Siempre, en España, se llamó a ese juego
que se juega con un balón y con los pies, balompiè o fútbol, pero llegó un
señor que pusieron como presidente de la Federación , llamado Villar, y siempre
que le hacían entrevistas lo llamaba “furgol”
Figurantes en los campos de
fútbol
El Celta inaugura las sanciones de la
Liga por ubicar incorrectamente al público en las gradas
Partido entre el Celta y el Alavés en el estadio de Balaídos.
La televisión manda. El fútbol ha dejado de ser un deporte pensado para
esos aficionados incondicionales que compran religiosamente su entrada y acuden
cada jornada al campo incluso en las condiciones meteorológicas más adversas
para jalear a su equipo. Los hinchas se han convertido en meros figurantes que
ocupan las gradas de los estadios a mayor gloria de las retransmisiones
televisivas. Salirse del foco cuesta caro. Lo acaba de comprobar el Celta de
Vigo, incomprensiblemente sancionado por no haber ubicado a los espectadores de
Balaídos frente a las cámaras de televisión.
La Liga implantó la temporada pasada un catálogo de normas de obligado
cumplimiento con las que aspira a “elevar los estándares de la producción
televisiva”, “potenciar la marca” y lograr que “cuando alguien vea un partido
de la Liga, sepa inmediatamente que es nuestro producto, con su identidad
propia y una calidad máxima”. Estas normas afectan a las imágenes del juego, la
iluminación de los estadios, la afluencia de público en las gradas, la
indumentaria de los trabajadores del estadio, el color de las redes o la
calidad del césped. El Reglamento para la Retransmisión Televisiva, un
documento de casi 100 folios, fija una serie de sanciones a los clubes que lo
incumplan. El Celta ha tenido el dudoso honor de inaugurar este delirante marcador por saltarse uno de los aspectos que más polémica han desatado: la ubicación del público.
La Liga defiende que la ocupación del estadio, para una óptima
retransmisión, deberá apreciarse lleno. Y recomienda “encarecidamente” situar a
los abonados y al público en general entre “córner y córner de la grada opuesta
a la posición de la cámara principal”. Si la ocupación de esa grada es inferior
al 75%, el club será sancionado (se anotará dos puntos negativos), aunque en
menor medida que si no llega al 50% (cuatro puntos). Eso sí, si llueve o nieva,
se perdonará que los hinchas no vayan al campo. Un consuelo para los seguidores
del Numancia, que soportan en Los Pajaritos temperaturas
bajo cero.
Para evitar que las gradas aparezcan desangeladas se contempla incluso la
posibilidad de desplegar lonas. Aunque los clubes también podrían hacer como
los italianos, que utilizaron olivos de cartón piedra para engañar a los
inspectores que realizaban fotografías aéreas de los campos de cultivo y así
aumentar fraudulentamente las subvenciones de Bruselas. En caso de urgencia,
podrían colocar un croma con enfervorecidos hooligans.
Por exigencias de la función, podría llegar un momento en el que el
respetable sea seleccionado y aleccionado al estilo de los figurantes de los
programas de televisión, que aplauden o abuchean a las órdenes del regidor. La
televisión vive del espectáculo, pero intentar trasladar el artificio a la vida
real suena, como poco, a despropósito. A no ser que se pretenda equiparar el
fútbol a Sálvame, un talk show de
tercera división.