Siempre demoniza quien menos debe
Para empezar no entiendo el gran drama que, al parecer, suponela repetición de las elecciones.
Otros países tienen segundas vueltas y no se echan las manos a la cabeza, pero desde luego, para lo que se ofrecía con tono lastimero como mal menor tratando de evitar que gobernara el PP: un pacto surrealista en el que la otra parte insistía que el PP debería estar en el Gobierno, casi mejor que se repitan. Me refiero a la alianza entre PSOE y Ciudadanos, donde el PSOE exigía pasar por el filtro de Rivera para poder sentarse a hablar con Sánchez. Le colocaron de portero de discoteca. También tenía su gracia que para poder revisar el acuerdo que habían firmado previamente dichos partidos, en su generoso afán por incluir a otros en la coalición, antes de sentarse a la mesa de negociación, había que suscribir las doscientas páginas acordadas, lo que daba derecho a estar en una mesa que no admitía “líneas rojas”. Sí, suena a camelo y lo es, lo llaman coherencia, gobernabilidad y sentido de Estado.
Otros países tienen segundas vueltas y no se echan las manos a la cabeza, pero desde luego, para lo que se ofrecía con tono lastimero como mal menor tratando de evitar que gobernara el PP: un pacto surrealista en el que la otra parte insistía que el PP debería estar en el Gobierno, casi mejor que se repitan. Me refiero a la alianza entre PSOE y Ciudadanos, donde el PSOE exigía pasar por el filtro de Rivera para poder sentarse a hablar con Sánchez. Le colocaron de portero de discoteca. También tenía su gracia que para poder revisar el acuerdo que habían firmado previamente dichos partidos, en su generoso afán por incluir a otros en la coalición, antes de sentarse a la mesa de negociación, había que suscribir las doscientas páginas acordadas, lo que daba derecho a estar en una mesa que no admitía “líneas rojas”. Sí, suena a camelo y lo es, lo llaman coherencia, gobernabilidad y sentido de Estado.
(…)Sí, creo que me he
equivocado al votar alguna vez porque me he sentido engañado o, mejor dicho, me han engañado. Puede que algunos no se
enteren, pero si Felipe González fue sincero cuando dijo que la dictadura de Pinochet “era más
respetuosa con los derechos humanos que el paraíso de Maduro”, ha engañado, y
durante mucho tiempo, a los que algún día creyeron en él. Esa declaración no
sólo es falsa, sino que es característica de un líder de extrema derecha. Habría que recordarle que de ser cierto lo que afirma, toda esta labor
humanitaria que está llevando a cabo por la liberación de los presos políticos
en Venezuela sería inútil porque estarían ya bajo tierra como se hacía en
aquella dictadura que cortó las manos al cantante Víctor Jara antes de
asesinarlo, junto a otras 3.200 personas, según reconocen los datos oficiales,
a los que hay que sumar los desaparecidos y los más de 38.000 torturados que
también reconocen esos datos. Creo que el señor González ya es mayorcito para ir a Barrio Sésamo a aprender la diferencia entre más y menos, si es que de comparar
grados de respeto a los derechos humanos se trata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario