viernes, 29 de junio de 2007

jueves, 21 de junio de 2007

De curas rojos, misas de Estado y de barrio

Por Quintín García González, sacerdote dominico y periodista, autor de Carne en fulgor, último premio Kutxa de Poesía Ciudad de Irún (EL PAÍS, 17/06/07):

¿Es que acaso son iguales el grupo humano que participó, presidido por el cardenal Rouco, en la misa de Estado de la boda del Príncipe y el que forma la parroquia de San Carlos de Entrevías? En la boda del Príncipe estaban todos los principales del país. En la parroquia se suelen mover cristianos de extracción y conciencia popular, personas del ámbito de la marginación, Madres contra la Droga, Traperos de Emaús, excluidos sociales.

las liturgias legales por las que nunca protestó ni protestará el cardenal Rouco


¿Son semejantes este grupo humano y el que, presidido por el cardenal Rouco, celebró la misa de la boda de la hija de Aznar, formado por muchos de los peces gordos del poder económico, político, la llamada gente guapa y pija de la sociedad nacional e internacional, a los que vimos en los periódicos hacer confesión de fe económica y social nada evangélicas, y en las revistas del corazón hacer exhibición de sus grandes e injustas fortunas, de sus fiestas, despilfarros y hasta de sus obras de caridad insultantes? ¿Se parecen en algo el grupo de Entrevías y el de cardenales, obispos, monaguillos mil, guardias suizos, banqueros y cuerpo diplomático del Estado vaticano, diseñadores de magnificentes ceremonias religiosas egipcias, jefes de todos los Estados del mundo -incluido el Bush de la guerra de Irak condenada por el difunto-, de los grandes movimientos de espiritualidad neoconservadora y papista que ponen a disposición de la mayor honra y gloria del Vaticano sus grandes plataformas y medios para llenar plazas y magnificar actos con multitudes cautivas?

¿Son los mismos quienes asisten a la eucaristía ilegal -por creativa, expresiva, provocadora- y los miles y miles de fieles -tampoco tantos, según las estadísticas- que asistimos a la repetida y repetida misa de 12 dominical, costumbrista, desgranada en un lenguaje oficial e impuesto, amordazados sus participantes por leyes y rúbricas litúrgicas ajenas, inadaptadas y angelicales? ¿Tienen las mismas preocupaciones vitales, las mismas sensibilidades, parecidas ideas sociales? ¿Usan los mismos templos; invierten en sus instalaciones y palacios y catedrales las mismas millonarias cantidades; tienen las mismas riquezas en vasos sagrados, en arte, los mismos periódicos, radios, revistas? ¿Tiene el cardenal Rouco -condenador del lenguaje y las formas celebrativas propias de la comunidad de San Carlos-, miembro de esas élites que celebran las misas de Estado y similares, ocupado en altas reuniones y en refundir todos los días el ideario cristiano de la Cope para adaptarlo a las exigencias mediáticas, políticas y económicas de sus principales voceros y grupos de presión, tiene, digo, la misma sensibilidad y lenguaje de los sectores populares y excluidos de Entrevías? ¿O al menos conocimiento y capacidad para entender esos lenguajes? ¿La misma experiencia, entrega, disponibilidad a lavar los pies y a curar que José, Javier y Enrique, sacerdotes de la parroquia?

Es obvio que no son iguales, ni parecidos en sus formas de vida, en sus sensibilidades, en sus lenguajes en suma, los miembros de San Carlos y los usuarios de la boda principesca, o los amigos del señor Aznar y su hija, o el mismo señor cardenal, o los participantes del esplendente y magnificente entierro de Juan Pablo II y la consiguiente entronización del actual Papa reinante. Ni de la gran mayoría de los que vamos a las misas de 12 los domingos y fiestas de guardar. Y si somos tan distintos, ¿cómo entonces poder recitar, unos y otros, el mismo credo con sus redacciones alambicadas y sus formulaciones filosóficas y medievales? ¿Cómo pedir perdón con las mismas palabras y gestos el fariseo y el publicano, el ladrón de alto standing, civil o vaticano -asunto Banco Ambrosiano-, participante en una de las misas antes citadas o el chaval que roba un reloj de mercadillo para vender y comprar luego mierda con que inyectarse? ¿Cómo hacer los mismos gestos, decir las mismas expresiones, usar los mismos símbolos, si queremos que éstos digan algo a personas tan distintas? ¿Cómo experimentar la fraternidad unos y otros con intereses tan contrapuestos y sin que las palabras evangélicas queden domesticadas y devaluadas, convertidas en pamplina para álbumes de bodas, o de hieráticas, faraónicas retransmisiones televisivas urbi et orbi, bien cantadas y perfumadas de incienso? Si somos tan distintos ¿cómo no entender, y respetar, y hasta aplaudir el derecho personal y grupal al lenguaje propio, creativo, expresivo en las celebraciones? Por coherencia sociológica, lingüística e intelectual, pero sobre todo por fidelidad al Cristo de la Última Cena en un barrio de Jerusalén.

El cardenal ha dado para anular oficialmente las celebraciones de la parroquia -¡cómo separar actividad misericordiosa y celebración y compromiso!- razones litúrgicas. Estoy convencido de que la condena no ha sido por razones litúrgicas, al fin y al cabo cambiantes, adaptables a culturas y tiempos (Vaticano II), sino de espiritualidad, es decir: por una forma de vivir, sentir y expresar la herencia del Señor Jesús. Esa espiritualidad de Entrevías escuece y cuestiona las espiritualidades de los sanedrines eclesiásticos. Y las de cuantos estamos instalados en este catolicismo de misa de 12 reglada y privilegios históricos; en esta religiosidad precristiana del Templo, de la Ley y del Sábado.


Aún una pregunta final: ¿qué misas actualizan mejor la Cena Última del Señor Jesús, que sería el primer criterio?: ¿las misas de Estado arriba señaladas o las de la comunidad de San Carlos? ¿Quién cumple mejor la herencia del Maestro: “Haced esto en memoria mía”, después de lavarles los pies? San Carlos, sin ninguna duda. Y, encima, ellos -populares y excluidos, sencillos, bienaventurados- no se atreven a prohibir al cardenal sus misas de Estado.



No me olvido del cierre, en el mundo civil sería la ilegalización, de la iglesia de Entrevías, nombre que da pie a un artículo de Maruja Torres en el País sobre el tema, aquí se puede leer y son interesantes los comentarios para los interesados.

Ellos sabran lo que hacen, seguro que la jerarquía romana gana más dinero con sus maneras de ejecutivos empresariales agresivos pero que se quedan sin parroquia sana moralmente como sigan así lo vamos a ir viendo. Ya, quizás es eso, que no les interesa la parroquia sana moralmente, es posible que lo que les interese sea la parroquia que afloja la panoja y sobre todos los rebosantes de saludable dinero.

Me gusta el lema que han puesto en práctica los parroquianos de la iglesia condenada al ostracismo "de aquí no se va nadie".

domingo, 6 de mayo de 2007

Santander

Estas son unas fotos hechas distintos sábados y domingos del mes de abril de 2007 durante mis paseos tempraneros.
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martes, 20 de marzo de 2007

El terrorismo es "glamour"

El escritor anglo-indio Salman Rushdie, forzado durante años a la clandestinidad por la condena a muerte del imán Jomeini, vive ya con relativa normalidad entre Londres, Nueva York y Bombay, y habla sin tapujos sobre religión y terrorismo. Un terrorismo que "es 'glamour', no sólo, pero también", porque muchos terroristas suicidas "están subyugados por el funesto hechizo que emanan estos actos demenciales".
ERICH FOLLATH
DOMINGO - 03-09-2006 . el país

"Parece que las discriminaciones sociales han dejado de desempeñar un papel decisivo y que ahora cualquiera puede convertirse en terrorista"
"En el caso de ETA, parece que se ha logrado por lo menos poner en marcha el proceso, y creo que hay que agradecérselo en buena medida a Bin Laden"
"Lenin definió en una ocasión el terrorismo como fruto del 'espíritu aventurero burgués'. Y la verdad es que creo que en este caso no le falta razón"
"Me deprime enormemente que en estos momentos las políticas árabe y angloestadounidense se justifiquen recíprocamente"
"Los fundamentalistas religiosos de todo signo son el peor de los males de nuestro tiempo. Casi todos mis amigos son ateos, así que no soy una excepción"
"Es increíble todo lo que hoy se presenta a la gente bajo la rúbrica de 'espiritual'. Incluye cosas como el perrillo faldero espiritual o el champú espiritual"

El escritor anglo-indio Salman Rushdie habla del peligro que representan los agitadores fundamentalistas de todas las religiones, de la escritura como liberación frente al miedo al terrorismo y de su vida literaria a caballo entre Nueva York, Londres y Bombay.

Pregunta. Señor Rushdie, como experto en terrorismo...

Respuesta. ¿A qué debo semejante honor? Yo no creo serlo en absoluto.

P. La descripción de Estados Unidos amenazado por el terrorismo que hizo en su libro neoyorquino Furia, editado en la primavera de 2001, fue para muchos una obra profética, una especie de anticipación del 11-S; y su última novela, Shalimar el payaso, describe la transformación de un artista circense de Cachemira en terrorista. Además, lleva ya casi una década amenazado de muerte por fanáticos iraníes que pusieron precio a su cabeza: cuatro millones de dólares.

R. Si usted cree que eso basta para ser un experto en terrorismo...

P. Pues sí. Seguro que a lo largo de sus indagaciones y, sobre todo, a raíz de los atentados aéreos recién abortados en Londres, se ha devanado los sesos tratando de comprender cómo el agradable joven de la puerta de al lado de aspecto enteramente normal puede convertirse en terrorista y qué es lo que se le pasa por la cabeza a alguien que se transforma en bomba de relojería andante.

R. Existen muchos y muy variados motivos que explican el fenómeno mundial del terrorismo. En Cachemira, algunos se unen a los denominados movimientos de resistencia porque les proporcionan ropa de abrigo y comida. En el caso de los atentados del año pasado en Londres se trataba de jóvenes musulmanes cuya integración en la sociedad parece haber fracasado; ahora tenemos que vérnoslas con aspirantes a terroristas procedentes del núcleo de nuestra sociedad, jóvenes musulmanes que incluso han disfrutado de múltiples maneras las libertades que ofrece la sociedad occidental. Parece que las discriminaciones sociales han dejado de desempeñar un papel decisivo y que ahora cualquiera puede convertirse en terrorista.

P. Líderes musulmanes británicos han escrito una carta al primer ministro en la que vinculan esta mayor predisposición al terrorismo con la política puesta en práctica por Bush y Blair en Irán y en Líbano. ¿Están completamente equivocados? ¿No es cierto que las atrocidades de Abu Ghraib y la doble moral de Guantánamo contribuyen a crear el caldo de cultivo perfecto para la violencia?

R. Tony Blair no despierta mis simpatías y considero funesta la política puesta en práctica por Estados Unidos y el Reino Unido en Irak y en Oriente Próximo. Siempre hay motivos para la crítica, incluso para la indignación. Sin embargo, hay algo que todos hemos de tener claro: el terrorismo no consiste en la persecución de objetivos legítimos a través de cualquier tipo de medios ilegítimos. Sea lo que sea lo que quieran lograr los asesinos, de lo que no cabe duda es de que la instauración de un mundo mejor no forma parte de sus objetivos; sus esfuerzos se encaminan más bien hacia el asesinato de inocentes. Si diéramos con una fórmula mágica que nos permitiera resolver de la noche a la mañana un conflicto como, por ejemplo, el existente entre palestinos e israelíes, no creo que sufriéramos menos atentados.

P. Pero no cabe duda de que deben existir motivos o por lo menos factores desencadenantes que expliquen esa terrible disposición a aniquilar la vida de otros e incluso la propia.

R. Lenin definió en una ocasión el terrorismo como fruto del "espíritu aventurero burgués". Y la verdad es que creo que en este caso no le falta razón, está en lo cierto. Uno no puede negar la idea fundamental que sustenta toda moral: el hecho de que los individuos son responsables de sus actos. Y en el plano individual, probablemente sean también los desencadenantes de los mismos. En este contexto, la educación desempeña indudablemente un papel importante al inculcar la conciencia equivocada de ser un elegido que empuja a ejecutar acciones. A esto hay que añadir la mentalidad de rebaño una vez que uno está integrado en un grupo en el que sus miembros se van abocando unos a otros a asumir situaciones impuestas. Existe el tipo que cree que su acción impresionará a la humanidad entera y le convertirá en una figura histórica. Y existe quien simplemente se siente atraído por la violencia. Y sí, creo que el glamour también desempeña un papel.

P. ¿Lo dice en serio? ¿Cree que el terrorismo es glamouroso?

R. Sí. El terrorismo es glamour, no sólo, pero también. Estoy firmemente convencido de que entre los terroristas suicidas existe algo así como una fascinación por la muerte. Muchos están subyugados por el funesto hechizo que emanan estos actos demenciales; el terrorista suicida se engaña a sí mismo imaginando un brillante acto heroico cuando en realidad lo único que hace es saltar absurdamente por los aires y quitar la vida a otros. Pero hay algo que no debemos olvidar: la mayoría de las personas que viven aterrorizadas por los musulmanes radicales son también musulmanes.

P. Desde luego, el terrorismo no tiene justificación posible. Sin embargo, existen diversos puntos de partida, existe la violencia de grupos que persiguen con todos los medios a su alcance objetivos nacionalistas que cabría calificar de comprensibles.

R. Y otros, como Al Qaeda, que se han propuesto como objetivo la destrucción de Occidente y de toda nuestra forma de vida. No existe ninguna posibilidad de debate con Osama Bin Laden y sus seguidores, con ellos no se puede firmar ningún tratado de paz. Hay que combatirlos por todos los medios.

P. Y con los demás, los terroristas nacionalistas como el grupo palestino Hamás, ¿deberíamos entablar el diálogo?

R. Depende de si renuncian a la lucha terrorista bajo determinadas condiciones. En el caso de los vascos de ETA parece que se ha logrado por lo menos poner en marcha el proceso, y creo que hay que agradecérselo en buena medida a Bin Laden; los dirigentes vascos no quieren ser como él. Por lo que respecta al IRA, ha sido decisiva la pérdida de credibilidad entre sus propias gentes, que ya no veían ningún sentido en seguir librando esa violenta lucha clandestina. Por lo menos, la posibilidad de reconvertir a largo plazo antiguas organizaciones terroristas en partidos políticos no es una idea utópica. Podría funcionar en el caso de aquellos grupos cuyo leit motiv fundamental no es el fanatismo religioso; los Tigres Tamiles de Sri Lanka, que serían algo así como los inventores del atentado suicida, no tienen el menor trasfondo religioso. Persiguen unos objetivos muy claros: tener un Estado propio.

P. Pero ¿por qué habría que conceder ese Estado a una minoría, sólo por el hecho de que luchan de manera particularmente brutal? ¿Qué nos dice de Shalimar, el protagonista de su última novela, que asesina por Cachemira? ¿Debería ser él quien decida el futuro de esa región?

R. Hay que analizar cada caso concreto. Por ejemplo, para saber por qué alguien se decide a abrazar la lucha armada sólo se puede recurrir al análisis de esa personalidad concreta. En el caso de Shalimar nos encontramos con una mezcla de motivos políticos y personales.

P. El orgullo masculino herido tiene un papel importante porque el embajador estadounidense en Delhi echa a perder su gran amor. Pero también se aborda el tema del desarrollo de esa región, que pasa de ser una sociedad pacífica y multicultural a convertirse en coto privado de terroristas; y también se trata el tema de los brutales abusos del ejército indio que empujan a Shalimar a unirse a los guerreros de Dios. ¿No le ha acarreado problemas esa descripción de la realidad de Cachemira?

R. Casi ninguno, afortunadamente. Mi libro no ha sido prohibido en India como ocurrió con Los versos satánicos y hace poco con El último suspiro del moro, debido a supuestas calumnias contra un político indio. He recibido muchas críticas buenas en India e incluso el premio literario más importante. Como medio cachemir que soy, siento una profunda simpatía por esa región, por ese paraíso perdido. Probablemente tampoco haya habido protestas porque todo el mundo se ha dado cuenta de lo mucho que he investigado sobre el terreno y de lo informado que estoy sobre las circunstancias que imperan en la región.

P. Su protagonista es un hombre que despierta simpatía, por lo menos al comienzo de la novela.

R. Sí, no me interesan las simplificaciones en blanco y negro: por un lado, el criminal depravado de pies a cabeza, y por otro, la víctima inocente. No he querido ponérmelo tan fácil. Lo que me interesa es mostrar el proceso por el que alguien cae en las garras de los fundamentalistas. Y por otra parte, cómo los grupos terroristas buscan potenciales candidatos para preparar atentados, cómo rastrean su entorno, cómo embaucan y seducen a las personas y se aprovechan de sus debilidades. El libro se titula Shalimar el payaso, no Shalimar el asesino a sueldo.

P. En la lucha por Cachemira, las cuestiones nacionalistas desempeñan un papel importante, pero también resultan esenciales los aspectos religiosos. ¿Le asusta pensar en el poder que pueden llegar a cobrar a escala mundial los movimientos religiosos de carácter radical?

R. Los fundamentalistas religiosos de todo signo son el peor de los males de nuestro tiempo. Casi todos mis amigos son ateos, así que no soy una excepción. Si analiza la historia, constatará que la capacidad para distinguir el bien del mal siempre ha precedido a la llegada de cualquier religión. Las religiones fueron ideadas más adelante por el ser humano como un vehículo para expresar ese tipo de ideas. Ahora bien, por lo que a mí respecta, no necesito ningún árbitro supremo y sagrado para vivir como un ser moral.

P. Pero parece que son muchos los que necesitan de la existencia de Dios. Las religiones están experimentando un resurgimiento a escala mundial. El ansia de espiritualidad es más acusado que nunca. ¿Le parece todo esto perjudicial?

R. Sí.

P. Una respuesta clara, pero que a bastante gente le resultará ofensiva.

R. En mi opinión, la palabra espiritual tendría que estar en el Índice y no debería ser utilizada, pongamos, durante 50 años. Es increíble todo lo que hoy se presenta a la gente bajo la rúbrica de espiritual. Incluye cosas como el perrillo faldero espiritual o el champú espiritual.

P. Usted mismo escribió en una ocasión: "Necesitamos dar respuesta a lo que no la tiene. ¿No hay nada más que esta vida? El alma necesita explicaciones, pero no de tipo racional, sino explicaciones dirigidas al corazón".

R. Por supuesto que existen cosas más allá de las necesidades materiales, eso es algo que experimentamos todos. Ahora bien, para mí las respuestas no se encuentran precisamente en el ámbito religioso, en lo sobrenatural. Pero no prescribo a nadie lo que tiene que creer y lo que no. Y tampoco quiero que me lo prescriban a mí.

P. ¿A qué se debe que precisamente el islam, con sus pretensiones absolutistas y su estricta regulación de la vida cotidiana, resulte tan atractivo para muchos jóvenes?

R. No pretenderá ahora que me ponga a explicar los atractivos del islam.

P. ¿Qué compromisos debería o podría asumir Occidente para poner coto al peligro terrorista?

R. Tampoco soy hombre de compromisos. No soy el interlocutor adecuado para tratar ese tema.

P. Pero usted mismo escribió, bajo la impresión producida por los atentados del 11-S, que "resultará inevitable tener que restringir nuestros derechos a fin de proteger mejor a las sociedades libres frente al terrorismo".

R. A lo que me refería en aquel entonces era a controles aéreos más exhaustivos o cosas por el estilo. Restricciones molestas, pero muy claras y concretas. No creía posible que el Gobierno de Bush pudiera emprender el desarrollo de un aparato propio de un Estado autoritario.

P. ¿Existe algo semejante?

R. Por supuesto. Durante los dos últimos años he sido presidente del PEN en Nueva York, es decir, presidente de la asociación de escritores estadounidenses. Una y otra vez nos hemos visto obligados a abordar esos amplios ataques a las libertades ciudadanas. Y la mayoría de las quejas estaban justificadas, porque no ha habido una sola ocasión en que hayamos logrado detectar la correlación existente entre las detenciones y los procesos de vigilancia, por un lado, y la defensa frente al terrorismo, por otro. Y sé perfectamente de lo que hablo: debido a mi propia historia de amenazas, he desarrollado una clara simpatía por las actividades de los servicios secretos. Mis protectores gozan de todo mi respeto.

P. ¿Quiere decir con eso que Bush y Blair están yendo demasiado lejos?

R. Ése es el problema de los políticos que tienden a ser autoritarios por naturaleza: en cuanto les dan la oportunidad, van demasiado lejos. Y entonces nos toca estar alerta. Me deprime enormemente que en estos momentos las políticas angloestadounidense y árabe se justifiquen recíprocamente, y además, por lo que respecta a sus peores prejuicios. Mire lo que ocurre en Irak o en Líbano: no hay ningún bando con pretensiones legítimas. Pero al mismo tiempo necesitamos claridad moral porque últimamente hay algo que echo de menos en muchas personas de ideas liberales, y yo soy un liberal: claridad acerca de lo que es correcto y lo que no lo es, estar dispuestos a defender nuestros valores con palabras inequívocas y a llamar culpables a aquellos que lo son.

P. ¿Qué quiere decir con eso?

R. Siempre me he opuesto radicalmente a las leyes contra la blasfemia creadas para proteger a las religiones de supuestas difamaciones. Me parece completamente razonable que los musulmanes disfruten de libertad de credo, como el resto de los miembros de las sociedades libres. Y también me parece bien que protesten contra la discriminación en el momento y lugar en que se vean expuestos a ella, y no cabe duda de que en los países occidentales se producen frecuentemente reacciones reflejas que desembocan en sospechas precipitadas de carácter antiislámico.

P. ¿Y dónde pone usted el límite a la tolerancia?

R. Por el contrario, me parece completamente inadmisible que los líderes islámicos de nuestros países exijan que se proteja su fe de la crítica, la falta de respeto, la broma y la difamación. La crítica maliciosa y las caricaturas ofensivas también forman parte de la libertad de opinión, del pluralismo, de nuestros valores fundamentales, a los que tendrán que plegarse si pretenden vivir con nosotros.

P. ¿Qué puede aportar usted como escritor, qué puede aportar realmente la literatura a esta idea de tolerancia, pero también de clara delimitación de la intolerancia?

R. No existe ninguna alternativa a la convivencia pacífica entre culturas. Y la literatura debe asumir la tarea de fomentar esa convivencia. Mire, los fundamentalistas creen que nosotros no creemos en nada. De acuerdo con su visión del mundo, están en posesión de certezas absolutas mientras nosotros nos hundimos en la decadencia. Así que la vía que nos permitirá derrotar al terrorismo no es la guerra, sino ser capaces de vivir sin miedo y de forma plenamente consciente. Siempre que se plantee la disyuntiva entre la seguridad absoluta y la libertad, debe salir victoriosa esta última.

P. Después de que en 1989 el ayatolá Jomeini dictara una fatwa contra usted, ha vivido prácticamente toda una década escondido.

R. Pues precisamente era muy de agradecer que la palabra fatwa no hubiera salido a relucir hasta ahora en esta entrevista.

P. Pero llega un momento en que es inevitable mencionarla, por mucho que usted la deteste.

R. Sí, sí, ya lo sé. Es como si hubiera cobrado fama mundial algo que no soy yo. En aquellos años, a veces tenía la impresión de que eran otros los que escribían la historia de mi vida. Pero hace mucho que dejé eso atrás. Ahora llevo una vida libre y normal en mis domicilios de Nueva York y Londres, y viajo a menudo a mi ciudad natal, Bombay.

P. Esas tres ciudades tienen en común el haber superado graves atentados terroristas y el haber demostrado la fortaleza de su estilo de vida libre.

R. Ese punto de vista resulta interesante. A lo mejor es por eso por lo que amo esas ciudades.

P. Aunque en estos momentos ya no esté perseguido oficialmente, los agitadores próximos al presidente Ahmadineyad podrían reactivar la fatwa en cualquier momento.

R. Leo las especulaciones que hacen los periodistas al respecto, pero no les doy la menor importancia.

P. ¿Recuerda todavía la fecha en que se dictó la fatwa? ¿Celebra el aniversario?

R. ¿Cómo podría borrar esa fecha de mi memoria? Es el día de San Valentín. Así por lo menos no olvido regalarle flores a mi mujer.

© Der Spiegel. Traducción de News Clips.

sábado, 11 de noviembre de 2006

En nuestra galaxia podría haber 20.000 planetas con vida inteligente

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Un equipo de científicos esta­dounidenses ha descubierto121 de los 181 planetas extrasolares que se conocen.

Paul Butler y a su compañero Geoffrey Marcy, les llaman los «cazaplanetas», ya que lideran un equipo de científi­cos de diferentes instituciones nortea­mericanas que se dedica a buscar plane­tas extrasolares, es decir, que giran alre­dedor de «las 2.000 estrellas similares al Sol que nos quedan más cerca en la gala­xia», según explicó el propio Butler en una muy interesante conferencia que ofreció la semana pasada en el Cosmo-Caixa deBarcelona.

Los planetas hallados se parecen más a Júpiter que a la Tierra

Desde 1996, este científico y sus co­legas han descubierto más de 121 de los 181 planetas extrasolares que se cono­cen: «Sabemos que nuestra galaxia, la Vía Láctea, tiene unos 200.000 millones de estrellas; que las leyes de Newton y Einstein se cumplen en todo el espacio y que, en él, es común que la materia esté compuesta de carbono, de hierro o de ni­trógeno, por lo que creemos que podría haber 20.000 millones de sistemas pla­netarios, aunque yo creo que son 100.000 millones. La pregunta es: ¿pue­de haber vida en esos planetas?».

P. ¿Y puede haberla?

PAUL BUTLER: En la Tierra, la vida habita en cualquier sitio: en la Antártida, en el desierto... lo que nos hace creer que la vi­da debe de ser muy común en la galaxia, aunque sólo sea vida primitiva. El pro­yecto de búsqueda de vida inteligente, SETI, no ha encontrado ni una sola señal de radio inteligente en 40 años, por lo que la vida primitiva puede ser común, pero la vida inteligente no. En­contrar criaturas unicelulares, como amebas,en otro planeta, sería fascinante, ¡ pero con una ameba no se puede hablar!

P. ¿Qué probabilidad hay de encontrar criatu­ras comunicativas?

P.B. Un cálculo pesimista diría que, entre los 20.000 millones de sistemas planeta­rios como el nuestro que hay en la gala­xia, 1 de cada millón podría tener vida in­teligente. Pero un cálculo optimista diría que muchos más.

P. ¿Buscan en Alfa Centauri, el grupo de es­trellas más cercano a nosotros?

P.B. Aún no hemos encontrado planetas allí. Pero, piensa que todas las emisiones terrestres de radio y televisión vía satélite llegan a Alfa Centauri y no hemos recibi­do respuesta. ¡Lástima! jajá.

P: ¿Cómo son los planetas que han encontra­do hasta ahora?

P.B.: La mayoría se parecen más a Júpiter que a la Tierra. Queremos encontrar pla­netas más pequeños, como el nuestro, lo cual es muy difícil por su tamaño y por­que están muy cerca de su estrella y que­dan ocultos por su luz. Pero en breve dis­pondremos de mejor instrumental.

P. ¿Como cuál?

P.B.: El año que viene, la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) lanza­rán dos instrumentos muy sensibles al es­pacio que buscarán estos planetas simila­res a la Tierra. Lo que nos encantaría es poder fotografiarlos y, para ello, hay dos misiones a más largo plazo, «Buscador de Planetas Terrestres», de la NASA y «Darwin» de la ESA.

«Para Hollywood, todos los planetas son parecidos al nuestro»

P: Hablando de Darwin, en su país, EEUU, está proliferando una corriente en contra de la teo­ría de la evolución de las especies...

P.B.: Sólo puedo avergonzarme de ciertas cosas que pasan en mi país.

¿Sueña usted con encontrar vida extraterrestre?

P.B. Mi sueño es vivir lo suficiente co­mo para poder ver las fotografías de esos planetas, en las que sólo veremos un puntito. no pienses que se verán la­gos, montañas o bares; pero, gracias a ellas, podremos saber la composición química de esos mundos y. por lo tanto, si pueden tener vida. -!

P.B. ¿Monstruos verdes, babosos y con instin­tos asesinos?

P.B. Ja, ja. Para Hollywood, todos los planetas tienen que ser parecidos al nues­tro, por eso, los extraterrestres también se parecen a nosotros con dos piernas, dos brazos, una cabeza...

P. En «Star Wars» los protagonistas visitan un planeta con dos soles, ¿existen?

P.B. En el Universo hay millones de sis­temas binarios -con dos estrellas que gi­ran una en torno a la otra- y sí, es proba­ble que tengan planetas a su alrededor.

TEXTO: SERENA SIMO FOTOS: LLUÍS PALOMINO Y NASA

sábado, 14 de octubre de 2006

Elija su árbol (interpretaciones)

Coja papel y lápiz y sin pensárselo mucho dibuje un árbol. Una vez hecho puede mirar la tabla de los dibujos que le dirán someramente algo sobre su personalidad.
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sábado, 7 de octubre de 2006

El juego de conocerse-interpretación

¿Cómo te relacionas?

La forma concreta en que dibujamos una casa nos brinda algunas claves acerca de cómo somos y cómo nos relacionamos con los demás.

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Cada parte de la ca­sa nos habla de la manera en que nos relacionamos con el mun­do y con los demás. Conocermos en ese sentido nos abre a la po­sibilidad del cambio positivo.

1-EL TEJADO: Representa sen­timientos de protección y seguridad respecto del entor­no que nos rodea.

Tejado grande: simboliza una vida interior muy rica, un alto grado de autoestima y seguri­dad en uno mismo.

Tejado normal:proporcionado a la casa: indica una autoestima adecuada, buena relación con el entorno y capacidad de goce.

Tejado pequeño: podría ser in­dicador de inseguridad y de di­ficultad en las relaciones.

2-LA PUERTA: Es la apertura más significativa respecto del vínculo entre el mundo in­terior y el externo.

Puerta grande: es una invita­ción a entrar. Indica una perso­nalidad extrovertida y con bue­nas habilidades sociales.

Puerta media: representa la ne­cesidad de preservar la intimi­dad y cierto temor a las críticas.

Puerta pequeña: es señal de ti­midez y de personas con dificul­tades para sentirse valoradas.

Casa sin puerta: dificultades de comunicación, desconfianza y recelo de la intimidad.


3-LAS VENTANAS: A través de ellas, observamos el mundo exterior y nos abrimos a él.

Ventanas sencillas y descu­biertas: representan a personas sinceras, espontáneas y con fa­cilidad para el contacto social.

Ventanas sencillas y con cor­tinas: indican una personalidad que intenta evitar el contacto social y que lo circunscribe al contacto con personas de con­fianza, con las que se crea un vínculo sincero y positivo.

Ventanas numerosas: propias de personas con un cierto nivel de ansiedad y con la vivencia de situaciones no resueltas, que en ocasiones hasta pueden llegar a producir algunos complejos.

Casa sin ventana: indica sen­timientos de opresión y viven­cias dentro de un ambiente en el que hay carencias afectivas.

4-LA CHIMENEA: Es el sitio por el cual sale el humo proce­dente de los "sentimientos" que anidan en la casa. Decimos que, donde hay humo, hay calor, y al referirnos a la casa, se vin­cula con el amor.

Chimenea con humo intenso: se asocia a personas afectivas, alegres y capaces de disfrutar de la vida. Indican habilidad pa­ra expresar sentimientos.

Chimenea con humo ligero y ascendente: representa aperso­nas capaces de luchar para so­lucionar sus problemas sin de­jarse presionar por el entorno.

Chimenea con humareda muy densa y desviada hacia un lado: simboliza la existencia de con­flictos internos y también in­tentos de lucha para solucio­narlos satisfactoriamente.

Casa sin chimenea: revela di­ficultades en la vida afectiva.

Liliana Woloschin de Giaser, coordinadora de! Centro de Psicopedagogía LUDEN y coautora de Visualizaciones que ayudan a los niños.

martes, 12 de septiembre de 2006

Estos son los niños más listos del mundo

DISFRUTAN DEL MEJOR SISTEMA ESCOLAR, EL FINLANDÉS. Y ESO SE NOTA. AHORA QUE AQUÍ COMIENZA EL CURSO, VIAJAMOS A HELSINKI PARA "COPIARLO".
POR ALICIA ARRANZ / FOTOS-» JUAN SERRANO CORBELLA
Al contrario que la nuestra, la ley de educación finlandesa está en vigor desde hace 30 años.
Comodidad e igualdad. Arriba, una de las aulas del colegio. A la izquierda un alumno en la biblioteca, una de los puntos neurálgicos del centro. Junto a estas linéas, varias chicas se descalzan antes de ir a clase. Abajo, Economia del hogar en la que se enseña a los alumnos a ser independientes.Photobucket - Video and Image Hosting
Año tras año, los estudiantes finlan­deses son los cam­peones del informe PISA, el Estudio para la Evaluación Internacio­nal de los Alumnos que reali­za la Organización para la Coo­peración y el Desarrollo Eco­nómicos. En su elaboración participan más de 250.000 estu­diantes de 15 años, de 41 paí­ses. Y aunque sus últimos datos todavía no se conocen, todo hace prever que Finlan­dia volverá a quedar en el pues­to número uno, ya que. en los dos estudios anteriores (2000 y 2003), sus alumnos obtuvieron las mejores calificaciones. En el de 2003. que evaluaba sobre todo la comprensión lectora, los españoles quedaron en el puesto 26. ¿Pero qué factores han propiciado estos magnífi­cos resultados? ¿Tan diferen­te es el sistema finlandés del nuestro? Pues en materia de educación parece ser que sí. La primera diferencia reseñable entre ambos países es la esta­bilidad. A finales de los 70, todos los grupos políticos fin­landeses participaron en la cre­ación de una ley de educación que apenas ha variado en todos estos años. Sin embargo, en nuestro país, tras sucesivas reformas, ninguna ley sobre esta materia ha permanecido inalterable. ¿Será que en Espa­ña la educación está politizada y es una fuente de discusiones que perjudican a los alumnos? De hecho, ahora mismo está en marcha la nueva reforma que traerá consigo la LOU (Ley Orgánica de Universidades), una normativa que aún se está definiendo y que no se aplica­rá, como muy pronto, hasta el curso 2008-2009. Eactores como éste influyen en la calidad de la educación.
Ahora que el nuevo curso está a punto de comenzar, es un buen momento para repasar los puntos fuertes del sistema educativo más eficaz del mo­mento.
Para descubrirlos he­mos visitado una escuela de Helsinki, la Helsingin Suoma-lainen Yhteiskoulu, que este año cumple su 120 aniversa­rio (es una de las más antiguas de La ciudad) y en La que estu­dian 1.070 alumnos. ¿Supera­rán el examen con nota?
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Internet gratis. En la biblioteca del colegio todos los ordenadores tienen conexión a internet. Buffet libre. La empresa encargada de la comida también elabora menús especiales para niños con problemas alimentarios. Hora de gimnasia. Aunque el colegio cuenta con un polideportivo, cuando hace buen tiempo dedican esta clase a jugar en el patio.

I. LAS INSTALACIONES
En el edificio principal se encuentran las aulas, la biblioteca, los laboratorios (de Biología, Química, Física, Idiomas), el despacho del psicólogo, la enfermería, el salón de actos y el comedor. Para ir al gimnasio y la piscina cubierta hay que cruzar el patio. La directora del centro, Anja-üisa Alanko, nos lleva a la biblioteca del centro. Llama la atención la enorme cantidad de libros de que dispone (más de 20.000), además de varios ordenadores con conexión a internet. Según nos cuenta, este espacio suele estar muy concurrido, puesto que los profesores acostumbran a mandar a los alumnos consultar datos y muchos vienen aquí por las tardes a hacer los deberes o simplemente a leer. De hecho, en Finlandia, tres de cada cuatro adolescentes asegura leer todos los días por placer.
CLASES DE COCINA EN INGLÉS
Desde la biblioteca vamos a un aula en la que hay una completa cocina. Aquí, Katariina Lokki imparte su clase de Economía del Hogar: cocinar, elaborar menús, lavar la ropa, planchar... A los mayores se les dan las clases en inglés. "Es una forma muy útil y divertida de aprender un idioma que da excelentes resultados",comenta la profesora.
II. IDIOMAS
Los alumnos finlandeses estudian obligatoriamente cuatro idiomas: finés, sueco (una lengua cooficial que habla un 6% de la población); inglés como segunda lengua obligatoria y otra más que puede ser francés, alemán, ruso, italiano o español. El nivel que consiguen es muy alto, no sólo gracias a las clases, sino a que en la televisión finlandesa las películas, las series y los dibujos animados extranjeros no se traducen, se subtitulan, lo que redunda en que los niños se esfuercen más en aprender a leer al tiempo que asimilan otros idiomas casi sin darse cuenta. Una experiencia que jamás se ha puesto en marcha en nuestro país.
III. ACCESO A LOS BIENES EDUCATIVOS
En Finlandia, la educación pública es mayoritaria y gratuita desde la guardería hasta la universidad. Comedor, transporte o libros de texto son gratis. En España, ese tipo de gastos los afrontan los padres, aunque el niño estudie en un colegio público.
MAS UNIVERSITARIOS
Tienen 20 universidades, todas públicas. A ellas acude el 71% de los alumnos que terminan la educación obligatoria (hasta los 18 años). Este dato es del 50% en España. En cuanto a los colegios, como no
hay apenas diferencias entre unos centros y otros, los padres suelen elegir el más cercano. Si la distancia del domicilio al colegio supera los cinco kilómetros, el colegio tiene la obligación de garantizar el transporte diario del alumno. "Prácticamente todos los centros educativos son públicos y financiados en un 99% por los ayuntamientos, y son las autoridades locales las que tienen que resolver los problemas, así que no se pierde mucho tiempo con burocracias inútiles", explica Timo Riiho. director del Instituto Iberoamericano de Finlandia en Madrid.
IV. EL PROFESORADO
A la hora de formar y seleccionar a sus profesores, el sistema finlandés es muy exigente. Para acceder a la licenciatura de Magisterio se deben superar dos procesos de selección y únicamente los mejores llegan a ejercen. Los estudios duran un mínimo de cinco años. El nivel de exigencia para la formación del profesorado en nuestro país es inferior: una diplomatura en Magisterio (3 años) para Primaria, una licenciatura (5 años) para Secundaria y, en ambos casos, un Curso de Aptitud Pedagógica (CAP) de cuatro meses. Esta formación se ampliará con la LOU.
UNA REFORMA NECESARIA
"Con nuestra formación actual, un profesor no puede hacer frente a los problemas que se generan en clase", explica Javier Melgarejo, doctor en Pedagogía y experto en el sistema finlandés.
V. PRINCIPIOS EDUCACIONALES
Todo el sistema se basa en la equidad y la igualdad de oportunidades y de sexos. La prevención también es muy importante. Si un alumno tiene problemas, se implica el centro escolar, un psicólogo, un trabajador social y la familia.
MAS VALE PREVENIR
"Intentamos poner remedio antes de que sea demasiado tarde y la verdad es que casi siempre lo conseguimos", explica Anja-üisa Alanko, la directora del centro. En el hall de entrada vemos a algunos alumnos. Una pareja de niñas se quitan los zapatos y suben descalzas por las escaleras. "La idea es que se sientan cómodos en la escuela, como si estuviesen en casa", explica Anja-Liisa. Para Javier Melgarejo, que este sistema funcione depende a su vez de tres subsistemas que deben encajar: el escolar, el sociocultural y la familia. "En Finlandia encajan perfectamente y en España, sin embargo, están enfrentados", afirma este experto.
VI. EL APOYO FAMILIAR
Por mi experiencia, puedo decir que los padres finlandeses confían en los profesores y en el trabajo que hacemos, y eso es algo muy importante que ahorra muchos problemas", comenta Raini. maestra de Primaria. Los padres mantienen una relación fluida con los profesores y a menudo intercambian correos electrónicos diarios. El papel de las madres es especialmente importante, puesto que, gracias a las ayudas y ventajas estatales, tienen tiempo y energía para ocuparse de la educación de sus hijos hasta su escolarización.
EN CASA HASTA LOS SIETE AÑOS
En el país nórdico, la escolarización obligatoria comienza a los siete años, un año después que en España. Es entonces cuando los niños empiezan a aprenderá leer y a escribir. Habitualmente, hasta los 12 tienen un único maestro y los directores de los centros suelen recurrir a los profesores más competentes y experimentados para ponerlos al frente de los primeros cursos. En España, los horarios laborales de la mayoría de los padres no les permiten ocuparse de la educación de sus hijos. Faltan ayudas y medidas para la conciliación de la vida familiar y laboral. Además, los profesores se quejan de estar perdiendo autoridad frente a los alumnos y el respeto de las familias. Para el experto Javier Melgarejo, "nuestra política de ayudas es nefasta, el subsistema familiar no funciona y no hay bibliotecas, la educación no es gratuita... No es que todo sea perfecto allí, en Finlandia, pero sí es cierto que nosotros tenemos más problemas sin resolver que ellos".

sábado, 2 de septiembre de 2006

Nostalgia del nacionalcatolicismo

Josep M. Soler, abad del monasterio benedictino de Montserrat. (SUSANNA SÁEZ)

"Es faltar a la verdad decir que la Iglesia está perseguida en España"

"Es fácil percibir que un sector de la jerarquía católica tiene nostalgia del nacionalcatolicismo, sobre todo en ciertos círculos de la Conferencia Episcopal"

"Hoy la Iglesia no está presente en la sociedad, y, lo que es peor, cuando está presente, lo está de modo inadecuado, cuando no ridículo"

"La mayoría de los obispos creen que los nacionalismos ponen en peligro la unidad de España, y eso no es así"

"Es lamentable que los obispos no tengan el coraje de frenar la estrategia de envenenamiento de la sociedad que llevan a cabo colaboradores de la COPE"

"La Iglesia no debe quedar identificada con ningún partido concreto, en este caso con el Partido Popular como lo está haciendo"

"Las afirmaciones de monseñor Cañizares, además de no tener la más mínima apoyatura teológica, contradicen la propia identidad de Cataluña"

Tiene fama de hombre prudente, pero no lo es. Porque no hace cálculos interesados ni mide las consecuencias de hablar y nadar contra la corriente de lo que hace y dice la jerarquía católica. Es monje de vocación, no le molesta el cliché de centroderecha, y ama a Cataluña sin complejos. Desde su condición de abad de Montserrat mira a la Iglesia con preocupación y perplejidad. Tiene rostro joven, sentido del humor y una serena actitud ante la vida. Josep M. Soler tiene 60 años.

Pregunta. Como abad de Montserrat ocupa usted un lugar lo suficientemente alejado y cercano como para poder hacer un diagnóstico certero de la situación de la Iglesia católica. ¿Cómo se ven las cosas desde aquí arriba...?
Respuesta. Veo la Iglesia como una realidad llena de vida, todavía, pero de una vida que languidece, sobre todo en Europa. Pese a todo, quiero ser optimista.

P. Quizá la Iglesia languidece. Pero hace mucho ruido. Sobre todo la española, que en los últimos tiempos se ha empeñado en conseguir un notorio protagonismo provocador de confrontaciones constantes con el poder político.

R. En estos últimos dos años se han suscitado problemas que han provocado frecuentes encontronazos que no son buenos para nadie. Pienso que tendríamos que aprender, entre todos, que algunos de esos problemas no están relacionados con la Iglesia. Otros problemas que enfrentan al poder religioso con el político tienen una relación concreta con el ámbito cultural de la tradición en este país; sobre ellos debería producirse un diálogo sin suspicacias. Aquí lo que habría que hacer es eliminar el rechazo o el miedo al otro.

P. Pues lo cierto es que la jerarquía se comporta respecto del poder político como si sólo hubiera motivos para la desconfianza y el sentimiento de agravio. Seguro que usted ha reflexionado sobre cuál puede ser la razón de fondo para que esa actitud de los obispos se haya ido enconando.

R. Sí que he reflexionado sobre este tema, porque me preocupa seriamente. La Conferencia Episcopal debería esforzarse por crear un clima de confianza en el otro lado. Es verdad que existe un sector de esa jerarquía que mantiene una actitud aparentemente uniforme frente al poder político. Pero también es cierto que hay obispos que están convencidos de que la jerarquía católica tendría que tener otro estilo de comportamiento respecto del Gobierno y de la sociedad. Creo que un claro ejemplo de la necesidad de mantener otro talante de mayor delicadeza y tolerancia nos lo dio el nuevo Papa durante su visita a Valencia. Para mí, lo más elocuente fue su advertencia de que él venía a proponer cosas positivas, no a imponer nada y, mucho menos, a condenar nada. Y eso es para mí muy significativo, porque creo que a la Iglesia católica, a su jerarquía, en concreto, le cuesta mucho aceptar que su papel es el de hacer propuestas para ayudar a las personas. Los responsables de la Iglesia en España utilizan un lenguaje demasiado dogmático en lugar de otro que pueda ser comprendido por el otro.

P. ¿Diría que Benedicto XVI decepcionó al sector beligerante de la jerarquía católica?

R. ¡Sin duda que la actitud conciliadora y dialogante del Papa decepcionó al sector más intransigente! Creo que la actitud de beligerancia e intolerancia que mantiene ese sector de la jerarquía es fruto de otros tiempos ya felizmente superados y quizá tenga que ver con un talante más radical, más... mesetario, diría yo.

P. Algo vinculado al talante de la derecha española, ¿no?

R. Pues... sí, que tiene que ver bastante con esa derecha española.

P. Algo que huele a nostalgia del nacionalcatolicismo de los tiempos de la dictadura, por parte de quienes desearían mantener ese omnímodo poder.

R. Sin duda. Pienso que es fácil percibir que un sector de la jerarquía católica tiene nostalgia del nacionalcatolicismo, sobre todo en ciertos círculos de la Conferencia Episcopal y, sin duda, en muchos de sus documentos y en muchas homilías. Y lo cierto es que ese nacionalcatolicismo añorado por ese sector de la jerarquía es algo del pasado. La Iglesia debe aprender a situarse en otro contexto social, y ese contexto, según la Constitución y desde la separación entre la Iglesia y el Estado, se define como un verdadero Estado laico que supone eso: una separación real entre lo que es el Estado y su lógico derecho a promulgar leyes, y lo que es la Iglesia y la misión de la Iglesia, que no tiene esa capacidad legislativa. Eso no quiere decir que la Iglesia deje de decir lo que crea que debe decir en relación con la dimensión trascendente de la persona, porque eso es enriquecedor para sociedad, pero teniendo siempre presente que en un Estado aconfesional o laico, la voz de la Iglesia es una voz que no puede imponer sus criterios a los legisladores.

P. ¿A qué tienen miedo los defensores de esa concepción confesional del Estado? ¿A perder el poder, o la influencia en una sociedad que ya no controlan?

R. Querría creer que tienen miedo a que se pierdan determinados valores, aunque también les preocupa ver cómo se les va de las manos el poder que tuvieron. Pero creo también que lo que quieren es mantener una manera determinada de entender España. Y también hay un proceso que a ellos, a la jerarquía católica más conservadora, les preocupa muchísimo, yo diría que les desborda realmente, que es el proceso de secularización de la sociedad española. La cuestión sobre la que se debe interrogar la Iglesia no debe estar en relación con lo que ellos identifican como crisis de fe, sino en responder con honestidad a la pregunta de por qué no hemos sabido conectar el mensaje del Evangelio con las inquietudes de la gente. Eso es lo que debería preocuparles, lo que debería preocuparnos a todos. Desde mi punto de vista, ha fracasado el lenguaje, el planteamiento demasiado intransigente de ciertos temas que angustian al mundo moderno, y, sin duda, el no aceptar que, al final, el hombre decide libremente sobre su vida, diga lo que diga la Iglesia. Hoy, la Iglesia no está presente en la sociedad y, lo que es peor, cuando está presente, lo está de modo inadecuado, cuando no ridículo.

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P. Me imagino que esa realidad de su "desaparición" de la sociedad les debe resultar muy dura. Pero ellos lo resuelven con una explicación realmente desconcertante: aseguran que la Iglesia en España está siendo perseguida.

R. Yo creo que es faltar a la verdad decir que la Iglesia está perseguida en España. Se puede decir que es criticada, o ignorada, pero tiene total libertad para decir lo que quiera, para salir a la calle cuantas veces quiera (que ya lo hace). Lo que la jerarquía católica no quiere entender es que España ya no es lo que era. Esto, que a algunos nos resulta fácil de comprender, resulta insoportable para sectores de la Iglesia que no aceptan los cambios democráticos. De ahí vienen los encontronazos y los conflictos con un Gobierno que tiene que gobernar para toda la sociedad, y no sólo para los católicos.

P. Ya voy entendiendo por qué usted no gobierna la Iglesia católica española. Pero no puedo evitar preguntarle si usted sería capaz de imponer la pobreza evangélica. Qué pasaría si el Papa decidiera vender las propiedades que no tengan un valor artístico, y por qué la jerarquía española acepta subvenciones del Gobierno y luego muerde la mano que le da de comer.

R. Pienso que sólo una Iglesia realmente pobre se puede considerar una Iglesia realmente libre. Pero también es cierto que es muy difícil servir a la gente sin tener medios en el mundo en el que vivimos. Montserrat es un foco de vida espiritual que requiere del trabajo desinteresado de sus más de ochenta monjes. Nosotros no recibimos ni un céntimo de las subvenciones que recibe la Iglesia, pero sí alguna ayuda de otros sectores. Evidentemente, podríamos hacer algún trabajo productivo, pero eso nos obligaría a renunciar a nuestra labor espiritual. Si el Papa tomara esa decisión liberadora, yo lo aceptaría, aunque no sé si eso es lo que quiere el Señor, porque significaría renunciar a la acción evangelizadora tal y como lo hemos hecho durante siglos. En cuanto a la financiación de la Iglesia, pienso que la fórmula vigente es la menos mala, y que si el Gobierno dejara de ayudarla, ésta no podría prestar la ayuda social que ahora hace y que le ahorra al Estado bastante dinero. Pero si tuviera que decidir yo, renunciaría a las subvenciones y optaría por una Iglesia pobre pero libre.

P. Quizá de lo que no quiere, o no puede, liberarse la Iglesia es del recurso a la explicación, mágica, infantil, de la experiencia religiosa. Quizá por eso la gente que hoy vive en libertad y racionalidad le está dando la espalda. ¿Por qué se empecina en esa actitud?

R. Porque no saben hacer otra cosa. Porque es más complicado, más exigente, proponer a la persona de Jesús desde un planteamiento de inteligencia que no repugne la racionalidad, porque se ha prescindido del respeto a la naturaleza superior de la condición humana. Y, bueno, quizá no en todas partes ha sido así, porque la concepción mágica del hecho religioso ha sido más fácil de introducir en Galicia que en Cataluña. Desde mi punto de vista, el concepto mágico prostituye la verdadera naturaleza de la fe, que es una adhesión racional, desde la afectividad y la inteligencia, a una creencia. Muchos problemas que hoy tiene la Iglesia se deben a la crisis del recurso a lo mágico, que hasta ahora apuntalaba unas verdades incontestables. Unas verdades que no sólo son contestadas por parte del hombre moderno, sino que, sencillamente, se desmoronan. No existe un Dios tapaagujeros, ni un Dios que soluciona problemas.

P. Lo cierto es que la jerarquía mantiene una pedagogía ininteligible del Evangelio, no conoce la misericordia, es anacrónica. Pero también es cierto que la Iglesia monástica y contemplativa, como la de usted, mantiene un contumaz silencio sobre esa actitud de esa jerarquía. No sé si lo hacen por prudencia o por miedo.

R. Yo no afirmaría, de forma tan tajante, que la Iglesia carece de misericordia, aunque sí es cierto que hay textos de la Iglesia española que tienen menos misericordia con la condición humana, con el hombre que sufre, que el catecismo de la Iglesia oficial. Me estoy acordando de un documento de la Conferencia Episcopal sobre los teólogos y las actitudes morales que era realmente terrible. Creo que esto es muy grave porque el Evangelio nos obliga a ponernos en el corazón del otro, en las angustias del otro, y, realmente, los obispos españoles, como colectivo, no parece que sean capaces de hacerlo. Quizá ellos teman que si adoptan una actitud de comprensión y tolerancia se relajen las cosas, no sé. Me resulta muy difícil comprenderles, la verdad. Pero lo que más me preocupa es que esas actitudes de intransigencia son las que determinan a la gente a ignorar lo que pueda decir la Iglesia a nivel ético, o el tema de la moral sexual, por ejemplo. La Iglesia se resiste a revisar sus criterios poniéndolos en el contexto de los avances de la ciencia, de la medicina, de la antropología, y yo creo que urge esa reflexión.

P. Pero no me acaba de explicar por qué, a la vista de tantos problemas como tiene la Iglesia, de tantos errores como cometen, ustedes, los que viven refugiados en la vida monástica, callan tanto, no denuncian, no se arriesgan.

R. Puede haber varias explicaciones. Una es que puede haber una cierta opción monástica de estar un poco alejados de estos temas. Otra, que los problemas que tiene la Iglesia son tan complejos que en algunos monasterios les falta gente suficientemente preparada para abordarlos. Y hay otros casos, como el nuestro, que estamos entre el desierto y la plaza del mercado. Cuando me he pronunciado sobre algo y lo que he dicho no ha sido del agrado de la autoridad eclesiástica, me han enviado mensajes muy claros de que yo, como monje, lo que tenía que hacer era limitarme a rezar y callar.

P. Y ¿está usted de acuerdo con esa recomendación?

R. ¡No! ¡Por supuesto que no! ¡Ya lo está comprobando usted! Pero es verdad que a veces, por prudencia, y para no complicar más las cosas, y sabiendo que hay obispos que están intentando cambiar las cosas silenciosamente, procuras dar una palabra sobre la necesidad de seguir el Evangelio sin provocar. Pero también es cierto que mis homilías son muy claras y tienen una notoria divulgación en Cataluña, en una emisora de radio de la Iglesia que...

P. No será la COPE...

R. ¡No! ¡Por Dios! Es Radio Estell. Pero sí quiero reconocerle que tendríamos que ser más valientes y denunciar más claramente situaciones en las que la Iglesia ni transmite ni vive el Evangelio.

P. Pero, con la excepción de hoy, y de su persona, la Iglesia contemplativa calla. Que es tanto como otorgar, como ser cómplice. Y lo malo es que, para la gente, la voz de la Iglesia son ellos: Cañizares, Rouco Varela...

R. ¡No, no! ¡Gracias a Dios hay otras voces en la Iglesia! Por ejemplo, en el tema de la COPE, que yo ya no la escucho, he hecho algunas gestiones en el Vaticano, en la Nunciatura, y firmé un documento que se envió a la Conferencia Episcopal protestando por sus contenidos. Creo que es lamentable que los obispos no tengan el coraje de poner freno a la estrategia de envenenamiento de la sociedad que llevan a cabo los más destacados colaboradores de la emisora. Así lo dije y lo sigo diciendo, y me parece muy triste que no haya una mayoría de obispos que tengan el valor de poner fin a una situación que contradice y repugna abiertamente los valores del Evangelio y también los de la convivencia democrática. Me atrevo a decir que los obispos mantienen la COPE en esos niveles de beligerancia porque les interesa mantener, también, lo que ellos pueden considerar una situación de equilibrio con... con la SER, aunque pienso que la SER no es tan radical como la COPE... En definitiva, la Conferencia Episcopal mantiene la COPE como está por una estrategia política y no eclesial.

P. No parece que sea ésa la actitud de la jerarquía católica española en temas tan polémicos como el "avance galopante" de los nacionalismos, que les ha llevado a cerrar filas con el PP ante el sedicente peligro de que España se rompa. Supongo que desde Montserrat, que es el referente espiritual y religioso del nacionalismo confesional, se ven las cosas de muy distinta manera.

R. No tengo esa visión catastrófica de la realidad. Pero quisiera precisar que Montserrat, por su trayectoria, al menos durante el siglo XX, ha sido un lugar de acogida de todos y de todas las mentalidades nacionalistas y no nacionalistas. Es verdad que Montserrat ha pasado por ser, en el imaginario popular, un referente del nacionalismo, pero la realidad es mucho más amplia porque aquí han nacido muchas formaciones políticas de muchas tendencias, y porque aquí se han defendido los valores democráticos de forma comprometida y abierta. Equiparar Montserrat a nacionalismo es una visión reduccionista. Como todo monasterio benedictino, Montserrat está muy enraizado en la cultura catalana y su lengua, pero no en contraposición o en confrontación con otras cosas. En cualquier caso, quiero decir, rotundamente, que ese temor a la desunión de España por parte de un amplio sector de la jerarquía católica, esa ofensiva contra lo catalán que también se hace desde el ámbito de la derecha política, no corresponde a la realidad ni a lo que siente la inmensa mayoría del pueblo catalán. Tampoco se puede justificar la posición de la jerarquía católica en el Estatut, que no es en absoluto rupturista. Pero sí es cierto que esa actitud y ese mensaje de que España se rompe han hecho mucho daño a la convivencia en el interior del Estado español.

P. Lo cierto es que hemos visto una sintonía total entre las tesis del PP y la actitud de la jerarquía. ¿Por qué? ¿Qué razones les llevan a esa complicidad tan explícita?

R. Creo que la jerarquía católica tiene la convicción de que hay que defender lo que ellos llaman la unidad de España, que, según ellos, los nacionalistas quieren romper. Ellos mantienen que la unidad de España, según ellos la entienden, claro, es un bien moral, lo cual es absolutamente falso y no tiene base teológica. Pero lo más importante es que, desde mi punto de vista, la Iglesia no debe quedar identificada con ningún partido concreto, en este caso con el PP como lo está haciendo. Lamentablemente, la mayoría de obispos creen que los nacionalismos ponen en peligro la unidad de España, y eso no es así. Una cosa es la unidad de fe, y otra muy diferente, el tema de la organización política de una sociedad, de un Estado que puede tomar mil formas.

P. Pues me imagino cómo ha debido de sentirse al oír a monseñor Cañizares que las autonomías y la autodeterminación van en contra del cristianismo porque el cristianismo es unidad.

R. Las afirmaciones de monseñor Cañizares me han dejado estupefacto.Además de no tener la más mínima apoyatura teológica, contradicen la propia identidad de Cataluña, de su historia. Es cierto que el cristianismo es unidad, pero unidad de fe, unidad en la solidaridad, como lo es la unidad con la Iglesia de Europa. ¡Pero no hace falta que sea una unidad política, porque entonces tendríamos que hacer con todos los católicos del mundo un solo Estado!

P. ¿Hasta qué punto piensa usted que habría sido contraproducente que la Conferencia Episcopal hubiera aprobado aquel documento "nonato" en el que apostaba claramente por la defensa de la unidad de España en contraposición a los procesos autonómicos?

R. Se lo diré sin rodeos: habría sido problemático y dañino que la Iglesia hubiera aprobado ese documento. Por eso, desde Montserrat, valoro muy positivamente la actuación de algunos obispos que impidieron que se aprobara ese texto que nos hubiera llevado a una polémica. Y ya tenemos bastantes polémicas en el interior de la Iglesia.

María Antonia Iglesias
EL PAÍS, DOMINGO - 27-08-2006