Los testimonios de seis mujeres
represaliadas conforman la denuncia presentada por Women’s Link, que se suma a
la causa abierta en Argentina.
La violencia específica contra las
mujeres, consideradas históricamente como botín de guerra, no está ni siquiera
reconocida en la Ley de Memoria Histórica.
“Ahora ya no parirás
más, puta bruja”, le dijeron a Lidia Falcón mientras le golpeaban el estómago y
el hígado. La reconocida abogada feminista fue detenida siete veces
entre 1960 y 1974 acusada de los delitos de opinión y de asociación
ilícita; fue procesada y encarcelada en la prisión de Yeserías de
Madrid y en la Trinidad de Barcelona. Ella todavía está viva para contarlo. A
Daría y Mercedes Buxadé las examinaron para comprobar su
virginidad. Después fueron violadas por un grupo de
falangistas y, finalmente, asesinadas. Ellas ya no pueden contarlo. Ni
tampoco Pilar Sánchez, a quien violaron repetidamente y arrastraron hasta las
puertas del cementerio tras matarla. Ni Matilde Landa, una destacada militante
comunista, que se tiró por la ventana de la enfermería de la cárcel y fue
bautizada mientras agonizada. Ni Margalida Jaume, violada también estando
embarazada. Son los testimonios que conforman la primera querella presentada por crímenes de género durante el
franquismo. Cuatro de ellas siguen desaparecidas en la actualidad.
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