sábado, 9 de marzo de 2019

EL CERO, LA NADA, LO ABSOLUTO

El cero que une a Oriente y a Occidente

Tanto en matemáticas como en filosofía el vacío hunde sus raíces en el subcontinente indio. El acercamiento a esta idea tan abstracta tardó en expandirse. 



(...) El creador del cinismo, encerrado en la barrica desde la que renunciaba a toda posesión material, contestó: “Sí. Muévete, que me tapas el sol”.
Como otros autores modernos, Pattanaik utiliza esta conocida parábola del encuentro entre Alejandro y Diógenes para fabular cómo pudo haber sido la interacción del primero con los habitantes de las tierras del Indo en el siglo IV antes de Cristo. Porque según acreditan clásicos como el propio Plutarco en Vidas paralelas, Alejandro Magno conoció a algunos de los pensadores indios durante su larga guerra con el rey Poros, en lo que es hoy frontera entre Pakistán e India. Estos desarropados ascetas, que consideraban comida y ropa elementos superfluos que impedían la pureza de la meditación, pasarían a la historia como gimnosofistas (del griego sofistas desnudos); germen del cinismo filosófico y ascendientes de los yoguis ysadhus de la India actual. Así, Pattanaik imagina la conversación entre el rey macedonio y un gimnosofista para ilustrar el primer (des)encuentro entre la civilización occidental europea y la oriental hindú.
¿Qué haces?—, preguntó Alejandro Magno al hombre que, desnudo sobre una roca, contemplaba el cielo con la mirada perdida.
Estoy experimentando la nada—, contestó este ante la perplejidad del único hombre destinado a dominarlo todo. —¿Qué haces tú?—, le preguntó el gimnosofista.
Estoy conquistando el mundo—, respondió el gran Alejandro.
Ambos, guerrero y pensador, rieron a carcajadas ante lo absurdo de la empresa de su interlocutor. El todo y la nada.

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