Si tiene ratos tontos en este verano, le recomiendo este juego: desconecte el volumen del televisor e imagine qué podrían estar diciendo nuestros líderes mundiales
EL CARNÉ DE CONDUCIR POR PUNTOS se ha implantado sin que exista la informatización adecuada. Como no hay dinero para ordenadores, a los guardias de tráfico se les ha dado una grabadora para que vayan registrando las multas y las sanciones, como en Eurovisión: "Conductor Fernando Gutiérrez, tri points, trua puant. Conductora Almudena Pérez, uan point, un puant. Conductor Francisco Hernando... ¡ten points, dix puants!". Esto abrirá un mundo de posibilidades en la relación conductor-guardia civil, porque se empieza hablando en francés y no se sabe dónde se acaba, y es bueno que en España, país de tradición autoritaria, se tiendan puentes en la relación de los ciudadanos con las autoridades.
No siempre es fácil. Tampoco para las autoridades. La cercanía es un arte. La vicepresidenta María Teresa Fernandez de la Vega, en las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros, parece que esté regañando a alguien. Si quitan ustedes el volumen al televisor, comprobarán que en la expresión de la vicepresidenta encaja a la perfección una regañina imaginaria: "Buenas tardes. El periodista de La Vanguardia ha llegado tarde. Tres días sin postre. También estoy muy disgustada con el corresponsal de El Faro de Vigo, a quien le encargué dos kilos de berberechos y aún estoy esperando. Esto no lo puede tolerar ni éste ni ningún Gobierno". No quieran imaginar la impresión que transmitiría De la Vega como guardia civil de tráfico. No pasa de 120 ni san Pitopato.
Si tiene ratos tontos en este verano, le recomiendo este juego: desconecte el volumen del televisor e imagine qué podrían estar diciendo nuestros líderes mundiales. Bush sonríe y transmite felicidad. Habla con frases cortas y pausas largas. Casi siempre utiliza el mismo ritmo de pronunciación. La próxima vez que aparezca en su televisor, intente encajar en Bush un texto como éste: "Hola. Me he comido un sugus. Estaba realmente bueno. Era de fresa. Soy feliz. Tengo una vaca lechera. Gracias". Seguro que encaja.
Un personaje hoy en decadencia, pero muy expresivo, es Carod-Rovira, que suele mantener ante las cámaras la actitud de un mártir: "Me duele la barriga y no es culpa mía". José Montilla es un personaje curioso. Cuando sonríe, le desaparecen los ojos. Transmite así la impresión de ser unigestual: o sonríe o mira. Las dos cosas a la vez no le salen. Podría pensarse para él un ejercicio ante el espejo, a lo Hommer Simpson: "Sonrío. Miro. Sonrío. Miro. Sonrío. Miro". Imaginarse lo que está diciendo Mariano Rajoy no es difícil, porque siempre dice lo mismo. Construya usted una frase con las expresiones "colosal", "gente normal" y "tremendo" y tendrá a Rajoy. Con Zapatero, depende. Cuando atraviesa una barrera de periodistas y cámaras de televisión, con sonrisa clara y los ojos muy abiertos, podría parecer que se ha fumado algo: "Voy bien, voy bien, sí, ja ja, sí, gracias, voy bien, menudo globete, ja ja". Otros personajes son más planos y previsibles: Acebes, o incluso Aznar, que ya responde un poco al modelo clásico guardia civil. En su momento implantó el carné de español por puntos. Le había retirado la licencia a más de media España. Y porque no le dejaron más.