domingo, 18 de marzo de 2018

HÉROES DE LA FE

El triunfo del cristianismo provocó, dice Bart D. Ehrman, la destrucción de obras de arte en una escala nunca vista hasta entonces en la historia.       COM 10

ANTONIO MUÑOZ MOLINA

'Moisés ordena la destrucción del becerro de oro', de Andrea Celesti. 

Parece que el éxito de la religión cristiana en sus primeros siglos tuvo algo que ver con la habilidad para obrar milagros que poseían muchos de sus predicadores y sus mártires. El apóstol san Pedro, aparte de resucitar a muertos, de devolver la vista a ciegos y el movimiento a tullidos con solo el roce de su sombra, resucitó también en una ocasión a un atún ahumado. Un perro, bendecido por él, rompió a hablar como un ser humano. A un judío lo dejó ciego en castigo por negarse a ver la verdad de la nueva fe. El apóstol san Juan, al acostarse en una posada en una cama llena de pulgas, les ordenó a éstas que lo dejaran dormir durante toda la noche, y descansar así de la fatiga de su ministerio, y a la mañana siguiente las hizo formar en fila y no moverse hasta que él no hubiera salido de la habitación. Cada milagro traía consigo un aluvión de conversiones fervorosas.


CUANDO UNA AMIGA SE VA, ALGO SE MUERE EN EL ALMA


Ausencia

El dolor principal no es la soledad, sino la ausencia



La vida sin amor es patética; con amor, se vuelve trágica. Los amoríos acaban de cualquier modo y son divertidos, penosos sólo en ocasiones para el amor propio. Pero el amor, que lo es todo, lo único que puede hacer por quien ama es seguir amando, hasta que la muerte nos separe. Después no hay reunión posible (Simone de Beauvoir, al final de La ceremonia de los adioses,se despide así de Jean-Paul Sartre: “Su muerte nos separa; mi muerte no nos unirá”) pero el amor continúa en la ausencia, sin consuelo ni desánimo. Por eso es trágico, insustituible, caníbal de sí mismo, redentor. El dolor principal no es la soledad, que para una persona mentalmente madura resulta tantas veces bienvenida, sino la ausencia. En la ausencia el amor se perpetúa como queja, como culpa de quien nunca más dejará de echar de menos. Montaigne, refiriéndose a su amigo muerto, dice: “Íbamos a medias en todo: me parece que le estoy robando su parte”. La ausencia en el amor no lamenta que nos falte alguien, sino que a quien amamos le falta ya todo. Ese altruismo póstumo es el único del que es capaz el egoísmo férreo y trascendental del amor.
La unión amorosa acaba, pero la ausencia no termina nunca. Ocupa con su remordimiento imposible todo nuestro futuro, por largo que cruelmente podamos imaginarlo. Solo una perspectiva resulta más insoportable, la traición de que cese un día. “Il dolore piú atroce è sapere che il dolore passerá”, escribió Pavese. Mantenerse vigilante sin paliativos en la ausencia es seguir fiel a la presencia borrada del amor. Mejor compañía es lo que no está y tanto nos falta que los pecios superfluos arrastrados por las mareas ajenas del mundo... Mañana hace tres años.
FERNANDO SAVATER EN EL PAÍS 

domingo, 11 de marzo de 2018

PAUL KRUGMAN Y TRUMP

LA REPUGNANTE BRUTALIDAD DEL EEUU DE TRUMP

El miércoles, después de escuchar los desgarradores relatos de quienes habían perdido hijos y amigos en el tirotero de la escuela de Parkland —mientras sujetaba una ficha con frases hechas para expresar consuelo— Donald Trump propuso su respuesta: armar a los maestros 
Nos dice algo sobre el estado de nuestro discurso nacional el que esta no se encontrase siquiera entre las reacciones más viles y estúpidas ante esta atrocidad. No, ese mérito les corresponde a las afirmaciones de muchas figuras conservadoras en el sentido de que los estudiantes afligidos estaban siendo manipulados por fuerzas siniestras,  o incluso que eran actores pagados.
Así y todo, la horrible idea de Trump, tomada directamente del guión de la Asociación Nacional del Rifle, resultaba profundamente reveladora, y la revelación va más allá de los problemas con el control de armas. Lo que está teniendo lugar ahora mismo en Estados Unidos no es solo una guerra cultural. Para buena parte de la derecha actual, se trata de una guerra contra el concepto mismo de comunidad, de sociedad que emplea la institución que denominamos Estado para ofrecer ciertas protecciones básicas a todos sus miembros.
Antes de seguir, permítanme recordarles lo obvio: sabemos muy bien cómo limitar la violencia con armas de fuego, y armar a los civiles no forma parte de la respuesta.
Ninguna otra nación avanzada experimenta masacres con la misma frecuencia que nosotros. ¿Por qué? Porque averiguan los antecedentes de quienes aspiran a poseer un arma, limitan la posesión de armas en general y prohíben las armas de asalto que permiten a un asesino (siempre es un hombre) matar a docenas de personas antes de que alguien pueda abatirlo. Y sí, estas normativas funciona

Por otro lado, todo aquel que imagine que podemos contar con que unos aficionados portadores de armas salven a todos frente a un enloquecido asesino armado con una semiautomática en lugar de matarse unos a otros o a otras personas en medio de la confusión ha visto demasiadas películas de acción malas.Fíjense en el caso de Australia, que solía experimentar matanzas esporádicas con arma de fuego similares a las estadounidenses. Tras un ejemplo especialmente aterrador acontecido en 1996, el Gobierno prohibió las armas de asalto y recompró dichas armas a quienes ya disponían de ellas. No ha vuelto a haber masacres desde entonces.
Pero, como he dicho, las armas no son la única cuestión. Para ver por qué, piensen en el ejemplo utilizado a menudo para ilustrar el tratamiento tan extraño que les damos: la manera en que tratamos la propiedad y el manejo de automóviles.
Es cierto que es mucho más difícil obtener un permiso de conducir que comprar un arma mortal, y que imponemos muchas normas de seguridad a nuestros vehículos. Y las muertes en accidentes de tráfico –que eran mucho más comunes que las muertes por arma de fuego– han descendido mucho con el tiempo.
Sin embargo, los fallecimientos por accidentes de tráfico podrían y deberían haber caído mucho más. Lo sabemos porque, como señala mi compañero David Leonhardt, este tipo de muertes han descendido mucho más en otros países avanzados, que, para mejorar sus resultados, han aplicado políticas de eficacia demostrada, como reducir los límites de velocidad y endurecer las sanciones por conducir en estado de embriaguez. ¿Creen que los franceses conducen como locos? Bueno, solían hacerlo, pero ahora son significativamente más seguros en sus coches que nosotros.
Ah, y hay mucha variación en la seguridad vial entre los distintos estados de Estados Unidos, al igual que en la violencia relacionada con las armas de fuego. Estados Unidos tiene un "cinturón de muertes de circulación" en el sur profundo y en las Grandes Llanuras; coincide muy de cerca con el cinturón de muertes por armas de fuego definido por las tasas de fallecimiento por armas de fuego ajustadas por edad. También se corresponde bastante con los votantes de Trump, y también con los estados que se han negado a ampliar Medicaid, privando sin necesidad de la asistencia sanitaria a millones de ciudadanos.
Yo diría que nuestra letal inacción respecto a las armas de fuego, pero también en lo referente a los coches, refleja el mismo talante que nos lleva a descuidar la infraestructura y a privatizar las cárceles, que quiere desmantelar la educación pública y convertir Medicare en un sistema de cupones, en lugar de garantizar unos cuidados esenciales. Por la razón que sea, hay una facción en nuestro país que ve la acción pública en favor del bien público, por muy justificada que esté, como parte de una conspiración para destruir nuestra libertad.
Es una paranoia profunda y muy extendida. ¿Recuerda alguien el comentario que hizo George Will de que a los progresistas les gustan los trenes, pero no porque tengan sentido para el transporte público, sino porque cumplen el "objetivo de reducir el individualismo de los estadounidenses a fin de hacerlos más abiertos hacia el colectivismo"? Y sigue la corriente a las fantasías infantiloides de que la acción individual el "bueno con pistola" ocupe el lugar de funciones esencialmente públicas como la vigilancia policial.
En cualquier caso, esta facción política hace todo lo que puede para convertirnos en una sociedad en la que los individuos no pueden contar con que la comunidad les proporcione ni siquiera las garantías de seguridad más básicas: seguridad frente a pistoleros enloquecidos, seguridad frente a conductores borrachos, seguridad frente a unas facturas médicas desorbitadas (que todos los demás países avanzados tratan como un derecho y que de hecho consiguen proporcionar).
En resumen, tal vez sería bueno pensar que nuestra locura por las armas es solo un aspecto de la campaña para convertirnos en lo que Thomas Hobbes describió hace mucho tiempo: una sociedad "en la que los hombres viven sin más seguridad que la que su propia fuerza y su propia inventiva puedan proporcionarles". Y es bien sabido que Hobbes nos dijo cómo es la vida en dicha sociedad: "solitaria, pobre, repugnante, brutal y breve".
Sí, se parece al Estados Unidos de Trump.
Paul Krugman es premio Nobel de Economía.

viernes, 9 de marzo de 2018

ESPAÑA ES DIFERENTE


Viaje a las cunetas del franquismo

El documental 'El silencio de los otros', producido por Almodóvar, recuerda a las miles de víctimas de la dictadura que aún luchan porque se haga justicia.

      María Martín, en la carretera de Buenaventura (Toledo) bajo la que yace, en una fosa común, su madre. 



"Qué injusta es la vida... No, qué injustos somos los seres humanos”. La reflexión surge de la voz ahogada de María Martín, una anciana que cada cierto tiempo se acercaba a poner flores a un quitamiedos de la carretera bajo cuyo asfalto yace, en una fosa común, su madre, Faustina López González. Fue asesinada el 21 de septiembre de 1936 en Buenaventura (Toledo). “Al otro lado, en aquellos zarzales, tiraron su ropa”, recuerda la que entonces era una niña de seis años. Con su testimonio arranca el documental El silencio de los otros, de Almudena Carracedo y Robert Bahar, que se estrenó ayer en la sección Panorama de la 68ª Berlinale.



jueves, 8 de marzo de 2018

EL TRANSHUMANISMO


El imperio del placer

Pasaremos a la historia como los últimos insensatos que pusieron límites al placer ya que la humanidad ha comenzado a emanciparse de Darwin y de la madre naturaleza para sumergirse en una nueva era: el transhumanismo


Supongamos que aterrizamos en un planeta cuyos habitantes viven en una perpetua felicidad, donde el dolor, el sufrimiento y la ansiedad están desterrados y solo existe el placer. Pero no un placer idiota e improductivo; los habitantes de este planeta hipotético piensan con una afilada lucidez, se relacionan inmejorablemente con su núcleo familiar y su entorno social y cada acto que ejecutan, por modesto que sea, está lleno de sentido y significado. ¿Sugeriríamos la introducción del dolor, de la ansiedad, del sufrimiento, para endurecer la fibra moral y atemperar el espíritu?

Esta pregunta sale de la órbita del transhumanismo, un movimiento cultural, de aires filosóficos que plantea, con fundamentos nada despreciables que, de manera casi inadvertida, nos estamos adentrando ya en la era posdarwinista. La evolución de nuestra especie comienza a dejar de lado a la madre naturaleza, que es lenta y arbitraria, y ya cabalga a lomos de la ingeniería genética, la farmacología, la estimulación intracraneana y la nanotecnología molecular; una batería de técnicas que, en un futuro no muy lejano, van a incrementar nuestras capacidades físicas, intelectuales y psicológicas, y a erradicar buena parte de las limitaciones que hoy nos impone el darwinismo, la evolución natural de nuestra especie, que hemos venido arrastrando a lo largo de nuestra historia.

viernes, 2 de marzo de 2018

SER O NO SER ... LIBRES Y SOLIDARIOS

La teoría sueca del amor

Que el Estado sustituya a familia y amigos como red de protección ha tenido un efecto inesperado: una plaga de soledad


No va de tatuados vikingos asolando los centros culturales de Europa, ya fueran los monasterios del siglo XI o las cafeterías hipsters del XXI. El documental La teoría sueca del amor narra otra epidemia nórdica: la soledad.
Su director, Erik Gandini, lanza una hipótesis provocadora. Viajemos a la Escandinavia de los años setenta: riqueza, pleno empleo, socialdemócratas en el poder durante décadas… El paraíso terrenal de los ateos progresistas.
Los Gobiernos nórdicos aceleraron entonces una de las grandes operaciones de liberación individual de la historia: que ninguna persona —mayor, joven o enferma— tenga que depender de otra para subsistir. El Estado, a través de guarderías, residencias para mayores y todo tipo de ayudas, sustituye a la familia y los amigos como red de protección.
Una idea inmaculada, pero que, según esta teoría, tiene un efecto inesperado: una plaga de soledad. Al no necesitarlos, los nórdicos se habrían ido aislando de parientes y amistades. El resultado sería el elevado porcentaje de escandinavos que viven, y mueren, solos. Un problema grave, porque la soledad perjudica seriamente la salud. Altera el sueño y el sistema inmunológico. Aumenta el riesgo de estrés e infarto. Sentirse solo es como fumar 15 cigarrillos al día.
¿No sería, pues, más sensato que los españoles evitáramos copiar las políticas sociales de los países nórdicos? No necesariamente, porque la soledad es una pandemia global. Si bien se ceba con los nórdicos, los países occidentales con sistemas de bienestar menos desarrollados, como los anglosajones, también la sufren con especial intensidad.
Los nueve millones de británicos que se sienten siempre, o a menudo, solos han forzado a Theresa May a nombrar a un ministro para atajar el problema de la soledad. Y, en Estados Unidos, los expertos advierten de los crecientes costes de la soledad sobre la salud nacional: de la diabetes al suicidio, pasando por el abuso de antidepresivos y la demencia.
En definitiva, quizás los Estados más solidarios crean, paradójicamente, los ciudadanos más individualistas. Pero las sociedades más libres no parece que nos liberen. 
@VictorLapuente
EN EL PAÍS

jueves, 1 de marzo de 2018

BIENESTAR ANIMAL


El pequeño gran poder del consumo consciente

La creciente sensibilidad por el bienestar animal y la tendencia a consumir menos carne amenazan el modelo de crianza intensiva 

MILAGROS PÉREZ OLIVA


Un pequeño gesto, el de alargar el brazo y tomar un producto de la estantería de un supermercado, puede ostentar un gran poder en la sociedad del consumo. Especialmente si ese gesto es susceptible de ser emulado por otros consumidores. La industria cárnica española lo ha comprobado estos últimos días a raíz de un reportaje del programa Salvados sobre las condiciones en que se crían los animales en las granjas y se sacrifican en los mataderos, incluida la explotación de los empleados. El eco del reportaje llevó a que dos grandes cadenas belgas retiraran de su oferta los productos de El Pozo por las tremendas imágenes que se vieron de una de las granjas proveedoras de la firma. Al principio, los responsables de la compañía trataron de desacreditar al mensajero, pero acabaron rompiendo su relación con esa granja y anunciando su intención de colaborar con las asociaciones animalistas.

miércoles, 28 de febrero de 2018

sábado, 17 de febrero de 2018

SEGREGACIÓN ESCOLAR POR NIVEL SOCIOECONÓMICO

La incultura enquistada de España

“Una sociedad sin igualdad de oportunidades premia no a los alumnos y ciudadanos con mejores capacidades, sino a los que tienen más dinero. Así de simple”, argumenta Cristina Fallarás  
redaccion@lamarea.com   8 COMENTARIOS 
Segregación escolar por nivel socioeconómico”, se llama. Por resumir, consiste en que los niños ricos estudian con niños ricos y los pobres con niños pobres. Se podría decir que para que se identifiquen, o sea, para adiestrarlos desde la infancia sobre a qué pueden aspirar, con quiénes pueden tratar, quiénes son sus iguales y dónde están “los mejores” y quiénes son “los peores”.
Pongamos una situación ideal, que podría ser la siguiente: Todos los alumnos españoles reciben la misma educación, en centros que manejan los mismos presupuestos, de maestros con la misma preparación y el mismo salario –pongamos el doble que el actual–, y agrupados en aulas donde se mezclan aquellos que proceden de familias con ingresos elevados y otros de entornos pobres. Si aspiráramos de verdad, no solo de boquilla, a una sociedad realmente igualitaria, con las mismas oportunidades para todos los ciudadanos desde su más tierna infancia, el anterior sería un buen modelo. Pero en España a nadie la cabe en la cabeza una idea semejante. A nadie, ni siquiera a los más audaces.
Y, sin embargo, ¿por qué no? Las capacidades de los ciudadanos no dependen del dinero que posee la familia en la que nacen, a no ser que sean condenados por ello a estudiar en centros con muchos menos recursos y en entornos donde la privación –no solo económica, sino de todo tipo de medios– es lo único que van a compartir más allá de las pantallas de sus aparatos domésticos. Una sociedad que aspirara a la mejor educación para sus ciudadanos, y así también a un futuro de igualdad, un futuro culto, debería aspirar a una educación homogénea, rica y diversa.
Lo contrario de lo que sucede en España, como acaba de demostrar el informe elaborado por varios investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
Los datos más alarmantes son dos:
  1. España es el sexto país de la Unión Europea con mayor segregación escolar por nivel socioeconómico. Detrás solo quedan Bulgaria, la República Checa, Eslovaquia, Rumanía y Hungría.
  2. La Comunidad de Madrid es la segunda región con mayor segregación escolar por nivel socioeconómico. Detrás solo queda Hungría.
El informe alerta de que dicha segregación “es un poderoso mecanismo para impedir la igualdad de oportunidades real entre todos los estudiantes; así como el mejor medio para fomentar la segregación y las desigualdades sociales”. Se observa también que en los centros donde se agrupan los alumnos con rentas menores, el rendimiento escolar desciende notablemente, y eso genera consecuencias a largo y corto plazo. O sea, enquista las desigualdades económicas y crea una sociedad sin igualdad de oportunidades.
Una sociedad sin igualdad de oportunidades premia no a los alumnos y ciudadanos con mejores capacidades, sino a los que tienen más dinero. Así de simple. Y eso tiene que ver únicamente con decisiones políticas, así de triste. De hecho, a la cabeza de los países con menos segregación escolar socioeconómica están, en este orden, Finlandia, Suecia, Irlanda, Polonia, Malta y Dinamarca, lo que da al traste con la idea de que solo los países ricos o “del norte” reducen las desigualdades. Es política, o sea, una decisión tomada por los gobernantes, en este caso españoles.
Ninguna política educativa sucede por omisión, aunque sea eso lo que se quiere hacer creer habitualmente: “el problema de la educación en España es la falta de un acuerdo blablabla”. Ninguna política educativa es inocente.
Para explicar el problema de la educación en España basta con echar una ojeada a la Comunidad de Madrid. Es la penúltima región de la UE, como se ha dicho, en el tema que nos ocupa. Solo Hungría favorece más las desigualdades que Madrid. En Madrid, según datos del Ministerio de Educación, un 15% de los alumnos estudia en centros privados y otro 30% en centros privados concertados. O sea que poco más de la mitad de los alumnos madrileños cursan sus estudios en centros públicos. A eso hay que sumarle la promoción de una educación-empresa o educación-mercado, basada en la libre elección de centro y en la publicación constante de ránkings. Ninguna de estas realidades es casual ni existe “por omisión”. Al contrario, responden a decisiones políticas aplicadas minuciosamente.
En ningún lugar como en la educación queda retratado un proyecto de país. Según esta fotografía recién conocida, el proyecto de España se basa en las desigualdades y en la condena de amplios sectores de la población únicamente por razones de nacimiento, razones económicas. Exactamente lo contrario de una sociedad culta. Lo más bárbaro del asunto es que responde a una decisión política detrás de otra. Y que podría ser distinto.

jueves, 15 de febrero de 2018

BIEN POR LA PORTAVOZA


¡Hola España y Españo!


En los debates sabes si vas ganando si ves a los adversarios echar espumarajos por la boca. Por eso, no me da ninguna rabia Pérez Reverte y el otro… Marías, cuando sé que basta con decir portavoza para que les dé como un calambre

BEATRIZ GIMENO

Este artículo lo escribo, al contrario que la mayoría, en situación de alborozo. Desde que Irene Montero dijo lo de  portavoza  han pasado tres cosas con distinto nivel de importancia. En primer lugar todo el país se ha revuelto indignado por esta cuestión. Mientras, Rajoy aprovechaba para advertirnos de que nos vayamos haciendo un plan de pensiones privado porque se lo han gastado todo; y que eso de pensar que chicos y chicas de familias humildes puedan estudiar… que nos olvidemos para siempre (si es que alguien guardaba alguna esperanza de que volvieran los tiempos en que existía una razonable esperanza de poder estudiar aun sin tener mucho dinero). La segunda cosa que ha pasado –y en un segundo nivel de importancia– es que me acosté portavoz y me desperté portavoza, y eso me ha producido mucha alegría. ¡Eh, soy portavoza! Y lo mejor de todo: cuando deje dicha responsabilidad ya seré para siempre exportavoza de la Comisión de Mujer, la comisión ideal para ser portavoza o exportavoza, por otra parte. Y así lo pondré en mis tarjetas de visita, cuando tenga. La tercera cosa es que llevo dos días entretenida en las redes contestando a la masa indignada de España y Españo, días y díos, Irene Montera y Pabla Iglesios. Y a mí, al contrario que a muchas amigas, esto me divierte y me alegra. Y para cuatro cosas que me alegran…

TODO EL ARTÍCULO EN CTXT - CONTEXTO Y ACCIÓN 

¿GOLPE DE ESTADO?



sábado, 3 de febrero de 2018

PRESENTISMO

Presentes en cuerpo pero no en alma

La cultura del ‘presentismo’, uno de las mayores problemas de la empresa española, socava la productividad y la conciliación

Llega de los primeros y se va de los últimos (nunca antes de que lo haga el jefe). Siempre parece estar atareadísimo, gesticula y suele lamentarse de la enorme carga de trabajo que soporta y de la poca ayuda que recibe. Deambula por la oficina con paso nervioso y un manojo de papeles bajo el brazo, y oyéndole hablar, se diría que el futuro de la empresa recae exclusivamente sobre sus hombros. Y así se lo contará, con todo lujo de detalles, a quien quiera escucharle durante las muchas pausas para fumar o tomar café que hace a lo largo del día. Eso sí, en cuestión de productividad, sus números dejan bastante que desear. Es el retrato robot de un “presentista”, una epidemia laboral que campa por sus respetos por las organizaciones.

martes, 16 de enero de 2018

LA PUTA DE BABILONIA

La puta de Babilonia es un libro escrito por Fernando Vallejo, escritor colombiano, para ofrecernos una visión bastante acertada, creo yo, sobre los entramados de la Iglesia Católica y otras confesiones, sobre los infames papados y sobre las religiones en general. Es también una gran defensa de los animales a los que matamos y torturamos sin ningún tipo de escrúpulo, que, aparte de tener nosotros una gran culpa,  colabora con esta gran culpa la carta blanca que dan  para disponer de los llamado "animales irracionales" a nuestra libertad y antojo, animados casi siempre por unos dioses brutos e inmisericordes, que dicho sea de paso es lo que nunca debería ser un Dios y que contrariamente  parece ser es la norma en las llamadas religiones del Libro, como son la Iglesia Católica y el Islam.
Me gusta mucho la valentía del escritor, la soltura de su prosa y sobre todo esa visión satírica y humorística que a menudo ofrece a lo largo de todo el libro, dado lo agreste y crudo de sus explicaciones sobre un tema tan peculiar. 
No sólo sus dardos apuntan a la Iglesia Católica, es muy ácido y virulento con la confesión islamista, él es consciente que le puede costar caro pero con un punto irónico comenta que dado que sus libros no son muy leídos pues se salva de los buscadores de "cielo" que ofrece Mahoma.
Me gustaría traer aquí un párrafo que he leído en la página 286 de la tercera edición: viene de explicar como pelotean diferentes países a la Iglesia C.
(...) Pero la gran lacaya de la Puta (en el libro siempre se refiere así a la Iglesia Católica) no ha sido Francia sino España la cerril, la prepotente, la obtusa, la cabra tumbamontañas, el país más bruto de Europa y el más cruel con los animales incluyendo a las cabras que desbarrancan por escarnio. Raza de perseguidores de judíos, de moros, de herejes, de brujas, de protestantes, de indios americanos, dispuesta siempre a abrazar las causas más innobles de sus reyezuelos zánganos en el nombre de Dios en quien (al menos de palabra, que no de obra pues como su nombre lo indica el Altísimo les queda muy arriba en el cielo) de cuando en cuando se cagan. Porque además de zafia y cerril esta raza patipuerca es blasfema. La llamada raza hispánica no son en última instancia sino los criados de Fernando e Isabel, de Carlos V, de Felipe II, de los Borbones, una chusma arrodillada capaces de gritar, como cuando los franceses los estaban liberando del tirano Fernando VII, "¡vivan las cadenas!". De este monstruo de maldad y cerrazón mental desciende el actual cazador furtivo Su Majestad Don Juan Carlos I don bellaco, don Borbón, un hombre frívolo y casquivano que se divierte matando osos a mansalva. En estos zánganos reales, en sus principitos e infantas y en la tauromaquia se agota la hispanidad, que nos hincha de orgullo el alma.
Fernando Vallejo, el escritor de estos párrafos es Colombiano, luego algo sabrá de lo que está hablando, creo que nos conoce muy bien a los españoles que tenemos muchas cosas buenas pero que en esto que él dice deberíamos reflexionar, por lo menos.

martes, 9 de enero de 2018

LA TRANSICIÓN DEL 78 LES DEJÓ EN BARBECHO, NO SE HABÍAN IDO

Reaccionarios, de cara y sin complejos

Cuando se usa el término de maricón, como ha hecho Luis del Val, lo que se expresa es desprecio y odio a los homosexuales



La carroza de la diversidad, en la Cabalgata de los Reyes Magos en Puente de Vallecas.  INMA FLORES
De un tiempo a esta parte escuchamos con frecuencia la defensa abrupta de posiciones retrógradas cuyos valedores no tienen reparos en expresarse y hasta presumen de su osadía. Es el pensamiento reaccionario que irrumpe con ardor guerrero, hoy para reivindicar el franquismo, mañana para insultar a los homosexuales. Quieren disputar la batalla de las ideas en el terreno de las palabras. La alocución matinal que el periodista Luis del Val dedicó el viernes a la cabalgata de Reyes de Vallecas (Madrid) en el programa Herrera en Cope es el último ejemplo de ese desparpajo. Del Val arremete con tanta furia contra el colectivo gay como contra la “estúpida alcaldesa” Manuela Carmena por algo que ni siquiera era cierto: la supuesta sustitución de la carroza real por una del colectivo LGTBI. La falsa noticia encendió al locutor. Esto fue lo que dijo: “En vez de los Reyes Magos van a ir drag queens de reinas”. “Melchor va a ser un travesti; Baltasar, la tortillera, y Gaspar, muy hormonado, irá enseñando las tetas”. Y remató: “Los de Orgullo Vallekano, que van a ensuciar la fiesta, en vez de ser ellos gais, son maricones de mierda”.

Aunque pueda parecerlo, no es una anécdota. Es un síntoma. Hay una reacción cada vez más estridente contra la igualdad de género y los derechos civiles. A veces se presenta como una crítica a la tiranía del lenguaje políticamente correcto, pero no son las formas lo que se combate, sino el fondo. Con el término de maricón,lo que expresa es desprecio y odio a los homosexuales. Lo que pone furioso a Del Val es “la exaltación del gay y que los niños aprendan que pueden ser maricones desde las edades tiernas”. Eso tiene un nombre, se llama homofobia, pero no le importa: “Si me acusan de homófobo se pueden ir a la mierda”. Sin complejos.
Actitudes parecidas se observan en el discurso de los cada vez más crecidos neomachistas. Su estrategia consiste en resignificar el feminismo como un movimiento totalitario. Hablan de feminazismo. Niegan que exista violencia de género, tratan de desacreditar a quienes la combaten con bulos como el de las falsas denuncias de maltrato y acusan a los poderes públicos de estar abducidos por una nueva tiranía, la de las mujeres que quieren echar a los hombres del poder. Sin complejos.
Son las ideas reaccionarias y machistas de siempre, solo que quienes las defienden ya no creen que deban disimular o esconderse. Susan Faludi, en su celebrado libro Backlash: The Undeclared War Against American Women(Reacción, la guerra no declarada contra las mujeres americanas), denunciaba en 1991 cómo el pensamiento reaccionario se había organizado para combatir el feminismo tratando de convencer a las mujeres de lo mucho que habían perdido con el cambio: en lugar de un trabajo, el del hogar, ahora tenían dos y además pagaban con angustia el precio de su libertad. Ahora, fracasada la reacción sutil, a los neomachistas, como a los homófobos, ya solo les queda el ataque frontal.
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viernes, 1 de diciembre de 2017