Consejos feministas para desenamorarse
La académica
Coral Herrera publica 'Mujeres que ya no sufren por amor', un
ensayo-invitación a sufrir menos por amor. Para ello propone la
necesidad de despojarse de roles heredados y desembarazarse del mito
del amor romántico.
Qué
bonito es el amor, sobre todo en primavera. La posibilidad de
tomar una mano y pasear ufano bajo el influjo de las gramíneas se
antoja, a todas luces, deseable. Conviene, eso sí, huir de
mitologías heredadas, de veleidosos cupidos y postales
hollywoodienses ricas en tortolismo. “¿Qué tal si desterramos, de
una vez por todas, al príncipe azul de nuestras vidas o, mejor
dicho, de nuestros sueños?”, se pregunta oportuna Coral Herrera,
experta en teoría de género y autora de Mujeres que ya
no sufren por amor (Catarata).
La respuesta,
como el amor, está en el aire. En este mismo momento y sin temor a
conjeturar, mujeres de todo el mundo sufren por amor soñando con un
modelo de hombre que no existe, una suerte de príncipe azul que las
rescate y proteja con su reluciente espada patriarcal. Una utopía
individual que, en palabras de Herrera, no hace sino acrecentar “esa
suerte de dependencia consistente en vivir esperando una salvación
que nunca llega”.
Se
trata, a fin de cuentas, de reinventar el mito del amor romántico,
de entender que otra forma de relacionarse es posible. “Se trata
—centra la autora— de que asumamos de una vez por todas que lo
romántico es político y
que el amor no es una cosa que nos venga dada, sino que es una
construcción”. Y como tal, se podría añadir, urge de una
rehabilitación en profundidad, cuando no directamente de una
demolición que nos permita partir de cero.