jueves, 1 de septiembre de 2005

NACIONAL 2

"Muchas personas pequeñas, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden hacer algo grande."
el duende de los extavíos
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el duende de los extavíos

Educación

Del Quijote: "asaz desgraciado amigo Sancho es, el que a las once de la mañana aún no ha desayunado"





"SI LA EDUCACIÓN TE PARECE CARA, PRUEBA CON LA IGNORANCIA"

martes, 30 de agosto de 2005

El ruido

Se trata de un grave problema que afecta la salud física y metal de las personas. Provoca perturbaciones en el trabajo, el sueño, el descanso e incluso problemas sicológicos y fisiológicos.

La temporada sádica

Por fin llegó el ansiado buen tiempo (al menos cuando esto escribo) y con él la eclosión máxima de lo que más gusta y satisface a la mayoría de los españoles, a saber: el ruido. Hace ya mucho que sólo tenemos un rival mundial en este aspecto, el Japón, como es sabido. Una temporada son los japoneses quienes quedan primeros en la lista de países ruidosos y a la siguiente somos nosotros, y así se pasan las décadas, sin que nadie haga nada por remediarlo. Algunos Ayuntamientos, el de Madrid entre ellos, anuncian una denodada lucha contra el estruendo, algo mucho más dañino que el tabaco y los coches, porque no sólo afecta a la salud física sino sobre todo a la psíquica (no es de extrañar, por tanto, que tantos de nuestros políticos estén desequilibrados). Lo anuncian, claro está, en el periodo electoral, porque luego, una vez establecidos, son sin duda los que causan más estrépito, eminentemente con las disparatadas, injustificables y obsesivas obras. Ya saben que Madrid se lleva en esto la palma, y que de nada ha servido la sustitución del charanguero alcalde Manzano por el musical Gallardón.

¿que es el ruido? El ruído es un sonido incómodo y desagradable. La física define los sonidos como una energía generada por una fuente sonora que emite ondas mecánicas longitudinales que se transmiten en un medio con una determinada frecuencia. Los medios donde se propagan los sonidos pueden ser sólidos, líquidos o gaseosos.

Yo tenía la esperanza de que, como todo melómano auténtico, él amara también el silencio. Pero se conoce que, más que cualquier otra afición o tendencia, pesa la excitación de verse, con casco, dirigiendo tuneladoras, martillos neumáticos y taladradoras, en permanentes viajes falsos hacia el centro de la Tierra. Si a eso añadimos que los servicios de limpieza contratados desde hace años por muchos de nuestros ediles han desechado las calladas escobas en favor de máquinas con monstruosos motores ensordecedores, nos encontramos con que los supuestos encargados de poner freno a los ruidos son sus productores más entusiastas y desconsiderados. Es como si la policía se dedicara a atracar bancos y transeúntes, a cometer asesinatos y a poner bombas, y por supuesto no se detuviera nunca a sí misma. Ya sé que esto ya ocurre en algunos países americanos: a su altura estamos, en lo referente al ruido.

Así, pese a las mendaces promesas, todo sigue igual en cuanto al estruendo. Pero no –miento–; no sigue igual, sino que empeora: como nada se está nunca quieto, y en España está comprobado que la disminución del ruido ni puede ni quiere darse, no dejan de buscarse medios para incrementarlo. No sé si lo habrán observado, pero yo he registrado nuevos focos de lo que tan hipócritamente llaman "contaminación acústica" quienes más contaminan.

Sus tímpanos están resguardados por ordenanzas que prohíben los ruidos molestos, aunque no siempre se cumplen.

He aquí unos pocos ejemplos: como casi nadie está dispuesto a esforzarse, el uso de altavoces, bocinas, megáfonos, micrófonos y amplificadores alcanza a cada vez más profesiones. En mi zona, los vecinos estamos condenados ahora a oír, en leguas a la redonda, los soporíferos y chillones discursos de los guías turísticos, quienes no van a forzar la voz por nada del mundo y, aunque lleven a su cargo a tan sólo diez visitantes, se valen con desparpajo de cualquiera de esos artilugios. Lo mismo hacen la mayoría de los músicos callejeros, que no temen a la disuasoria contradicción de pedir monedas al lado de potentes y lujosos baffles, dignos de discotecasA mí sí me disuaden, y me abstengo de darles ni diez céntimos a cuantos me obligan a escuchar sus matracas desde mucho antes de divisarlos y hasta mucho después de perderlos de vista. Y qué decir de los manifestantes de las cien manifestaciones diarias: éstos no sólo llevan amplificadores varios para sus arengas, sino además, de un tiempo a esta parte, espantosos silbatos que soplan al unísono –no se sabe con qué fin, ya que ni contienen consignas ni hacen pareados-, para perforar los inocentes tímpanos de sus conciudadanos. Otra novedad, aunque no absoluta, es la de los demenciales equipos de música (percusión invariable) a bordo de los automóviles..

El incremento de los niveles de ruido ha crecido de forma desproporcionada en las últimas décadas y sólo en España se calcula que al menos 9 millones de personas soportan niveles medios de 65 decibélios (db), siendo el segundo país, detrás de Japón, con mayor índice de población expuesta a altos niveles de contaminación acústica.

Siempre ha habido descerebrados que se creen en una película de Tarantino mientras avanzan con sus volantes, pero veo con horror que ahora se le ha puesto nombre a la taradez en cuestión –tuning, creo, y los nombres legitiman mucho–, y que nuestras televisiones, habitual caja de resonancia de todas las estupideces nuevas, dedican largos reportajes al fenómeno, tratando de descerebrar a un mayor número de conductores y de dañar, en consecuencia, un número aún mayor de indefensos oídos.

Y por último, la gran plaga: los teléfonos móviles tendrán cada día más prestaciones absurdas, pero no logran mejorar la calidad de su sonido, a tenor de las tremendas voces que pegan cuantos hablan por ellos.

Organización Internacional del Trabajo

Y como por ellos habla todo el mundo, esté donde esté y sobre todo en los trenes, hay que sumar ese guirigay general al descomunal, español ruido ambiente. Hace unos pocos años, al menos, por las calles no existía este actual gallinero, o vocerío indecente. Por fin ha llegado el buen tiempo. En seguida deberán ustedes abrir las ventanas, para no asfixiarse. Quizá así sobrevivan. Pero apréstense a dejar entrar, a cambio, con más fuerza que nunca, todos estos enloquecedores ruidos, y otros que aquí no han cabido.

Javier Marías

El País Semanal, 22 de mayo de 2005

lunes, 29 de agosto de 2005

Las vistas de Corot

El campanario de Douai.En 1871, Corot pintó esta obra (38,5 × 46 centímetros) en el estilo de su primera época. Se conserva en el Louvre.

Fue el precursor del impresionismo. Sus paisajes y su interpretación de la naturaleza crearon escuela. Corot(1796-1875) el pintor que mereció el respeto de Monet o Van Gogh

Sin duda, Camille Corot es una de las figuras centrales de la pintura de paisaje del siglo XIX, que es lo mismo que decir que fue uno de los mayores protagonistas del género a través del cual se dieron las más enconadas batallas para la modernización del arte en este periodo. Ahora, para comprobarlo, se podrá visitar en el Museo Thyssen-Bornemisza, de Madrid, la exposición titulada Corot. Naturaleza, emoción, recuerdo, con 81 cuadros, que posteriormente será exhibida en el Palazzo dei Diamanti, de Ferrara.Vincent Pomaréde, conservador jefe del departamento de pintura del Museo del Louvre, es el comisario de la muestra de este célebre pintor francés, nacido en París el 17 de julio de 1796 y fallecido en esta misma ciudad el 22 de febrero de 1875, pocos meses antes de alcanzar la edad de 79 años. De naturaleza bondadosa, temperamento amable y espíritu en absoluto polémico, nada hubo, sin embargo, en la vida y la obra de Corot que indique perturbación, destemplanza o simple pugna. Nacido en el seno de una familia de clase media, de honestos comerciantes en paños, a los que la buena fortuna les convirtió en agraciados regentes de un comercio importante de modas, jamás conoció la amargura de la estrechez económica y tuvo el talento de acomodarse a las pequeñas contrariedades, que limó con la suavidad de su carácter. Así, supo resignarse a la voluntad paterna de hacer de él, según la tradición familiar, un buen comerciante en paños, a pesar de que relativamente pronto tuvo claro que quería ser pintor, pero, en vez de arrostrar un enfrentamiento directo con su familia, insistía en cada cumpleaños de su padre en obtener la aprobación para la que sentía como segura vocación. Lo consiguió en 1822, a los 26 años, una edad en principio tardía para iniciarse en el estudio artístico, pero fue una victoria sin dramas.

Recuerdo de Montefontaine.Es una característica escena de amanecer, tomada en el parque de Mortefontaine, pequeño pueblo, en el noroeste de París, rehabilitado por José Bonaparte, que lo adquirió a su creador, Le Pelletier, quien le dio un toque inglés, con la naturaleza dejada a su aire, tan sólo alterada por la creación de lagos artificiales. (1864), óleo sobre lienzo, 89 × 65 centímetros. Museo del Louvre. París.Mujer con Mandolina( Museo de Sao Paulo.Trabajador incansable por el puro gusto personal que le producía su oficio, la amplísima producción de Corot nunca muestra la fatiga del quehacer aburrido.

Afortunadamente, su vida fue lo suficientemente larga y su voluntad tan tenaz que no sólo vio logrado su propósito de dedicarse al arte por entero, sino que fue un prolífico pintor que sobrevivió a todas las modas y agitaciones de un siglo plagado de convulsiones. Inició su carrera artística, por ejemplo, cuando empezaba a triunfar el romanticismo, pero sobrevivió a este estilo, al realismo, al naturalismo y casi al impresionismo. Lo curioso es que sucesivamente fue respetado por los miembros de todos estos movimientos, aunque fuera, tal como afirmaba Charle Blanc, de la misma manera que les sucedía a las mujeres prudentes “que conservan en su guardarropa los trajes pasados de moda y, un buen día, debido a las variaciones del gusto, previstas o imprevistas, vuelven a estar de moda”. Es una manera, posiblemente un poco mezquina, de calificar la obstinación de un artista, aunque se tratase del hijo de unos costureros, pero ni este juicio de un crítico de la época, ni tampoco la muy usada apelación al respeto generado por su muy alta edad, que le granjeó el cariñoso mote de Père Corot, disminuyen la resistente calidad de su arte.

La consagración póstuma de Corot se debió a que fue considerado como un precursor del preimpresionismo y del impresionismo, lo cual, en parte, es cierto, pero, si se ahonda en su larga trayectoria, se descubre que, en el fondo, fue su asombrosa capacidad de síntesis la que le ha convertido en una figura perdurable. Discípulo de Michallon y Bertin, cuya concepción neoclásica del paisaje también estamos ahora apreciando cada vez más, los mimbres que configuraron el estilo de Corot fueron mucho más variados e interesantes. Embargado por el sentimiento romántico de instintivo amor por la naturaleza, Corot aunó la visión clasicista –ordenada– del paisaje con un gusto por la espontánea frescura de su vivencia, huyendo, al principio, de los motivos retóricos. Gracias a sus prolongadas estancias en Italia, donde estuvo en tres ocasiones: en 1825, en 1834 y en 1843, supo captar la fragancia luminosa del sur, que ya le acompañó siempre, aunque luego la filtrase con los fondos más grisáceos de su tierra natal, muy adecuada para sacar provecho a la profundidad y los matices del verde. Por otra parte, supo asimismo aprovechar la lección de los grandes maestros franceses del XVII, que también hicieron carrera en Italia, con Poussin y Lorena, pero no por ello dejó de prestar una inteligente atención a su casi contemporáneo Constable, otro paisajista de voluntad remachante y de extraordinaria sensibilidad para sacar lustre poético a los efectos luminosos del motivo más banal. Por último, el nada fatuo Corot supo aprender de todos, antiguos o contemporáneos, porque se sentía por igual a gusto con los paisajistas realistas de la Escuela de Barbizon como con los emergentes impresionistas, algunos de los cuales, como Berthe Morisot, fueron discípulos directos suyos, pero muchos de los mejores restantes, como Sisley, Monet o el mismísimo Van Gogh, hablaron de él con cariño y respeto.

La exposición que se presenta en Madrid es, en cierta manera, una prolongación reducida de la que se celebró en París y en Nueva York el año 1996, con motivo de la celebración del segundo centenario de su nacimiento, y, como ésta, pone de relieve la capacidad de Corot para la recreación de memoria de sus vivencias directas sobre el motivo que elaboraba a veces durante décadas. También en la que ahora se inaugura en el Museo Thyssen se ha destacado la muy relevante atención que este paisajista dedicó a la figura humana, a la que trató de todas las formas posibles, y no sólo como un detalle pintoresco integrado en un rincón natural característico. En este sentido, pintó campesinos, pero también ninfas desnudas, empleando en ambos casos la misma sabia mezcla de realismo y sentido poético. Aún más: también supo extraer toda la sensualidad de la mujer descansando en el rincón del refrescante interior doméstico. Era la antítesis del espíritu provocador y teatral de Courbet, pero su más delicado talante no se arrugaba ante el vigor de los detalles naturalistas, ante esos “primores de lo vulgar” que exaltaba literariamente nuestro Azorín.

Trabajador incansable por el puro gusto personal que le producía su oficio, la amplísima producción de Corot nunca muestra la fatiga del quehacer aburrido. Durante el más de medio siglo en que estuvo pintando sin interrupción, Corot varió de temas y estilo, aunque sin darnos jamás la sensación de falta de unidad, ni, menos, de insinceridad oportunista. Mantuvo siempre una cierta distancia ante el motivo, acercando lo más lejano, como si el cuerpo del paisaje estuviera siempre en el horizonte profundo.

La isla y el puente de San Bartolomeo,1825.La toma de distancia en sus paisajes les otorga una visión nostálgica, una paz bucólica.La odalisca romana (Marietta) 1843.   Corot trató a la figura humana, de todas las formas posibles, y no sólo como un detalle pintoresco integrado en un rincón natural característico

Cierta vez, el pintor y escritor irlandés George Moore se encontró con el maestro abstraído frente a un caballete que parecía copiar el trozo de naturaleza que tenía delante, y de esta experiencia nos dejó un relato muy significativo: “Sólo vi a Corot una vez. Fue en uno de esos bosques de los alrededores de París adonde yo había ido a pintar. Me encontré allí por casualidad con un señor anciano sentado delante de su caballete en medio de un agradable claro. Después de haber admirado su trabajo, me atreví a decirle: ‘Maestro, lo que hace usted es encantador, pero no consigo encontrar en el paisaje que tenemos delante lo que veo en su composición’. Y él respondió: ‘Mi primer término se encuentra allá lejos’, y, en efecto, a unos 150 metros, su paisaje surgía entre las brumas de un vallecillo, extendiéndose más allá de donde alcanzaba la vista hasta un arroyo”. ¿No es acaso este mirar más allá de lo inmediatamente visible donde se fragua el aliento poético del paisaje? Hay un dato muy curioso en la evolución de Corot: durante su primera época, más atento a los efectos de la construcción y de la luz, cuando estaba embelesado por Italia, Corot componía en un formato horizontal, pero cuando, en la madurez, se dejó arrastrar por la vegetación exuberante de los bosques franceses, usó principalmente un formato vertical, siguiendo la línea de los árboles, y dando tonos plateados a los verdes, que destilaban brumas, con una atmósfera aterciopelada, como el marco de una ensoñación en la que cualquier aparición era posible.

Esta toma de distancia, que era tan espacial como temporal, confiere a los paisajes de Corot la impronta de una vivencia nostálgica, que se produce en medio del silencio. Esta paz bucólica, en la que, sin embargo, pueden pasar toda clase de historias, no se logra con el pie forzado de la fantasía, sino con la observación realista de los detalles. Lo que ocurre es que en Corot, por melodramática que pueda parecer la acción representada, no implica ruido: palpita con el viento, como las hojas de sus árboles o el estremecimiento ligero de la hierba.

“Me encuentro bien”, escribió Corot a un amigo en 1872, cuando andaba ya por los 76 años de edad, “trabajo como si tuviera 70 años…”. ¡Qué felicidad sacar esta ventaja a la existencia cuando la vida se torna tan apurada! ¡Se daba tiempo! Corot, desde luego, supo no precipitarse, sino, como dice el refrán castellano, estuvo en el estado de “verlas venir”. Aguantó la indiferencia pública y la incomprensión de la crítica sin resentimiento ni amarguras. Pintó lo que quiso pintar, y, al final, tan requeridos eran sus cuadros, que, poco antes de morir, no podía atender las peticiones de los marchantes y coleccionistas. Falleció, como se dice, “con las botas puestas” y con su taller vacío. Un buen final.

"Corot. Naturaleza, emoción, recuerdo" puede verse en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid a partir del próximo martes 7 de junio hasta el 11 de septiembre.

La campiña romana con el monte Soracte (1828)


FRANCISCO CALVO SERRALLER
EL PAIS SEMANAL - 05-06-2005

sábado, 20 de agosto de 2005

playa de los Tranquilos e Isla de Santa Marina


Playa los Tranquilos. Somo (Cantabria) Posted by Picasa

viernes, 19 de agosto de 2005

Playa de Arenillas

playa del puntal


A la derecha se puede ver Santander, a la izquierda el pueblo de Somo


En el centro el pueblo de Somo y a la derecha pasando el puente la desembocadura de Rio Cubas

miércoles, 3 de agosto de 2005

Dios como problema

JOSÉ SARAMAGO. EL PAÍS - Opinión - 01-08-2005

No tengo ninguna duda de que este artículo, empezando por el título, obrará el prodigio de poner de acuerdo, al menos por una vez, a los dos irreductibles hermanos enemigos que se llaman Islamismo y Cristianismo, sobre todo en la vertiente universal (es decir, católica) a la que el primero aspira y en la que el segundo, ilusoriamente, todavía sigue imaginándose.

En la más benévola de las reacciones posibles, clamarán los biempensantes que se trata de una provocación inadmisible, de una indisculpable ofensa al sentimiento religioso de los creyentes de ambos partidos, y, en la reacción peor (suponiendo que no haya peor), me acusarán de impiedad, de sacrilegio, de blasfemia, de profanación, de desacato, de tantos cuantos delitos más, de calibre idéntico, sean capaces de descubrir, y, por tanto, quién sabe, merecedor de una punición que me sirviera de escarmiento para el resto de mi vida.

Si yo mismo perteneciera al gremio cristiano, el catolicismo vaticano tendría que interrumpir durante un momento los espectáculos estilo Cecil B. de Mille en que ahora se complace, para darse el enojoso trabajo de excomulgarme, aunque, cumplida esa obligación burocrática, se quedaría de brazos caídos. Ya le escasean las fuerzas para proezas más atrevidas, puesto que los ríos de lágrimas llorados por sus víctimas empaparon, esperemos que para siempre, la leña de los arsenales tecnológicos de la primera inquisición.

En cuanto al islamismo, en su moderna versión fundamentalista y violenta (tan violenta y fundamentalista como fue el cristianismo en los tiempos de su apogeo imperial), la consigna por excelencia, todos los días insanamente proclamada, es "muerte a los infieles", o en traducción libre, si no crees en Alá no eres más que una inmunda cucaracha que, pese a ser también una criatura nacida del Fiat divino, cualquier musulmán cultivador de los métodos expeditivos tendrá el sagrado derecho y el sacrosanto deber de aplastarla bajo la babucha con la que entrará en el paraíso de Mahoma para ser recibido en el voluptuoso seno de las huríes.

Permítaseme, por tanto, que vuelva a decir que Dios, habiendo sido siempre un problema, es ahora el problema.

Como cualquier otra persona para quien la situación del mundo en que vive no le es del todo indiferente, vengo leyendo algo de lo que por ahí se escribe sobre los motivos de naturaleza política, económica, social, psicológica, estratégica, y hasta moral, en que se presume que han echado raíces los movimientos islamistas agresivos que están lanzando sobre el denominado mundo occidental (aunque no sólo en ése) la desorientación, el miedo, el más extremo terror.

Fueron suficientes, aquí y allí, unas cuantas bombas de relativa baja potencia (recordemos que casi siempre fueron transportadas en mochilas hasta el lugar de los atentados) para que los cimientos de nuestra tan luminosa civilización se estremecieran y se abrieran brechas, a la vez que se tambaleaban aparatosamente las precarias estructuras de seguridad colectiva con tanto trabajo y gasto levantadas y mantenidas. Nuestros pies, que creímos fundidos en el más resistente de los aceros, eran, a la postre, de barro.

Es el choque de civilizaciones, se dice. Será, pero a mí no me lo parece. Los más de siete mil millones de habitantes de este planeta, todos ellos, viven en lo que sería más exacto llamar civilización del petróleo, y hasta tal punto, que ni siquiera están fuera de ella (viviendo, claro está, su falta) quienes se encuentran privados del precioso oro negro. Esta civilización del petróleo crea y satisface (de manera desigual, ya lo sabemos) múltiples necesidades que no sólo reúnen alrededor del mismo pozo a los griegos y troyanos de la cita clásica, sino también a los árabes y no árabes, a los cristianos y a los musulmanes, sin hablar de los que, no siendo ni una cosa ni otra, tienen, donde quiera que se encuentren, un automóvil que conducir, una excavadora que poner en marcha, un mechero que encender.

Evidentemente, esto no significa que bajo esta civilización del petróleo que es común a todos no sean discernibles los rasgos (más que simples rasgos en ciertos casos) de civilizaciones y culturas antiguas que ahora se encuentran inmersas en un proceso tecnológico de occidentalización a marchas forzadas, y que, sólo con mucha dificultad, ha logrado penetrar en el meollo sustancial de las mentalidades personales y colectivas correspondientes. Por alguna razón se dice que el hábito no hace al monje...

Una alianza de las civilizaciones, en feliz hora propuesta por el presidente del Gobierno español y cuya idea ha sido recientemente retomada por el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, podrá representar, en el caso de que llegue a concretarse, un paso importante en el camino de una disminución de las tensiones mundiales de que cada vez parece que estamos más lejos, aunque sería insuficiente desde todos los puntos de vista si no incluyera, como ítem fundamental, un diálogo de religiones, ya que en este caso queda excluida cualquier remota posibilidad de una alianza... Como no hay motivos para temer que chinos, japoneses e indios, por ejemplo, estén preparando planes de conquista del mundo, difundiendo sus diversas creencias (confucionismo, budismo, taoísmo, sintoísmo, hinduismo) por vía pacífica o violenta, es más que obvio que cuando se habla de alianza de las civilizaciones se está pensando, especialmente, en cristianos y musulmanes, esos hermanos enemigos que vienen alternando, a lo largo de la historia, ora uno, ora otro, sus trágicos y por lo visto interminables papeles de verdugo y de víctima.

Por tanto, se quiera o no se quiera, Dios como problema, Dios como piedra en medio del camino, Dios como pretexto para el odio, Dios como agente de desunión. Pero de esta evidencia palmaria no se osa hablar en ninguno de los múltiples análisis de la cuestión, tanto si son de tipo político, económico, sociológico, psicológico o utilitariamente estratégico. Es como si una especie de temor reverencial o de resignación a lo "políticamente correcto y establecido" le impidiera al analista entender algo que está presente en las mallas de la red y las convierte en un entramado laberíntico del que no hemos tenido manera de salir, es decir, Dios.

Si le dijera a un cristiano o a un musulmán que en el universo hay más de 400.000 millones de galaxias y que cada una de ellas contiene más de 400.000 millones de estrellas, y que Dios, sea Alá u otro, no podría haber hecho esto, mejor aún, no tendría ningún motivo para hacerlo, me responderían indignados que para Dios, sea Alá, sea otro, nada es imposible. Excepto, por lo visto, añadiría yo, establecer la paz entre el islam y el cristianismo, y de camino, conciliar a la más desgraciada de las especies animales que se dice que ha nacido de su voluntad (y a su semejanza), la especie humana, precisamente.

No hay amor ni justicia en el universo físico. Tampoco hay crueldad. Ningún poder preside los 400.000 millones de galaxias y los 400.000 millones de estrellas que existen en cada una. Nadie hace nacer el Sol cada día y la Luna cada noche, incluso cuando no es visible en el cielo. Puestos aquí sin saber por qué ni para qué, hemos tenido que inventarlo todo. También inventamos a Dios, pero Dios no salió de nuestras cabezas, permaneció dentro, como factor de vida algunas veces, como instrumento de muerte casi siempre. Podemos decir "aquí está el arado que inventamos", no podemos decir "aquí está el Dios que inventó el hombre que inventó el arado".

A ese Dios no podemos arrancarlo de dentro de nuestras cabezas, ni siquiera los ateos pueden hacerlo. Pero por lo menos, discutámoslo. No adelanta nada decir que matar en nombre de Dios es hacer de Dios un asesino. Para los que matan en nombre de Dios, Dios no es sólo el juez que los absuelve, es el Padre poderoso que dentro de sus cabezas antes juntó la leña para el auto de fe y ahora prepara y coloca la bomba. Discutamos esa invención, resolvamos ese problema, reconozcamos al menos que existe. Antes de que nos volvamos todos locos. Aunque ¿quién sabe? Tal vez ésa sea la manera de que no sigamos matándonos los unos a los otros.

José Saramago es escritor portugués, premio Nobel de Literatura. Traducción de Pilar del Río


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domingo, 31 de julio de 2005

Okinawa, la llave del Pacífico

Los habitantes de la isla japonesa, ocupada durante casi tres décadas por EE UU, piden una reducción de la fuerza militar norteamericana

GEORGINA HIGUERAS (ENVIADA ESPECIAL)-Okinawa EL PAÍS-Internacional-31-07-2005

"Okinawa es crucial para la estabilidad regional, las relaciones entre Washington y Tokio, y los intereses de Estados Unidos", afirma el general Jan Marc Jouas, de 47 años y jefe de la base aérea de Kadena, ubicada en esta isla japonesa. Es la mayor de Estados Unidos fuera de sus fronteras y desde ella se controla lo que se ha convertido en la región estratégica más importante del mundo. Más allá de sus alambradas, arrecifes coralinos y playas de fina arena incitan a la población de Okinawa a buscar los beneficios económicos del turismo y a exigir una "reducción significativa" de la presencia militar norteamericana en su suelo.

Para los estrategas estadounidenses, la creciente rivalidad entre China y Japón, la decisión del régimen norcoreano de fabricar armas nucleares, las aspiraciones independentistas de Taiwan y la ruta del 70% del comercio mundial han hecho del Pacífico oriental una "región única" para el porvenir del siglo XXI. En este sentido, más que plantearse una retirada de Okinawa, el mando militar norteamericano sostiene que hace falta "analizar la situación en su conjunto y a largo plazo para determinar cómo se pueden recolocar las fuerzas".

Okinawa es la mayor de las islas del diminuto archipiélago del mismo nombre, que forman 160 islas, de las que 50 están habitadas. Sólo representa el 0,6% de la extensión total de Japón, pero sus habitantes se quejan de que seportan el 75% del peso de la alianza militar con EE UU. A unos 1.500 kilómetros al sur de Tokio, la conquista de Okinawa durante la Segunda Guerra Mundial jugó un importante papel en el fin de la contienda, y Estados Unidos no devolvió la soberanía a Japón hasta 1972. En la actualidad, además de Kadena, hay en toda la isla otra treintena de bases e instalaciones militares que acaparan el 20% de la superficie.

USS Okinawa LPH-3Las bases son la continuación de la ocupación. No tienen nada que ver con el tratado bilateral entre EE UU y Japón. Los militares norteamericanos no son nuestros invitados. Nos sentimos ocupados", afirma Yoshihiko Higa, de 63 años y consejero del gobierno local de Okinawa. Según Higa, aunque los pacifistas exigen la retirada total de los norteamericanos, el gobierno local "comprende la necesidad de tener una fuerza disuasoria, pero quiere poner fin a la excesiva carga que soporta y, en concreto, a la presencia de los marines".

En Japón hay 50.700 militares norteamericanos, de los que 12.000 están en Okinawa que, unidos a sus familiares y personal civil, ascienden a 51.000 estadounidenses en la isla. Hay 7.500 efectivos de las Fuerzas Aéreas; 1.500 de Infantería y Marina, y los 17.000 restantes son marines. Éstos precisamente son los que la mayoría de población quiere que se vayan debido en gran parte a que muchos son jóvenes solteros o destinados sin su familia, que "conducen, beben y se comportan de forma temeraria", afirma la ONG Movimiento Femenino Antimilitar. A ellos se atribuyen buena parte de los 5.328 delitos y faltas cometidos por las tropas estadounidenses entre 1972 y diciembre de 2004, de los que destacan por su gravedad 541 casos de homicidios, violaciones o atracos.

Los marines están en el ojo del huracán desde que, en septiembre de 1995, tres de ellos violaron a una niña de 12 años. Las masivas protestas desatadas por esa bárbara acción llevaron a la conclusión de un acuerdo denominado SACO (Comité de Acción Especial sobre Okinawa), que determinó la devolución de 11 instalaciones norteamericanas, incluida Futenma, la base de helicópteros de los marines, muy ruidosa y que representa un claro riesgo para los 90.000 habitantes de Ginowan que viven a escasos metros de sus alambradas. Nadie puede excluir un accidente como el del año pasado, cuando se estrelló un helicóptero que trataba de aterrizar en la base.

Pasados casi diez años, sólo se ha devuelto una instalación menor, y Futenma, con sus 3.500 marines y 150 trabajadores civiles, sigue operativa, con sus 74 helicópteros y cuatro aviones de apoyo operacional en plena actividad. "Somos invitados del Gobierno de Japón y nos deben realojar ellos", dice el coronel Leo Falcam, comandante en jefe de Futenma, que desde que llegó hace un mes ha ordenado que se reparen las instalaciones, que llevaban una década sin acometer obras.

"SACO fue un fracaso porque se realizó entre Washington y Tokio sin consultar con Naha, capital del archipiélago. Estableció la devolución de la tierra, pero no la reducción de las tropas norteamericanas, que es lo que nosotros queremos. Esperamos que aprendan la lección y escuchen nuestra opinión ahora que renegocian el futuro de las bases", señala el consejero del gobierno local.

La implementación de SACO habría supuesto devolver el 20% del terreno que ahora ocupa el Ejército de Estados Unidos, pero la demanda generalizada de eliminar o reducir la presencia de los marines se habría radicalizado porque habría aumentado el número de militares en zonas hartas de pedir que se vayan. Además, exigía al Gobierno japonés un fuerte desembolso para construir en terrenos ganados al mar una base aérea en sustitución de Futenma.
El diario Okinawa Times realiza cada cinco años una encuesta sobre la presencia norteamericana. La de 2005 revela que entre el 10% y el 15% de la población quiere la retirada inmediata, y entre el 70% y el 80%, una retirada gradual y coordinada. El coronel de marines Stacy Clardy, por el contrario, considera que, "pese a lo que diga la prensa local -que es muy antiamericana-, la población apoya mayoritariamente la continuidad de las bases por los beneficios económicos que reportan".

Tras la ocupación norteamericana, en junio de 1945, los supervivientes de una batalla que dejó 240.000 muertos -decenas de miles, estadounidenses- fueron amontonados en campos de concentración. Como todo estaba arrasado, las tropas victoriosas levantaron sus campos donde creyeron conveniente sin compensar a nadie. Sólo en el momento de la devolución de Okinawa a Japón se estableció que los terrenos sobre los que estaban instaladas las bases pertenecían en partes más o menos iguales al Gobierno central, a las municipalidades y a personas privadas. Se determinó también que el arrendamiento lo pagaría Tokio.

"Ese dinero llegó como un extra, cuando los propietarios habían reconstruido su vida desde la nada, porque la isla quedó reducida a cenizas. Quienes lo reciben son en su mayoría pensionistas que no quieren saber de nuevos riesgos, ni de lo que obtendrían con la recuperación y venta de la tierra", afirma Tomohiro Yara, especialista del Okinawa Times en temas militares, al reconocer que muchos de los miles de arrendatarios están conformes con la situación actual.
Japón corre con el 70% del total de los gastos de las bases norteamericanas en el país, incluido el pago a los japoneses que trabajan en éstas. Por eso, las ONG y la oposición piden que el Gobierno renegocie el mantenimiento de estas instalaciones que cuestan al erario público más de 5.000 millones de dólares anuales. El líder de la oposición, Katsuya Okada, se ha comprometido a retirar a los marines de Okinawa si el Partido Democrático Japonés llega al poder.

okinawa prefecture

En Naha se respira también un resquemor contra Tokio por permitir que 60 años después de la guerra, Okinawa siga militarizada. "Tras la derrota, Estados Unidos estacionó a sus marines donde le interesó, y Tokio, pese al evidente malestar de la población, decidió quitarse el problema de encima negociando su traslado a Okinawa. Ellos no los quieren; nosotros, tampoco", dice Gima, secretaria de 58 años que está en contra de un acuerdo que suponga la sustitución de las tropas norteamericanas por japonesas.

La actitud del Gobierno central levanta ampollas entre una población que, en muchos casos, aún no ha asimilado la conquista japonesa, en 1879, de lo que fue el próspero reino de Ryukyu. "Mientras estuvimos bajo control de Estados Unidos, hablábamos nuestra lengua. El retorno a Japón no ha servido más que para imponernos una doble ocupación: la militar norteamericana y la cultural japonesa, que pretende asimilarnos y está acabando con nuestra cultura", comenta el empresario de 28 años Yu Shimabukuru.

Guam y la fuerza de despliegue rápido

La isla norteamericana de Guam, situada en el centro del Pacífico, está llamada a convertirse en la nueva clave de la estrategia del Pentágono en esa parte del mundo. Guam está a medio camino entre Hawai, sede de la flota estadounidense en ese océano, y la base aérea de Kadena, en la isla japonesa de Okinawa. Kadena, con sus dos escuadrones de cazas F-15 (44 aparatos), dos aviones de reconocimiento AWACS; 15 KC-135 para abastecer de combustible en vuelo a otras naves y un KC-135 preparado para operaciones de rescate, es, según su comandante en jefe, general Jan Marc Jouas, una "pieza única" de la defensa norteamericana, por lo que parece muy poco probable que se vea afectada por la reestructuración que se derivará del acuerdo entre Washington y Tokio. El plan que, tras múltiples retrasos, está previsto que se haga público en septiembre, se enmarca en la nueva estrategia militar de EE UU en el Pacífico.
Entretanto, las quinielas sobre la reducción de los efectivos del Pentágono en Okinawa son múltiples y variadas, pero la mayoría de las apuestas se inclinan porque una parte significativa de los marines destinados a esa isla sea trasladada a Guam, donde se establecería un comando intermedio de este cuerpo, que enlazaría las operaciones entre el mando de Hawai y el de Okinawa. Pese a las dificultades logísticas que plantea el traslado, el teniente coronel de marines Phillip Ridderhof, encargado de planes estratégicos, no descarta que ésa sea la eventual solución a la demanda de reducción de tropas de Okinawa, ya que trasladarlas a otra zona de Japón reproduciría el problema.Frente al fracaso de la ocupación de Irak y el auge del llamado "terror asimétrico", que no conoce fronteras ni medidas, el Pentágono ha optado por apoyarse y colocar en primera línea de su política defensiva a las fuerzas de despliegue rápido. Guam y Okinawa serían las puntas de lanza de esa política en el Pacífico.

Contra palabras amenazas de muerte

Félix de Azua, algunas de sus obras

En el palacio Poggi de Bolonia puede verse una escalofriante colección de fetos humanos en sus últimos meses de gestación. Los modelos, delicadamente esculpidos en cera y de gran perfección anatómica, estaban destinados a los estudiantes de obstetricia. Cada feto tiene una postura distinta, los hay cabeza arriba, cabeza abajo, con un brazo a la espalda, con las piernas cruzadas.... Como es bien sabido, el parto traerá nueva vida a la tierra, o más muerte, según sea la posición del feto. Algo similar ha sucedido con la constitución de las autonomías españolas, que fue concebida con gran gozo y ludibrio por sus padres, pero nadie podía suponer ni remotamente que la posición del feto iba a poner en peligro la vida de la madre.

No exagero. Hará cosa de un mes, un grupo de amigos y conocidos publicamos un documento implorando la creación de un partido no nacionalista en Cataluña ya que, a diferencia del País Vasco, aquí sólo hay partidos nacionalistas. Bien es verdad que el PP es constitucionalista, pero se trata de un partido tan obsesionado con los asuntos religiosos que no puede servirnos de ayuda. No va uno a sustituir una religión por otra. Entre el catolicismo de Roma y el nacionalismo de Carod, francamente... De modo que expresamos nuestra modesta opinión sobre un monopolio ideológico lamentable.

De inmediato se nos lanzaron a la yugular medio centenar de columnistas y opinadores sin esgrimir un solo argumento aunque sí sus afilados colmillos; los políticos se alisaron las vestiduras mirando hacia el techo; y el primer consejero (la persona más importante de Cataluña después de Maragall) nos insultó desde la televisión nacionalista, cuyo déficit pagamos los insultados.

Ya lo esperábamos. Nos habría disgustado mucho no haber recibido los improperios habituales. En la democrática Cataluña es casi imposible ir de insumiso o de disidente. Quienes no pertenecen a la fratría patriótica y deportiva pasan mucho frío y les pegan los frailes. Hasta ahí, todo iba bien. Lo que no podíamos imaginar es que nos amenazaran de muerte. Suponíamos que Cataluña, a diferencia del País Vasco, ya había superado la Guerra Carlista. Nos equivocábamos. Un articulista del Avui, miembro de Esquerra Republicana, biógrafo de Boadella (a quien ahora quiere ver muerto) y del heroico Joan Puigcercós (a quien había puesto a parir unos años atrás), pedía a gritos nuestra eliminación física. Riguroso. Que nos pegaran cuatro tiros.

Naturalmente, basta dar una ojeada al artículo para percatarse de que su autor es un ciudadano peculiar, pero también era un ciudadano peculiar el que se cargó a John Lennon. No hay que menospreciar a los ciudadanos peculiares. Debo confesar que a mí no me preocupó ni el artículo ni el articulista; me preocupó el diario donde se publicaba la petición de exterminio.
Observe el lector foráneo que el Avui es el diario del nacionalismo ultramontano, que casi nadie lo lee, pero que arrastra una deuda tremenda desde que Pujol decidió emplear el dinero en otros menesteres más jugosos. Maragall les ha regalado este año trescientos millones de pesetas, pero lo que faltaba para garantizar su supervivencia lo han puesto, mano a mano, el editor Lara, dueño de casi toda la edición catalana, y el Conde de Godó, dueño del muy subvencionado diario La Vanguardia (que a día de hoy no ha informado sobre las amenazas) y de media tonelada de televisiones y radios que le regaló Pujol.

Que yo esté pagando con mis impuestos a los tipos que cobran por amenazarme de muerte me parece hacer el capullo. Sin embargo, aún me parece más surreal que el resto del sueldo se lo paguen Lara y Godó. ¿Por qué dos de los más ilustres apellidos del franquismo catalán están financiando a los ultras? Volvamos al comienzo.

La posición del feto es determinante para la supervivencia de la madre. Cuando nosotros pedimos un partido no nacionalista en Cataluña estamos pidiendo, también, un partido ajeno a la alianza entre el mundo de los grandes negocios locales y el nacionalismo. Porque (cosas del feto) el caciquismo y aquello que antes se llamaba "la oligarquía", son la base misma del nacionalismo, su más firme fundamento. Y como sigan por ese camino, van a matar a la madre.
¿Por qué precisamente Lara y Godó? Porque los potentados que crecieron con el franquismo, las fortunas del franquismo, están financiando desde el inicio a los partidos nacionalistas. Al comienzo, comprensiblemente, para hacerse perdonar, pero muy pronto porque descubrieron los notables beneficios de semejante simbiosis. El presupuesto de la Generalitat se eleva a tres billones de pesetas anuales. Es el mejor negocio de la región. Y de muy precario control.
Recuerden ustedes que los primeros munícipes de Pujol, en su carrera por el monopolio del poder rural, eran casi todos ellos políticos franquistas. Que ése era también el llamado "mundo de los negocios" de Pujol, con Javier de la Rosa entre otros angelitos. Y ese sigue siendo el mundo real, el verdadero, de los jefes nacionalistas. Así se entiende que el Estatut, un asunto que sólo importa al 6,5% de la población catalana, sea imprescindible para el suave deslizamiento de la correa de transmisión que une el poder económico local con la Generalitat.
No por otro motivo insistimos hasta ponernos pelmazos en que no hay ni puede haber nacionalismo de izquierdas. Que estamos muy contentos de que haya nacionalistas, que son inevitables tanto en Navarra, como en Cataluña, como en Valladolid y en Irán, que incluso creemos que hay nacionalistas honrados como hay católicos irreprochables, pero que no pueden seguir mirándose al espejo para celebrar lo muy de izquierdas que son. Y de ahí el disgusto que algunos tenemos con los socialistas, último bastión laico que nos quedaba.

Si comparan ustedes con Italia, un país bastante parecido al nuestro, sobre todo en lo malo, constatarán la diferencia. No hay dos "naciones" más diversas que la República de Venecia y el Reino de Sicilia. Estas dos sociedades, la veneta y la siciliana, tienen lenguas distintas, historias distintas, costumbres distintas, mundos simbólicos distintos, en fin, son tan diversas como Austria y Túnez. Y sólo se unieron hace cuatro días, no cuatro siglos. Sin embargo, jamás la izquierda italiana ha permitido la menor vacilación sobre la constitución italiana. Cuando ha aparecido un partido nacionalista, la Liga del Norte, ha sido con todas las características de un partido cripto-fascista, es decir, un partido empeñado en hacer más ricos a los ricos. Y naturalmente gobiernan con los fascistas de Fini y con Berlusconi, que es como quien dice la madre del cordero.

No hay nacionalismo de izquierdas ni aquí, ni en Argentina, ni en los EEUU de Bush, ni en Croacia, ni en Japón, ni en ningún otro lugar del mundo. El nacionalismo es un disfraz del poder económico, su refugio y su coartada. En consecuencia, empiezo a creer que a nosotros no nos ha amenazado de muerte un militante de Esquerra Republicana sino los poderes fácticos. Como en una novela de Vázquez Montalbán o de Sciascia. Y eso ya da más miedo.

Última hora: Una vez enviado el artículo, el president de la Generalitat se reunió con miembros del grupo antes mencionado y se comprometió a comunicar a Godó y Lara su inquietud por la publicación de las amenazas de muerte.

Félix de AzúaEl País. España, junio del 2005.


lo que hay que ver.

martes, 19 de julio de 2005

Amenaza a la Europa social

Vicenç Navarro
El País. España, julio del 2005

En la última reunión del Consejo Europeo, así como en su presentación al Parlamento Europeo, el primer ministro británico, Tony Blair, acentuó su deseo de utilizar la presidencia británica de tal Consejo para recuperar el espíritu de Lisboa que planteó como objetivo hacer la Unión Europea más competitiva y eficiente económicamente que los EE UU.

Éste es también el sentido de su llamada a la modernización de la Unión Europea, sugiriendo que ésta adopte aquellos componentes del modelo estadounidense (llamado frecuentemente modelo liberal anglosajón) que se consideran responsables de su mayor eficiencia económica, tales como una mayor desregulación de los mercados, incluyendo los laborales, y un descenso de la protección social (las pensiones públicas en EE UU y en la Gran Bretaña son las más bajas de los países desarrollados de la OCDE). Un artículo reciente en el Financial Times (23-04-05) definía las pensiones públicas en la Gran Bretaña como "mezquinas", mean en inglés).



El punto débil de esta comparación de eficiencia económica entre los EE UU y la UE es que los datos no apoyan la superioridad del modelo liberal estadounidense sobre el modelo social europeo. Aquellos que sostienen las tesis de superioridad señalan que las tasas de crecimiento económico de Estados Unidos durante el periodo 1980-2000 (dividido en cuatro subperiodos de cinco años cada uno: 1980-1985, 1985-1990, 1990-1995 y 1995-2000), han sido superiores (3,4%, 3,2%, 2,4% y 3,3%, respectivamente) a las de la Unión Europea de 15 miembros (2,3%, 3,2%, 1,5% y 2,3%). Este argumento olvida, sin embargo, que la tasa de crecimiento económico, sin más, no es un buen indicador de eficiencia económica, pues tal crecimiento puede deberse más a su crecimiento demográfico (como es el caso de EE UU) que a su eficiencia económica. Así, cuando analizamos el crecimiento económico por habitante (el mejor indicador para medir la eficiencia económica) podemos ver que éste es desde 1980 muy semejante en ambos lados del Atlántico y mucho mayor en la UE que en EE UU antes de aquel año. Es más, si comparamos la eficiencia económica de EE UU con la de los países miembros de la UE podemos ver que muchos de estos últimos tienen una eficiencia económica mayor que los EE UU. En realidad, algunos de los países más eficientes y de mayor competitividad (según el Fórum liberal Davos) hoy en la OCDE son países como Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca, que tipifican el modelo social por antonomasia, con mercados de trabajo más regulados y con gastos públicos mucho mayores que los de EE UU. En realidad, si EE UU estuviera sometido a las reglas a las cuales está sometida la UE (tal como permitírsele tener un déficit de gasto público de sólo un 3% de su PIB, en lugar del 4,8% que hoy tiene; o que su Banco Central -Federal Reserve Board- hubiera mantenido durante los últimos diez años unos intereses bancarios más altos, semejantes a los que ha mantenido el Banco Central Europeo; o si su Gobierno federal hubiera tenido un presupuesto que significara solo un 1,24% del PIB en lugar del actual 19%) la tasa de crecimiento de la economía estadounidense hubiera sido mucho más lenta y el desempleo mucho más elevado que el actual.

El hecho de que la UE, a pesar de estar sometida a aquellas condiciones, tenga una tasa de crecimiento económico por habitante semejante al modelo liberal estadounidense muestra su mayor eficiencia económica. Ahora bien, su clara superioridad sobre el modelo liberal anglosajón durante el periodo anterior a 1980 se ha ido reduciendo desde entonces debido al establecimiento de las condiciones anteriores (equilibrio presupuestario, excesivo control de la inflación y gran austeridad presupuestaria) que se han ido estableciendo como parte del marco institucional de la Unión Europea. Es este marco institucional (iniciado en el Tratado de Maastricht y reproducido en el Consenso de Bruselas) el responsable del enlentecimiento de la eficiencia económica de la UE y de su elevado desempleo.

La percepción, ampliamente entendida, de que la Constitución europea solidificaba este marco institucional europeo explica el rechazo a tal Constitución por parte de grandes sectores de las clases populares, y muy en particular de las clases trabajadoras de muchos países miembros de la UE, pues éstas perciben que las políticas derivadas de este marco institucional europeo afectan negativamente su bienestar. Las políticas monetaristas, complementadas con políticas liberales que enfatizan como las soluciones al elevado desempleo en Europa la desregulación de los mercados, incluyendo los laborales, así como la reducción del gasto público, representan una clara amenaza al mundo del trabajo europeo en una situación que, como señalaba un editorial reciente de The Economist (12-2-05), "las clases financieras y empresariales europeas están absorbiendo un excesivo porcentaje de las rentas nacionales a costa de los trabajadores". Estas y otras medidas, como la Directiva Bolkenstein, están debilitando a los últimos, carentes de un marco europeo de negociación colectiva necesaria para proteger sus intereses.

Por otra parte, consideraciones estratégicas por parte de los establishments políticos y mediáticos europeos (tales como la incorporación de los Balcanes a la UE para conseguir una mayor estabilidad en el Este de Europa o facilitar la integración de Turquía como un puente con el mundo islámico) han predominado sobre consideraciones de la vida cotidiana del mundo del trabajo que se siente, con razón, cada vez más inseguro, debido a un alto desempleo y a una disminución de la protección social. De ahí que la distancia entre los establishments políticos y mediáticos europeos y las clases populares está incrementándose enormemente, siendo los partidos socialdemócratas los más afectados por este distanciamiento, pues sus bases electorales se sienten abandonadas por sus élites dirigentes, que han adquirido (en muchos de ellos) el posicionamiento socioliberal, responsable del empobrecimiento del modelo social europeo.

Lo que se requiere es un cambio muy sustancial en la construcción de Europa, con una recuperación del modelo social (con el establecimiento de derechos sociales como condición de pertenencia a la UE); el desarrollo de un marco europeo de negociación colectiva; el desarrollo de políticas expansivas (con un mayor presupuesto europeo), y el establecimiento del estímulo de crecimiento económico como objetivo del Banco Central Europeo (con mayor rendición de cuentas al Parlamento Europeo) y mayor coordinación económica, con armonización de las políticas fiscales (que debiera incluir un impuesto europeo sobre las empresas); medidas todas ellas en dirección opuesta a las sugeridas por el socioliberalismo de Blair. Puede parecer paradójico, pero para salvar a Europa se requiere más Europa, lo cual no quiere decir un aumento en el número de sus miembros, sino una mayor expansión y profundización de su dimensión política y social.