Fantasías para diferenciarse
Las mitomanías de un país afectan a su historia. Es en las comunidades más diferenciadas —Cataluña, País Vasco, Galicia— donde las modificaciones del pasado y los avatares producidos por el transcurso del tiempo adquieren especial vigor
LUIS GOYTISOLO 10 OCT 2015 - 00:00
No es una peculiaridad española. Prácticamente todos los países, empezando por los más próximos —Francia, Inglaterra, Portugal, Italia— padecen problemas similares. Como algunas personas, y no precisamente a partir de cierta edad. Inventar historias —mitomanía— es algo que en esas personas se da prácticamente desde la infancia.
Si en el individuo semejantes mitomanías son algo que forma ya parte de su manera de ser, las propias de un país afectan más bien a su pasado, a su historia. Aunque eso sí, siempre en menor grado —comparativamente— que aquellas que dentro de cada país afectan a determinadas regiones que en virtud de ciertas singularidades intentan diferenciarse del Todo. Y, debido sin duda a ese empeño, los rasgos diferenciales esgrimidos suelen ser más numerosos y llamativos que los de ese Todo. El objetivo, hacerlos repercutir en el presente.En España, las fantasías propiamente nacionales suelen corresponder a las de la tradición castellanoleonesa. Las espectaculares victorias militares conseguidas gracias a la intervención directa de la Virgen de Covadonga o de Santiago (300.000 moros abatidos), sin ir más lejos. Por otra parte, del mismo modo que se añaden fantasías a determinados hechos del pasado, otros hechos pueden ser negados, silenciados o simplemente dejados de lado. El desinterés, por ejemplo, extendido a toda la península, hacia cuanto se refiere a la presencia de los fenicios, que dista mucho de limitarse a unos pocos puntos de la costa.
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