sábado, 30 de noviembre de 2013

LO PRIVADO FUNCIONA MEJOR PARA ALGUNOS

La derecha estadounidense incluye las prisiones en su campaña en favor de las privatizaciones

A lo largo de los últimos años, The New York Times ha publicado varios informes aterradores sobre el sistema de casas de reinserción de Nueva Jersey, que están dirigidas de forma privada y que complementan el sistema normal de prisiones. La serie es un modelo de informes de investigación que todo el mundo debería leer, pero que también debería observarse en un contexto. Los horrores que describe forman parte de una pauta más amplia en la que las funciones básicas de gobierno se están privatizando y deteriorando.
Antes que nada, respecto a esas casas de reinserción: en 2010, Chris Christie, el gobernador del Estado —que mantiene unos vínculos personales estrechos con Community Education Centers, el mayor operador de estas instalaciones, y que antes trabajó como miembro de un grupo de presión para el grupo— describía las operaciones de la empresa como “una representación de lo mejor del espíritu humano”. Pero los informes de The Times describen, en cambio, algo más parecido a un infierno en la tierra: un sistema mal dirigido, sin personal suficiente y con unos trabajadores desmoralizados, del que los individuos más peligrosos escapan con frecuencia para causar estragos, mientras que los delincuentes relativamente poco peligrosos se enfrentan al terror y a los abusos por parte de otros internos.
Es una historia terrible, pero, como dije, tienen que verla en un contexto más amplio, en el de una campaña en todo el país de la derecha estadounidense para privatizar las funciones de gobierno, que incluye el funcionamiento de las cárceles. ¿Qué hay detrás de esta campaña?
Podríamos sentirnos tentados a decir que refleja la fe de los conservadores en la magia del mercado, en la superioridad de la competencia del libre mercado sobre la planificación del Gobierno. Y sin duda alguna, es la forma en la que a los políticos de derechas les gusta enfocar el asunto.
La privatización puede funcionar como una forma sigilosa de endeudamiento público
Pero si lo pensamos, aunque solo sea un minuto, nos damos cuenta de que lo único que las empresas que forman el complejo industrial penitenciario —como Community Education o el gigante de las cárceles privadasCorrections Corporation of America— no están haciendo desde luego es competir en un libre mercado. En lugar de eso, viven de los contratos públicos. No existe ningún mercado libre aquí, y no existe, por tanto, ninguna razón para esperar alguna mejora mágica en la eficiencia.
Y, como era de esperar, a pesar de las numerosas promesas de que la privatización de las cárceles daría lugar a un enorme ahorro de costes, ese ahorro —como concluía un exhaustivo estudio de la Oficina de Asesoría Jurídica, que forma parte del Departamento de Justicia— “sencillamente no se ha materializado”. Si los operadores de prisiones privados logran ahorrar dinero, es mediante “reducciones de personal, prestaciones y otros costes relacionados con el trabajo”.
Así que, veamos: las cárceles privatizadas ahorran dinero empleando a menos guardias y a menos trabajadores, y pagándoles mal. Y luego tenemos historias terribles sobre la forma en que se dirigen estas cárceles. ¡Qué sorpresa! Entonces, ¿qué hay detrás de la campaña para privatizar las cárceles, y casi todo lo demás?
Una respuesta es que la privatización puede funcionar como una forma sigilosa de endeudamiento público, en la que los Gobiernos evitan registrar gastos por adelantado (o incluso recaudan dinero vendiendo las instalaciones existentes) mientras aumentan los costes a largo plazo de forma que los contribuyentes no pueden ver. Oímos hablar mucho de las deudas ocultas en que los Estados han incurrido en forma de pensiones de jubilación; pero no oímos hablar mucho de las deudas ocultas que se están acumulando actualmente en forma de contratos a largo plazo con empresas privadas contratadas para dirigir las cárceles, los colegios y más establecimientos. Otra respuesta es que la privatización es una manera de deshacerse de los empleados públicos, que tienen la costumbre de sindicarse y que tienden a votar a los demócratas en cualquier caso.
Pero la respuesta principal, sin duda alguna, es seguir el dinero. Da igual lo que la privatización supone o no para los presupuestos estatales; piensen, en cambio, en lo que supone para los fondos de las campañas y las finanzas personales de los políticos y sus amigos. A medida que se privatizan cada vez más funciones públicas, los Estados se convierten en paraísos en los que hay que pagar para poder participar, en los que tanto las contribuciones políticas como los contratos para los amigos y los familiares se convierten en un quid pro quo para conseguir negocios públicos. ¿Las empresas se están apoderando de los políticos, o son los políticos los que se están apoderando de las empresas? ¿Tiene alguna importancia?
Ahora alguien señalará seguramente que el Gobierno no privatizado también tiene sus problemas de influencia excesiva, que los sindicatos de guardias de prisiones y de maestros también tienen influencia política, y que esta influencia distorsiona a veces la política pública. Me parece bien, pero esa influencia tiende a ser relativamente transparente. Todo el mundo conoce esas pensiones públicas posiblemente excesivas; fue necesaria una investigación de The Timesdurante varios meses para sacar a la luz el informe del infierno de las casas de reinserción de Nueva Jersey.
Por tanto, la cuestión es que no deben suponer que lo que The Timesdescubrió sobre la privatización de las cárceles en Nueva Jersey es un caso aislado de mala conducta. Por el contrario, casi con toda seguridad es un destello de una realidad paulatina y generalizada, de un nexo corrupto entre la privatización y la influencia que está debilitando al Gobierno en gran parte de EE UU.
Paul Krugman es profesor de Economía en Princeton y premio Nobel de 2008.
© New York Times Service 2012.
Traducción de News Clips.
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UNA INFORMACIÓN DE: EL PAÍS

viernes, 29 de noviembre de 2013

LA DERECHA Y LA CULTURA




Mala hierba

La derecha española ha tomado la cultura como un menester banal que está en manos de gente frívola, bohemia y subversiva



La derecha española siempre ha considerado el Ministerio de Educación como una finca de su propiedad. A medias con la Iglesia católica ha luchado por defender ese bastión, desde el cual ha ejercido históricamente una posición de dominio sobre la conciencia de los ciudadanos. De hecho, la educación laica promulgada por la II República fue una de las causas de que la derecha entrara de forma muy violenta en su demolición y, alcanzada la victoria, estableciera una represión salvaje contra los profesores y maestros partidarios de la escuela pública. Ese ministerio se ha constituido desde entonces en un territorio de combate ideológico. Pero, al contrario de lo que sucede con la educación, la derecha española nunca ha considerado el mundo de la cultura como una frontera que debiera conquistar; más bien la ha tomado como un menester banal que está en manos de gente imprevisible, frívola, bohemia y subversiva, que tira al monte como las cabras, actores, poetas, cineastas, músicos, cantantes, bailarines y saltimbanquis, una reata a la que en el fondo desprecia, puesto que no la puede controlar. La derecha española, incluida la derecha dandi si la hubiera, está abrazada al casticismo; nunca ha sido soluble con ninguna vanguardia estética; en realidad ante un cuadro de Picasso o de Miró sigue pensando que eso lo pinta mejor su niño de cinco años. Un día los artistas salieron a la calle con una pancarta contra la guerra de Irak; poco después aprovecharon la fiesta de los Premios Goya para protestar y realizar algunas chirigotas inocentes contra el Gobierno de Aznar. Esta crítica casi de manual ha sido suficiente para que el mundo del cine español haya sido zaherido, despreciado y ridiculizado con saña por un sector de la derecha más agria, un escarnio que desde entonces aun perdura. No importa que se trate de actores y cineastas con prestigio internacional ni de artistas a los que el público adora y grita de placer en sus conciertos, la única tropa libre y divertida, capaz todavía de hacernos soñar en medio de esta crisis económica, color de rata. Ahora, la batería agresiva de impuestos que la derecha ha descargado, entre el desprecio y la venganza, sobre esa mala hierba de la cultura, no ha hecho sino ahondar el abismo insalvable que las separa.

Y TU MÁS... Y LA TERGIVERSACIÓN DE LAS PALABRAS


La moral católica y sus practicantes

Jaime Botín.

Debo agradecer a El Confidencial y al diario El Mundo la pronta confirmación de alguna de las tesis que expuse en el artículo que se publicó en EL PAÍS (19/09/2013) con el título La moral católica. En el referido artículo yo opinaba que esa moral caduca tiene, entre otros efectos, el de haber hecho común en nuestra sociedad la costumbre del “y tú más”, que consiste en defenderse de las denuncias denunciando los pecados del otro, en lugar de dedicar el esfuerzo a desmentir las acusaciones o a justificar debidamente la propia conducta.

Aunque me refería ante todo a nuestros gobernantes y a la jerarquía católica, es obvio que también los órganos de prensa se pueden dar por aludidos, como ha ocurrido en este caso. En efecto, en El Confidencial del 29 de septiembre se me niega capacidad para criticar aduciendo como razones mi patrimonio en el extranjero, recientemente declarado; y, consecuencia de lo anterior, el no haber comunicado a la CNMV una parte de mi participación en el capital de Bankinter. En la misma línea argumental, El Mundo del 3 de octubre, en un artículo en primera página firmado por Carlos Segovia y en su página de editoriales, considera que los defraudadores no deben dar lecciones de moralidad y me tacha de defraudador por partida doble: fraude al mercado con engaño a los accionistas, y en especial al Crédit Agricole, y fraude fiscal.

Será difícil encontrar dos ejemplos que ilustren de manera más clara el “y tú más” ....seguir leyendo



Visto en el Pais

miércoles, 27 de noviembre de 2013

SOBRE EL ABORTO



JESÚS MOSTERÍN 21 MAY 2013

El primer ministro de India, el sij Manmohan Singh, siempre luce turbante. Los sijs piensan que los cabellos forman parte de nuestra naturaleza, que crecen por la gracia de Dios y que no hay razón alguna para cortarlos. No se los cortan nunca, sino que los arremolinan sobre la cabeza y los cubren con el turbante. En resumen, los sijs prohíben cortarse el pelo, pero se lo prohíben a sí mismos, no a los demás. El sijismo es una religión tolerante. Y Singh es uno de los líderes políticos más respetados del mundo actual. Aunque es el jefe del Gobierno, y aunque él no se lo corta, no se le ocurriría prohibir el corte de pelo al resto de los indios ni imponer el turbante a golpe de decreto. Singh es un auténtico demócrata, que no pretende abusar del monopolio legal de la violencia que ejerce el Estado para imponer las opiniones y valores de su secta a los ciudadanos que no las comparten.
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que tantas cosas hizo mal, hizo bien algunas, como la ley orgánica de 2010 que despenaliza la práctica voluntaria del aborto durante las primeras 14 semanas del embarazo. Con esta ley tan moderada y poco original, no hacía sino adaptar la legislación española a lo que es normal en toda Europa (con la excepción de Irlanda y Polonia, bloqueadas por la tremenda interferencia eclesiástica) y en casi todo el mundo desarrollado, desde Estados Unidos y Canadá hasta China y Japón, pasando por India, Rusia, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, etcétera.

La elección entre ser madre o abortar es de la la madre, no del ministro u obispo de turno
En su gestión al frente de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón sobresalió como el alcalde más derrochador de España, acumulando los mayores déficits y los más abultados impagos a proveedores, multiplicando la deuda de la ciudad por cuatro y haciéndola seis veces mayor que la de Barcelona. Es sorprendente que un Gobierno como el de Rajoy, enfocado en la reducción del déficit, lo premiase nombrándolo ministro. Y es asombroso que le permita desviar la atención política desde la resolución de la grave crisis económica actual hacia las anacrónicas reivindicaciones episcopales sobre el aborto. En cuanto tomó posesión de su cargo, Gallardón anunció una cruzada contra las mujeres que quisieran ejercer su libertad reproductiva.
Las decisiones sobre el embarazo no las deben tomar las embarazadas, sino los obispos, como en Irlanda, donde las mujeres se van a abortar a Inglaterra. Más adelante, y en plan displicente, indicó que no iba a meter en la cárcel a las mujeres que quisieran abortar (aunque no aclaró si les pagaría el viaje a Inglaterra), pues en realidad eran víctimas. Desde luego, si se cumplen sus planes, serán víctimas de Gallardón. Todos debemos respetar las ideas y valores católicos fundamentalistas del ministro mientras se limite a aplicarlas en su vida privada o en el entorno de sus correligionarios, como hace Singh en India. Lo que no es de recibo es que pretenda poner el aparato coercitivo del Estado al servicio de la imposición de la moral católica a los no católicos.
En nuestra especie, el desarrollo uterino dura unas 39 semanas, las primeras ocho de las cuales constituyen el periodo embrionario, en el que más de un tercio de los embriones abortan espontáneamente, sin que la madre ni siquiera se entere. La mayoría de los abortos inducidos (en Inglaterra, el 70%) se producen también durante el periodo embrionario. A partir de la novena semana, el embrión pasa a llamarse feto. El feto, que inicialmente pesa unos ocho gramos, va creciendo y desarrollándose todo el tiempo hasta el nacimiento. Las conexiones tálamo-corticales del cerebro, que son esenciales para el posterior desarrollo de percepciones y sentimientos, no empiezan a formarse hasta las 28 semanas. Por eso es seguro que en las primeras 14 semanas no hay posibilidad alguna de actividad psíquica o vida personal. Naturalmente, el embrión es un ser vivo, pero también lo es el mosquito e incluso las bacterias.
La mayoría de las mujeres embarazadas quieren llevar a término su embarazo y parir un bebé sano; ese bebé es lo más importante del mundo para ellas. El aborto siempre es un trauma y ninguna mujer lo realizaría a la ligera. La creación de un nuevo ser humano es un milagro maravilloso, pero la elección del momento oportuno para producir milagros en el vientre de una mujer debe realizarla esa mujer, no el ministro u obispo de turno. Por eso casi todos los países desarrollados han adoptado leyes de plazos como la española actual. No hay razón alguna para variarla.
La extrema derecha cristiana está obsesionada con celebrar la malformación como prueba divina
Especialmente inquietantes son los anuncios de Gallardón de que quiere obligar a los padres que han tenido la desgracia de concebir un feto con graves malformaciones a llevar a término el embarazo, condenándolos a ellos, al hijo y a la sociedad a incontables sufrimientos inútiles y sin esperanza. Un gran progreso del mundo civilizado ha consistido en que las madres se enteren por adelantado de si han tenido la mala suerte de concebir un embrión malformado que no ha abortado espontáneamente (como suele suceder) y así puedan provocar su aborto inducido. Como declaraba recientemente una madre valenciana que acababa de abortar un feto con síndrome de Down y varias otras malformaciones, “prefiero llorar un mes que llorar toda la vida”. Desde luego, los padres que decidan llevar a término el embarazo del feto defectuoso y que deseen sacrificar sus vidas por criarlo, merecen respeto y apoyo, aunque no suele ser eso lo que elige la mayoría de la gente razonable en ningún país del mundo. Los padres que prefieran tener hijos capaces de vivir una vida humana en plenitud también tienen derecho a abortar cuando los dados genéticos les hayan sido desfavorables y a ensayar una nueva partida. La reproducción y la gestación de un hijo son algo demasiado importante para dejarlo al albur del azar. En cualquier caso, es a los padres, y no a Gallardón, a quienes corresponde decidir.
Tanto el partido republicano de Estados Unidos como el PP de España son conglomerados, que, junto a conservadores y liberales, incluyen una facción de extrema derecha cristiana, monotemáticamente obsesionada por su oposición a la libertad reproductiva de las mujeres y por su celebración de la enfermedad y la malformación de los fetos como pruebas a las que Dios nos somete para hacernos sufrir en este valle de lágrimas; esta inversión en sufrimiento será recompensada en ultratumba al ciento por uno. Dios nos libre de estos asesores en inversiones escatológicas y de su timo de la estampita. Los republicanos estadounidenses han perdido las dos últimas elecciones en parte por la ultraderecha cristiana, que atrae a votantes extremistas en las primarias, pero provoca rechazo entre la mayoría moderada de los electores.
Sarah Palin, compañera de candidatura del republicano Cain en las elecciones de 2008, siempre ha presumido de negarse a abortar su feto Trig con el síndrome de Down, lo que le valió una gran popularidad entre los fanáticos antiabortistas, pero al final quitó votos a Cain, que perdió las elecciones. En los últimos comicios (en 2012), el ultraderechista cristiano Rick Santorum estuvo a punto de arrebatar la candidatura republicana a Mitt Romney, al que acorraló con su retórica, obligándolo a adoptar posiciones más extremas y menos atractivas para el público que las que habitualmente había defendido. El programa de Santorum se reduce a una glorificación demencial del sufrimiento, la enfermedad y la malformación. No solo se opone (sin éxito) a todo aborto, incluso tras una violación, sino que incluso ha dedicado su propia vida a tan extraño empeño. Su hijo Gabriel era un feto inviable que nació prematuramente (a las 20 semanas) y murió de inmediato. No obstante, Santorum y su mujer se empeñaron en dormir con el cadáver en el hospital, lo llevaron a casa y lo presentaron a sus otros hijos como su “hermano Gabriel”. En 2008, y contra la opinión de los médicos, se empeñó en que naciera su hija Isabella, con malformaciones tan graves como la letal trisomía 18 (tres copias del cromosoma 18). Esa pobre criatura ha pasado su breve vida en quirófanos. De todos modos, tanto Palin como Santorum son belicistas acérrimos, defensores de todas las guerras y partidarios a ultranza de las armas de fuego y de la Asociación Americana del Rifle.
Jesús Mosterín es filósofo y autor de La naturaleza Humana (Espasa) y El reino de los animales (Alianza, 2013).
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martes, 19 de abril de 2011

Recuparar la democracia

Vicenç Navarro:

Hoy en día estamos viendo movilizaciones populares en muchas partes del mundo –desde los países árabes a Wisconsin (EEUU), pasando por la mayoría de países de la Unión Europea– que exigen cambios de las políticas llevadas a cabo por gobiernos y por estados que se perciben insensibles a los deseos de la mayoría de la población. En estas manifestaciones –a pesar de la elevada diversidad de situaciones– hay un elemento común: la protesta frente a una enorme concentración de poder económico y político que obstaculiza la expresión democrática. Y un ejemplo de ello es España.


Estamos viendo en España la puesta en marcha, por parte del Estado (tanto central como autonómico), de recortes muy sustanciales del gasto público, incluyendo el gasto público social que financia las transferencias públicas –como las pensiones– y los servicios públicos del Estado del bienestar tales como sanidad, educación, servicios domiciliarios a las personas con dependencias, escuelas de infancia, servicios sociales y otros.


Estos recortes están afectando de una manera muy marcada a la calidad y cobertura de tales servicios empeorando la situación existente, que ya era insuficiente antes de que se iniciara la crisis. España en 2008 estaba a la cola de la Unión Europea de los 15 (UE-15, el grupo de países de semejante desarrollo a España) en gasto público social. Nos gastábamos en el Estado del bienestar sólo el 19% del PIB (el más bajo de la UE-15, cuyo promedio era del 24%, mientras que el de Suecia era del 28%). Una consecuencia de ello es que sólo el 9% de la población adulta trabajaba en los servicios públicos del Estado del bienestar (el promedio de la UE-15 era del 15%, y en Suecia, del 24%). Los recortes que están ocurriendo ahora están disminuyendo todavía más tal empleo.


La estructura de poder (que se basa en el 20-30% de la población, la de mayor renta) no parece consciente de este enorme retraso y subfinanciación, pues utiliza principalmente los servicios privados. Envían a sus hijos a la escuela privada (que recibe los subsidios más altos existentes en la UE-15, llamado concierto) y cuando caen enfermos van a la sanidad privada. Esta estructura de poder (que tiene enorme influencia política y mediática en España) promueve el mensaje de que no hay otra alternativa a tales políticas de recortes. Argumentan que hay que recortar el gasto público para reducir el déficit del Estado y la deuda pública, a fin de calmar los mercados financieros y que así estos nos presten dinero a intereses razonables.


Esta explicación, que a base de repetirse miles de veces se ha convertido en un dogma, es profundamente errónea y se promueve porque sirve a los intereses de esta estructura de poder, que utiliza la presión de los mercados financieros como excusa para llevar a cabo lo que ha deseado hacer desde siempre. Los datos muestran claramente que no es cierto que en España no existan recursos para financiar un Estado del bienestar de primera clase. España no es pobre. El PIB per cápita es ya el 94% del promedio de la UE-15, pero el gasto público social por habitante es sólo el 74% del promedio del gasto público social promedio de la UE-15. Si nos gastáramos lo que nos pertenece por el nivel de desarrollo económico que tenemos, es decir el 94%, nos gastaríamos 80.000 millones de euros más, con los cuales se podrían cubrir las enormes insuficiencias. España, pues, tiene los recursos. Lo que ocurre es que el Estado no los recoge. En lugar de ello, el Estado ha estado pidiendo préstamos a la banca extranjera, endeudándose y financiando escasamente su Estado del bienestar. España, como Grecia y Portugal, tiene unos ingresos al Estado muy bajos y un fraude fiscal muy elevado. Como admitió sorprendentemente un dirigente del Deutsche Bank, uno de los banqueros más importantes de Alemania, “ha existido durante los años de boom una alianza entre las clases más pudientes de los países de la periferia de la UE, que no pagaron impuestos al Estado, y la banca, que se ha beneficiado de la baja carga impositiva al prestar dinero al Estado para financiar su dimensión social”.


Y ahí está la raíz del problema. La estructura de poder no está contribuyendo al Estado lo que debiera por su nivel de riqueza. El trabajador de la manufactura en España paga el 74% de los impuestos del trabajador de la manufactura sueca. El empresario, sólo un 38%. Y empeorando la situación, el Estado ha reducido más y más los impuestos, lo que ha beneficiado sobre todo a las rentas superiores. Los propios inspectores de Hacienda han indicado que podrían recogerse más de 38.000 millones de euros, centrándose en estos sectores, sin afectar a la carga impositiva de la mayoría de la población. El déficit del Estado podría reducirse a base de aumentar los impuestos de estos sectores en lugar de empobrecer todavía más al Estado del bienestar.


En realidad, durante la crisis la gran mayoría de las empresas del Ibex-35 han continuado teniendo grandes beneficios, siendo la banca española una de las que tienen más beneficios en Europa. El Banco Santander ha conseguido 35.000 millones de euros de beneficios netos (es el banco que ha conseguido más beneficios en el mundo, después de dos bancos chinos).


Estos recortes de gasto público social se están haciendo a pesar de que la mayoría de la población está en contra. Es una decisión más (otra es el retraso de la edad obligatoria de la jubilación) que muestra la enorme distancia entre los gobernantes y los gobernados. De una manera creciente, los establishments políticos y mediáticos que dirigen el país están imponiendo medidas en contra del parecer de la ciudadanía. De ahí que las poblaciones, en su indignación –que ocurrirá si se le provee de información que cuestione el dogma de que no hay otra alternativa–, deben manifestarse y agitarse socialmente para recuperar la democracia en España.


Público, 07/04/11

martes, 12 de abril de 2011

La laicidad, objeto de la democracia en España

GREGORIO PECES-BARBA
10/04/2011

En el siglo XXI es un signo de la cultura política y jurídica pulsar, sobre todo desde partidos de izquierdas o de centro izquierda, el proceso de secularización, cuya última meta es la laicidad, entendida como una situación pacífica y generalmente aceptada por la sociedad.

La exigencia deriva de las líneas que van identificando y señalando las perspectivas de desarrollo de la modernidad y que arrancan de la ruptura de la unidad religiosa con la aparición en el siglo XVI de los protestantismos, con la secularización de la política desde Maquiavelo y de la moral desde Pufendorf y Tomasio en el siglo XVII. En la misma línea se desmonta por Hugo Grocio el Derecho Natural clásico, subordinado a la teología, al afirmar que existiría aunque Dios no existiera y que lo descubrimos por la razón aplicada a la naturaleza humana. Todos son caminos que nos conducen a un mundo moderno secularizado donde Dios todavía no es puesto en cuestión pero que queda como el relojero que ha construido el aparato del mundo, que funciona por sí mismo.

Solo la Iglesia católica se mantiene en la línea de la tradición que arranca de las concepciones aristotélico-tomistas del mundo y de la vida. El sólido mecanismo ético de la salvación que necesita de los dos pilares inseparables de la gracia que se produce por el sacrificio de Cristo en la Cruz y de la libertad, que necesita de las obras humanas, sigue siendo el suyo, pero es un dualismo que quiebra a partir del tránsito a la modernidad.

Las éticas modernas serán las del protestantismo y las del humanismo laico. Las primeras son éticas solo de la gracia y la segunda solo de la libertad. Por un capricho de la historia, ambas, tan alejadas teóricamente, coincidirán en la práctica en la fase del trabajo mundanal y en el fondo secularizado. Los protestantes se salvan porque están predestinados y los humanistas laicos prescinden progresivamente de la divinidad. Así ambos se proyectarán en la sociedad y en la realización de proyectos seculares y buscarán para ello una ética secularizadora, en la que podrán coincidir, sin necesidad del apoyo ni de Dios ni de las Iglesias. La ética individual, la que conduce a cada uno a la virtud, al bien, a la felicidad o a la salvación, sea religiosa o laica, queda al margen de la construcción social y de los fines de la política y del Derecho, puede tener una extensión social pero no es elemento relevante para la formación de los mecanismos de decisión que orientarán el desarrollo de las sociedades modernas.

Con esta perspectiva, las ideas de participación, de consentimiento, de derechos humanos, de Constitución y de Democracia, se situarán en las perspectivas de la secularización y de la laicidad e irán formando una ética propia que ya no es la privada, sino la ética de las instituciones de los procedimientos, de los valores, de los principios y de los derechos, la ética de los ciudadanos como tales, que bebe de esas tradiciones morales, protestantes y del humanismo laico, que arrastran tradiciones libertinas, ilustradas, positivistas, científicas, darwinistas y republicanas. La escuela y las instituciones públicas son el ámbito donde se desarrolla, desde el respeto a la libertad de conciencia, la supremacía de la razón. La III República francesa fue ámbito donde esa ideología se fraguó y cristalizó, con autores como Gambetta, Ferry, Barthou, Waldeck- Rousseau, entre otros.

Ese espíritu laico, es hoy el de Europa coexistiendo con una Iglesia católica que vuelve por sus fueros y por su prepotencia desde Juan Pablo II hasta el Papa actual.

España ha sido una de las grandes perjudicadas del clericalismo, y lo ha sufrido en sus carnes antes del franquismo, durante el franquismo y con la democracia, cuando todavía hay demasiada contemporización con los peores usos clericales. Hay muchos aspectos pendientes y el gobierno de Rodríguez Zapatero consiente demasiado pensando que es una buena fórmula ¡Craso error!. En cuanto se les presenta la ocasión, como en estas elecciones autonómicas, dicen que no se puede votar a partidos que apoyan el divorcio, el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Todavía hay tiempo y pido al PSOE y a su Gobierno que se decidan a tomar medidas que se sitúen claramente en la línea debida. Al menos dos medidas, derogación de los acuerdos con la Santa Sede y supresión de la enseñanza reglada de la religión deben ser tomadas. ¡Todavía se puede hacer!

No podemos ser tan ingenuos como para pensar que la inacción por nuestra parte va a ser respondida con la neutralidad y el juego limpio. Eso solo ocurrió con Juan XXIII y con Pablo VI. Después las cosas volvieron a su cauce tradicional y la deslealtad a las autoridades civiles volvió a ser la regla. Son partidarios de todo lo que representa Doña Esperanza y no se puede esperar nada. Cuanto más se les consiente y se les soporta, peor responden. Solo entienden del palo y de la separación de los campos. Un Estado libre y una Iglesia libre, cada uno en su ámbito y sin que puedan tener ningún ámbito exento, ni ningún privilegio. Pactar con ellos desde la buena fe es estar seguro de que se aprovecharán todo lo que puedan.


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sábado, 30 de junio de 2007

el muro

Another Brick In The Wall (part 2) - MUSICA.COM

viernes, 29 de junio de 2007

jueves, 21 de junio de 2007

De curas rojos, misas de Estado y de barrio

Por Quintín García González, sacerdote dominico y periodista, autor de Carne en fulgor, último premio Kutxa de Poesía Ciudad de Irún (EL PAÍS, 17/06/07):

¿Es que acaso son iguales el grupo humano que participó, presidido por el cardenal Rouco, en la misa de Estado de la boda del Príncipe y el que forma la parroquia de San Carlos de Entrevías? En la boda del Príncipe estaban todos los principales del país. En la parroquia se suelen mover cristianos de extracción y conciencia popular, personas del ámbito de la marginación, Madres contra la Droga, Traperos de Emaús, excluidos sociales.

las liturgias legales por las que nunca protestó ni protestará el cardenal Rouco


¿Son semejantes este grupo humano y el que, presidido por el cardenal Rouco, celebró la misa de la boda de la hija de Aznar, formado por muchos de los peces gordos del poder económico, político, la llamada gente guapa y pija de la sociedad nacional e internacional, a los que vimos en los periódicos hacer confesión de fe económica y social nada evangélicas, y en las revistas del corazón hacer exhibición de sus grandes e injustas fortunas, de sus fiestas, despilfarros y hasta de sus obras de caridad insultantes? ¿Se parecen en algo el grupo de Entrevías y el de cardenales, obispos, monaguillos mil, guardias suizos, banqueros y cuerpo diplomático del Estado vaticano, diseñadores de magnificentes ceremonias religiosas egipcias, jefes de todos los Estados del mundo -incluido el Bush de la guerra de Irak condenada por el difunto-, de los grandes movimientos de espiritualidad neoconservadora y papista que ponen a disposición de la mayor honra y gloria del Vaticano sus grandes plataformas y medios para llenar plazas y magnificar actos con multitudes cautivas?

¿Son los mismos quienes asisten a la eucaristía ilegal -por creativa, expresiva, provocadora- y los miles y miles de fieles -tampoco tantos, según las estadísticas- que asistimos a la repetida y repetida misa de 12 dominical, costumbrista, desgranada en un lenguaje oficial e impuesto, amordazados sus participantes por leyes y rúbricas litúrgicas ajenas, inadaptadas y angelicales? ¿Tienen las mismas preocupaciones vitales, las mismas sensibilidades, parecidas ideas sociales? ¿Usan los mismos templos; invierten en sus instalaciones y palacios y catedrales las mismas millonarias cantidades; tienen las mismas riquezas en vasos sagrados, en arte, los mismos periódicos, radios, revistas? ¿Tiene el cardenal Rouco -condenador del lenguaje y las formas celebrativas propias de la comunidad de San Carlos-, miembro de esas élites que celebran las misas de Estado y similares, ocupado en altas reuniones y en refundir todos los días el ideario cristiano de la Cope para adaptarlo a las exigencias mediáticas, políticas y económicas de sus principales voceros y grupos de presión, tiene, digo, la misma sensibilidad y lenguaje de los sectores populares y excluidos de Entrevías? ¿O al menos conocimiento y capacidad para entender esos lenguajes? ¿La misma experiencia, entrega, disponibilidad a lavar los pies y a curar que José, Javier y Enrique, sacerdotes de la parroquia?

Es obvio que no son iguales, ni parecidos en sus formas de vida, en sus sensibilidades, en sus lenguajes en suma, los miembros de San Carlos y los usuarios de la boda principesca, o los amigos del señor Aznar y su hija, o el mismo señor cardenal, o los participantes del esplendente y magnificente entierro de Juan Pablo II y la consiguiente entronización del actual Papa reinante. Ni de la gran mayoría de los que vamos a las misas de 12 los domingos y fiestas de guardar. Y si somos tan distintos, ¿cómo entonces poder recitar, unos y otros, el mismo credo con sus redacciones alambicadas y sus formulaciones filosóficas y medievales? ¿Cómo pedir perdón con las mismas palabras y gestos el fariseo y el publicano, el ladrón de alto standing, civil o vaticano -asunto Banco Ambrosiano-, participante en una de las misas antes citadas o el chaval que roba un reloj de mercadillo para vender y comprar luego mierda con que inyectarse? ¿Cómo hacer los mismos gestos, decir las mismas expresiones, usar los mismos símbolos, si queremos que éstos digan algo a personas tan distintas? ¿Cómo experimentar la fraternidad unos y otros con intereses tan contrapuestos y sin que las palabras evangélicas queden domesticadas y devaluadas, convertidas en pamplina para álbumes de bodas, o de hieráticas, faraónicas retransmisiones televisivas urbi et orbi, bien cantadas y perfumadas de incienso? Si somos tan distintos ¿cómo no entender, y respetar, y hasta aplaudir el derecho personal y grupal al lenguaje propio, creativo, expresivo en las celebraciones? Por coherencia sociológica, lingüística e intelectual, pero sobre todo por fidelidad al Cristo de la Última Cena en un barrio de Jerusalén.

El cardenal ha dado para anular oficialmente las celebraciones de la parroquia -¡cómo separar actividad misericordiosa y celebración y compromiso!- razones litúrgicas. Estoy convencido de que la condena no ha sido por razones litúrgicas, al fin y al cabo cambiantes, adaptables a culturas y tiempos (Vaticano II), sino de espiritualidad, es decir: por una forma de vivir, sentir y expresar la herencia del Señor Jesús. Esa espiritualidad de Entrevías escuece y cuestiona las espiritualidades de los sanedrines eclesiásticos. Y las de cuantos estamos instalados en este catolicismo de misa de 12 reglada y privilegios históricos; en esta religiosidad precristiana del Templo, de la Ley y del Sábado.


Aún una pregunta final: ¿qué misas actualizan mejor la Cena Última del Señor Jesús, que sería el primer criterio?: ¿las misas de Estado arriba señaladas o las de la comunidad de San Carlos? ¿Quién cumple mejor la herencia del Maestro: “Haced esto en memoria mía”, después de lavarles los pies? San Carlos, sin ninguna duda. Y, encima, ellos -populares y excluidos, sencillos, bienaventurados- no se atreven a prohibir al cardenal sus misas de Estado.



No me olvido del cierre, en el mundo civil sería la ilegalización, de la iglesia de Entrevías, nombre que da pie a un artículo de Maruja Torres en el País sobre el tema, aquí se puede leer y son interesantes los comentarios para los interesados.

Ellos sabran lo que hacen, seguro que la jerarquía romana gana más dinero con sus maneras de ejecutivos empresariales agresivos pero que se quedan sin parroquia sana moralmente como sigan así lo vamos a ir viendo. Ya, quizás es eso, que no les interesa la parroquia sana moralmente, es posible que lo que les interese sea la parroquia que afloja la panoja y sobre todos los rebosantes de saludable dinero.

Me gusta el lema que han puesto en práctica los parroquianos de la iglesia condenada al ostracismo "de aquí no se va nadie".

domingo, 6 de mayo de 2007

Santander

Estas son unas fotos hechas distintos sábados y domingos del mes de abril de 2007 durante mis paseos tempraneros.
PARA AMPLIAR FOTOS PINCHAD SOBRE ELLAS