Este es un chiste de Quino del año 1982, de una revista de junio. Ese año, unos meses después, en octubre, fue el año de la ilusión, más tarde se supo que del comienzo del gran engaño. El partido Socialista ganó las elecciones con 202 diputados.
Pues hemos avanzado (¿retrasado?) 34 años y lo que se puede sacar en claro del chiste es que aquellas barberías nos vendrían muy bien para el consenso político, cosa que como se ve actualmente, nos hace mucha falta, ibas, escogías tu barbero favorito y te ponías al día en lo político, o, en la disciplina que te hiciese más tilín mientras relajadamente recibías un buen corte de pelo o un buen rasurado con sus correspondientes colonias y otros hechizos de la época, sin que luego pudieras ser acusado de metroxesual ni nada parecido. Luego cuando salías de aquellos templos del saber y del contacto con las ideas ajenas estabas en mejor disposición para los consensos necesarios, ya fuese en lo político, en lo deportivo o en lo que hubiera lugar.
Ese tipo de barberías están ya en desuso, como mucho puedes encontrar esas cutres en las que siempre te encuentras con el mismo interlocutor, que como si fuese ese taxista que coges y ¡hala! a escuchar siempre esa machacona radio que suele ser o la de ese que se divorció de Mariló Montero, ¿Herrera se llama? o el inefable Fedegico y que no te la baja, ni te la quita así le maten, y que te habla y te habla (en este caso me refiero al barbero), siempre de lo malos que son los catalanes o que España se está yendo al traste porque hay gente que no le gusta que asesinen a los toros de esa manera tan artística para su leal saber y entender, y, que no se te ocurra meter baza si no es para dar la razón o asentir como mucho pues de otra manera te la has cargado, o te hace unas escaleras en el pelo por las que podría hacerse un pase de modelos o te raja la cara y te dice que te has movido,
Y claro en este ambiente que se va formando, como vamos a tener un gobierno de consenso entre partidos de diferente marchamo político, es imposible, no hay un momento de respiro, todo es ansiedad, discusiones, malos modos, insultos, crispación callejera, que se transmite a los políticos y así no hay manera. Tenemos que volver a tener algo como las barberías de antes, no nos valen los bares, ni los taxis y no hablemos ya de las inefables tertulias radiofónicas o televisivas, que eso ya es no para un capítulo, eso es para un libro muy largo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario