Con los impuestos para financiar la Sanidad, fumar y beber tienen un nuevo sentido.
PRONTO HARÁ CINCO AÑOS que dejé de fumar y tal vez tenga que volver, porque dentro de unos meses paso por el quirófano, y alguien tendrá que correr con los gastos. Puedo esperar a que fume otro, pero no me parece correcto.
Hay que cambiar el chip: fumar se ha convertido en un acto respetable. ¿Le importa apagar el cigarrillo? De acuerdo, lo apago, pero cuando lleve usted seis meses en lista de espera acuérdese de esto. La medicina ha dado un paso de gigante: ¿Un resfriado? A fumar dos paquetes. ¿Una gripe? Dos cartones. ¿Un soplo cardiaco? Dos cigarrillos cada seis horas. La consulta del médico será como el carrusel deportivo: "¡Pepe, un purito!". Si te cansas de fumar, también puedes beber. Con un par de cogorzas bien pilladas se financia una artritis reumática.
La política tiene también una dimensión humana, no siempre suficientemente valorada: con el aumento de impuestos de tabaco y alcohol, para que fumadores y bebedores financien la Sanidad, el Gobierno de Zapatero ha llenado de sentido miles de vidas. Ya nadie podrá decir que bebe sin motivo. Borrachos de España: aunque vosotros no lo sepáis, tenéis un motivo para beber. Tampoco es que vayamos faltos de motivos, pero nunca viene mal saber que uno tiene un objetivo en la vida. En unos meses, cuando lleguen las navidades, cuando nos llenemos de buenos sentimientos, cuando pensemos qué podemos hacer por los demás, tendremos que tirarnos a los bares, a beber a la salud de los demás, nunca mejor dicho. Las autoridades sanitarias advierten que fumar beneficia seriamente la salud. De otro, pero la beneficia. El Gobierno recomienda beber a gusto. Las campañas gubernamentales sobre alcohol deben ser: "Beba. No se corte un pelo".
Qué ejemplo voy a dar en casa, con una niña de tres años, cuando me vea entrar dando tumbos, tropezando con las paredes del pasillo y apestando a tabacazo: "Es pod tu bieng, nena, pod si pillas la vadicela". También habrá quien se pase el día examinando la tripa del niño, a ver si le sale un granito, para poder ir al bar. "¡El niño ha tosido, me voy de cañas!".
Pícaros hay en todos lados, y educar a los niños es lo más difícil del mundo. Seguimos a vueltas con la polémica sobre la violencia, con el cachete o el azote a los niños. El 60% de los españoles cree justificado pegar a sus hijos. Seguro que hicieron esa encuesta a finales de agosto, después de dos meses con los niños dando el coñazo. Lo raro es que no saliera que el ochenta por ciento de los padres es partidario de arrojar a los niños por la ventana. Es broma, es broma. Con la experiencia de mi hija, me declaro totalmente contrario a cualquier expresión de violencia, por mínima que sea. A mi hija se lo tengo dicho: "Hija, no me pegues más, por favor".
La familia. La bebida. Las costumbres. Tres cuestiones que nos conducen a nuestro empleado del mes: Ángel Acebes. Para los humoristas, Ángel es una bendición de Dios. Con sus posiciones políticas, tan firmes, tan varoniles, Acebes va a conseguir que muchos en su partido acaben entregándose a la bebida. En cierto sentido, Acebes será un gran benefactor social.
Antonio Martínez. El País- 25-09-2005
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