LAURA DUARTE (PACMA):
Lola, una galga rescatada a manos de un cazador, recibe cariñosamente a todo el que cruza el umbral de la sede del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA). Una modesta oficina situada en la céntrica calle Preciados de Madrid que sirve de cuartel general para el partido fundado en 2003 a partir de la unión de diversos colectivos de defensa de los animales, y que desde entonces ha multiplicado su número de votos: de los 10.000 en las municipales de 2007 a los 55.000 en las del pasado mayo; de los 44.000 en las generales de 2008 a los más de 100.000 en las de 2011; de los 41.000 en las europeas de 2009 a los 177.000 en las de 2014.
El último éxito, el diputado conseguido del PAN -su partido hermano en Portugal- en las elecciones lusas del pasado fin de semana, les anima a ser optimistas en una materia que consideran tradicionalmente olvidada por los grandes partidos. Laura Duarte, portavoz y una de las caras más mediáticas del PACMA, insiste en la necesidad de hacer pedagogía social sobre nuestra manera de tratar a los animales.
¿Cómo valoran los resultados en Portugal?
De manera muy positiva. El PAN ya tenía representación en Madeira, pero no a nivel estatal. Es un gran paso, uno más a nivel europeo, donde cada vez hay más presencia de partidos animalistas: Alemania, Holanda y ahora Portugal. A pesar de la situación de grave crisis económica que vive el país, hay una parte de la sociedad que considera que es el momento de reclamar derechos para los animales y que éstos sean tenidos en cuenta por quienes nos gobiernan. Es muy significativo y esperanzador.
¿Hasta qué punto puede cambiar las cosas un solo diputado?
Es algo muy importante, porque supone estar en el lugar donde se toman las decisiones para poder influir y hacer propuestas que, de otra manera, difícilmente llegarían a un parlamento. Como es lógico, que salgan adelante o no va a depender del apoyo de la Cámara, pero esa pluralidad y ese intercambio de ideas es fundamental.
Incluso es posible que algunos partidos estén de acuerdo en sus propuestas independientemente de su color político…
Así es. Con un partido animalista en el Parlamento pueden salir adelante medidas que a lo mejor nadie se había planteado hasta ahora, porque los animales no son una prioridad en la agenda para ningún partido político, pero que en un momento determinado pueden contar con el apoyo de otros grupos.
¿La sociedad está cada vez más sensibilizada con los animales?
Nuestra percepción es que sí. Vamos poco a poco, pero las cosas en España están cambiando: las noticias sobre casos de maltrato generan una gran indignación, y las redes sociales hacen de altavoz y convierten esas noticias en virales. Está claro que hay países en Europa que nos llevan una gran ventaja. En Alemania, por ejemplo, un porcentaje importantísimo de la población es vegetariana, y eso es significativo: existen incluso informes de cuántos animales han dejado de matarse gracias a ese creciente porcentaje de población que ha dejado de consumir carne. Esa corriente se ha ido extendiendo poco a poco, y también por España. Es algo que se percibe en el ambiente.
Quizás en algunos ambientes. En otros, hablar de derechos de los animales aún suena a broma.
Desde luego. Pero también la gran mayoría de los ciudadanos se reían cuando hace 200 años unos pocos se atrevían a decir que la mujer debía tener derecho a votar, o que ningún ser humano debía ser esclavo independientemente del color de su piel. Llegará un momento, esperemos que dentro de no demasiado tiempo, en que los derechos de los animales sean vistos como algo normal, y la tortura y la explotación sea cosa del pasado, de la misma manera que hoy nadie discute que una mujer tenga derecho a votar.
Mucha gente simpatiza con la causa animalista, pero a la hora de votar considera que es más útil decantarse por un partido con una propuesta programática más amplia. ¿Cómo tratan de seducirles y convencerles de que los animales son una prioridad?
Creemos que el Parlamento debe ser un lugar plural, donde estén representados los intereses y las preocupaciones de la sociedad. Los grandes movimientos sociales han tenido el apoyo de organizaciones y partidos que han empujado para hacer valer los derechos de las minorías. Hoy, la defensa de los animales es algo olvidado por los partidos, por lo que existe una necesidad de contar con esa representación. Pero además, es importante recordar que defender esos derechos no es incompatible con todo lo demás. Los derechos no son finitos: se trata de ampliar el circulo. Porque el sufrimiento de los animales nos está condenando como sociedad.
A priori, cabría pensar que se entienden mejor con la izquierda. Pero sus críticas van en todas direcciones…
Debería ser así, y en un principio así lo pensamos: se supone que aquel que defiende el progreso y los derechos de los más débiles debería también defender a los animales. Pero ha resultado no estar tan claro. Hay partidos, también en la izquierda, que lo consideran algo ridículo. Buena parte de la izquierda nos ha decepcionado. Y la realidad es que tenemos militantes de todo el espectro ideológico, también conservadores. Al fin y al cabo, la empatía no entiende de ideologías: es algo universal.
Sitúese en un escenario postelectoral. ¿Con qué partido se entenderían mejor?
La verdad es que no sabemos. Está claro que tanto el PP como el PSOE no tienen ningún interés en trabajar por la defensa de los animales. Ciudadanos, tampoco. Y Podemos, que en su momento pareció posicionarse, ha ido dando pasos hacia atrás. Respecto a la tauromaquia, por ejemplo, primero hablaron de prohibición, luego de quitar subvenciones públicas, ahora de abrir un debate social…. Así que no lo tenemos claro. Pero supongo que son los más receptivos.
En ese sentido, muchos animalistas que inicialmente simpatizaron por Podemos se han ido desencantando con el partido de Pablo Iglesias. Incluso el círculo animalista se disolvió hace apenas unos días. ¿Irán esos votos a parar al PACMA?
Espero que así sea. La verdad es que no me sorprende esa decepción que han sentido muchos con Podemos. Cuando un partido aspira a gobernar, antes o después trata de contentar a todo el mundo. Aunque Podemos haya lanzado ideas que tienen que ver con la causa animalista, está claro que no es una prioridad para ellos. Porque si consideran que posicionarse de una manera muy clara respecto a algunos temas les puede restar votos, no van a dudar en renunciar a esas propuestas.
También son críticos con Manuela Carmena y su decisión de quitar las subvenciones a la Escuela de Tauromaquia.
Es que 60.00 euros al año es algo anecdótico. Después de retirar esa subvención, Carmena lanzó un mensaje de tranquilidad y respeto al mundo taurino, haciéndoles entender que ella no lo va a poner en riesgo. Es algo que se lleva ahora mucho, eso de decir “a mí no me gusta, pero no voy a hacer nada por cambiarlo”. Con todo el respeto, a mí no me importa si a Manuela Carmena le gustan o no los toros, lo que quiero saber es qué va a hacer ella al respecto como alcaldesa. Y se pueden hacer cosas: sin ir más lejos, la plaza de Vistalegre es de titularidad municipal, y sigue acogiendo festejos taurinos.
Establezcamos un orden de prioridades para el PACMA: ¿por dónde se empieza? ¿La industria cárnica? ¿La experimentación con animales? ¿El uso de pieles? ¿La abolición de la tauromaquia?
Es complicado. Desde luego, si atendiésemos al número de animales explotados, deberíamos estar centrando nuestros esfuerzos en el consumo de carne de manera prioritaria. Pero sinceramente creo que gran parte de la sociedad no está preparada para asimilar y aceptar ese discurso, y la realidad es que existen un gran número de intereses al respecto. Entendemos que hay que concienciar, contar cómo viven los animales y que los ciudadanos conozcan la realidad y puedan opinar de una manera crítica y consciente. Estamos convencidos de que si la gente conociese la manera en que viven los animales que consumen, muchos rechazarían hacerlo. Por eso tratamos de poner el foco en lo oculto. Pero la realidad es que nos centramos mucho en temas que pueden tener un final cercano.
Como la tauromaquia.
Exacto. O la caza, o el uso de animales en circos, o los zoológicos. Creemos que es más fácil luchar contra ese tipo de actividades, porque hay más posicionamiento social en contra. Hay países que han prohibido la caza y los circos, países que han cerrado zoológicos y acuarios. Es algo a lo que se podría llegar aquí pronto y un objetivo a corto plazo. Aunque para ello hace falta voluntad política.
¿Los toros tienen los días contados?
Así lo creo. Desde luego, en el caso de las prácticas especialmente crueles, como el Toro de la Vega o las becerras, es cuestión de tiempo. Puede que este año haya sido el último del Toro de la Vega, dadas las circunstancias. Pero en cualquier caso estamos convencidos de que el negocio taurino, que ya es ruinoso de por sí, se va a ir a pique pronto. Aun así, nuestro objetivo es acabar con él, no dejarlo morir por sí solo.
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