domingo, 12 de noviembre de 2017

ANTE EL FANATISMO,SIEMPRE NOS QUEDARÁN "LAS NEURONAS ESPEJO"


"Esto no quiere decir, como por desgracia es evidente, que los humanos no seamos capaces de los más grandes horrores. Y para ello, curiosamente, tenemos siempre que deshumanizar al otro. Convertirle en un objeto, quizá para que las neuronas espejo no se activen. Con todo, no hay que perder la esperanza en nuestra capacidad de compasión. En nuestra necesidad de ser buenos, por decirlo de la manera más simple".

"Hace pocos meses se publicó en España, en la editorial Kailas, un libro estremecedor cuyo hermoso título he cogido prestado para este artículo: Buena gente en tiempos del mal. La autora, Svetlana Broz, es una médica serbia, nieta del mariscal Tito"

"Es un libro que se lee a lágrima viva. Pero no lloras al leer las horribles torturas o el relato de unos sufrimientos innecesarios e indecibles, sino al encontrarte, una y otra vez, con esa buena gente que, en el peor de los momentos, en la hora más negra de la noche del alma, eligieron ayudar al prójimo, aunque en ese momento ese prójimo fuera oficialmente el enemigo y aunque esa ayuda pudiera suponer su propia muerte, su propio dolor y su tormento. Incluso en el corazón de los infiernos llevamos con nosotros la posibilidad del paraíso."
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HAY AMORES QUE MATAN

AMAR EL DAÑO
"Hay amores que matan, en efecto, pero justamente porque no son amores, sino dislocaciones del alma, desquiciamientos."

"En la vida real me parece que es mejor salir corriendo cada vez que te atraiga alguien dañino."

Rosa Montero 30 JUL 2006

Una de las mayores fuentes de atracción sexual y amorosa entre los humanos es el desequilibrio mental. No es una broma, sino una inquietante realidad a tener muy en cuenta. Lo explica muy bien Cyril Connolly, el célebre crítico literario inglés, en su Obra Selecta publicada por Lumen: "El amor a primera vista -y la primera vista es la consumación suprema para los románticos- es una intuición, engendrada por el hábito, de la persona que puede hacernos daño". Cyril Connolly era un neurótico importante, y de ahí que conociera tan bien esa terrible tendencia amorosa que consiste en emparejarse con la persona más inconveniente. Muchos hombres y muchas mujeres se sienten instantánea y extrañamente atraídos por individuos psíquicamente inestables y además dañinos. No se trata, naturalmente, de una elección consciente, sino de un error tan repetitivo que termina siendo una costumbre.
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EL EGO, ASESINO DE LA RAZÓN

"(...)La palabra economía proviene del griego  -"los asuntos de casa"?-. El PIB de nuestra isla de primates no ha hecho sino crecer, pero al final ellos se extinguieron porque el PIB se medía en número de dátiles e ignoraba la salud de la palmera."

Érase una vez una pequeña isla en medio del océano habitada por alimañas y aves curiosas. Al cabo de millones de años, unos primates se adueñaron del lugar. Seres muy inteligentes que descubrieron la ciencia, con aplicación práctica en una herramienta a la que bautizaron como tecnología.
La isla tenía una sola palmera con los frutos necesarios que los primates necesitaban. Pero consideraron que el número de dátiles era insuficiente y pensaron cómo podría solucionar la tecnología aquel asunto. Un primate llegó a proponer arrancar la palmera del suelo para controlar, a través del agua que sus raíces absorbían, el número de dátiles semanales. La economía de los primates crecería al ritmo adecuado.
Algunos primates no lo vieron claro. ¡Arrancar la palmera de la tierra! ¿Y si moría? ¡Era la única fuente de comida! Pero los más inteligentes los tranquilizaron. Si la palmera enfermaba, la tecnología podía proporcionar la solución. La palmera murió a las pocas semanas. No había solución tecnológica para nada que no surgiese de las propias leyes de la naturaleza. Los primates habían olvidado esa premisa tan esencial. Murieron todos y se extinguieron.
En su fulgurante carrera por adueñarse del mundo, el hombre está olvidando sus orígenes. La tecnología no es más que una reproducción, a pequeña escala, de las leyes naturales. Nuestros hitos han sido tan formidables que nos creemos capaces de todo. No importa si hay menos agua, si el planeta se calienta, si la deforestación será irreversible. Porque la tecnología, cuando llegue el momento, encontrará una solución.
Como cantó Luis Eduardo Aute, la ciencia es una estrategia, es una forma de atar la verdad. Pero no es la verdad en sí misma. Los científicos reconocen que cualquier teoría es válida solamente en el contexto de lo conocido. Y que toda teoría científica será reemplazada por otra que, a su vez, también caducará. La ciencia jamás alcanzará la verdad.
Hoy veneramos los productos de la razón. Y la razón, el cerebro, como observó Schopenhauer, es una forma de expresión de la voluntad del mundo, quizá la más avanzada, pero expresión al fin y al cabo. La razón no es más que un síntoma de la vida. Pero el ego es el cáncer de la razón. Tiene su foco en la exaltación de la misma a través de la tecnología. Nuestro pecado es olvidar que todo empieza y acaba en las leyes de la naturaleza. Por ejemplo, la economía se concentra hoy en la productividad, la inflación? La palabra economía proviene del griego ?"los asuntos de casa"?. El PIB de nuestra isla de primates no ha hecho sino crecer, pero al final ellos se extinguieron porque el PIB se medía en número de dátiles e ignoraba la salud de la palmera.
En algún punto de nuestra historia hemos perdido la perspectiva global. Los árboles talados no nos dejan ver el bosque, como dice el adagio. El ego es una enfermedad lenta. Como el cáncer, que te ha destruido cuando es demasiado tarde. Quizá fue en el utilitarismo cuando se perdió la conciencia. La economía persigue, entre otras cosas, la utilidad. Y útil no es lo que sirve durante cierto tiempo, sino lo que sirve y perdura. ¿Qué estamos haciendo, pues, con nuestra fuente de riqueza?
Últimamente se habla mucho de sostenibilidad. El término es ya de por sí un error. La naturaleza y sus reglas son sostenibles en sí mismas. Lo que las hace insostenibles es la falta de visión sistémica de los primates que vivimos en esta isla que, en realidad, no nos necesita. No, no nos necesita para nada.
Pero estamos a tiempo. Sólo una cosa puede impedir que rectifiquemos: la fe ciega en nuestra tecnología. O lo que es lo mismo: el ego de la razón.
Fernando Trías de Bes es profesor de Esade, conferenciante y escritor.

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LA ATRACCIÓN DE LO PROHIBIDO



"Está riquísimo. Lástima que no sea pecado". ¿Por qué no existe mayor atracción que lo prohibido?
¿Cómo eliminar entre nuestros hijos la atracción por lo prohibido sin inducirles a peligros? La solución es hablar de cualquier asunto con naturalidad. Tengo un amigo a quien su hijo le dijo con 15 años que no pasaba nada por tomar drogas. Mi amigo, en lugar de discutir, le condujo a un centro de rehabilitación de drogadictos. Su hijo habló con algunos internos a solas y el padre no tuvo que argumentar nada. Su hijo abandonó las drogas que estaba empezando a consumir. Hoy es ingeniero de puertos y caminos.
Una niña entre los trece y los dieciséis. Uno de los criterios del casting: edad difícil de determinar. El televidente debe sentirse atraído por su físico, pero a la vez culpable por anhelar –utilizando el neologismo de Nabokov en Lolita– una "nínfula", una menor de edad en pleno cambio hormonal. La niña va a hacer algo probablemente relacionado con el sexo. Y nos convierte en voyeurs de primera. Nuestro gozo en un pozo. Es una simple tableta de chocolate. Muerde una tableta. Eslogan: placer adulto.

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viernes, 10 de noviembre de 2017

LA ESPAÑA QUE DESEO

“Yo quiero una España que reconozca los errores históricos y que se empeñe en acomodarse a los nuevos tiempos, a las necesidades políticas, económicas y afectivas de sus ciudadanos de las periferias”.
19 octubre 2017


EDURNE PORTELAredaccion@lamarea.com
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No soy nacionalista. Ni vasca ni española. Igual no lo soy precisamente porque soy vasca, porque llegué a la conciencia política en un contexto en el que la nación, tanto vasca como española, significaba para mí una especie de pozo negro donde fermentaban el odio, la polarización y la violencia. Me crié en un ambiente en el que España era los GAL, la guardia civil de los controles de tráfico, los “maderos” que nos sacaban a tortas de los bares. España era la monja bigotuda de mi colegio que se negaba a llamarme Edurne porque era un nombre vasco. España era el imperio que celebraba el quinto centenario del “descubrimiento” de América sin reconocer el genocidio indígena. España era lo peor. No nos acordábamos ni de Lorca ni de Miguel Hernández, ni de Durruti ni de Federica Montseny. En nuestro imaginario —o en el mío, solo debería hablar por mí— los españoles admirables lo eran a pesar de sus orígenes. O lo eran porque se rebelaron contra la España carpetovetónica, la que va de los Reyes Católicos hasta el Caudillo y sus herederos. Euskal Herria, la otra nación, tampoco me resultaba mucho más atractiva: era la Arcadia por la que algunos estaban dispuestos a matar. Con eso bastaba.
Ahora soy consciente de las limitaciones de mi visión polarizada, tanto de la nación española como de la vasca. Aun así, sigo creyendo que esa España carpetovetónica existe. Es la España inmovilista, la monológica, la que mira entre el desprecio y el odio cualquier demostración de diferencia, la que está dispuesta a sacar los tanques en defensa de una constitución fallida y defectuosa. Es la España que se aferra a una legalidad que parece escrita no por seres humanos, con las limitaciones propias y de su contexto histórico, sino por un dios omnisciente que ha marcado su ley en unas tablas sagradas invariables, eternas, irrevocables. Es la España que cuando se habla de la dispersión de presos dice “que se jodan”, la que piensa que si a un detenido le torturan, “algo habrá hecho”.
Es la que no reconoce el feminicidio ni ampara como debiera a las mujeres y niños víctimas del abuso, la que cuestiona la ley de matrimonio homosexual. Es la que condena con la cárcel a gente que cuelga un chiste en Twitter pero se calla, cómplice, cuando un torero enarbola la bandera con el aguilucho franquista o cuando un cura dice desde el púlpito que con Franco se vivía mejor. Es la que defiende que desenterrar a los muertos de las cunetas y devolverlos a sus familiares en duelo eterno significa reabrir la herida de la Guerra Civil. Es la que cierra sus puertas a los refugiados, la que dice que se queden en sus casas si no se quieren morir ahogados en el mar. Esa España existe, no es minoritaria, vota en las elecciones, elige a sus representantes. A esa España yo no la quiero.
Pero sé que hay otra España, una con la que se podría construir la que yo deseo. No soy politóloga ni abogada ni juez. No sé qué mecanismos se pueden crear para mejorar la Constitución ni cómo habría que cambiar las leyes para poder desarmar a esa otra España ruin. Para sentirme ciudadana en este país, para aceptar a España como una nación con la que me siento identificada, que reconoce mis derechos y mi diferencia, tendrían que cambiar mucho las cosas.

Yo quiero una España en la que hablar en lengua propia, ya sea el catalán, el gallego, el euskera, el bable o cualquiera de los idiomas o dialectos que pueblan nuestro Estado, no sea objeto de linchamiento colectivo, como vimos a cuenta de las comunicaciones de los Mossos durante el atentado de Barcelona. Una España que reconozca los errores históricos y que se empeñe en acomodarse a los nuevos tiempos, a las necesidades políticas, económicas y afectivas de sus ciudadanos de las periferias. Una España que penalice el feminicidio pero no la libertad de expresión, solidaria con los más desfavorecidos de dentro y de fuera. Me llamarán ingenua, adanista, pero me da igual. A mí me han preguntado qué España quiero, no qué España creo que sea posible. El deseo a veces es incompatible con la realidad, pero sin deseo tampoco hay futuro.

PEP GUARDIOLA


JAVIER PÉREZ ALBÉNIZ  Publicado: 7/11/2017 08:16 - Actualizado: 08:35 
·        «El periodista deportivo de la televisión dice, en prime time, que Josep Guardiola debería limitarse a hablar de fútbol, “que es de lo que sabe”»
·        «A muchos no le gusta que Guardiola opine sobre lo que sucede en Cataluña por una razón muy sencilla: no les gusta, o no les viene bien su opinión»
·        «Guardiola, como Piqué, son una bendición para los que somos aficionados al fútbol. Y a la política. Y a la libertad de opinión. Y al cruce de ideas»



Pep Guardiola, entrenador del Manchester City, da indicaciones a sus jugadores durante el encuentro contra el Arsenal, el pasado domingo 5 de noviembre. / Nigel Roddis (Efe/EPA)
El periodista deportivo de la televisión dice, desde el corazón del duopolio audiovisual y en prime time, que Josep Guardiola debería limitarse a hablar de fútbol, “que es de lo que sabe”. El periodista deportivo de la radio, en este caso desde una gran cadena y también en horario de máxima audiencia, asegura estar cansado de escuchar cómo el entrenador del Manchester United mezcla la política y el deporte. “Sus opiniones sobre el proceso independentista en Cataluña se las debería guardar para él”, asegura.
La gente debería hablar de lo que sabe, claro que sí. El fontanero, de tuberías. La taxista, del tráfico. El ejecutivo de banca, del Dow Jones. La florista, de las petunias. Y el entrenador de fútbol, del 4-4-2. La gente debería hablar solo y exclusivamente de aquello que domina… excepto si es periodista. En este caso tiene barra libre, y puede hablar de cuanto le venga en gana. Incluso sin tener ni idea de lo que habla. Si no me cree, escuche a los tertulianos.
A muchos periodistas no le gusta que Guardiola dé su opinión sobre lo que está sucediendo en Cataluña por una razón muy sencilla: no les gusta, o no les viene bien, la opinión de Guardiola. Está a favor de la independencia. Si estuviera en contra, si fuese de su misma opinión, si estuviese en la misma línea ideológica que el medio en que trabajan, estarían encantados con que el ex entrenador del Barcelona hablase por los codos y mezclase deporte y política. Sería uno de los suyos.
Pero no es así. Lamentablemente, Guardiola tiene una opinión propia sobre las cosas de la vida. Ya sabe, esas cosas que, como la política, afectan al resto de las cosas: todo es política. Y en las ruedas de prensa los periodistas extranjeros, serán provocadores, le preguntan sobre aquello que está sucediendo en su tierra. Y Guardiola, en un alarde de irresponsabilidad, da su opinión. Una opinión que no coincide, maldita sea, con la de aquellos periodistas que le quieren callado. O como mucho, diciendo aquello de “fútbol es fútbol, partido a cara de perro, hemos ganado porque hemos metido un gol más…”.

Guardiola, como Piqué, son una bendición para los que somos aficionados al fútbol. Y a la política. Y a la libertad de opinión. Y al cruce de ideas. Y al debate inteligente. Todos aquellos que despreciamos el pensamiento único. Pero es entrenador de fútbol y no periodista-tertuliano, razón por la cual debería de permanecer callado. Evidentemente.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

EL DISCURSO DEL REY HARALD DE NORUEGA QUE CONMUEVE AL MUNDO

TIEMPO DE BANDERAS

El Gobierno debe volver a la propuesta concertada en el Estatuto anulado y el Govern a la legalidad constitucional vigente. Cuando haya acuerdo, ambos entenderán que hubieran ganado más con una negociación hace diez años que con el enfrentamiento
El tiempo se acelera desordenadamente, estamos perdiendo el compás, el ritmo y la política de las emociones y de la improvisación se está apropiando del juego. Nos sentimos más vulnerables y claro, cuando nos ofrecen una bandera la tomamos con más facilidad y nos hacemos nacionalistas, españolistas, catalanistas, madridistas o barcelonistas… Banderas e insignias que representan una de nuestras dos mitades o identidades, la que nos mantiene unidos a la tierra, a la familia, a unos amigos, a la lengua y a una nación, frente a la otra mitad que reclama el “yo soy” y garantiza nuestra personalidad, nuestras diferencias, la mejor autodefensa frente al gen fanático que llevamos dentro.

DOPARSE O NO DOPARSE ESA ES LA CUESTIÓN

El gran colocón de la guerra

Lukasz Kamienski pasa revista en un libro pionero al uso de las drogas en combate a lo largo de la historia, desde los hoplitas griegos hasta las fuerzas especiales de EE UU.
No hay guerra sobria. Que en la guerra siempre se han usado drogas es sabido, Lo que no lo es tanto es la escala. De hecho, la mayoría de los guerreros de la historia han entrado en combate colocados de algo. Desde los hoplitas griegos (opio y vino) a los actuales pilotos de cazabombarderos estadounidenses (“pastillas go”: anfetaminas), pasando por los guerreros vikingos (hongos alucinógenos), los zulúes (extractos de diversas plantas “mágicas”) o los kamikazes japoneses (tokkou-jo,“pastillas de asalto”: metanfetamina), los combatientes de todas las épocas y clases han echado mano de alguna sustancia psicoactiva para enardecerse, mejorar el rendimiento, y vencer el miedo y ser capaces de luchar contra el enemigo con armas mortíferas, un trauma, matar y eventualmente morir, que significa un verdadero desafío a la naturaleza humana.

domingo, 29 de octubre de 2017

"FURGOL" NO ES "FURGOL", "FURGOL" ES TELEVISIÓN

Siempre, en España, se llamó a ese juego que se juega con un balón y con los pies, balompiè o fútbol, pero llegó un señor que pusieron como presidente de la Federación , llamado Villar, y siempre que le hacían entrevistas lo llamaba “furgol”
Figurantes en los campos de fútbol
El Celta inaugura las sanciones de la Liga por ubicar incorrectamente al público en las gradas

                    Partido entre el Celta y el Alavés en el estadio de Balaídos.
La televisión manda. El fútbol ha dejado de ser un deporte pensado para esos aficionados incondicionales que compran religiosamente su entrada y acuden cada jornada al campo incluso en las condiciones meteorológicas más adversas para jalear a su equipo. Los hinchas se han convertido en meros figurantes que ocupan las gradas de los estadios a mayor gloria de las retransmisiones televisivas. Salirse del foco cuesta caro. Lo acaba de comprobar el Celta de Vigo, incomprensiblemente sancionado por no haber ubicado a los espectadores de Balaídos frente a las cámaras de televisión.
La Liga implantó la temporada pasada un catálogo de normas de obligado cumplimiento con las que aspira a “elevar los estándares de la producción televisiva”, “potenciar la marca” y lograr que “cuando alguien vea un partido de la Liga, sepa inmediatamente que es nuestro producto, con su identidad propia y una calidad máxima”. Estas normas afectan a las imágenes del juego, la iluminación de los estadios, la afluencia de público en las gradas, la indumentaria de los trabajadores del estadio, el color de las redes o la calidad del césped. El Reglamento para la Retransmisión Televisiva, un documento de casi 100 folios, fija una serie de sanciones a los clubes que lo incumplan. El Celta ha tenido el dudoso honor de inaugurar este delirante marcador por saltarse uno de los aspectos que más polémica han desatado: la ubicación del público.
La Liga defiende que la ocupación del estadio, para una óptima retransmisión, deberá apreciarse lleno. Y recomienda “encarecidamente” situar a los abonados y al público en general entre “córner y córner de la grada opuesta a la posición de la cámara principal”. Si la ocupación de esa grada es inferior al 75%, el club será sancionado (se anotará dos puntos negativos), aunque en menor medida que si no llega al 50% (cuatro puntos). Eso sí, si llueve o nieva, se perdonará que los hinchas no vayan al campo. Un consuelo para los seguidores del Numancia, que soportan en Los Pajaritos temperaturas bajo cero.
Para evitar que las gradas aparezcan desangeladas se contempla incluso la posibilidad de desplegar lonas. Aunque los clubes también podrían hacer como los italianos, que utilizaron olivos de cartón piedra para engañar a los inspectores que realizaban fotografías aéreas de los campos de cultivo y así aumentar fraudulentamente las subvenciones de Bruselas. En caso de urgencia, podrían colocar un croma con enfervorecidos hooligans.

Por exigencias de la función, podría llegar un momento en el que el respetable sea seleccionado y aleccionado al estilo de los figurantes de los programas de televisión, que aplauden o abuchean a las órdenes del regidor. La televisión vive del espectáculo, pero intentar trasladar el artificio a la vida real suena, como poco, a despropósito. A no ser que se pretenda equiparar el fútbol a Sálvame, un talk show de tercera división.
VISTO AQUÍ 
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sábado, 28 de octubre de 2017

CUIDADO CON LA CARNE

Antibióticos: una desidia que pagaremos cara
España es el segundo país de la UE, después de Chipre, que más contribuye a las resistencias bacterianas por el abuso de fármacos profilácticos en las granjas
     Desinfección de una granja de cerdos en la localidad de Hsichiou (Taiwan). AFP
Cada vez que compramos carne hemos de saber que la forma en que se ha criado el animal del que procede puede llegar a ser la causa de nuestra muerte algún día. Y no porque la carne tenga un efecto tóxico de efecto retardado, sino porque por cada kilo de carne que se produce en España se emplean 402 miligramos de antibióticos. El abuso de los antibióticos como profiláctico para evitar infecciones en la cría de animales es una de las principales causas de las resistencias bacterianas por las que algunas afecciones comunes como la neumonía o la infección de orina, ya no respondan a los tratamientos disponibles.
Numerosos informes han alertado de las graves consecuencias del aumento de las resistencias bacterianas. Se estima que cada año mueren ya ahora en Europa 25.000 personas —2.500 en España— por bacterias y otros microorganismos resistentes a los antibióticos. De seguir en esta progresión, algunos expertos vaticinan que las infecciones bacterianas pueden volver a ser un azote para la humanidad como lo eran antes del descubrimiento de la penicilina, es decir, una causa frecuente de muerte a cualquier edad. Perder el tesoro que representa el arsenal de antibióticos con los que curar infecciones sería el peor de los desastres. Y lo peor es que eso puede ocurrir no porque sea inevitable, sino como consecuencia de una lamentable desidia que abarca a toda la cadena productiva, desde las autoridades que tienen la misión de vigilar la correcta prescripción de los fármacos, a los veterinarios que los prescriben y los ganaderos que los administran.
España es el segundo país de la UE, después de Chipre, en el que más antibióticos se usan en la crianza de animales, según un informe emitido por la Agencia Europea del Medicamento. Usamos cuatro veces más antibióticos que Alemania y seis veces más que Francia, por citar dos países con importantes cabañas ganaderas. Las consecuencias de esta imprudencia no las pagan solo quienes comenten la infracción. Las pagamos todos. Aunque se observa una mayor incidencia de resistencias bacterianas en los países con mayor consumo de antibióticos, a la larga el problema se extenderá, pues las bacterias no se paran en las fronteras. Por esa razón, algunos países como Bélgica han amenazado con denunciar a España por el incumplimiento de los patrones de prescripción, tanto en animales como en humanos.
El uso de antibióticos en ganadería descendió en el resto de Europa un 13% entre 2011 y 2015. En España ni siquiera hay datos de ese periodo. En 2014 se aprobó un plan estratégico para reducir el consumo de uno de los antibióticos más utilizados en la cría de cerdos, la colistina. Es un antibiótico de último recurso para los humanos que se utiliza para prevenir infecciones en las granjas debido al hacinamiento de los animales. El plan está basado en la voluntariedad y, aunque se han adherido formalmente el 70% de las empresas cárnicas, el consumo apenas ha descendido un 3% en el último año. Puesto que la persuasión no funciona, habrá que recurrir a lo que recomienda la OMS: la prohibición como profiláctico.


miércoles, 4 de octubre de 2017

YO SOY ESPAÑOL (LETRA Y MUSICA)


SER ESPAÑOL

Laura Moreno de Lara
No cariño, tú no eres español. Ser español no es llevar la bandera, ni gritar como un berraco frases de odio que espero que no sientas. Tampoco lo es ponerse una pulserita en la muñeca, ni cantar el cara al sol. El concepto de ser español es algo totalmente distinto, o al menos lo debería ser, porque a estas alturas de la historia yo ya no sé qué decirte.
Como española que soy, te voy a contar lo que para mí es ser español:
Ser español es arder cuando arde Doñana o temblar cuando tembló Lorca; es sentarte a escuchar historias de meigas en Galicia y llegar a creértelas; es ir a Valencia y no sentir rabia por leer un cartel en valenciano, sino que te agrade poder llegar a entenderlo y es presumir de que las Canarias nada tienen que envidiarle al Caribe.
Sentirse español es sufrir por no haber podido vivir la movida madrileña, enamorarte del mar al oír Mediterráneo de Serrat, es pedirle borracha a tu amiga catalana que te enseñe a bailar sardanas, querer ir a Albacete para comprobar si su feria es mejor que la de Málaga y sorprenderte al ver lo bonita que es Ceuta.
Para mí ser español es presumir de que en Andalucía tenemos playa, nieve y desierto; sentir casi mérito mío que un alicantino esté tan cerca de un Nobel, pedirle a un asturiano que me enseñe a escanciar la sidra y morirme de amor viendo las playas del País Vasco en Juego de Tronos.
También es española la cervecita de las 13.00, el orujo gallego, la siesta, el calimotxo, la paella, la tarta de Santiago, las croquetas de tu abuela y la tortilla de patatas. Lo son las ganas de mostrarle lo mejor de tu ciudad al que viene de fuera y que tú le preguntes por la suya; es hacerte amiga de un vasco y pedirle que te enseñe los números en euskera, por si pronto vuelves a por 2 ó 3 pintxos; es enorgullecerte de ser el país ejemplo a nivel mundial en trasplantes, de formar parte de la tierra de las mil culturas y de ser los del buen humor.
No hay nada más español que se te pongan los vellos de punta con una saeta o con una copla bien cantá, atardecer en las playas de Cádiz, descubrir casi sin querer calas paradisiacas en Mallorca, hacer el camino de Santiago en septiembre maldiciendo el frío o que Salamanca y Segovia te enseñen que no hay que ser grande para ser preciosa.
Así que, acho, picha, miarma, perla, tronco, tete, mi niño… eso es ser español, lo otro es política. Pero si de política quieres impregnar este concepto, también te vuelvo a decir que te equivocas: porque ser español no es desear que le partan la cara a nadie, es sufrir la situación de paro de tu vecino o el desahucio que has visto en la tele; ser español no es oprimir el SÍ o el NO de toda una comunidad autónoma, es indignarte cuando nos llaman gilipollas con cada nuevo caso de corrupción; ser un buen español es querer que en tu país no haya pobreza, ni incultura, ni enfermos atendidos en pasillos del hospital y, joder, querer quedarte aquí para trabajar y aportar todo lo que, durante tanto tiempo, precisamente aquí has aprendido.
Eso es ser español, o al menos, eso espero.
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Más cosas que se pueden leer en el sitio de ISABEL MORENO 
16 horas
stos últimos esté todavía por ahí metido en el Govern. OK. LO SABEMOS. "A LA HOGUERA" CON ELLOS.
Dicho lo cual, amigo español con cerebro, te pido que valores y entiendas que, en el 99% de los casos (aquí tb tenemos nuestra cuota de gilipollas, como en todos laos), los catalanes que queremos la independencia, NO LE TENEMOS NINGÚN ODIO A ESPAÑA, Y MUCHO MENOS A SUS GENTES DE BIEN (que serán la mayoría, seguramente). Simplemente sucede que, con la independencia -y entendiendo que ello conllevaría también, probablemente, algunas cosas negativas-, aspiramos a pertenecer a un país en el cual:
-No gobierne un partido de origen franquista.
-No se subvencione a la fundación F. Franco con el dinero de todos.
-No ostente el poder un partido (presuntamente) plagado de corruptos. *En una Catalunya independiente mandaría ERC, un partido con 86 años de historia y ni un solo caso de corrupción. Ni uno.
-No nos mande un señor llamado Rey, que lo es simplemente por haber nacido del co*o de una señora llamada Reina, y así sucesivamente.
-No gobierne un person que ya no es que no sepa idiomas, sino que se hace la picha un lío con el castellano.
-No esté permitida la tauromaquia.
-No exista un impuesto al Sol para beneficiar a las eléctricas.
-No se rescate a los bancos diciéndonos que no nos costará ni un solo euro, y luego nos cueste 40.000 millones de euros.
-No se precarice el empleo a base de reformas laborales indecentes y abusivas.
-No se nos meta en guerras estúpidas y luego se nos mienta sobre la autoría de atentados terroristas derivados de ellas.
-No se le meta el miedo en el cuerpo a la gente mayor diciendo que una Catalunya independiente no podría pagar las pensiones, cuando tú te has pulido TODA la caja de la seguridad social destinada a las mismas.
-No se despilfarre el dinero en trenes y aeropuertos fantasmas por un puñado de votos,
-No se gaste el dinero de todos los españoles en mandar Policía Nacional y Guardia Civil a Cataluña con órdenes de pegar palos y cargar indiscriminadamente como si de una guerra se tratase,lo cual solo había el pueblo con una papeleta en mano....y en cambio no haya dinero para luchar contra la violencia de género o para ayudar a las personas dependientes...
Por todos estos motivos y muchos más, amigo español con cerebro, entiende por favor que muchos, AUN DESEÁNDOLE LO MEJOR A ESPAÑA, nos planteemos la posibilidad de irnos y empezar de cero. GRACIAS.
Copia y pega si estás de acuerdo....

QUÉ POCO HEMOS CAMBIADO

El día que volvimos a entender lo que somos
Por
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2 octubre, 2017
2815


Ha sucedido. Ha llegado la primavera catalana a Hispanistán, y con ella han florecido los extensos prados de resentidos, envidiosos, catetos y fascistas (valga la pluriredundancia). Esos mismos prados que parecían yermos pero que sabíamos vivos porque daban explicación a los muchos millones de votos de la derecha y parte de la pseudoizquierda de este país.
Tenía que ocurrir tarde o temprano. Solo esperaban a que les diera el sol para ponerse otra vez de cara a él y poder soltar toda su bilis. Y así, cara al sol, las redes se han visto saturadas de estupideces mayúsculas y perversiones mentales como no se había visto nunca, que ya es decir. Parece que se ha conjurado todo el arco de la idiocia patria. Ese que va de los guturales “a por ellos, oe” hasta la “España una” o “yo soy español”. Aunque de todos ellos los que en realidad producen mayor vergüenza ajena son los que además quieren justificar sus desvaríos, porque al intentarlo hacen evidentes sus problemas a la hora de simultanear la contención de esfínteres con la expresión oral o escrita, y no es agradable. Estos son los que han oído campanas y, en lugar de soltarte directamente una hostia, antes te sueltan lo del respeto a la ley, la inconstitucionalidad, el egoísmo, el embauco de la burguesía, el internacionalismo excluyente, los ‘pujoles’, las nuevas fronteras, y cualquier otra simpleza que dentro de sus estrechos límites dé sentido crítico a sus perniciosas pulsiones religioso-nacionales.
Las dos Españas de siempre. Nada ha cambiado. Bueno, o quizá sí, porque ahora también tenemos nuevos especímenes: paletos con titulación académica y comunistas de la indivisibilidad de la patria (antes izquierda centralista). Todo un logro de esta España de la tercera restauración. Por lo demás, seguimos siendo el mismo pueblo servil, rastrero y ponzoñoso que adora sus ‘caenas’, y que no perdona que otros siquiera intenten librarse de ellas.
Nada ha cambiado, no. Y nada va a cambiar, porque en España solo hay política de partidos, y no política desde la sociedad. Y política de partidos, pero además con una particularidad: de partidos dinásticos, porque es algo que ya dejó muy bien atado el dictador. Democracia a la franquista: solo si no se sale del guión.
Seguro que en este momento alguien estará pensando que ahora está Podemos, y que Podemos no es de esos. Y bueno, en parte sería verdad y en parte no. Porque Podemos pudo ser algo importante. El caso es que no creyó en esa otra España sensata, que también existe y en la que también estaban muchos catalanes, y ahora es esa otra España la que ya no cree en ellos. Es lo que tiene, por buena intención que destiles, no ir de cara y vivir intentando calcular lo ajeno sin calcular tu propia arrogancia.
Por si faltaba algo, ahora con el tema de Cataluña también se han confundido. Ninguno de sus potenciales votantes no dogmáticos puede sentirse cómodo cuando escucha hablar de patriotismo a alguien que sabemos que como nosotros también escuchaba el “Cara al Culo”. O cuando dice eso de: “Yo no quiero que Cataluña se vaya”, porque es el momento en el que te preguntas… ¿y se puede saber específicamente por qué te importa tanto eso de las territorialidades pasionales? O cuando personas que apoyaban (cuando no financiaban) actos de desobediencia te vienen ahora con eso otro del “referéndum con garantías”.
En fin, esto es por simplificar, porque un poco más en serio, sé que comparto con Iglesias, Monedero, Errejón y compañía más de una lectura, influencias, e incluso algunos amigos, y sé que a nivel patriótico-sentimental e intelectual les importa una mierda si Cataluña, Andalucía o La Rioja deciden ser un estado propio. Pero, por no ser malpensado, voy a decir que creo que  llegaron a la conclusión de que sin integrar a parte del sistema entre sus filas y filias nunca podrían acceder al poder, o que lo harían de forma efímera; lo cual no es ni mejor ni peor, pero creo sinceramente que se equivocaron, como en tantas otras cosas. En cualquier caso lo mismo da, porque ya es tarde. Y de todas formas todavía son lo mejor que nos podía pasar, a pesar de que ciertas declaraciones, como las últimas del presunto revolucionario Monedero equidistante entre represores y reprimidos, me produzcan urticaria.
Así que sí, que si teníamos alguna duda, ahora ya ha quedado claro que no hemos cambiado nada. Que se volvería a llenar la Plaza de Oriente. Que los grises solo han cambiado de color. Que las reuniones ‘legales’ ya no son de cuatro sino de veinte, y que en lugar de purgas te meten un multazo, que casi duele más. Y que, como con ‘la Pirenaica’, hoy también tiene que ser la prensa extranjera, o algun digital de tercera como este, desde donde nos informen con alguna objetividad de lo que ocurre en el régimen de Rajoy (y de Sánchez, Rivera, Atresmedia, Mediaset, la AN, el Constitucional, el TS, Ricardo Blázquez, y un largo etc.).
De esta forma, y de cualquier otra, mucha suerte con vuestra república, catalanes. Y huid. A pesar de todas las dificultades huid como alma que lleva el diablo de este decepcionante país, y ni se os ocurra mirar atrás.
VISTO EN INICIATIVA DEBATE

martes, 5 de septiembre de 2017

"SI SIGUES CUMPLIENDO AÑOS ACABARÁS POR MORIRTE"

Huérfanos de Groucho

Julius Henry Marx juró “vivir para siempre o morir en el intento”. Cuarenta años después de su muerte, nadie ha podido llenar el vacío dejado por su humor destructivo y su corrosión del lenguaje convencional desde la lógica más rigurosa
Para el subconsciente de muchos de sus seguidores, la muerte de Groucho fue una frustración. Tenía vocación de inmortalidad, como queda de manifiesto en una de sus frases para la posteridad en la que supuestamente pensaba vivir cómodamente instalado: “Tengo la intención de vivir para siempre o morir en el intento”. Una afirmación de tal calibre resume la lógica implacable y dislocada de su Weltanschauung, feliz y agresivamente inmadura. No es muy diferente de esta felicitación de su puño y letra: “Si sigues cumpliendo años acabarás por morirte. Besos, Groucho”. Incluso mencionó en Groucho y yo que alguien por la calle le había implorado encarecidamente “No se muera usted nunca”, como si Rufus T. Firefly conociera la pócima de la eternidad. Con su querencia burlesca hacia la inmortalidad, Groucho invertía brutalmente esa condolencia trillada, propia de tarjeta postal o de galletita china de la suerte, que proclama hipócritamente: “¡Vivirá siempre en nuestro recuerdo!”. La tontuna no convenció a Unamuno y tampoco a Groucho. Bien sabían los dos que no existen los controles de memoria y que, en todo caso, se pueden falsificar. Por ejemplo, con el timo de los aniversarios.





viernes, 11 de agosto de 2017

GENTE VALIENTE, COHERENTE E INTELIGENTE


Artículo que se pudo ver hace algún tiempo en el país (3 de junio de 2012) y que no deja de tener actualidad, los problemas que surgen en la conversación están todavía en el mismo estado y lugar en el que estaban por aquellos años, no sé que habrá sido de la persona que es entrevistada, su blog se eliminó ya.

Ver todo en drive




miércoles, 9 de agosto de 2017

EL JARDÍN DE LAS DELICIAS


Cuando la musa es un emoji

El mundo del arte lleva tiempo reflexionando sobre la semántica de los emoticonos. Hollywood hace ahora su particular interpretación en una película que se estrena el viernes