domingo, 23 de marzo de 2014

ROUCO NO ESTÁ, ROUCO SE FUE..música de Laura Pausini

Rouco Varela
Etiquetas   Antonio María     Rouco Varela       Religión       10

Qué alegría cuando me dijeron que te ibas, Rouco. Yo, que soy muy de congratularme por el bien del prójimo, celebro que ahora tengas un poco más de tiempo para ti, porque desde que te pusiste al frente de la Conferencia episcopal –de 1999 a 2005 y de 2008 hasta esta semana–, ¡no has parado, criatura de Dios! Entre atender a lo divino, echar la bronca a los humanos, opinar sobre todos los asuntos que afectan a este país, dar órdenes a los gobiernos e irte de mani, apenas habrás tenido un minuto para vivir la vida que defiendes con tanto ardor. Por fin podrás disfrutar de unas merecidas vacaciones como otras celebrities, que así sea.

Yo tengo un gozo en el alma, grande, gozo en el alma, grande, por fin vas a descansar después de tanto tute. ¡Si es que hasta el último día estuviste ahí, al pie del cañón! Cómo olvidar tu despedida apoteósica en la homilía en el funeral por las víctimas del 11-M con esa frase que pasará a la historia: “Personas dispuestas a matar inocentes a fin de conseguir oscuros objetos de poder”. Minutos después, dirías con solemnidad aquello de: “Daos fraternalmente la paz”, eso, que para dar guerra ya estabas tú. Hay que ser muy artista, Rouco, para convertirte en protagonista incluso en un día como ese, pero a ti no se te pone nada por delante, claro, cuando a uno le asiste la fuerza de la razón...Porque eso que dijiste, lo habías razonado previamente ¿verdad?

Te vamos a echar tanto de menos… especialmente nosotras, las mujeres, o “parras fecundas en medio de la casa”, como nos llamaste en la misa de las Familias, citando el salmo 127. Qué buena metáfora, sí señor, las mujeres somos las parras a las que se lleva subiendo todo cristo desde que el mundo es mundo, será por eso que nos pagan de menos y nos pegan de más. Y del derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra vida, ni hablamos. Pero tú vete tranquilo, tienes un representante en el Ministerio de Justicia para cumplir con tus deseos y anular nuestros derechos.

Ahora que tú te vas, nos dejas y nos abandonas, ¿quién nos regañará por “banalizar con la eutanasia”? Nosotros tan frívolos, que nos pasamos el día pensando en desenchufar a nuestros seres queridos, así, para matar el rato…
¿Quién llenará de primaveras este enero y nos dará tus sabias lecciones de humanismo y economía? Como cuando dijiste que: “Autorizar el matrimonio homosexual hará quebrar la Seguridad Social”. Los pronósticos del FMI, comparados con los tuyos, son una mariconada. Muy fan.

O cuando afirmaste que “la problemática del matrimonio y la familia ha sido la antesala de la crisis”, ¡y los economistas hablando de los mercados y la burbuja inmobiliaria, qué ignorantes! Por cierto, para no tener pareja, mira que te preocupan las cuestiones de mujeres y hombres y viceversa, eres la Emma García del obispado.

En fin, Rouco, dejas el listón muy alto, monseñor Blázquez tendrá que esforzarse en superar tu brillantez. Serías la imagen perfecta para una nueva campaña de Patrichs: “Para hombres que dejan huella”, yo te veo futuro en el mundo de la publicidad, tienes arte para vender motos.

Por nosotros los pecadores ni te preocupes, estamos felices porque tu reposo es nuestro descanso.

Puedes jubilarte en paz. Demos gracias. Adiós.

Dios en la escena pública
Rouco Varela se queja de que Dios está excluido de lo político, pero en España la Iglesia católica aún tiene el monopolio de las celebraciones oficiales

El cardenal Rouco Varela se despide de su cargo de presidente de la Conferencia Episcopal denunciando el triunfo de “una cultura mundana que arrincona a Dios en la vida privada y lo excluye del ámbito público”, un tema recurrente en el atormentado pensamiento de quien ha dirigido la Iglesia española con arrogancia y desprecio a los que no se pliegan a su doctrina.
El lamento del cardenal llegó el mismo día en que presidió la misa de conmemoración del décimo aniversario del 11-M. En este país, en que, según el cardenal, Dios está excluido de lo público, todavía la Iglesia católica tiene el monopolio de las celebraciones oficiales. El irritado cardenal se erigió en portavoz de la siniestra teoría de la conspiración el día en que por fin, diez años después, la derecha parecía renunciar a ella.
Rouco deja el sello del insoportable cinismo del que se considera con derecha de pernada sobre las mentes de los ciudadanos de un país. Queda mucho camino por recorrer hasta que el Estado español sea realmente aconfesional, como dice la Constitución. Todas las creencias tienen derecho a la palabra, pero solo una ordena y manda, sobre todo cuando gobierna la derecha. Con Zapatero, la Iglesia perdió unos cuantos puntos en la batalla ideológica, pero ganó dinero, al que tampoco hacen ascos los funcionarios de Dios.
Todas las creencias tienen derecho a la palabra, pero solo una ordena y manda, sobre todo cuando gobierna la derecha
El Gobierno del PP trabaja para que la Iglesia recupere lo perdido, promoviendo una restauración conservadora, en materia educativa y de derechos individuales, con las leyes Wert y Gallardón como estrellas del regreso al pasado. El cardenal Rouco, que siempre quiere más, se lo agradece ridiculizando a la clase política, que considera “de nivel intelectual más bien pobre, afectada por el relativismo y el emotivismo”.
Rouco se va. Es evidente que vive a años luz del nuevo discurso Vaticano. Queda por ver cómo las buenas palabras del Papa se traducen en hechos, pero la Iglesia busca recuperar terreno con una imagen de complicidad y proximidad con los más diversos sectores de la sociedad, completamente opuesta a la frialdad metálica del expresidente de los obispos. Recientemente, el abad de Montserrat, Josep Maria Soler, pronunció unas palabras que demuestran que si la creencia se asume con humildad, no es incompatible con la democracia. Decía el abad, a propósito del proyecto de ley del aborto: “Los cristianos no podemos pretender imponer nuestra visión antropológica en la sociedad plural, no podemos pretender que la moral cristiana se convierta en ley del Estado”. No recuerdo una expresión tan rotunda de asunción de la cultura democrática por parte de una autoridad eclesiástica, en un país en que obispos como Rouco Varela y su corte medran para que su verdad sea la de todos y el Gobierno se ha convertido en correa de transmisión de sus obsesiones misóginas y autoritarias.
NOTICIAS RELACIONADAS      EN EL PAÍS  Ver todas »
EN OTROS MEDIOS       Ver todas »
·         Transición pendiente
·         Un cura tranquilo


Archivado en:

No hay comentarios: