nada.
Su hijo abandonó las drogas que estaba empezando a consumir. Hoy es ingeniero
de puertos y caminos.
Una niña entre los trece
y los dieciséis. Uno de los criterios del casting: edad difícil de determinar.
El televidente debe sentirse atraído por su físico, pero a la vez culpable por
anhelar –utilizando el neologismo de Nabokov en Lolita– una
"nínfula", una menor de edad en pleno cambio hormonal. La niña va a
hacer algo probablemente relacionado con el sexo. Y nos convierte en voyeurs de
primera. Nuestro gozo en un pozo. Es una simple tableta de chocolate. Muerde
una tableta. Eslogan: placer adulto.
VISTO EN EL PAÍS
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