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martes, 30 de marzo de 2021
DONNA HUGHES. UNA PROFESORA VALIENTE
La profesora de estudios de género que criticó la 'fantasía transexual' se enfrenta a una reacción violenta, pero se mantiene firme
Una profesora de estudios de género se mantiene firme a pesar de enfrentar los llamados a su despido por escribir una columna de opinión que argumentaba que los excesos del movimiento transgénero son una amenaza para las mujeres biológicas.
El artículo de Hughes, publicado el 28 de febrero en un sitio web de feminismo de cuarta ola llamado 4W, argumentó que “la fantasía transexual ha imaginado, y está representando, un mundo en el que cómo se siente un hombre es más real que su realidad real. Y ahora la fantasía tiene el peso del gobierno federal detrás ".
La profesora comenzó su columna argumentando que las conspiraciones de la derecha, como QAnon, tienen contrapartes en la izquierda política, siendo esa la "fantasía transexual", que ella define como la "creencia de que una persona puede cambiar de sexo". , ya sea de hombre a mujer o de mujer a hombre ".
“La categoría biológica de sexo, en particular el sexo femenino, está siendo aplastada. Se espera que las mujeres y las niñas renuncien a sus lugares de privacidad, como los baños, los vestuarios e incluso las celdas de la prisión ”, escribió.
Después de que se publicó, los usuarios de Twitter comenzaron a presentar quejas ante la universidad con respecto a Hughes, según una declaración enviada por correo electrónico de la abogada de Hughes, Samantha Harris, a The College Fix.
"Profe. Hughes se ha convertido en el objetivo de una campaña en línea coordinada por personas que solicitan a los estudiantes que presenten quejas sobre ella ante la universidad y, en palabras de un usuario de Twitter, que 'la eliminen' ”, dijo Harris.
En respuesta a la presión, la Universidad de Rhode Island se distanció de Hughes, emitiendo una declaración que decía: “La Universidad no apoya las declaraciones y publicaciones de la profesora Donna Hughes que defienden perspectivas anti-transgénero y reconocen que tal discurso puede causar dolor e incomodidad para muchas personas transgénero ".
Si bien la declaración de la universidad defendió la libertad de expresión, señaló que "la Primera Enmienda de un miembro de la facultad y los derechos de libertad académica no son ilimitados, sin embargo, y deben ejercerse de manera responsable con el debido respeto por las demás obligaciones del miembro de la facultad".
Pero Harris, en su comentario a The Fix , argumenta que la declaración de URI implica que el artículo de Hughes puede no estar protegido por la Primera Enmienda "porque de alguna manera no mostró la moderación adecuada en la expresión de su opinión".
“Este simplemente no es el caso”, dijo Harris. "Su artículo está protegido por la Primera Enmienda, aparte de las cuestiones de libertad académica, porque estaba expresando sus puntos de vista como ciudadana sobre un asunto de interés público".
“El hecho de que ella pueda estar bien versada en este tema en virtud de su trabajo no transforma esto en un discurso pronunciado en el contexto de su empleo; de hecho, su biografía al final del artículo ni siquiera menciona su afiliación con URI ".
A pesar de la reacción violenta, Hughes dijo que no retrocederá.
"Soy conocida como alguien que expresa mi opinión y he estado dispuesta en el pasado a defender los derechos y la protección de las mujeres y las niñas y oponerme a las leyes y políticas que resultan en su daño y explotación", dijo a The College Fix a través de Email.
Su biografía en línea dice que es una de las fundadoras del estudio académico sobre la trata de personas y también lanzó en 2016 la revista Dignity: A Journal of Sexual Explitation and Violence, de la que continúa sirviendo como editora en jefe.
Hughes dijo que no está satisfecha con la declaración de la universidad.
“La universidad debe declarar que está comprometida con la libertad académica y la libertad de expresión, y tomar medidas para demostrar que esos principios y derechos son más que palabras”, dijo Hughes. “Deben afirmar que estaba en mi derecho de escribir mi opinión y que no sufriré consecuencias laborales adversas por hacerlo”.
Al menos un erudito que está observando esta situación dijo que Hughes no es la persona adecuada para pelear.
"Si la Universidad de Rhode Island cree que puede intimidar, o silenciar, a la profesora de Estudios de la Mujer Donna Hughes, será divertido ver el choque de trenes", tuiteó el profesor de Princeton Robert G. George.
“Esta es una mujer que se ha enfrentado a los traficantes sexuales y los matones que dirigen la industria del porno. Ella es intrépida ".
jueves, 25 de marzo de 2021
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domingo, 21 de marzo de 2021
¿SAVE SPACE?
Las TÁCTICAS SECRETAS de las mamás brillantes: una historia de TRAICIÓN y acicalamiento
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Voy a compartir una larga HISTORIA PERSONAL, con la esperanza de que pueda ayudar a algunos de ustedes.
lunes, 15 de marzo de 2021
LOS BURGUESES IBAN A VER BAILAR A LAS LOCAS
Victoria Mas debuta en la novela trasladándonos al baile anual de un manicomio de mujeres que, a finales del siglo XIX, congregaba a la alta burguesía parisina
La francesa Victoria Mas, fotografiada el mes pasado en una calle de París
María D. Valderrama / EFEBARCELONA
Junto a mujeres con enfermedades mentales de diversa naturaleza, muchas internas del manicomio parisino de la Salpêtrière “no sufrían ninguna patología, simplemente molestaban a su familia, no las comprendían, subvertían el orden y mantenían una actitud rebelde. Internarlas era tan fácil como que el hombre de la casa hiciera una petición”.
Ese es el estremecedor contexto real de El baile de las locas (Salamandra), el prometedor debut en la novela de la filóloga francesa Victoria Mas (Le Chesnay, 1987), hija de la cantante Jeanne Mas, que hasta ahora solo había trabajado en el mundo del cine (de hecho, la versión cinematográfica del libro se encuentra en pleno rodaje).
“Había claramente un interés sexual, eran cosificadas, convertidas en objetos sexuales. Provocaban a la vez repulsión y concupiscencia”
El baile anual que realizaba la institución, con sus vistosos disfraces, sus valses y sus polkas, mezclando en la misma danza a las internas y los burgueses que acudían a divertirse, suena como una mezcla de Fellini y Stephen King tan increíble como cierta. “Basta consultar la prensa de la época –responde Mas, en conversación telefónica, desde París–. Los burgueses venían a pasarlo bien, morbosamente, con la esperanza de observar crisis nerviosas o de convulsiones como aliciente. Ellas soñaban con que un príncipe se las llevara de la institución y esperaban todo el año aquella noche”. Las entonces llamadas histéricas (o melancólicas, epilépticas, maníacas o dementes) “generaban fascinación, el famoso doctor Charcot las fotografiaba, las sometía a hipnosis en público, del mismo modo que se encerraba a indigentes en jaulas para que los miraran. Había claramente un interés sexual, eran cosificadas, convertidas en objetos sexuales. Provocaban a la vez repulsión y concupiscencia”.
Dibujo que representa el baile de las locasSi la gala parece la parodia de un baile versallesco, las sesiones de fotos con las internas son una versión inquietante y hospitalaria del glamour. “Ese hospital lo ponía todo en escena: las sesiones de hipnosis se hacían sobre una tarima con público en la grada. A su vez, las fotos intentaban capturar el principio de una crisis de histeria, demostrar que la mujer estaba loca, a través de un gesto de la boca o un detalle del ojo. El baile de disfraces era, para las mujeres, un momento de retorno a la normalidad. Pero, al otro lado, la mirada del público asistente era malsana, vivían un divertimento perverso”.
Por allí pasó Jane Avril, cantante y bailarina de cancán del Moulin Rouge, fue donde justamente descubrió la danza y pudo salir de su depresión"
Una de las protagonistas, Eugénie, procede de un medio acomodado. “No era el caso de la mayoría, que venían de familias obreras, a menudo eran analfabetas y no podían defenderse. A Eugénie la encierran porque practica el espiritismo, un motivo suficiente en la época, identificado con el satanismo aunque lo practicó un selecto grupo de notables, entre ellos Victor Hugo”. La Biblia de Eugénie es El libro de los espíritus de Allan Kardec, “un texto bastante feminista, proclamaba que las mujeres eran iguales a los hombres y que tenían derecho a abortar”. Hay personajes que creen hablar con los muertos pero ¿lo hacen realmente?
Otra interna, Therèse, se encuentra bien allí. “No quise ser maniquea –aclara la autora–. El hospital aportó seguridad y a veces cuidados a ciertas mujeres que habían sufrido una gran violencia en sus vidas. Jane Avril, famosa cantante de cabaret y bailarina de cancán del Moulin Rouge, pasó dos años en la Salpêtrière, donde justamente descubrió la danza y pudo salir de su depresión”.
Fotógrafía de las internas bailando en 1890
“Todo el contexto es verídico: experimentaban con sus cuerpos, las sometían a instrumentos como el compresor de ovarios para calmar sus crisis, les introducían un hierro caliente en la vagina y el útero, se las dormía con psicotrópicos...”. Un personaje clave fue el siniestro doctor Charcot, fundador de la neurología, quien “tenía muchos admiradores y detractores ya en su época. Era ambicioso, poderoso, popular y autoritario. Las mujeres lo veían muy poco pero les llegaba su aura, su carisma”.
Un personaje clave es el de la enfermera Genevieve, “vínculo entre exterior e interior, y también entre los médicos y las mujeres. La hago atravesar una conmoción moral que cambia su mirada hacia las internas y hacia su propio oficio”.
Sin ser una novela social, el trasfondo crítico es evidente. “El hospital formaba parte de un sistema oficial de represión de las mujeres, fruto de la estructura de la época. Deberíamos preguntarnos: ¿qué permanece de todo aquello en el mundo de hoy? Hemos avanzado en algunas cosas, pero todavía tenemos algo de aquella herencia. Por ejemplo, el uso que hacemos de la palabra histérica. Y hay profesionales de la salud que me dicen que aún hoy sigue reinando un ambiente carcelario en los centros. Otras preguntas pertinentes son: ¿qué es un loco? ¿Cómo los tratamos?”.
Hoy en día, la Salpêtrière es un hospital normal. “Todo empezó un día en que acompañé allí a un amigo y me afectó la inmensidad y grandiosidad del lugar, su arquitectura, esos muros espesos, parecía más una cárcel, con una capilla, una cúpula enorme, parece un barrio, con sus calles, un jardín... Investigué su historia y me quedé impresionada”.