miércoles, 17 de diciembre de 2014

DESCONFIAR DE LOS MUY HOMÓFOBOS DEBEMOS

Ocho prominentes homófonos que acabaron saliendo del armario


Por mucho que se empeñen los salvadores de almas, todo indica que la homosexualidad no tiene cura. Que se lo digan a John Smid, que dedicó media vida a que los gays volvieran al redil de la heterosexualidad, y terminó casándose con un señor igualito a él. Pero no nos lamentemos aún por este tropiezo: puede que el homosexualismo sea incurable, pero al menos sabemos que la homofobia tiene remedio. ¡Albricias!

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