ESTE ES EL SITIO DONDE, SI EL DUENDE AYUDA, SE ME CONSERVARÁN LAS COSAS QUE YO VOY VIENDO Y QUE ME GUSTAN.
CREO QUE ASÍ SE AHORRA SITIO EN CASA Y SABES SIEMPRE DÓNDE HAY QUE IR A BUSCAR.
Sentó
al niño en su regazo y lo acarició suavemente susurrándole al oído
palabras juguetonas y traviesas; el pequeño Vladimir sintió
bochorno. Quedó aliviado cuando su padre entró en el comedor
procedente de la terraza. Vladimir se dio cuenta de que el padre
estaba molesto con su cuñado cuando le reclamó con severidad que
saliera con los demás a la terraza. Al chico lo mandó a su
habitación.
El
tío Ruka era aristócrata y homosexual, un diplomático acomodado y
refinado al estilo de Charlus, uno de los protagonistas de En busca
del tiempo perdido de Marcel Proust. Se trataba de un hombre
esmeradamente elegante que en la solapa del abrigo gris perla llevaba
siempre un clavel violeta y al que le gustaba recitar en voz alta
poemas que él mismo había escrito en francés. Aquella misma noche
el tío se presentó en la habitación del pequeño Vladimir. Pidió
al muchacho que le enseñara su colección de mariposas y mientras la
contemplaban juntos, el tío le hacía cosquillas en la cara con su
bigote sedoso y prosiguió con sus caricias y un toqueteo cada vez
más atrevido. Esos encuentros eran agradables y desagradables,
tentadores y repugnantes a la vez. Duraron unos cuatro años.
Volvió
al tema de los abusos en ‘Pálido fuego’, una novela dedicada
claramente a las relaciones homosexuales
Desde
que se publicó Lolita, los lectores en el mundo entero se
preguntaron quién es la misteriosa niña, en quién o qué
experiencia se había basado Nabokov para concebir su personaje.
Mientras me documentaba para mi novela Un revólver para salir de
noche hallé las pruebas, en las que parece que nadie se había
percatado antes, acerca del hecho de que Nabokov en su novela
describió los abusos cuya víctima había sido él mismo de niño.
En el subcapítulo 3 del capítulo tercero de Habla, memoria, Nabokov
dice que “cuando yo tenía ocho o nueve años” su tío Ruka
“después de comer me sentaba en su regazo” y le susurraba
palabras extrañas, mientras que “yo estaba avergonzado por el
jugueteo de mi tío”; como hemos dicho, se le quitaba un peso de
encima cuando el padre de Nabokov llamaba al tío Ruka a que saliera
con los demás: “Basil, on vous attends”. Según Nabokov indica
indirectamente pero con suficiente claridad en sus memorias, esos
juegos abusivos duraron tres o cuatro años.
Cuando
Vladimir tenía 11 o 12 años, según confiesa, un día fue a buscar
a su tío a la estación de tren. El tío venía del extranjero para
pasar el verano en su finca de Vyra, que lindaba con la residencia de
veraneo de los padres de Nabokov. Al verle, Ruka le dijo al muchacho:
“¡Qué amarillo y feo te has puesto (vous êtes devenu jaune et
laid), pobrecito!”. El día de su 15 cumpleaños, el inmensamente
rico tío Ruka le anunció en francés que le había hecho su
heredero. Luego le despidió: “Y ahora puedes retirarte, l’audience
est finie. Je n’ai plus rien à vous dire”. Algo similar pasa en
Lolita: al final de la novela, tras una desesperada búsqueda, el
secuestrador Humbert Humbert encuentra a una Lolita crecida, de 17
años, casada y embarazada. Su seductor la encuentra pálida, pecosa
y demacrada y le regala una gran suma de dinero para su boda. Sin
embargo, Lolita no puede disfrutar de su repentina riqueza porque
muere al dar a luz, al igual que Nabokov no pudo gozar de su herencia
porque a sus 18 años la revolución rusa provocó la total
devaluación del rublo.
Tras
sumergirme en la obra nabokoviana, y no solo en sus memorias, vi
claro que de niño Vladimir sufrió atenciones abusivas de Vasili
Rukavíshnikov, o Ruka, el hermano de su madre, y que el factor que
determinó la creación de la novela Lolita fueron las
extralimitaciones que había sufrido. A Nabokov le obsesionaba la
idea del abuso de los niños. Sobre ello escribió primero El
hechicero, novela que más tarde calificó de “la primera
palpitación de Lolita”, pero no quedó del todo satisfecho con
ella. Después de Lolita volvió al tema de los excesos y abusos en
Pálido fuego, entonces hablando claramente de relaciones
homosexuales. En los tres casos, Nabokov expresó su contrariedad y
rechazo de los excesos cometidos contra los niños.
Le
obsesionaba la idea del abuso de los pequeños. Le gustaban las
mujeres, pero nunca las niñas
Es
posible que muy pocos, quizá apenas Véra, la esposa del escritor,
conocieran ese secreto de él. Véra sabía que a su marido le
gustaban tanto las mujeres como las mariposas. Pero, según afirmó
Katherine Reese Peebles, con la cual Nabokov mantuvo una relación
amorosa cuando era profesor en la Universidad de Cornell, en Estados
Unidos, “le gustaban las mujeres y las chicas, pero nunca las
niñas”. Además, Véra sabía que para el personaje de Lolita
Vladimir recurrió al rapto de la niña Sally Horner, un caso que a
finales de los cuarenta sacudía al país. Día tras día Nabokov
buscaba en los periódicos americanos nuevas revelaciones sobre las
terribles peripecias de Sally en manos de su secuestrador para
usarlas en su novela. Sobre el rapto de Sally Horner, la escritora
Sarah Weinman ha publicado recientemente su libro La auténtica
Lolita.
Las
atenciones abusivas del tío Ruka tuvieron como consecuencia también
que Nabokov mirara con escepticismo a los homosexuales. Se distanció
de su hermano Serguéi a causa de la homosexualidad de éste. Es algo
sorprendente porque Nabokov era un hombre muy abierto y en absoluto
moralista. Sin embargo, al enterarse de que Serguéi se había
portado como un héroe cambió de actitud. Durante la Segunda Guerra
Mundial, Serguéi nunca ocultó su desprecio por la Alemania de
Hitler y el régimen nazi al que criticaba abiertamente; alguien le
delató y Serguéi fue a parar a un campo de concentración nazi
donde murió. A posteriori Nabokov se avergonzó de su postura fría
hacia su hermano. Y entonces cambió de actitud hacia la
homosexualidad en general.
A
lo largo de décadas se han escuchado críticas a Lolita desde las
sensibilidades feministas. Muchas de ellas no parecen percibir todos
los matices de la novela. Como la gran obra de arte que es, Lolita
está escrita desde una libertad absoluta y busca reflejar la
complejidad de cualquier comportamiento humano. Nabokov nunca
pretendió escribir un panfleto, aunque dejó claro entre líneas
para quien sepa leer que rechazaba al indigno seductor de menores y
que Lolita fue una víctima. Del mismo modo que Nabokov fue una
víctima porque Lolita también es él.
Monika
Zgustova es escritora; su última novela es Un revólver para salir
de noche (Galaxia Gutenberg, 2019)
El historiador David Porrinas retrata en un libro al Campeador como pragmático señor de la guerra y mercenario, muy alejado del mito.
El Cid real, el Rodrigo Díaz de Vivar histórico, no tenía dos espadas denominadas Colada y Tizona, ni un caballo que respondiera al nombre de Babieca, ni obligó nunca a jurar en Santa Gadea al rey Alfonso VI que no había tenido nada que ver con la muerte del hermano del monarca. Sus hijas no se llamaban Elvira y Sol sino María y Cristina, y además había un hijo varón, Diego. A las chicas tampoco las ultrajaron e hicieron de todo los infantes de Carrión en la legendaria afrenta de Corpes tras las bodas, ni hubo batalla ganada después de la muerte. De hecho, hasta puede que nadie hubiera llamado Cid al Cid en toda su vida (aunque sí se le conocía y él firmaba así como “Campeador”, de campidoctus, “señor del campo de batalla”). Pero todo eso no quiere decir que la existencia y hechos del personaje de verdad (¿Vivar, 1040?- Valencia, 1099) que dio pábulo a la leyenda no fueran extraordinarios.
Ahora, el historiador David Porrinas (Castañar de Ibar, Cáceres, 1977), investigador y profesor en la Universidad de Extremadura y un reconocido estudioso de la guerra en la Edad Media y del propio Campeador, arroja luz sobre el de Vivar en un ensayo desmitificador tan erudito como apasionante. El Cid, historia y mito de un señor de la guerra (Desperta Ferro Ediciones, 2019), con prólogo del catedrático de Historia Medieval y acreditado cidista Francisco García Fitz, se centra especialmente en la actividad bélica de Rodrigo Díaz y lo muestra como un gran hombre de acción. Un guerrero aventurero y oportunista que se mueve con habilidad y pragmatismo extremos en la frontera difusa entre la cristiandad y el islam al frente de una hueste de tropas híbridas compuestas por su propia mesnada y contingentes musulmanes. Un mercenario en busca de botín y señor al que servir en un mundo mestizo, en el que los reinos cristianos y las taifas musulmanas guerrean unos contra otros y todos entre sí, aliándose sin importar la religión. Y un combatiente temible que puede ser brutal (hace torturar civiles y quemar vivo al cadí de Valencia) y que se granjea fama de invencible en la batalla. Un personaje y un escenario, como se ve, que coinciden poderosamente con los de Sidi, la última novela de Arturo Pérez-Reverte (Alfaguara, 2019), aunque en esta hay jura, Tizona y otros mitos.
“Es muy complicado depurar al verdadero Cid histórico de la leyenda tejida a su alrededor”, explica Porrinas, que subraya que hay unas ideas fijadas durante siglos, unos clichés que cuesta desterrar, y valga la palabra. El caso, recalca, es que hay muy buenas fuentes históricas que nos permiten saber cómo era en realidad. “Es seguramente el personaje que mayor cobertura informativa recibió en su tiempo, más incluso que el propio emperador Alfonso VI. Es absolutamente excepcional disponer de tanta información de alguien del siglo XI que no era ni miembro de la realeza ni un alto cargo eclesiástico”. Porrinas cita entre esas fuentes la Historia Roderici, contemporánea del Cid o de poco después, y las informaciones coetáneas de cronistas musulmanes que narran la conquista de Valencia (la gran realización del Campeador) y algunos de los cuales incluso vivieron el asedio. Disponemos asimismo, apunta, de la carta de arras del matrimonio con Jimena y hasta de un documento firmado de puño y letra por el Cid, que signó “ego ruderico” (el trazo no es muy seguro así que probablemente el Cid manejaba mucho mejor la espada que la pluma).
Una imagen de caballeros medievales en el Beato de las Huelgas.
Pese a las fuentes, continúa el estudioso, “el Cantar de mío Cid, puesto por escrito a partir de versiones juglarescas entre los años finales del siglo XII y primeros del XIII y convertido en la obra cumbre de la literatura medieval española, establece una imagen literaria muy distinta de la histórica pero llamada a tener mucho más éxito”. Fue, explica, el empeño de Ramón Menéndez Pidal desde 1929 en considerar el Cantar y los romances sobre el Cid fuentes históricas válidas para el conocimiento del Cid real lo que ha creado tanta confusión. Por no hablar del retoque franquista y la película de 1961 con Charlton Heston. Es la del Cantar una imagen heroica, épica, “muy cinematográfica”, con “evidentes concesiones a la sensiblería, la fantasía, y el dramatismo morboso”. De los episodios más famosos para los mortales comunes de la vida del Cid, Porrinas recalca que “no hay nada de eso”, y que son todo imágenes que se forjan con posterioridad. El duelo con el padre de Jimena, por ejemplo, no aparece hasta el siglo XIV. En cuanto a la jura de Santa Gadea, no se empieza a hablar de ella hasta el siglo XIII, en una obra del historiador eclesiástico Lucas de Tuy, y sería imposible que se hubiera producido: ningún noble podía desafiar así al poder haciendo jurar a un rey.
De Diego, el hijo desconocido del Cid, dicen las fuentes que murió luchando contra los musulmanes en la batalla de Consuegra en 1097. “Fue un mazazo para el Cid que perdió toda esperanza de crear una línea dinástica para perpetuar su recién conquistado principado de Valencia, aunque consiguió casar bien a sus hijas” (María se desposó con Ramon Berenguer III, conde de Barcelona). En cuanto a la victoria después de muerto, atado al arzón de su caballo, señala que forma parte de la leyenda elaborada por los monjes del monasterio de Cardeña, donde fue enterrado el Cid —luego sus restos se dispersaron— tras sacarlo embalsamado de la Valencia amenazada por los almorávides. El historiador indica que no hay pruebas de que en su época le llamaran Sidi o Cid. “La primera vez que vemos esa denominación es en el Poema de Almería, de mediados del siglo XII, donde se menciona a Rodrigo como Cid. Lo cual no quiere decir que sus soldados árabes o sus súbitos valencianos no lo llamaran así, mi señor, pero no está documentado”. Sea como fuere, lo de Cid cuadra con ese comandante de tropas híbridas, variopintas, cristiano al frente de musulmanes, que a partir de su núcleo de medio centenar de caballeros, aventureros y busca fortunas recibe el mando del ejército de la taifa de Zaragoza.
Sorprende que el Cid fuera un mercenario… “Suena peyorativo, pero esa es la definición del que combate por dinero, como los condotieros posteriores o sus coetáneos y tan parecidos señores de la guerra normandos. Rodrigo, un gran pragmático, entiende que ese servicio al rey al-Mutamin de Zaragoza y sus sucesores es lo mejor para cumplir su propósito último de hacerse con Valencia. No se puede entender al Campeador sin su relación de mestizaje militar, político y cultural con los musulmanes”.
¿Se podría haber publicado un libro desmitificador como el suyo, en el que el Cid aparece hasta como ocasional vendedor de esclavos, durante el franquismo? “Imposible”, ríe el autor. “El franquismo nació huérfano de ideologías, tenía que crear una y se apropió de símbolos como don Pelayo, Covadonga, Agustina de Aragón y el Cid. Un libro como el mío no habría gustado. Franco se identificaba con el Cid legendario y le gustaba que otros le identificaran así, como hizo el alcalde de Burgos al inaugurar la famosa estatua ecuestre. Dio muchas facilidades para el rodaje de la película de Charlton Heston que internacionalizaba esa imagen épica del personaje”.
El historiador dice que no ha leído aún la novela de Pérez-Reverte, al que no conoce personalmente pero del que se declara gran admirador. El ensayo de Porrinas y la novela de Pérez-Reverte coinciden en destacar los aspectos militares del Cid y el uso decisivo de la carga de caballería y la lanza. También en mostrar el mundo fronterizo de la Península como un escenario turbulento y sin ley, un Far West medieval.
En un balance del Cid, el estudioso afirma que “no cambió la historia con mayúscula pero sí la historia cultural. Poco después de su muerte cae su señorío de Valencia, no consigue crear un señorío permanente, aunque su sangre fluye por diversas dinastías europeas y se le ha llamado “hacedor de reyes”. Pero el Cantar cambió la historia de España y el personaje ha acabado convertido en un mito que se va revisando y reinterpretando con el tiempo. Ahora está de moda con la novela de Pérez-Reverte y la serie que se prepara en Amazon Prime. Es un nuevo Cid, como el mío, para nuevos tiempos, pero eso no quiere decir que sea el definitivo o que ya esté todo dicho; la historia es una ciencia viva y el Cid tiene cabalgada para rato”.
En España hay miles de cadáveres sin identificar y 13.633 desparecidos. La deficiente gestión de los datos no logra que encajen las piezas de un puzzle dramático
No era ella. Durante unos días del pasado mes de junio pareció que el enigma de la Dama del Camello iba a resolverse, por fin, casi 20 años después. Blanca Mabel Otero Álvarez, desaparecida en León en 1995, era el nombre de la candidata —una más en esta intrigante historia— para dotar de identidad a aquel cuerpo arrojado por las olas en 2001 a la playa del Camello, las orillas santanderinas que le ha dado el nombre que le falta a esa mujer hasta hoy. Pero no era ella. Las esperanzas del inspector Guillermo J. Rosewarne, que se jubiló recientemente sin poder identificar a la misteriosa mujer ahogada en esas aguas cántabras, volvieron a chocar de bruces con los exhaustivos cotejos del inspector José Carlos Beltrán, Jefe de Grupo de Necroidentificación y Retrato Robot de la Policía Nacional.“Cuando vi la foto, los rasgos antropométricos y ese lunar en la frente ya tuve grandes dudas”, señala Beltrán ante la imagen de ambas mujeres. “Pero fue definitivo el contraste de la huella dactilar del DNI de la candidata con la necrohuella que se le tomó a la mujer ahogada. No coinciden, y tampoco su perfil genético con el de quien creía ser su presunto hermano”...😢
Escribo
estas líneas desde una de las numerosas trincheras que hay en el
campo de batalla.
El enemigo se ha multiplicado
y nos acosa desde varios frentes. El patriarcado, nuestro
eterno enemigo, dirige, como un estratega en una partida de ajedrez,
sus distintas piezas contra nosotras: a la violencia y a la
opresión, se les ha unido la explotación sexual, la reproductiva
y un virulento ejército que nos ataca sin cuartel negando nuestra
identidad como mujeres. A las antiguas balas del tipo “feminazi”
y “hembrista”, que siguen zumbando sobre nuestras cabeza, se
les ha juntado las del modelo “terf”, que usan
sus francotiradores, y nos abaten con mortal precisión.
Estamos
cada vez más solas. Muchos de nuestros aliados se han pasado al
enemigo o, tal vez, siempre formaron parte de él. Nos han
traicionado y ya no nos podemos fiar de ellos. La táctica de
infiltrar al adversario en nuestras filas les ha dado resultado. No
nos lo esperábamos. Ahora también tenemos que vigilar nuestra
retaguardia.
No
hay descanso posible. El enemigo es poderoso y la batalla se ha
convertido en una guerra de guerrillas. No podemos hacer otra
cosa que mantener la cabeza baja, para no ser alcanzadas,
apretar los dientes y sujetar con firmeza nuestras viejas armas, del
calibre 8M, que desde hace más de un siglo emplearon las
primeras combatientes que enarbolaron la bandera de la libertad
para las mujeres. Pero no nos rendimos, como al igual ellas tampoco
lo hicieron, y pelearemos con uñas y dientes, si hace falta. Nos
jugamos mucho. Si lo hacemos, ¿qué pensarán de nosotras las
que vienen detrás que, en definitiva, son para quienes
luchamos? Toca cerrar filas, combatir hombro con hombro frente a sus
columnas de blindados, contra su aviación que nos bombardea sin
descanso y su atronadora artillería.
No
es el momento de perrear sino de pelear. Esto no es una fiesta. Es
una guerra. Una batalla que se libra con el fin de destruirnos y
devolvernos al campo de concentración donde el patriarcado nos
tenía encerradas. No volveremos. La sensación de la libertad
es demasiado poderosa: un veneno para el que no hay antídoto
una vez que inunda tus venas.
Siguen
chasqueando balas alrededor mío. Tengo que tener cuidado de que no
me alcance su metralla. Ahí vienen. Les oigo corear sus
cánticos de guerra. Compruebo el cargador de mi arma y me asomo
por encima de la trinchera; un lugar desde donde me defiendo con
mis hermanas.
Una
combatiente.
Según la Universidad de California , los humanos experimentan las mismas emociones que los animales cuando se ven. Ambos piensan en la otra criatura como "linda" y "peligrosa" al mismo tiempo. Hay muchos hechos interesantes sobre animales que se parecen al comportamiento humano que la mayoría de nosotros desconocemos.
Nosotros en Bright Side recopilado algunos datos interesantes y conmovedoras acerca de los animales que harán que los ama aún más.
1. Las nutrias marinas se toman de las manos mientras duermen para evitar separarse mientras flotan.
2. Las nutrias muestran a sus bebés cuando se enfrentan al peligro para hacer que un depredador sienta compasión por ellos.
3.Las ardillas plantan miles de árboles cada año porque olvidan el lugar exacto donde enterraron sus bellotas.
4. Los delfines no solo tienen su propio idioma, sino que también tienen nombres para cada uno de sus amigos cuando los llaman.
5. Los frailecillos se aparean de por vida: una vez que encuentran a su pareja, construyen su casa en un acantilado y permanecen allí por el resto de sus vidas.
6. Las ostras pueden cambiar su género: pueden tomar esa decisión dependiendo de cuál se considere mejor para el apareamiento.
7. Los caballitos de mar se aparean para siempre. Una vez que son socios, siempre se sostienen mutuamente.
8. Los cachorros machos a veces permiten que las cachorros "ganen" cuando juegan juntos, para conocerlos mejor.
9. El quokka es considerado el animal más feliz del mundo.
10. Las vacas se hacen mejores amigas con otras vacas y cuando están separadas experimentan una ansiedad realmente mala.
11. Los pingüinos no solo se aparean de por vida, sino que también pasan mucho tiempo buscando la piedra perfecta para darle a su pareja para "proponer".
12. Los pulpos recogen objetos brillantes y conchas de crustáceos para construir un jardín alrededor de sus cuevas. Hacen esto para permanecer "encubiertos" para protegerse a sí mismos y a sus hogares.
13. Los pollitos tienen la capacidad de comunicarse entre sí mientras están en el huevo a través de un sistema de sonidos.
14. Los pandas rojos tienen colas muy tupidas que usan como manta durante el invierno para mantenerse calientes mientras duermen.
15. Los osos polares se saludan usando el método de "nariz con nariz" cuando quieren pedirle un favor al otro oso, como cuando necesitan algo de comida.
16. Los elefantes bebés chupan su trompa para mayor comodidad, como lo hacen los humanos con los pulgares cuando son bebés.
17. Incluso después de que un oso grizzly crezca y deje a su madre, ella todavía instalará su madriguera cerca de la madriguera de su madre.
18. Después de que un bebé koala crece y se hace más grande que la bolsa de la madre, la madre cargará a su bebé en su espalda.
19. Los gatos rara vez chocan con los demás, pero cuando lo hacen es para demostrarles que confían en ellos.
20. Las ardillas adoptan y cuidan a otras ardillas bebés si son huérfanas.
Laperiodista y filósofa alemana Carolin Emcke(Mülheim an der Ruhr, 1967) lleva muchos años observando y reflexionando sobre diferentes formas de violencia que condicionan nuestras vidas.Alumna del pensador vivo más influyente del mundo, Jürgen Habermas, entre 1996 y 2006 trabajó como reportera de guerra en lugares como Afganistán, Kosovo e Irak paraDer Spiegel. Sus librosContra el odio(Taurus, 2017) yModos del deseo(Tres Puntos, 2018) son un referente en los debates sobre la emergencia de una extrema derecha racista y xenófoba que trata de acaparar y condicionar el discurso político. Emcke estuvo esta semana en la capital catalana para impartir una conferencia dentro del ciclo sobre Feminismos del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB).
PREGUNTA. En su obra aborda la relación entre poder y violencia. ¿Qué es lo que más le preocupa en relación con esta cuestión?
RESPUESTA. Me preocupa la fuerza que está adquiriendo una ideología autoritaria, antimodernista y basada en dogmas de pureza que construye la realidad como si fuera un peligro, una amenaza. Esta ideología está cambiando el discurso político en el sentido de normalizar el racismo, el antisemitismo, el antifeminismo, y contribuye a deshumanizar a las personas o colectivos que más tarde son víctimas de atentados de la extrema derecha. El problema es que, cuando se producen, focalizamos el debate en la violencia y despolitizamos el contexto ideológico que la hace posible. No solo tenemos que luchar contra el extremismo cuando es violento, sino contra la ideología que lleva a la violencia.
P. ¿Podría esa ideología llegar a ser hegemónica como lo fue en la primera mitad del siglo XX?
R. En EE UU ya está en la Casa Blanca, en Brasil la sostiene el presidente, la encontramos en muchos países europeos y ahora también en España, con Vox. No está en la periferia de la sociedad, sino en el centro.
P. ¿Qué papel cree que desempeñan los medios de comunicación en la expansión de ese discurso?
R. Se han convertido en su principal instrumento de propaganda porque no entienden su estrategia. La extrema derecha no tiene ningún interés en discutir ni ganar ningún debate. Lo único que buscan es visibilidad. Y eso es lo que les proporciona el mal periodismo que recurre a las tertulias sobre política para ganar audiencia. La patología de la televisión actual es confundir neutralidad con cinismo. El problema de esos programas es que solo son una simulación de debate. Y no es cierto que todas las opiniones valgan lo mismo. Hay opiniones que están basadas en mentiras. Lo que la extrema derecha busca es que no se distinga entre verdad y mentira.
R. Lo relevante de esa ideología es que trata a la sociedad como un cuerpo y presenta cada diferencia religiosa, de identidad o de sexualidad como si fuera una contaminación del cuerpo, una enfermedad. Una de las primeras leyes de los nazis en Alemania fue prohibir que los judíos pudieran nadar en las piscinas públicas. Esa idea de contaminación, de marcar al “otro”, es terrible, pero también me parece un síntoma de fragilidad. Muchos hombres se sienten vulnerables ante el avance del movimiento feminista. Solo la idea de que tienen que aprender algo, cambiar algo, les altera y reaccionan con infantilismo.
P. Pero también hay una cuestión de poder, ¿no cree? Lo que molesta del Me Too es que haya conseguido a través de la denuncia pública lo que no se lograba en los tribunales.
“La extrema derecha tiene su utopía. Es regresiva, pero es una utopía. Ni los conservadores ni los socialdemócratas la tienen”
R. Claro. El problema es que tenemos un radar para el racismo y para el antisemitismo, pero no tenemos un radar muy sensible para el odio a las mujeres. Y creo que es necesario que ese radar exista. Me Too es un ataque, pero no contra los hombres en general, sino contra la injusticia y la desigualdad. ¡Es tan evidente que no se puede ni se debe aceptar la violencia en una relación! Eso no es negociable. Lo que han conseguido las mujeres con estas protestas es cambiar el lugar de la vergüenza. Que quien ha de sentir vergüenza sea quien comete el abuso. La persona que se defiende no debe sentirse avergonzada.
P. Pero si solo las mujeres reaccionan ante esos ataques o cuando se produce un crimen machista, ¿no alimenta eso la idea de cuerpo extraño?
R. Sí. Tenemos que conseguir que los hombres luchen contra el antifeminismo; es una cuestión de rechazo de la violencia, de justicia, de derechos humanos. No quiero vivir en una sociedad que deja a judíos, homosexuales o a las mujeres solos para defenderse.
P. ¿Cómo ve el futuro de Alemania y de Europa después de Merkel?
R. El problema de los últimos años ha sido la falta de deseo político. Parece que solo la extrema derecha tiene una utopía. Es una utopía regresiva, de muerte y destrucción, pero utopía. Ni los conservadores ni los socialdemócratas la tienen. Si creen que deslizándose hacia el discurso de la extrema derecha van a ganar, se equivocan. Cuando ese discurso cale, votarán el original, no la copia. No se puede organizar una pasión sin utopía. Los Verdes la tienen. Ellos han sido inmunes al racismo y siempre se han mantenido fieles al discurso universalista de los derechos humanos. Ya no se ven como un partido fundamentalmente urbano. Creo que cualquier Gobierno que haya en Alemania después de Merkel va a incluir a Los Verdes.
R. Sí. No me gustan las manifestaciones violentas, pero también he visto imágenes de cargas policiales preocupantes. La policía es un instrumento de la democracia y debe ser entrenada para reducir la tensión. Respecto al problema político de fondo, no creo que se pueda resolver con sentencias. Puede tener una dimensión jurídica, pero es un problema político. Me resulta difícil de comprender por qué, habiendo oportunidades de llegar a un compromiso, no hay vía de diálogo.
El despacho de Alexandria Ocasio-Cortez llama a gritos desde el final de uno de los largos pasillos del edificio Cannon del Congreso Un mural de post-it de colores a ambos lados de la puerta rompe la armonía en la hilera de oficinas uniformes por las que hay que pasar para llegar a la suya: la de Andy Levin, representante por Michigan; la de David Scott, por Georgia; o la de John Ractliffe, por Texas. Ninguno de ellos tiene ante su puerta tampoco a un grupo de chicas en viaje de estudios que este miércoles monta guardia para ver en persona a la inquilina del número 229 como quien aguarda a Madonna a la salida de un concierto. “Está allí… ¡A-O-C!”, grita de repente una de las muchachas. “¡Te queremos!”, exclama otra. En efecto, como si de una estrella del pop se tratara, Ocasio-Cortez ha salido por una puerta secundaria. Al oír sus iniciales, convertidas ya en una suerte de marca personal, se gira y saluda con una sonrisa del tamaño del Capitolio.
Desde su debut en la Cámara de Representantes el pasado 3 de enero, Alexandria Ocasio-Cortez ha puesto Washington patas arriba. Convierte en oro mediático todo lo que toca, arrastra a hordas de millennials y ha colocado las propuestas más izquierdistas del espectro ideológico americano en el centro del debate. Para entender la magnitud del fenómeno que supone esta mujer de 29 años, la más joven de la historia en llegar al Congreso estadounidense, hay que recordar que hace poco más de un año se ganaba la vida tras la barra de una taquería en Nueva York. Su victoria en las primarias el pasado verano, frente a una vaca sagrada del Partido Demócrata, fue como poner una pica en el cielo. Representante de un distrito muy progresista de la ciudad, Queen-Bronx, tenía atada la elección en noviembre. Ahora, desde el escaño, ha dejado de ser una anécdota curiosa. En un país que aún asocia el término socialismo a las dictaduras comunistas, Ocasio se reivindica socialista demócrata, en la estela de Bernie Sanders, y reclama un impuesto de hasta el 70% para los ingresos superiores a los 10 millones de dólares, propuesta que ha sido alabada por economistas de corte progresista como el Nobel Paul Krugman. Y con el debate migratorio al rojo vivo, reclama el desmantelamiento de la policía fronteriza (ICE, en sus siglas en inglés), medida a la que después se han sumado otro demócratas, como la precandidata presidencial Kirsten Gillibrand. Todo, desde un altavoz monumental.
Su primer discurso en el pleno de la Cámara, de cuatro minutos, batió los récords de audiencia de la historia de C-SPAN, el canal que cubre la actividad parlamentaria. En apenas 12 horas ya lo había visto más de un millón de personas. Pero eso no es nada comparado con lo que pasó semanas después. Su interrogatorio en una audiencia sobre la financiación de campañas, en la que expuso todos los agujeros por los que se puede colar la corrupción de políticos y grandes empresas, ha roto parámetros en Internet con 37 millones de visualizaciones.
“Ella produce una especie de efecto Oprah Winfrey. Oprah tiene un estatus de celebridad que hace que cuando presenta algo al público, una nueva crema, un nuevo libro, unas nuevas zapatillas de tenis… Todo el mundo se interesa, aquello se convierte en una fiebre. La política es diferente, pero está pasando algo parecido. Ocasio habla de cosas que a lo mejor se habían dicho antes, pero no habían logrado captar la atención de la gente de este modo”, explica por teléfono Stephanie Kelton, ex economista jefe de los demócratas para el Comité Presupuestario y ahora profesora de políticas públicas en la Stony Brook University.
“Lo consigue por una combinación de factores. Es muy dinámica, tiene sentido del humor, y es sobre todo muy auténtica, llega a la política sin haberse estado preparando años para hacerlo y tiene esa mirada fresca sobre lo que pasa en Washington. ¿Ha visto lo que acaba de escribir sobre los indigentes?”, añade Kelton. El miércoles la congresista publicó la foto de una fila de personas sin hogar en un pasillo del Congreso denunciando lo que es una vieja práctica en la capital: los lobbistas pagan a los pobres para que hagan cola por ellos antes de los comités o audiencias y así tener un puesto asegurado en la sala. “Shock no llega ni de lejos a describir esto”, dijo.
Una pregunta que sus críticos hacen a menudo es cuánto de esta fanfarria se traducirá en legislación. No se suele esperar tanto de un congresista novato, menos en sus primeros meses en activo, pero todo lo que envuelve a la joven y atractiva Ocasio es excesivo, incluidas las expectativas. Lo que sí parece evidente es su capacidad de agitar el debate político y obligar al Partido Demócrata a plantearse —una vez más— su ser o no ser. Si el camino a la victoria de la Casa Blanca en 2020 pasa por conseguir amarrar el centro o por el giro a la izquierda.
Green New Deal frente a moderados
Un gran ejemplo es el Green New Deal, un ambicioso plan medioambiental de nombre rooseveltiano que presentó el pasado 7 de febrero junto a un senador por Massachusetts. Con forma de resolución, plantea toda una transformación de la economía que permita un 100% de energías limpias hacia 2050. El lanzamiento despertó escepticismo entre algunos demócratas. La líder en el Congreso, Nancy Pelosi, mostró desdén en una entrevista a Politico, aunque después rectificó. “Será una de las muchas propuestas que recibamos”, afirmó. “El green dream [sueño verde] o como se llame, nadie sabe lo que es, pero van a por ello, ¿no?”. De hecho, Ocasio-Cortez no forma parte del Comité sobre la crisis climática que Pelosi presentó el mismo día que el Green New Deal. En cambio, sí es miembro de uno de los comités más poderosos del Capitolio, el de servicios financieros, que aborda la regulación bancaria y la independencia de la Reserva Federal.
Para la cadena conservadora Fox, la joven ya se ha convertido en el gran anatema. Entre los demócratas, los escorados la adoran y los moderados temen su efecto. En lo que todos parecen ponerse de acuerdo es en que lo suyo no ha sido un accidente. Esta semana, por las normativas del Congreso, tuvo que retirar los post-it de colores de uno de los lados de la puerta. Dejó el otro. Uno de los mensajes, con letra redonda, dice: “Sigue luchando. Creemos en lo que haces".