Cuando,
hace 43 años, mi artículo “Liberación animal” apareció en las
páginas de The
New York Review of Books , mucha gente me dijo que
era imposible abandonar la explotación de los animales mientras
viviéramos en un sistema capitalista .
1 Wayne Pacelle, presidente y director ejecutivo de la
organización protectora de animales más grande de Estados Unidos,
la Humane Society of the United States (hsus), opina lo contrario. En
The humane
economy. How innovators and enlightened consumers are transforming
the lives of animals escribe que “el capitalismo
en su mejor versión” es una fuerza contra el sufrimiento animal,
que “aplica la creatividad humana para dar respuesta a las demandas
de un mercado moralmente
informado”.
¿Tiene
razón? En la línea de quienes piensan que el capitalismo es el
problema, hay que aceptar que en Estados Unidos la presión de la
competencia desenfrenada llevó a muchos granjeros tradicionales a la
quiebra. Aquellos que consideraban a sus animales individuos y no
querían tenerlos en espacios cerrados, confinados en jaulas o
contenedores, se dieron cuenta de que ya no podían sobrevivir como
granjeros. Por cada pequeño productor de huevos que existe hoy,
hace cuarenta años había veinte. En el mismo periodo, el número de
productores de cerdo y productos lácteos ha disminuido en un 91% y
un 88%, respectivamente. Mientras tanto, las granjas industriales –o,
como las denomina la industria ahora, “operaciones concentradas de
alimentación de animales”– han crecido tanto que el número de
animales producidos se ha disparado de mil quinientos millones en
1960 a nueve mil millones en la actualidad.
Sin
embargo, la culpa no es del capitalismo. Estos cambios se han
producido porque los consumidores compran productos de granjas
industriales, o bien a pesar de conocer lo que implica para los
animales que comen, o bien porque ni siquiera se lo preguntan. El
especismo, que deja a tantos de nosotros en la indiferencia respecto
a los intereses de los animales, es anterior al capitalismo y ha
perdurado también en los sistemas económicos alternativos, ya sea
el comunismo de Estado de la nantigua Unión Soviética o el
socialismo más idealista de los kibutz israelíes.
A
diferencia de lo que sucede en la Unión Europea, en Estados Unidos
los esfuerzos por lograr una ley nacional que proteja a los animales
de granjas industriales han fracasado. En cambio, los defensores de
los animales han apostado por educar a los consumidores y usar el
mercado moralmente...
Todo el artículo en el blog el cielo en la tierraDrive
No hay comentarios:
Publicar un comentario