Parece que las cosas predichas en el libro ya están aquí, según un reportaje visto en la revista del Mundo PAPEL.
El dopaje mental llega a la oficina
Los fármacos contra enfermedades como la
hiperactividad también sirven para trampear el rendimiento laboral.
Es la nueva era del dopaje laboral: tanto
te metes, tanto rindes. "Me siento como el Lobo de Wall Street", dice
uno de sus consumidores.
Jose María Robles
06/03/2016 02:20
A los 15 minutos de tomar la pastilla, Santiago ya se siente un superhombre. «A ver si me
entiendes. ¿Has visto la película El lobo de Wall Street? Pues
el subidón es parecido al de Leonardo DiCaprio con
la cocaína», dice. Lo mismo que aquel corredor de Bolsa chanchullero y propenso
al desmadre, Santiago (nombre ficticio) se coloca para trabajar desde hace
años. En su caso, con un medicamento tan legal como una aspirina.
Así recuerda sus inicios como ayudante de
cocina meses atrás: «La primera semana mi turno empezaba a las seis de la
mañana, hora a la que no estaba acostumbrado a levantarme. Entonces desayunaba
café, cereales y Rubifen [nombre comercial del metilfenidato,
un derivado anfetamínico]. Consumía 10 miligramos nada más
despertarme».
Durante ese tiempo, no fantaseó con
estrellas gastronómicas ni diseñó menús en prime time. Su
labor diaria consistió en colocar pedidos, vigilar fuegos y fregar ollas.
Tareas casi mecánicas, que incluso a un aprendiz le generarían un estrés
relativo. Pero eso es lo de menos. Santiago, que roza la treintena y también es
licenciado en Comunicación Audiovisual, echa mano de su botiquín en busca de
algo más que un antídoto contra la rutina.
«Muchas veces también tomaba Concerta [otra
formulación del metilfenidato] mientras participaba en rodajes o editaba vídeos.TODO EL REPORTAJE
DRIVE
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