El gran colocón de la guerra
Lukasz Kamienski pasa
revista en un libro pionero al uso de las drogas en combate a lo largo de la
historia, desde los hoplitas griegos hasta las fuerzas especiales de EE UU.
No hay guerra sobria. Que en la guerra siempre se han usado drogas es
sabido, Lo que no lo es tanto es la escala. De hecho, la mayoría de los
guerreros de la historia han entrado en combate colocados de algo. Desde los
hoplitas griegos (opio y vino) a los actuales pilotos de cazabombarderos
estadounidenses (“pastillas go”: anfetaminas),
pasando por los guerreros vikingos (hongos alucinógenos), los zulúes (extractos
de diversas plantas “mágicas”) o los kamikazes japoneses (tokkou-jo,“pastillas de asalto”: metanfetamina), los
combatientes de todas las épocas y clases han echado mano de alguna sustancia
psicoactiva para enardecerse, mejorar el rendimiento, y vencer el miedo y ser
capaces de luchar contra el enemigo con armas mortíferas, un trauma, matar y
eventualmente morir, que significa un verdadero desafío a la naturaleza humana.
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