El límite está en lo público
El periodista Hermann
Tertsch dice que Podemos, en estos momentos la tercera
fuerza política de este país, “matará a gente”. Y lo dice en un
programa de Telemadrid, la televisión pública madrileña: “Si
pueden matar gratis a gente, y podrán si están en el poder, lo harán”. No
es la primera vez que el hombre que salió herido tras enfrentarse a un taburete
del pub Toni 2, al que confundió con el Gran Wyoming,
utiliza términos criminales para dirigirse al partido de Pablo
Iglésias y Juan Carlos Monedero: “Si tuvieran que
matar, los líderes de Podemos matarían igual que ETA”, dijo el
pasado 24 de junio en el programa “Rojo y negro” de la
emisora Radio 4G.
Tertsch es la imagen del
deterioro. Periodístico, intelectual y físico. Resulta digno de lástima, sin
duda. Pero quizá también de algún correctivo que frene una verborrea violenta y
provocadora que tiene como único fin generar el suficiente odio, crear tanto
enfrentamiento, como para que alguna tertulia de radio o televisión solicite
nuevamente sus irascibles servicios. Seamos sinceros: no estamos ante un
peligro público. Tertsch calumnia de manera consciente, y un tanto
patética, para no caer en el olvido, para tener un sueldecillo, para
sobrevivir. Opiniones tan radicales y burdas como éstas no calan en la
sociedad, resultan irrelevantes, solo sirven para alimentar debates en Menéame.
Y para llenar la nevera del periodista acabado con productos de saldo: los
sueldos de los opinadores radicales ya no son lo que eran
Podemos asesinará a gente si llega al poder. / MuyAficionado (YouTube)
El problema del periodismo
alimenticio radical, con Tertsch como abanderado, no solo es la subida de
colesterol que produce una monótona dieta de chóped y mortadela. El problema
real está en la financiación de esos embutidos. ¿Paga un empresario que quiere
jugar a dos bandas, tele progre y tele facha, por aquello de dividir las inversiones?
Allá el con su conciencia. ¿Pagan los obispos, como cuando traspasan
directamente el dinero del cestillo a la cuenta de 13TV? En este
caso, allá la conciencia de aquellos que marcan la casilla de la Iglesia en la
declaración de la renta. Otra cosa es Telemadrid, una televisión pública que,
pese a estar dirigida personalmente por Ignacio González, debería
conservar un mínimo de dignidad, de profesionalidad y de orgullo: está
financiada con los impuestos de unos ciudadanos, los madrileños, que en ningún
caso deberían costear los regüeldos de Hermann Tertsch, que jamás tendrían que
sufragar a quienes incitan a la violencia y el odio, que nunca deberían ser
cómplices de semejante esperpento. Parece obvio, ¿no es cierto? Pues vea el
vídeo y después me cuenta…
El límite no está en la decrepitud, la insensatez o los delirios del periodista que, pobre, trata de sobrevivir. El límite no está en la opinión, por irracional o improcedente que parezca. El límite está en pagar toda esa basura con dinero público.
El límite no está en la decrepitud, la insensatez o los delirios del periodista que, pobre, trata de sobrevivir. El límite no está en la opinión, por irracional o improcedente que parezca. El límite está en pagar toda esa basura con dinero público.
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