jueves, 28 de agosto de 2014

AQUELLA MONARQUÍA



Rafael Fernando Navarro | Marpalabra | 1/7/2014
Era una viñeta de la sabia Mafalda: en el 78 –decía- admitimos la monarquía para obviar los sables y las pistolas. En 2.014 tenemos monarquía porque la votamos en el 78. Y hacemos de la historia esa serpiente que se enrosca sobre sí misma, que justifica el hoy porque se justificó un ayer. Caracolea la historia en su concepción griega y la despojamos de su linealidad. La encerramos en su propio círculo y le evitamos (nos evitamos) el esfuerzo de seguir creando porque tenemos la tranquilidad anquilosada de que todo está hecho. Es frecuente esta aseveración entre café y café: Toda la vida se ha hecho así. Y por eso el futuro se convierte en mero porvenir, en tiempo que llegará por la inercia de los relojes de salón.

Franco no hizo historia. Hizo tiempo, como hacemos tiempo cualquiera de nosotros a la espera de algo que ocurrirá, de algo venidero. Y entre tantos cadáveres de tapias blancas y de amaneceres de paseíllo, Franco tuvo un muerto condecorado de botas, prohibiciones, galones y tiros en la nuca. Franco mató el tiempo y creyó que podía enterrarlo en Cuelgamuros. Y con el tiempo enterrado, puso un sucesor para que siguiera sorprendiendo a la historia por la espalda y haciendo de ella simplemente tiempo muerto.
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