martes, 19 de abril de 2011

Recuparar la democracia

Vicenç Navarro:

Hoy en día estamos viendo movilizaciones populares en muchas partes del mundo –desde los países árabes a Wisconsin (EEUU), pasando por la mayoría de países de la Unión Europea– que exigen cambios de las políticas llevadas a cabo por gobiernos y por estados que se perciben insensibles a los deseos de la mayoría de la población. En estas manifestaciones –a pesar de la elevada diversidad de situaciones– hay un elemento común: la protesta frente a una enorme concentración de poder económico y político que obstaculiza la expresión democrática. Y un ejemplo de ello es España.


Estamos viendo en España la puesta en marcha, por parte del Estado (tanto central como autonómico), de recortes muy sustanciales del gasto público, incluyendo el gasto público social que financia las transferencias públicas –como las pensiones– y los servicios públicos del Estado del bienestar tales como sanidad, educación, servicios domiciliarios a las personas con dependencias, escuelas de infancia, servicios sociales y otros.


Estos recortes están afectando de una manera muy marcada a la calidad y cobertura de tales servicios empeorando la situación existente, que ya era insuficiente antes de que se iniciara la crisis. España en 2008 estaba a la cola de la Unión Europea de los 15 (UE-15, el grupo de países de semejante desarrollo a España) en gasto público social. Nos gastábamos en el Estado del bienestar sólo el 19% del PIB (el más bajo de la UE-15, cuyo promedio era del 24%, mientras que el de Suecia era del 28%). Una consecuencia de ello es que sólo el 9% de la población adulta trabajaba en los servicios públicos del Estado del bienestar (el promedio de la UE-15 era del 15%, y en Suecia, del 24%). Los recortes que están ocurriendo ahora están disminuyendo todavía más tal empleo.


La estructura de poder (que se basa en el 20-30% de la población, la de mayor renta) no parece consciente de este enorme retraso y subfinanciación, pues utiliza principalmente los servicios privados. Envían a sus hijos a la escuela privada (que recibe los subsidios más altos existentes en la UE-15, llamado concierto) y cuando caen enfermos van a la sanidad privada. Esta estructura de poder (que tiene enorme influencia política y mediática en España) promueve el mensaje de que no hay otra alternativa a tales políticas de recortes. Argumentan que hay que recortar el gasto público para reducir el déficit del Estado y la deuda pública, a fin de calmar los mercados financieros y que así estos nos presten dinero a intereses razonables.


Esta explicación, que a base de repetirse miles de veces se ha convertido en un dogma, es profundamente errónea y se promueve porque sirve a los intereses de esta estructura de poder, que utiliza la presión de los mercados financieros como excusa para llevar a cabo lo que ha deseado hacer desde siempre. Los datos muestran claramente que no es cierto que en España no existan recursos para financiar un Estado del bienestar de primera clase. España no es pobre. El PIB per cápita es ya el 94% del promedio de la UE-15, pero el gasto público social por habitante es sólo el 74% del promedio del gasto público social promedio de la UE-15. Si nos gastáramos lo que nos pertenece por el nivel de desarrollo económico que tenemos, es decir el 94%, nos gastaríamos 80.000 millones de euros más, con los cuales se podrían cubrir las enormes insuficiencias. España, pues, tiene los recursos. Lo que ocurre es que el Estado no los recoge. En lugar de ello, el Estado ha estado pidiendo préstamos a la banca extranjera, endeudándose y financiando escasamente su Estado del bienestar. España, como Grecia y Portugal, tiene unos ingresos al Estado muy bajos y un fraude fiscal muy elevado. Como admitió sorprendentemente un dirigente del Deutsche Bank, uno de los banqueros más importantes de Alemania, “ha existido durante los años de boom una alianza entre las clases más pudientes de los países de la periferia de la UE, que no pagaron impuestos al Estado, y la banca, que se ha beneficiado de la baja carga impositiva al prestar dinero al Estado para financiar su dimensión social”.


Y ahí está la raíz del problema. La estructura de poder no está contribuyendo al Estado lo que debiera por su nivel de riqueza. El trabajador de la manufactura en España paga el 74% de los impuestos del trabajador de la manufactura sueca. El empresario, sólo un 38%. Y empeorando la situación, el Estado ha reducido más y más los impuestos, lo que ha beneficiado sobre todo a las rentas superiores. Los propios inspectores de Hacienda han indicado que podrían recogerse más de 38.000 millones de euros, centrándose en estos sectores, sin afectar a la carga impositiva de la mayoría de la población. El déficit del Estado podría reducirse a base de aumentar los impuestos de estos sectores en lugar de empobrecer todavía más al Estado del bienestar.


En realidad, durante la crisis la gran mayoría de las empresas del Ibex-35 han continuado teniendo grandes beneficios, siendo la banca española una de las que tienen más beneficios en Europa. El Banco Santander ha conseguido 35.000 millones de euros de beneficios netos (es el banco que ha conseguido más beneficios en el mundo, después de dos bancos chinos).


Estos recortes de gasto público social se están haciendo a pesar de que la mayoría de la población está en contra. Es una decisión más (otra es el retraso de la edad obligatoria de la jubilación) que muestra la enorme distancia entre los gobernantes y los gobernados. De una manera creciente, los establishments políticos y mediáticos que dirigen el país están imponiendo medidas en contra del parecer de la ciudadanía. De ahí que las poblaciones, en su indignación –que ocurrirá si se le provee de información que cuestione el dogma de que no hay otra alternativa–, deben manifestarse y agitarse socialmente para recuperar la democracia en España.


Público, 07/04/11

martes, 12 de abril de 2011

La laicidad, objeto de la democracia en España

GREGORIO PECES-BARBA
10/04/2011

En el siglo XXI es un signo de la cultura política y jurídica pulsar, sobre todo desde partidos de izquierdas o de centro izquierda, el proceso de secularización, cuya última meta es la laicidad, entendida como una situación pacífica y generalmente aceptada por la sociedad.

La exigencia deriva de las líneas que van identificando y señalando las perspectivas de desarrollo de la modernidad y que arrancan de la ruptura de la unidad religiosa con la aparición en el siglo XVI de los protestantismos, con la secularización de la política desde Maquiavelo y de la moral desde Pufendorf y Tomasio en el siglo XVII. En la misma línea se desmonta por Hugo Grocio el Derecho Natural clásico, subordinado a la teología, al afirmar que existiría aunque Dios no existiera y que lo descubrimos por la razón aplicada a la naturaleza humana. Todos son caminos que nos conducen a un mundo moderno secularizado donde Dios todavía no es puesto en cuestión pero que queda como el relojero que ha construido el aparato del mundo, que funciona por sí mismo.

Solo la Iglesia católica se mantiene en la línea de la tradición que arranca de las concepciones aristotélico-tomistas del mundo y de la vida. El sólido mecanismo ético de la salvación que necesita de los dos pilares inseparables de la gracia que se produce por el sacrificio de Cristo en la Cruz y de la libertad, que necesita de las obras humanas, sigue siendo el suyo, pero es un dualismo que quiebra a partir del tránsito a la modernidad.

Las éticas modernas serán las del protestantismo y las del humanismo laico. Las primeras son éticas solo de la gracia y la segunda solo de la libertad. Por un capricho de la historia, ambas, tan alejadas teóricamente, coincidirán en la práctica en la fase del trabajo mundanal y en el fondo secularizado. Los protestantes se salvan porque están predestinados y los humanistas laicos prescinden progresivamente de la divinidad. Así ambos se proyectarán en la sociedad y en la realización de proyectos seculares y buscarán para ello una ética secularizadora, en la que podrán coincidir, sin necesidad del apoyo ni de Dios ni de las Iglesias. La ética individual, la que conduce a cada uno a la virtud, al bien, a la felicidad o a la salvación, sea religiosa o laica, queda al margen de la construcción social y de los fines de la política y del Derecho, puede tener una extensión social pero no es elemento relevante para la formación de los mecanismos de decisión que orientarán el desarrollo de las sociedades modernas.

Con esta perspectiva, las ideas de participación, de consentimiento, de derechos humanos, de Constitución y de Democracia, se situarán en las perspectivas de la secularización y de la laicidad e irán formando una ética propia que ya no es la privada, sino la ética de las instituciones de los procedimientos, de los valores, de los principios y de los derechos, la ética de los ciudadanos como tales, que bebe de esas tradiciones morales, protestantes y del humanismo laico, que arrastran tradiciones libertinas, ilustradas, positivistas, científicas, darwinistas y republicanas. La escuela y las instituciones públicas son el ámbito donde se desarrolla, desde el respeto a la libertad de conciencia, la supremacía de la razón. La III República francesa fue ámbito donde esa ideología se fraguó y cristalizó, con autores como Gambetta, Ferry, Barthou, Waldeck- Rousseau, entre otros.

Ese espíritu laico, es hoy el de Europa coexistiendo con una Iglesia católica que vuelve por sus fueros y por su prepotencia desde Juan Pablo II hasta el Papa actual.

España ha sido una de las grandes perjudicadas del clericalismo, y lo ha sufrido en sus carnes antes del franquismo, durante el franquismo y con la democracia, cuando todavía hay demasiada contemporización con los peores usos clericales. Hay muchos aspectos pendientes y el gobierno de Rodríguez Zapatero consiente demasiado pensando que es una buena fórmula ¡Craso error!. En cuanto se les presenta la ocasión, como en estas elecciones autonómicas, dicen que no se puede votar a partidos que apoyan el divorcio, el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Todavía hay tiempo y pido al PSOE y a su Gobierno que se decidan a tomar medidas que se sitúen claramente en la línea debida. Al menos dos medidas, derogación de los acuerdos con la Santa Sede y supresión de la enseñanza reglada de la religión deben ser tomadas. ¡Todavía se puede hacer!

No podemos ser tan ingenuos como para pensar que la inacción por nuestra parte va a ser respondida con la neutralidad y el juego limpio. Eso solo ocurrió con Juan XXIII y con Pablo VI. Después las cosas volvieron a su cauce tradicional y la deslealtad a las autoridades civiles volvió a ser la regla. Son partidarios de todo lo que representa Doña Esperanza y no se puede esperar nada. Cuanto más se les consiente y se les soporta, peor responden. Solo entienden del palo y de la separación de los campos. Un Estado libre y una Iglesia libre, cada uno en su ámbito y sin que puedan tener ningún ámbito exento, ni ningún privilegio. Pactar con ellos desde la buena fe es estar seguro de que se aprovecharán todo lo que puedan.


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sábado, 30 de junio de 2007

el muro

Another Brick In The Wall (part 2) - MUSICA.COM

viernes, 29 de junio de 2007

jueves, 21 de junio de 2007

De curas rojos, misas de Estado y de barrio

Por Quintín García González, sacerdote dominico y periodista, autor de Carne en fulgor, último premio Kutxa de Poesía Ciudad de Irún (EL PAÍS, 17/06/07):

¿Es que acaso son iguales el grupo humano que participó, presidido por el cardenal Rouco, en la misa de Estado de la boda del Príncipe y el que forma la parroquia de San Carlos de Entrevías? En la boda del Príncipe estaban todos los principales del país. En la parroquia se suelen mover cristianos de extracción y conciencia popular, personas del ámbito de la marginación, Madres contra la Droga, Traperos de Emaús, excluidos sociales.

las liturgias legales por las que nunca protestó ni protestará el cardenal Rouco


¿Son semejantes este grupo humano y el que, presidido por el cardenal Rouco, celebró la misa de la boda de la hija de Aznar, formado por muchos de los peces gordos del poder económico, político, la llamada gente guapa y pija de la sociedad nacional e internacional, a los que vimos en los periódicos hacer confesión de fe económica y social nada evangélicas, y en las revistas del corazón hacer exhibición de sus grandes e injustas fortunas, de sus fiestas, despilfarros y hasta de sus obras de caridad insultantes? ¿Se parecen en algo el grupo de Entrevías y el de cardenales, obispos, monaguillos mil, guardias suizos, banqueros y cuerpo diplomático del Estado vaticano, diseñadores de magnificentes ceremonias religiosas egipcias, jefes de todos los Estados del mundo -incluido el Bush de la guerra de Irak condenada por el difunto-, de los grandes movimientos de espiritualidad neoconservadora y papista que ponen a disposición de la mayor honra y gloria del Vaticano sus grandes plataformas y medios para llenar plazas y magnificar actos con multitudes cautivas?

¿Son los mismos quienes asisten a la eucaristía ilegal -por creativa, expresiva, provocadora- y los miles y miles de fieles -tampoco tantos, según las estadísticas- que asistimos a la repetida y repetida misa de 12 dominical, costumbrista, desgranada en un lenguaje oficial e impuesto, amordazados sus participantes por leyes y rúbricas litúrgicas ajenas, inadaptadas y angelicales? ¿Tienen las mismas preocupaciones vitales, las mismas sensibilidades, parecidas ideas sociales? ¿Usan los mismos templos; invierten en sus instalaciones y palacios y catedrales las mismas millonarias cantidades; tienen las mismas riquezas en vasos sagrados, en arte, los mismos periódicos, radios, revistas? ¿Tiene el cardenal Rouco -condenador del lenguaje y las formas celebrativas propias de la comunidad de San Carlos-, miembro de esas élites que celebran las misas de Estado y similares, ocupado en altas reuniones y en refundir todos los días el ideario cristiano de la Cope para adaptarlo a las exigencias mediáticas, políticas y económicas de sus principales voceros y grupos de presión, tiene, digo, la misma sensibilidad y lenguaje de los sectores populares y excluidos de Entrevías? ¿O al menos conocimiento y capacidad para entender esos lenguajes? ¿La misma experiencia, entrega, disponibilidad a lavar los pies y a curar que José, Javier y Enrique, sacerdotes de la parroquia?

Es obvio que no son iguales, ni parecidos en sus formas de vida, en sus sensibilidades, en sus lenguajes en suma, los miembros de San Carlos y los usuarios de la boda principesca, o los amigos del señor Aznar y su hija, o el mismo señor cardenal, o los participantes del esplendente y magnificente entierro de Juan Pablo II y la consiguiente entronización del actual Papa reinante. Ni de la gran mayoría de los que vamos a las misas de 12 los domingos y fiestas de guardar. Y si somos tan distintos, ¿cómo entonces poder recitar, unos y otros, el mismo credo con sus redacciones alambicadas y sus formulaciones filosóficas y medievales? ¿Cómo pedir perdón con las mismas palabras y gestos el fariseo y el publicano, el ladrón de alto standing, civil o vaticano -asunto Banco Ambrosiano-, participante en una de las misas antes citadas o el chaval que roba un reloj de mercadillo para vender y comprar luego mierda con que inyectarse? ¿Cómo hacer los mismos gestos, decir las mismas expresiones, usar los mismos símbolos, si queremos que éstos digan algo a personas tan distintas? ¿Cómo experimentar la fraternidad unos y otros con intereses tan contrapuestos y sin que las palabras evangélicas queden domesticadas y devaluadas, convertidas en pamplina para álbumes de bodas, o de hieráticas, faraónicas retransmisiones televisivas urbi et orbi, bien cantadas y perfumadas de incienso? Si somos tan distintos ¿cómo no entender, y respetar, y hasta aplaudir el derecho personal y grupal al lenguaje propio, creativo, expresivo en las celebraciones? Por coherencia sociológica, lingüística e intelectual, pero sobre todo por fidelidad al Cristo de la Última Cena en un barrio de Jerusalén.

El cardenal ha dado para anular oficialmente las celebraciones de la parroquia -¡cómo separar actividad misericordiosa y celebración y compromiso!- razones litúrgicas. Estoy convencido de que la condena no ha sido por razones litúrgicas, al fin y al cabo cambiantes, adaptables a culturas y tiempos (Vaticano II), sino de espiritualidad, es decir: por una forma de vivir, sentir y expresar la herencia del Señor Jesús. Esa espiritualidad de Entrevías escuece y cuestiona las espiritualidades de los sanedrines eclesiásticos. Y las de cuantos estamos instalados en este catolicismo de misa de 12 reglada y privilegios históricos; en esta religiosidad precristiana del Templo, de la Ley y del Sábado.


Aún una pregunta final: ¿qué misas actualizan mejor la Cena Última del Señor Jesús, que sería el primer criterio?: ¿las misas de Estado arriba señaladas o las de la comunidad de San Carlos? ¿Quién cumple mejor la herencia del Maestro: “Haced esto en memoria mía”, después de lavarles los pies? San Carlos, sin ninguna duda. Y, encima, ellos -populares y excluidos, sencillos, bienaventurados- no se atreven a prohibir al cardenal sus misas de Estado.



No me olvido del cierre, en el mundo civil sería la ilegalización, de la iglesia de Entrevías, nombre que da pie a un artículo de Maruja Torres en el País sobre el tema, aquí se puede leer y son interesantes los comentarios para los interesados.

Ellos sabran lo que hacen, seguro que la jerarquía romana gana más dinero con sus maneras de ejecutivos empresariales agresivos pero que se quedan sin parroquia sana moralmente como sigan así lo vamos a ir viendo. Ya, quizás es eso, que no les interesa la parroquia sana moralmente, es posible que lo que les interese sea la parroquia que afloja la panoja y sobre todos los rebosantes de saludable dinero.

Me gusta el lema que han puesto en práctica los parroquianos de la iglesia condenada al ostracismo "de aquí no se va nadie".

domingo, 6 de mayo de 2007

Santander

Estas son unas fotos hechas distintos sábados y domingos del mes de abril de 2007 durante mis paseos tempraneros.
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martes, 20 de marzo de 2007

El terrorismo es "glamour"

El escritor anglo-indio Salman Rushdie, forzado durante años a la clandestinidad por la condena a muerte del imán Jomeini, vive ya con relativa normalidad entre Londres, Nueva York y Bombay, y habla sin tapujos sobre religión y terrorismo. Un terrorismo que "es 'glamour', no sólo, pero también", porque muchos terroristas suicidas "están subyugados por el funesto hechizo que emanan estos actos demenciales".
ERICH FOLLATH
DOMINGO - 03-09-2006 . el país

"Parece que las discriminaciones sociales han dejado de desempeñar un papel decisivo y que ahora cualquiera puede convertirse en terrorista"
"En el caso de ETA, parece que se ha logrado por lo menos poner en marcha el proceso, y creo que hay que agradecérselo en buena medida a Bin Laden"
"Lenin definió en una ocasión el terrorismo como fruto del 'espíritu aventurero burgués'. Y la verdad es que creo que en este caso no le falta razón"
"Me deprime enormemente que en estos momentos las políticas árabe y angloestadounidense se justifiquen recíprocamente"
"Los fundamentalistas religiosos de todo signo son el peor de los males de nuestro tiempo. Casi todos mis amigos son ateos, así que no soy una excepción"
"Es increíble todo lo que hoy se presenta a la gente bajo la rúbrica de 'espiritual'. Incluye cosas como el perrillo faldero espiritual o el champú espiritual"

El escritor anglo-indio Salman Rushdie habla del peligro que representan los agitadores fundamentalistas de todas las religiones, de la escritura como liberación frente al miedo al terrorismo y de su vida literaria a caballo entre Nueva York, Londres y Bombay.

Pregunta. Señor Rushdie, como experto en terrorismo...

Respuesta. ¿A qué debo semejante honor? Yo no creo serlo en absoluto.

P. La descripción de Estados Unidos amenazado por el terrorismo que hizo en su libro neoyorquino Furia, editado en la primavera de 2001, fue para muchos una obra profética, una especie de anticipación del 11-S; y su última novela, Shalimar el payaso, describe la transformación de un artista circense de Cachemira en terrorista. Además, lleva ya casi una década amenazado de muerte por fanáticos iraníes que pusieron precio a su cabeza: cuatro millones de dólares.

R. Si usted cree que eso basta para ser un experto en terrorismo...

P. Pues sí. Seguro que a lo largo de sus indagaciones y, sobre todo, a raíz de los atentados aéreos recién abortados en Londres, se ha devanado los sesos tratando de comprender cómo el agradable joven de la puerta de al lado de aspecto enteramente normal puede convertirse en terrorista y qué es lo que se le pasa por la cabeza a alguien que se transforma en bomba de relojería andante.

R. Existen muchos y muy variados motivos que explican el fenómeno mundial del terrorismo. En Cachemira, algunos se unen a los denominados movimientos de resistencia porque les proporcionan ropa de abrigo y comida. En el caso de los atentados del año pasado en Londres se trataba de jóvenes musulmanes cuya integración en la sociedad parece haber fracasado; ahora tenemos que vérnoslas con aspirantes a terroristas procedentes del núcleo de nuestra sociedad, jóvenes musulmanes que incluso han disfrutado de múltiples maneras las libertades que ofrece la sociedad occidental. Parece que las discriminaciones sociales han dejado de desempeñar un papel decisivo y que ahora cualquiera puede convertirse en terrorista.

P. Líderes musulmanes británicos han escrito una carta al primer ministro en la que vinculan esta mayor predisposición al terrorismo con la política puesta en práctica por Bush y Blair en Irán y en Líbano. ¿Están completamente equivocados? ¿No es cierto que las atrocidades de Abu Ghraib y la doble moral de Guantánamo contribuyen a crear el caldo de cultivo perfecto para la violencia?

R. Tony Blair no despierta mis simpatías y considero funesta la política puesta en práctica por Estados Unidos y el Reino Unido en Irak y en Oriente Próximo. Siempre hay motivos para la crítica, incluso para la indignación. Sin embargo, hay algo que todos hemos de tener claro: el terrorismo no consiste en la persecución de objetivos legítimos a través de cualquier tipo de medios ilegítimos. Sea lo que sea lo que quieran lograr los asesinos, de lo que no cabe duda es de que la instauración de un mundo mejor no forma parte de sus objetivos; sus esfuerzos se encaminan más bien hacia el asesinato de inocentes. Si diéramos con una fórmula mágica que nos permitiera resolver de la noche a la mañana un conflicto como, por ejemplo, el existente entre palestinos e israelíes, no creo que sufriéramos menos atentados.

P. Pero no cabe duda de que deben existir motivos o por lo menos factores desencadenantes que expliquen esa terrible disposición a aniquilar la vida de otros e incluso la propia.

R. Lenin definió en una ocasión el terrorismo como fruto del "espíritu aventurero burgués". Y la verdad es que creo que en este caso no le falta razón, está en lo cierto. Uno no puede negar la idea fundamental que sustenta toda moral: el hecho de que los individuos son responsables de sus actos. Y en el plano individual, probablemente sean también los desencadenantes de los mismos. En este contexto, la educación desempeña indudablemente un papel importante al inculcar la conciencia equivocada de ser un elegido que empuja a ejecutar acciones. A esto hay que añadir la mentalidad de rebaño una vez que uno está integrado en un grupo en el que sus miembros se van abocando unos a otros a asumir situaciones impuestas. Existe el tipo que cree que su acción impresionará a la humanidad entera y le convertirá en una figura histórica. Y existe quien simplemente se siente atraído por la violencia. Y sí, creo que el glamour también desempeña un papel.

P. ¿Lo dice en serio? ¿Cree que el terrorismo es glamouroso?

R. Sí. El terrorismo es glamour, no sólo, pero también. Estoy firmemente convencido de que entre los terroristas suicidas existe algo así como una fascinación por la muerte. Muchos están subyugados por el funesto hechizo que emanan estos actos demenciales; el terrorista suicida se engaña a sí mismo imaginando un brillante acto heroico cuando en realidad lo único que hace es saltar absurdamente por los aires y quitar la vida a otros. Pero hay algo que no debemos olvidar: la mayoría de las personas que viven aterrorizadas por los musulmanes radicales son también musulmanes.

P. Desde luego, el terrorismo no tiene justificación posible. Sin embargo, existen diversos puntos de partida, existe la violencia de grupos que persiguen con todos los medios a su alcance objetivos nacionalistas que cabría calificar de comprensibles.

R. Y otros, como Al Qaeda, que se han propuesto como objetivo la destrucción de Occidente y de toda nuestra forma de vida. No existe ninguna posibilidad de debate con Osama Bin Laden y sus seguidores, con ellos no se puede firmar ningún tratado de paz. Hay que combatirlos por todos los medios.

P. Y con los demás, los terroristas nacionalistas como el grupo palestino Hamás, ¿deberíamos entablar el diálogo?

R. Depende de si renuncian a la lucha terrorista bajo determinadas condiciones. En el caso de los vascos de ETA parece que se ha logrado por lo menos poner en marcha el proceso, y creo que hay que agradecérselo en buena medida a Bin Laden; los dirigentes vascos no quieren ser como él. Por lo que respecta al IRA, ha sido decisiva la pérdida de credibilidad entre sus propias gentes, que ya no veían ningún sentido en seguir librando esa violenta lucha clandestina. Por lo menos, la posibilidad de reconvertir a largo plazo antiguas organizaciones terroristas en partidos políticos no es una idea utópica. Podría funcionar en el caso de aquellos grupos cuyo leit motiv fundamental no es el fanatismo religioso; los Tigres Tamiles de Sri Lanka, que serían algo así como los inventores del atentado suicida, no tienen el menor trasfondo religioso. Persiguen unos objetivos muy claros: tener un Estado propio.

P. Pero ¿por qué habría que conceder ese Estado a una minoría, sólo por el hecho de que luchan de manera particularmente brutal? ¿Qué nos dice de Shalimar, el protagonista de su última novela, que asesina por Cachemira? ¿Debería ser él quien decida el futuro de esa región?

R. Hay que analizar cada caso concreto. Por ejemplo, para saber por qué alguien se decide a abrazar la lucha armada sólo se puede recurrir al análisis de esa personalidad concreta. En el caso de Shalimar nos encontramos con una mezcla de motivos políticos y personales.

P. El orgullo masculino herido tiene un papel importante porque el embajador estadounidense en Delhi echa a perder su gran amor. Pero también se aborda el tema del desarrollo de esa región, que pasa de ser una sociedad pacífica y multicultural a convertirse en coto privado de terroristas; y también se trata el tema de los brutales abusos del ejército indio que empujan a Shalimar a unirse a los guerreros de Dios. ¿No le ha acarreado problemas esa descripción de la realidad de Cachemira?

R. Casi ninguno, afortunadamente. Mi libro no ha sido prohibido en India como ocurrió con Los versos satánicos y hace poco con El último suspiro del moro, debido a supuestas calumnias contra un político indio. He recibido muchas críticas buenas en India e incluso el premio literario más importante. Como medio cachemir que soy, siento una profunda simpatía por esa región, por ese paraíso perdido. Probablemente tampoco haya habido protestas porque todo el mundo se ha dado cuenta de lo mucho que he investigado sobre el terreno y de lo informado que estoy sobre las circunstancias que imperan en la región.

P. Su protagonista es un hombre que despierta simpatía, por lo menos al comienzo de la novela.

R. Sí, no me interesan las simplificaciones en blanco y negro: por un lado, el criminal depravado de pies a cabeza, y por otro, la víctima inocente. No he querido ponérmelo tan fácil. Lo que me interesa es mostrar el proceso por el que alguien cae en las garras de los fundamentalistas. Y por otra parte, cómo los grupos terroristas buscan potenciales candidatos para preparar atentados, cómo rastrean su entorno, cómo embaucan y seducen a las personas y se aprovechan de sus debilidades. El libro se titula Shalimar el payaso, no Shalimar el asesino a sueldo.

P. En la lucha por Cachemira, las cuestiones nacionalistas desempeñan un papel importante, pero también resultan esenciales los aspectos religiosos. ¿Le asusta pensar en el poder que pueden llegar a cobrar a escala mundial los movimientos religiosos de carácter radical?

R. Los fundamentalistas religiosos de todo signo son el peor de los males de nuestro tiempo. Casi todos mis amigos son ateos, así que no soy una excepción. Si analiza la historia, constatará que la capacidad para distinguir el bien del mal siempre ha precedido a la llegada de cualquier religión. Las religiones fueron ideadas más adelante por el ser humano como un vehículo para expresar ese tipo de ideas. Ahora bien, por lo que a mí respecta, no necesito ningún árbitro supremo y sagrado para vivir como un ser moral.

P. Pero parece que son muchos los que necesitan de la existencia de Dios. Las religiones están experimentando un resurgimiento a escala mundial. El ansia de espiritualidad es más acusado que nunca. ¿Le parece todo esto perjudicial?

R. Sí.

P. Una respuesta clara, pero que a bastante gente le resultará ofensiva.

R. En mi opinión, la palabra espiritual tendría que estar en el Índice y no debería ser utilizada, pongamos, durante 50 años. Es increíble todo lo que hoy se presenta a la gente bajo la rúbrica de espiritual. Incluye cosas como el perrillo faldero espiritual o el champú espiritual.

P. Usted mismo escribió en una ocasión: "Necesitamos dar respuesta a lo que no la tiene. ¿No hay nada más que esta vida? El alma necesita explicaciones, pero no de tipo racional, sino explicaciones dirigidas al corazón".

R. Por supuesto que existen cosas más allá de las necesidades materiales, eso es algo que experimentamos todos. Ahora bien, para mí las respuestas no se encuentran precisamente en el ámbito religioso, en lo sobrenatural. Pero no prescribo a nadie lo que tiene que creer y lo que no. Y tampoco quiero que me lo prescriban a mí.

P. ¿A qué se debe que precisamente el islam, con sus pretensiones absolutistas y su estricta regulación de la vida cotidiana, resulte tan atractivo para muchos jóvenes?

R. No pretenderá ahora que me ponga a explicar los atractivos del islam.

P. ¿Qué compromisos debería o podría asumir Occidente para poner coto al peligro terrorista?

R. Tampoco soy hombre de compromisos. No soy el interlocutor adecuado para tratar ese tema.

P. Pero usted mismo escribió, bajo la impresión producida por los atentados del 11-S, que "resultará inevitable tener que restringir nuestros derechos a fin de proteger mejor a las sociedades libres frente al terrorismo".

R. A lo que me refería en aquel entonces era a controles aéreos más exhaustivos o cosas por el estilo. Restricciones molestas, pero muy claras y concretas. No creía posible que el Gobierno de Bush pudiera emprender el desarrollo de un aparato propio de un Estado autoritario.

P. ¿Existe algo semejante?

R. Por supuesto. Durante los dos últimos años he sido presidente del PEN en Nueva York, es decir, presidente de la asociación de escritores estadounidenses. Una y otra vez nos hemos visto obligados a abordar esos amplios ataques a las libertades ciudadanas. Y la mayoría de las quejas estaban justificadas, porque no ha habido una sola ocasión en que hayamos logrado detectar la correlación existente entre las detenciones y los procesos de vigilancia, por un lado, y la defensa frente al terrorismo, por otro. Y sé perfectamente de lo que hablo: debido a mi propia historia de amenazas, he desarrollado una clara simpatía por las actividades de los servicios secretos. Mis protectores gozan de todo mi respeto.

P. ¿Quiere decir con eso que Bush y Blair están yendo demasiado lejos?

R. Ése es el problema de los políticos que tienden a ser autoritarios por naturaleza: en cuanto les dan la oportunidad, van demasiado lejos. Y entonces nos toca estar alerta. Me deprime enormemente que en estos momentos las políticas angloestadounidense y árabe se justifiquen recíprocamente, y además, por lo que respecta a sus peores prejuicios. Mire lo que ocurre en Irak o en Líbano: no hay ningún bando con pretensiones legítimas. Pero al mismo tiempo necesitamos claridad moral porque últimamente hay algo que echo de menos en muchas personas de ideas liberales, y yo soy un liberal: claridad acerca de lo que es correcto y lo que no lo es, estar dispuestos a defender nuestros valores con palabras inequívocas y a llamar culpables a aquellos que lo son.

P. ¿Qué quiere decir con eso?

R. Siempre me he opuesto radicalmente a las leyes contra la blasfemia creadas para proteger a las religiones de supuestas difamaciones. Me parece completamente razonable que los musulmanes disfruten de libertad de credo, como el resto de los miembros de las sociedades libres. Y también me parece bien que protesten contra la discriminación en el momento y lugar en que se vean expuestos a ella, y no cabe duda de que en los países occidentales se producen frecuentemente reacciones reflejas que desembocan en sospechas precipitadas de carácter antiislámico.

P. ¿Y dónde pone usted el límite a la tolerancia?

R. Por el contrario, me parece completamente inadmisible que los líderes islámicos de nuestros países exijan que se proteja su fe de la crítica, la falta de respeto, la broma y la difamación. La crítica maliciosa y las caricaturas ofensivas también forman parte de la libertad de opinión, del pluralismo, de nuestros valores fundamentales, a los que tendrán que plegarse si pretenden vivir con nosotros.

P. ¿Qué puede aportar usted como escritor, qué puede aportar realmente la literatura a esta idea de tolerancia, pero también de clara delimitación de la intolerancia?

R. No existe ninguna alternativa a la convivencia pacífica entre culturas. Y la literatura debe asumir la tarea de fomentar esa convivencia. Mire, los fundamentalistas creen que nosotros no creemos en nada. De acuerdo con su visión del mundo, están en posesión de certezas absolutas mientras nosotros nos hundimos en la decadencia. Así que la vía que nos permitirá derrotar al terrorismo no es la guerra, sino ser capaces de vivir sin miedo y de forma plenamente consciente. Siempre que se plantee la disyuntiva entre la seguridad absoluta y la libertad, debe salir victoriosa esta última.

P. Después de que en 1989 el ayatolá Jomeini dictara una fatwa contra usted, ha vivido prácticamente toda una década escondido.

R. Pues precisamente era muy de agradecer que la palabra fatwa no hubiera salido a relucir hasta ahora en esta entrevista.

P. Pero llega un momento en que es inevitable mencionarla, por mucho que usted la deteste.

R. Sí, sí, ya lo sé. Es como si hubiera cobrado fama mundial algo que no soy yo. En aquellos años, a veces tenía la impresión de que eran otros los que escribían la historia de mi vida. Pero hace mucho que dejé eso atrás. Ahora llevo una vida libre y normal en mis domicilios de Nueva York y Londres, y viajo a menudo a mi ciudad natal, Bombay.

P. Esas tres ciudades tienen en común el haber superado graves atentados terroristas y el haber demostrado la fortaleza de su estilo de vida libre.

R. Ese punto de vista resulta interesante. A lo mejor es por eso por lo que amo esas ciudades.

P. Aunque en estos momentos ya no esté perseguido oficialmente, los agitadores próximos al presidente Ahmadineyad podrían reactivar la fatwa en cualquier momento.

R. Leo las especulaciones que hacen los periodistas al respecto, pero no les doy la menor importancia.

P. ¿Recuerda todavía la fecha en que se dictó la fatwa? ¿Celebra el aniversario?

R. ¿Cómo podría borrar esa fecha de mi memoria? Es el día de San Valentín. Así por lo menos no olvido regalarle flores a mi mujer.

© Der Spiegel. Traducción de News Clips.

sábado, 11 de noviembre de 2006

En nuestra galaxia podría haber 20.000 planetas con vida inteligente

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Un equipo de científicos esta­dounidenses ha descubierto121 de los 181 planetas extrasolares que se conocen.

Paul Butler y a su compañero Geoffrey Marcy, les llaman los «cazaplanetas», ya que lideran un equipo de científi­cos de diferentes instituciones nortea­mericanas que se dedica a buscar plane­tas extrasolares, es decir, que giran alre­dedor de «las 2.000 estrellas similares al Sol que nos quedan más cerca en la gala­xia», según explicó el propio Butler en una muy interesante conferencia que ofreció la semana pasada en el Cosmo-Caixa deBarcelona.

Los planetas hallados se parecen más a Júpiter que a la Tierra

Desde 1996, este científico y sus co­legas han descubierto más de 121 de los 181 planetas extrasolares que se cono­cen: «Sabemos que nuestra galaxia, la Vía Láctea, tiene unos 200.000 millones de estrellas; que las leyes de Newton y Einstein se cumplen en todo el espacio y que, en él, es común que la materia esté compuesta de carbono, de hierro o de ni­trógeno, por lo que creemos que podría haber 20.000 millones de sistemas pla­netarios, aunque yo creo que son 100.000 millones. La pregunta es: ¿pue­de haber vida en esos planetas?».

P. ¿Y puede haberla?

PAUL BUTLER: En la Tierra, la vida habita en cualquier sitio: en la Antártida, en el desierto... lo que nos hace creer que la vi­da debe de ser muy común en la galaxia, aunque sólo sea vida primitiva. El pro­yecto de búsqueda de vida inteligente, SETI, no ha encontrado ni una sola señal de radio inteligente en 40 años, por lo que la vida primitiva puede ser común, pero la vida inteligente no. En­contrar criaturas unicelulares, como amebas,en otro planeta, sería fascinante, ¡ pero con una ameba no se puede hablar!

P. ¿Qué probabilidad hay de encontrar criatu­ras comunicativas?

P.B. Un cálculo pesimista diría que, entre los 20.000 millones de sistemas planeta­rios como el nuestro que hay en la gala­xia, 1 de cada millón podría tener vida in­teligente. Pero un cálculo optimista diría que muchos más.

P. ¿Buscan en Alfa Centauri, el grupo de es­trellas más cercano a nosotros?

P.B. Aún no hemos encontrado planetas allí. Pero, piensa que todas las emisiones terrestres de radio y televisión vía satélite llegan a Alfa Centauri y no hemos recibi­do respuesta. ¡Lástima! jajá.

P: ¿Cómo son los planetas que han encontra­do hasta ahora?

P.B.: La mayoría se parecen más a Júpiter que a la Tierra. Queremos encontrar pla­netas más pequeños, como el nuestro, lo cual es muy difícil por su tamaño y por­que están muy cerca de su estrella y que­dan ocultos por su luz. Pero en breve dis­pondremos de mejor instrumental.

P. ¿Como cuál?

P.B.: El año que viene, la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) lanza­rán dos instrumentos muy sensibles al es­pacio que buscarán estos planetas simila­res a la Tierra. Lo que nos encantaría es poder fotografiarlos y, para ello, hay dos misiones a más largo plazo, «Buscador de Planetas Terrestres», de la NASA y «Darwin» de la ESA.

«Para Hollywood, todos los planetas son parecidos al nuestro»

P: Hablando de Darwin, en su país, EEUU, está proliferando una corriente en contra de la teo­ría de la evolución de las especies...

P.B.: Sólo puedo avergonzarme de ciertas cosas que pasan en mi país.

¿Sueña usted con encontrar vida extraterrestre?

P.B. Mi sueño es vivir lo suficiente co­mo para poder ver las fotografías de esos planetas, en las que sólo veremos un puntito. no pienses que se verán la­gos, montañas o bares; pero, gracias a ellas, podremos saber la composición química de esos mundos y. por lo tanto, si pueden tener vida. -!

P.B. ¿Monstruos verdes, babosos y con instin­tos asesinos?

P.B. Ja, ja. Para Hollywood, todos los planetas tienen que ser parecidos al nues­tro, por eso, los extraterrestres también se parecen a nosotros con dos piernas, dos brazos, una cabeza...

P. En «Star Wars» los protagonistas visitan un planeta con dos soles, ¿existen?

P.B. En el Universo hay millones de sis­temas binarios -con dos estrellas que gi­ran una en torno a la otra- y sí, es proba­ble que tengan planetas a su alrededor.

TEXTO: SERENA SIMO FOTOS: LLUÍS PALOMINO Y NASA

sábado, 14 de octubre de 2006

Elija su árbol (interpretaciones)

Coja papel y lápiz y sin pensárselo mucho dibuje un árbol. Una vez hecho puede mirar la tabla de los dibujos que le dirán someramente algo sobre su personalidad.
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sábado, 7 de octubre de 2006

El juego de conocerse-interpretación

¿Cómo te relacionas?

La forma concreta en que dibujamos una casa nos brinda algunas claves acerca de cómo somos y cómo nos relacionamos con los demás.

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Cada parte de la ca­sa nos habla de la manera en que nos relacionamos con el mun­do y con los demás. Conocermos en ese sentido nos abre a la po­sibilidad del cambio positivo.

1-EL TEJADO: Representa sen­timientos de protección y seguridad respecto del entor­no que nos rodea.

Tejado grande: simboliza una vida interior muy rica, un alto grado de autoestima y seguri­dad en uno mismo.

Tejado normal:proporcionado a la casa: indica una autoestima adecuada, buena relación con el entorno y capacidad de goce.

Tejado pequeño: podría ser in­dicador de inseguridad y de di­ficultad en las relaciones.

2-LA PUERTA: Es la apertura más significativa respecto del vínculo entre el mundo in­terior y el externo.

Puerta grande: es una invita­ción a entrar. Indica una perso­nalidad extrovertida y con bue­nas habilidades sociales.

Puerta media: representa la ne­cesidad de preservar la intimi­dad y cierto temor a las críticas.

Puerta pequeña: es señal de ti­midez y de personas con dificul­tades para sentirse valoradas.

Casa sin puerta: dificultades de comunicación, desconfianza y recelo de la intimidad.


3-LAS VENTANAS: A través de ellas, observamos el mundo exterior y nos abrimos a él.

Ventanas sencillas y descu­biertas: representan a personas sinceras, espontáneas y con fa­cilidad para el contacto social.

Ventanas sencillas y con cor­tinas: indican una personalidad que intenta evitar el contacto social y que lo circunscribe al contacto con personas de con­fianza, con las que se crea un vínculo sincero y positivo.

Ventanas numerosas: propias de personas con un cierto nivel de ansiedad y con la vivencia de situaciones no resueltas, que en ocasiones hasta pueden llegar a producir algunos complejos.

Casa sin ventana: indica sen­timientos de opresión y viven­cias dentro de un ambiente en el que hay carencias afectivas.

4-LA CHIMENEA: Es el sitio por el cual sale el humo proce­dente de los "sentimientos" que anidan en la casa. Decimos que, donde hay humo, hay calor, y al referirnos a la casa, se vin­cula con el amor.

Chimenea con humo intenso: se asocia a personas afectivas, alegres y capaces de disfrutar de la vida. Indican habilidad pa­ra expresar sentimientos.

Chimenea con humo ligero y ascendente: representa aperso­nas capaces de luchar para so­lucionar sus problemas sin de­jarse presionar por el entorno.

Chimenea con humareda muy densa y desviada hacia un lado: simboliza la existencia de con­flictos internos y también in­tentos de lucha para solucio­narlos satisfactoriamente.

Casa sin chimenea: revela di­ficultades en la vida afectiva.

Liliana Woloschin de Giaser, coordinadora de! Centro de Psicopedagogía LUDEN y coautora de Visualizaciones que ayudan a los niños.