No corrían en los años treinta tiempos en que los altos mandos militares se hicieran ricos, pero Francisco Franco, antes de dar el golpe de Estado el 18 de julio de 1936, tampoco es que resultara mal compensado económicamente para su puesto. Otra cosa es que él considerara lo contrario… En una nómina de la Pagaduría Central de Haberes del Ejército a su nombre consta la cifra de 2.429,98 pesetas (14,60 euros). Se trata de su sueldo en noviembre de 1935, cuando ocupaba el cargo de jefe del Estado Mayor. Lo recoge uno de los más de mil documentos que la Fundación José María Castañé acaba de donar a la Residencia de Estudiantes referentes a la época de la República, la Guerra Civil y la dictadura franquista.
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Apenas habían pasado cuatro días del fusilamiento. José Antonio Primo de Rivera empezaba a ser El ausente. Entonces, el 24 de noviembre de 1936, María Santos Kant, desconcertada, se armó de cuajo para dirigirse en una carta ni más ni menos que a Francisco Franco. Ella se identificaba como la novia de Primo de Rivera, el creador de la Falange. Lo habían ejecutado el día 20 en la cárcel de Alicante, pero en ambas partes vociferaba la confusión. Entre los nacionales, nadie quería darse por enterado. Sin embargo, la noticia corría por el bando republicano. Franco contestó una semana después mediante un subalterno: “El general no sabe nada directamente relativo a la suerte de dicho señor…”.
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