Luchar en esta vida porque no haya abortos, porque se informe a las mujeres que van a abortar todo lo mejor posible y porque se le de a las mismas las mayores facilidades para que tengan sus hijos es una acción muy loable, pero claro, incluso sería, además de loable, mucho más creible que esas personas que luchan por ello, luchasen al mismo tiempo para que los niños que ya han nacido, y que, tienen solo un día de vida, dos, tres, un mes, incluso dos, se les alimentase debidamente, porque lo que parece es que si, trabajan por los no nacidos pero en el momento que nacen, los pobres se las tengan que arreglar por si mismos, y no solo reivindicar los por los no nacidos y nacidos que son del país, no, todos los niños del mundo. Lo que se ve ahora, la verdad parece, a veces, que lo hacen mas por fanatismo religioso que, porque en realidad, les preocupen mucho todas las personas, pues, como el Sr. Caparros explica en su libro, muchos, muchos niños (y menos niños) mueren de manera inmisericorde de hambre, y no porque falte comida.
LOS QUE ALIMENTAN EL HAMBRE
Martín Caparrós edita en España su
último y demoledor libro -titulado 'El Hambre'-, en el que desentraña por qué
805 millones de personas no tienen qué comer
La especulación es una de las causas,
como desvela este extracto de unos de los capítulos
"La transformación de la comida en un medio de especulación financiera ya
lleva más de veinte años"
"Ahora en la Bolsa de
Chicago se negocia cada año una cantidad de trigo igual a cincuenta veces la
producción mundial de trigo. Digo: aquí, cada grano de maíz que hay en el mundo
se compra y se vende —ni se compra ni se vende, se simula cincuenta veces—.
Dicho de otro modo: la especulación con el trigo mueve cincuenta veces más
dinero que la producción de trigo.
El gran invento de
estos mercados es que el que quiere vender algo no precisa tenerlo: se venden
promesas, compromisos, vaguedades escritas en la pantalla de una computadora. Y
los que saben hacerlo ganan, en ese ejercicio de ficción, fortunas."
FUENTE: EL PAÍS
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